No pensar en una guerra nuclear prácticamente la garantiza
4 de octubre de 2024 (EIRNS) — El jefe del Estado Mayor de las fuerzas armadas iraníes, el general de división Mohammad Hossein Bagheri, explicó ayer a todo el que quisiera oírlo en qué consistió su ataque del martes 1º de octubre contra Israel: “Tras el asesinato del mártir Haniyeh, Irán atravesó un duro periodo de autocontrol en medio de las reiteradas peticiones de estadounidenses y europeos, que nos pedían que ejerciéramos el autocontrol para que ellos establecieran un cese al fuego en la Franja de Gaza”. Sin embargo, las constantes provocaciones de Israel socavaron el proceso, y el asesinato del jefe de Hezbolá, Hasán Nasralá, fue la gota que colmó el vaso. Por ello, Bagheri explicó que Teherán adoptó una medida mesurada: Irán atacó el “centro para el terrorismo”, la agencia de espionaje Mossad; la base aérea de Nevatim, que alberga los F-35 de Israel; y la base de Hatzerim, que había habilitado el asesinato de Nasralá. Además, el ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, en las horas posteriores en que Irán lanzó los misiles el 1º de octubre, explicó claramente a los ministros de Asuntos Exteriores europeos que Irán había enviado su mensaje, una respuesta legítima, y que habíamos terminado, a menos que Israel “planee represalias”.
El Presidente de Estados Unidos, Joe Biden, puede estar tan exasperado como quiera por su incapacidad para acorralar al Primer ministro israelí Netanyahu en un cese el fuego, pero Bibi y su banda de racistas de “Eretz Yisrael” (Gran Israel) nunca planearon concluir un acuerdo de paz ni, para el caso, recuperar a los rehenes. Planeaban oprimir a sus vecinos y apoderarse de sus tierras. El patrón era claro: provocar, provocar y provocar hasta que el objetivo no pueda soportarlo más. Se produce la inevitable explosión de violencia. Y seguir con lo mismo.
El método del matón funciona cuando se aplica contra personas relativamente desarmadas. Los vecinos de Israel son intimidados y luego tienen que elegir entre sufrir las “hondas y flechas”, con la esperanza de que el intimidador se canse, o contraatacar y ser golpeados con una potencia de fuego enorme. Y lo que queda de su población tiene que aguantar y seguir. Es horrible verlo, pero mucho más infernal vivirlo.
Londres y Washington no pueden fingir inocencia ante este método. Hay diferencias, pero desde la caída del Muro de Berlín, un juego similar de provocar a Rusia, acercando cada vez más a la OTAN hacia el Este, rompiendo promesas y acuerdos, hasta que el objetivo se resquebraja. La diferencia es que Rusia tiene armas termonucleares, así que no hay “seguir con lo mismo”. Es un espectáculo implacable, hasta que deja de serlo.
Ayer le preguntaron al Presidente Joe Biden si Israel debería tomar represalias atacando las instalaciones nucleares de Irán. Él está en contra de eso, por lo que sus esfuerzos son para que Israel elija objetivos un nivel por debajo de eso: atacar campos petrolíferos y refinerías, o instalaciones militares. Se trata de un hombre que evidentemente nunca aprendió a jugar al ajedrez, o quizás a las damas, más de una jugada a la vez. Estados Unidos ha “jugado” con Irán mientras decenas de miles de mujeres y niños palestinos eran masacrados y, para Irán, ese juego mortal ha terminado. Irán acaba de enviar a Washington el mensaje de que los días de su “autocontención unilateral” han terminado. Que la próxima represalia israelí, incluso si no llega al nivel de golpear las instalaciones nucleares de Irán, simplemente significa que Irán contraatacará y que la respuesta de Israel serán las instalaciones nucleares, y una guerra generalizada con la participación directa de Estados Unidos.
A medida que Israel pasa de Gaza a Irán, el detonante de la implicación directa de Estados Unidos es inminente. Israel pretende que Irán llevó a cabo el clásico ataque “no provocado” y toma represalias, desencadenando la anunciada represalia de Irán; y ahora Israel golpea las instalaciones nucleares de Irán. Sin embargo, incluso esta escalada planeada, puede ser que no se desarrolle según lo previsto. Durante la noche, los dos mundos, la guerra regional y la intercontinental, chocaron en cierto modo, ya que Israel llevó a cabo ataques aéreos en Siria, muy cerca de la base aérea rusa de Latakia. El enfrentamiento termonuclear ya está aquí, solo está en cuestión cuál es el detonante en particular.
En una conferencia histórica realizada ayer en Lima, Perú, coauspiciada por la embajada de Rusia en Perú, la Universidad de San Marcos y el Instituto Schiller-Perú, la fundadora del Instituto Schiller Helga Zepp-LaRouche se dirigió a los embajadores en Perú de las naciones BRICS de Rusia, Brasil, China, Egipto e India, con la participación a distancia del embajador de Sudáfrica en Chile. Comenzó:
“La tensión en los asuntos mundiales nunca ha sido más fuerte en la historia de la humanidad. Por un lado, el genocidio que está ocurriendo ante los ojos de la opinión pública mundial y la aterradora amenaza de la posible extinción de la humanidad en una guerra nuclear global; y por otro, la perspectiva concreta para la creación de un nuevo sistema económico, donde la aspiración de las naciones del Sur Global al desarrollo, la prosperidad y una vida plena para todos sus ciudadanos está a punto de hacerse realidad. Esta tensión caracteriza el final de la época del colonialismo, que comenzó hace unos 500 años, y que ahora está a punto de terminar de un modo u otro”.
Los que tengan oídos, no se hagan los sordos.
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