Alemania en peligro existencial: ¡Tenemos que cambiar de rumbo!
por Helga Zepp-LaRouche
(Este artículo se publicó originalmente en alemán, en el No. 45 del periódico Neue Solidarität del 10 de noviembre de 2022 solidaritaet. com/neuesol/2022/ 45/index.php).
Alemania se encuentra en grave peligro en dos aspectos: Ahora mismo, estamos a punto de perder todo lo que construimos en la economía durante décadas, desde la Segunda Guerra Mundial, y enfrentamos el grave peligro de convertimos en el teatro de guerra en una guerra nuclear global. Lejos de tener un gobierno que se tome en serio el juramento de su cargo de proteger al pueblo alemán de todo peligro, la coalición gobernante incluye al menos dos ministros que apoyan activamente estas políticas, que claramente se oponen diametralmente a los intereses fundamentales de nuestro país.
En las próximas semanas y meses, millones de personas en Alemania se ven amenazadas por la pobreza y cientos de miles de empresas se enfrentarán a la quiebra. La culpa de todo esto no la tiene Vladimir Putin, en contra de lo que nos quiere hacer creer el bombardeo de los medios noticiosos, sino el hecho de que Alemania puede convertirse en el país que sufra los mayores daños colaterales de un enfrentamiento geopolítico entre Estados Unidos y el Reino Unido por un lado, y Rusia y China por otro. Ucrania en todo esto no es más que un peón, que puede ser sacrificado.
En realidad, China ha logrado un crecimiento económico sin precedentes en los últimos 40 años, con el resultado de haber liberado de la pobreza a 850 millones de chinos –eso es 10 veces las personas que viven ahora en Alemania– y con la aparición de una clase media acomodada de unos 400 millones, una cifra que llegará pronto a los 600 millones, y que, por tanto, será dos veces más grande que toda la población estadounidense. El ascenso de China fue una inspiración para toda Asia, y para todos los 150 países en desarrollo que están cooperando con China en la Iniciativa de la Ruta de la Seda; no porque China tenga ambiciones imperiales, sino porque, por primera vez, estos países han tenido la opción de romper con el legado del colonialismo, la pobreza y el subdesarrollo.
Por el contrario, “Occidente” no aprovechó la crisis sistémica de 2008 para eliminar la causa subyacente de esta(la economía de casino) sino que activó la máquina de imprimir, y desde entonces ha inyectado al sistema varios billones de dólares con la mentada “Emisión Cuantitativa”, la cual, junto con otros factores como el efecto bumerán de las sanciones contra Rusia, ha ocasionado la hiperinflación.
En otras palabras, el sistema neoliberal está irremediablemente en bancarrota, y es por eso, precisamente, que el sistema de China, que se basa en el crecimiento económica real y en la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR), se considera un “rival sistémico”.
La prosperidad de Alemania durante las últimas décadas se ha basado en un grado significativo en la energía barata de Rusia, y en un mercado de exportación en crecimiento en China. Si a la ruptura de relaciones con Rusia le siguiera el desacoplamiento de China, como promueven Estados Unidos, el Reino Unido y sus seguidores en Alemania, eso equivaldría a la desindustrialización del país.
Más aún, aunque ahora no se permite decirlo, bajo pena de cárcel, que la historia no empezó el 24 de febrero, no es Putin quien amenaza con desplegar armas nucleares. Putin y el gobierno ruso se han limitado a confirmar la doctrina nuclear oficial de Rusia, que prevé el uso de armas nucleares en caso de que la existencia territorial de Rusia se vea amenazada.
Por el contrario, de acuerdo con la Asociación de Control de Armas de Estados Unidos, es el gobierno de Biden el que no ha cumplido la promesa de Biden de 2020, para dejar en claro que el único propósito de las armas nucleares es disuadir un ataque nuclear contra Estados Unidos o a sus aliados. En cambio, se reafirmó la versión de la doctrina nuclear del gobierno de Obama, que deja abierta la cuestión de si las armas nucleares pueden utilizarse no solo en respuesta a un ataque nuclear, sino también en respuesta a amenazas no nucleares.
Como consecuencia de esta ambigüedad, han proliferado los comentarios a la ligera sobre la utilización de armas nucleares, como lo hizo el senador estadounidense Wicker de Mississippi, o en un artículo del 27 de septiembre en la revista del Consejo de Relaciones Exteriores, Foreign Affairs. Con el título de “Could America Win a New World War? What It Would Take To Defeat China and Russia” (¿Podría Estados Unidos ganar una nueva Guerra Mundial? Lo que se necesita para vencer a China y a Rusia), el artículo argumenta a favor de un rearme total para capacitar a Estados Unidos para hacer la guerra simultáneamente en Europa y en el Pacífico (foreignaffairs.com/united-states/could-america-win-new-world-war).
Ese mismo día, el gobierno de Biden publicó la Estrategia de Defensa Nacional que, por primera vez, incluye la Evaluación de la Postura Nuclear (NPR, por sus siglas en inglés) y la Revisión de la Defensa de Misiles. Esta doctrina representa un cambio significativo en la política estadounidense sobre el primer uso de armas nucleares, y deja abierta, deliberadamente, la pregunta sobre cuándo utilizaría Estados Unidos armas nucleares de manera preventiva, incluso en respuesta a una amenaza no nuclear. Eso reduce significativamente el umbral para la guerra nuclear, de acuerdo al experto en desarme nuclear Scott Ritter.
Un ejemplo típico de la imparable manipulación de los medios: El día después de la visita de Scholz a Pekín, el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung publicó una portada con el titular de “Xi se opone al empleo de las armas nucleares” (como si esto fuera una noticia que mereciera publicarse) y luego en letra más pequeña: “Scholz en Pekín: Ejercer influencia sobre Rusia,” dando la impresión de que la declaración de XI fue dirigida contra Rusia con la instigación de Scholz.
El hecho es que Rusia no tiene una doctrina para la utilización preventiva de armas nucleares, ciertamente Xi no ve a Rusia como una amenaza, y Scholz rechazó enviar armamento pesado a Ucrania, incluso antes del famoso “punto de inflexión” [como él había designado a la operación especial de Ucrania del 24 de febrero], porque temió correctamente una escalada hacia una Tercera Guerra Mundial. Pero prácticamente todas las noticias de los medios de comunicación han ofrecido ese "giro".
Además, queda la interrogante de quién saboteó los gasoductos Nord Stream. Recuerden que durante la visita de Scholz a Washington en febrero, Biden declaró enfáticamente que Estados Unidos tenía formas y medios de poner fin a esos gasoductos, un mantra repetido hasta la saciedad por Victoria Nuland y varios senadores estadounidenses.
Ahora, el director del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolai Patrushev, ha señalado a los británicos como los autores de este acto de sabotaje, y dijo que se habían presentado las pruebas pertinentes al Consejo de Seguridad de la ONU. La embajadora británica en Moscú, Deborah Bronnert, fue también convocada para el mismo propósito.
Igualmente, el gobierno ruso emitió una declaración en la que señala el papel de las fuerzas armadas británicas, con detalles exactos sobre momentos y lugres del entrenamiento de tropas navales ucranianas para el ataque con drones contra la flota rusa del Mar Negro en Sebastopol, y subraya que tales acciones británicas significan una escalada que llevará a consecuencias peligrosas e impredecibles.
Así que, ¿dónde está el clamor en nuestros medios con su “narrativa obediente”? ¿Dónde están las demandas de nuestros políticos para una clarificación completa mientras que nuestros “aliados” británicos son responsables, si las personas socialmente vulnerables en Alemania se congelan y pasan hambre este otoño e invierno, si se destruye la economía alemana y llegamos pronto al punto de no retorno en el peligro de guerra?
En vez de eso, estamos a merced de un gobierno en el que, al menos dos ministros, así como el Secretario de Estado de EU, Tony Blinken, consideran esta situación como una oportunidad bienvenida para imponer el Gas Natural Licuado estadounidense en Alemania, que es cuatro veces más caro y que arruinará a los consumidores y a las empresas. Pero los Verdes siempre han querido forzar a la gente a reducir el consumo por medio del aumento en los precios de la energía.
La confrontación estratégica actual no se trata de una confrontación de “democracias” contra “autocracias”. Se trata del empeño de Estados Unidos y del Reino Unido de afirmar su derecho a ser la única potencia mundial. Con este fin, han lanzado una confrontación contra Rusia y China, en la que Alemania y toda Europa están en el peligro más grave de ser pulverizadas.
El verdadero conflicto está entre las fuerzas en el mundo que intentan mantener el concepto agotado de un orden mundial unipolar, imperial y colonialista, y la absoluta mayoría de las naciones de este mundo que están decididas a superar el colonialismo para siempre, dejar atrás la pobreza y el subdesarrollo. Estos países se hallan en el proceso de construir un sistema económico completamente nuevo con los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), la Organización para la Cooperación de Shanghái, la Unión Económica Euroasiática y otras organizaciones del Sur Global, que permitirá la supervivencia y mejores condiciones de vida para la población.
Es del interés más fundamental de Alemania poner fin a su suicidio económico como vasallo de un sistema que no tiene escrúpulos en destruir nuestros gasoductos. Deberíamos, más bien, orientarnos hacia una cooperación productiva con las naciones del Sur Global, jugando un papel positivo en su desarrollo, y por tanto asegurar un futuro para Alemania. Ya es hora de recordar que, en 1990, también ganamos nuestra soberanía con una reunificación pacífica.
No estamos experimentando un “punto de inflexión”, en el que el militarismo triunfa nuevamente en Alemania, sino un cambio de era a nivel mundial, en el que los países en desarrollo retoman la tradición del Movimiento de Países no Alineados y crean un orden mundial económico justo junto con Rusia y China. Ahí está el futuro de Alemania.
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