La diplomacia de la economía física de LaRouche puede derrotar al Partido de la Guerra
7 de octubre de 2024 (EIRNS) —Para cuando leas esto, el 7 de octubre, es muy posible que Israel haya llevado a cabo un ataque contra la nación de Irán, “en represalia” por el ataque de Irán la semana pasada contra instalaciones militares israelíes. ¿Qué armas utilizarán y con qué propósito? Ya sea hoy o más tarde, la guerra es la intención.
Sin embargo, por siniestra que sea la situación en el sudoeste asiático, consideremos Ucrania, donde algunos funcionarios parlamentarios están instando a que Ucrania ataque a Bielorrusia. El ex Presidente de Rusia, Dmitri Medvédev, ya ha respondido. “Pues bien, Alexander Grigorievich [Lukashenko, Presidente de Bielorrusia] tendrá plenos motivos para pedir a Rusia que utilice las armas nucleares tácticas desplegadas en Bielorrusia”.
El 6 de octubre, el mundo es muy, muy diferente de lo que parece. Un ejemplo: Para entender la dinámica real, no discutida, en la raíz de la guerra de tres frentes en Ucrania, el sudoeste de Asia y el Pacífico, una guerra que la “OTAN Global” está librando contra el mundo, tengan en cuenta la breve declaración pública que hizo Vladimir Putin, para abrir una reunión del Consejo de Seguridad de Rusia el 4 de octubre: “Hoy, sugiero que discutamos medidas para establecer un sistema internacional de pagos. Todos somos conscientes de que se trata de una tarea seria en el entorno actual y uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos. En general, esta labor avanza a buen ritmo, pero es importante abordar con prontitud cualquier problema y planificar los pasos necesarios para superar las dificultades que se nos están creando fuera de nuestras fronteras”.
¿Un sistema internacional de pagos, como tema principal en una reunión del Consejo de Seguridad ruso? ¿No Ucrania? ¿No el presupuesto de defensa ruso? ¿No las elecciones estadounidenses? ¿No el sudoeste de Asia? ¿Ninguna de las cosas, en otras palabras, de las que a la gente del mundo transatlántico se le ha hecho creer que hablaría Putin, “el criminal de guerra”? Quizás el mundo transatlántico y sus agencias de inteligencia han perdido el control de la realidad. ¿Se debe esto a la opacidad geopolítica de sus axiomas analíticos de la era posterior a la Guerra Fría? De hecho, el Consejo de Seguridad de la Rusia de Putin está debatiendo lo que saben que es el verdadero casus belli para el mundo transatlántico: el inevitable colapso público y “oficial” de su ya colapsada de facto estructura de deuda de 2 mil billones de dólares.
Para los perplejos formuladores de la política, su dilema analítico parecería caer en el dominio de lo que Lyndon LaRouche, fundador en 1974 de Executive Intelligence Review, denominó una vez “lo inconmensurable”. Algo que no sabías que existía, o que deberías haber sabido, pero que no habías considerado que pudiera existir, trastorna, por su existencia “imposible”, todo tu marco de comprensión de cualquier cosa. ¿Qué pasaría, por ejemplo, si, observando el mundo actual, uno llegara a la conclusión de que hay dos ideas completamente diferentes de economía física, y por tanto de supervivencia humana duradera, que están ahora ante el mundo, y que no son “capitalismo contra comunismo”, “el Partido Comunista Chino contra el mundo”, “las autocracias contra las democracias” o cualquier otro tonto juego binario de deportes por parejas?
Una intención mundial, cualquiera que sea su forma de gobierno nacional, pretende apuntalar una deuda impagable y extraer diversos recursos de países militarmente relativamente más débiles despoblándolos, bajo el pretexto del “Estado de derecho”. La otra intención mundial, sea cual sea su forma de gobierno nacional, está comprometida con una política de cooperación y desarrollo económico en la que todos ganan entre Estados nacionales soberanos e independientes, cada uno de los cuales se encuentra en diferentes niveles y ritmos de desarrollo económico y político. Tanto Ucrania como Israel se alinean con la primera postura. Las naciones del BRICS, a las que se han unido decenas de naciones del Sur Global, están alineadas con la segunda. El primer sistema, el oligárquico o “británico”, está dirigido por la City de Londres y su socio Wall Street. El segundo, mejor representado ahora mismo en la combinación BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica), en realidad se conoció una vez como el “Sistema Americano de economía”, pero no puede llamarse así ahora, ya que la casta política dominante en Estados Unidos no sólo lo ha traicionado y rechazado, sino que hace campaña contra él, haciendo campaña contra el BRICS (como en el caso de Argentina, y en otro sentido Irán). Este es el sistema estadounidense de Alexander Hamilton y Friedrich List, no el “sistema anglo-estadounidense” de Mike Bloomberg; el sistema del Ferrocarril Transcontinental de Lincoln, no del “Build Back Better” de Biden.
La realización de los principios anticoloniales del sistema de economía física de Hamilton fue alcanzada y superada en la obra económica del estadista y economista estadounidense Lyndon LaRouche. En 1976, cuando LaRouche se presentó como candidato presidencial del Partido Laboral de Estados Unidos, hizo campaña por la Presidencia al nivel que el mundo debería esperar y exigir de un candidato presidencial estadounidense. Desde su salida de la escena presidencial en 2004, hace veinte años, el poder de la Presidencia, en lo que se refiere a las elecciones y al bienestar general de la ciudadanía estadounidense, ha decaído lamentablemente. Para revivir el verdadero sistema Presidencial estadounidense, equipado con una alternativa económica mundial, debemos referirnos al Sistema Americano como la Economía Física de Lyndon LaRouche,
LaRouche utilizó sus avanzados conceptos de la economía física, en particular sus ideas de “densidad de población relativa potencial” y “mayor densidad de flujo energético” en el lugar de trabajo (por ejemplo, máquinas-herramienta láser que revolucionarían la producción en la línea de ensamblaje) para proponer políticas económicas para la reconstrucción y el desarrollo mundial. Esta era el Estados Unidos que el mundo anhelaba ver, pero era contrario a los planes de Henry Kissinger, Zbigniew Brzezinski y George Herbert Walker Bush, que odiaban a LaRouche.
Por ese redescubrimiento y renacimiento del “Sistema Americano” de los años 70, expresado en la obra de LaRouche; de la de su asociado, W. Allen Salisbury, autor del libro The Civil War and the American System (La Guerra Civil y el Sistema Americano); y en las aplicaciones láser de procesos densos en energía propuestas por LaRouche, tanto para reestructurar el lugar de trabajo estadounidense, como para resolver el problema de una defensa global de seguridad nacional contra las armas nucleares, LaRouche fue señalado para recibir un “trato especial”. En 2004, LaRouche reveló que:
“El 6 de octubre de 1986, un ejército prácticamente de más de cuatrocientos efectivos armados descendió sobre la ciudad de Leesburg, Virginia, para allanar las oficinas de EIR y sus asociados, y también se desplegó para otra misión más oscura. El sitio en el que yo residía en aquel momento fue rodeado por una fuerza armada, mientras aviones, vehículos blindados y otros efectivos esperaban la orden de entrar a tiros. Afortunadamente, la matanza no se produjo, porque alguien con más autoridad que el jefe de la División Penal del Departamento de Justicia, William Weld, ordenó que se suspendiera el ataque contra mí. Las fuerzas preparadas para atacarme a mí, a mi esposa y a varios de mis asociados fueron retiradas por la mañana”.
Ese intento de asesinato de LaRouche, hace 38 años, es el punto de vista adecuado desde el que realmente entender la actual política criminal de asesinato del gobierno. La declaración de Julian Assange en Estrasburgo, Francia, la semana pasada, relata que “Ahora es un asunto de dominio público, que bajo la dirección explícita de (el ex director de la CIA Mike) Pompeo, la CIA elaboró planes para secuestrarme y asesinarme dentro de la embajada ecuatoriana en Londres y autorizar ir tras mis colegas europeos sometiéndonos a robos, ataques de hackers, y la siembra de información falsa”. Este es el mismo Pompeo (entonces Secretario de Estado) que dijo a un grupo de estudiantes de la Universidad A&M de Texas, el 15 de abril de 2019: “¿Cuál es el lema de los cadetes en West Point? 'No mentirás, engañarás ni robarás, ni tolerarás a quienes lo hagan'? Yo fui director de la CIA. Mentimos, engañamos, robamos...”.
Así pues, el asesinato, aunque supuestamente prohibido por parte de Estados Unidos por varias leyes de los años 70 y 80, es cada vez más el método de “gobierno” empleado, incluso preferido, en el que quiere confiar la anglosfera: el gobierno por asesinato. Recuerden el título del 30 de julio de 2024 de un artículo de Foreign Policy: “Would the U.S. Consider Assassinating Putin?”(¿Consideraría Estados Unidos asesinar a Putin?). Recuerden los dos intentos fallidos de asesinato en dos meses contra el ex Presidente Donald Trump, quien regresó a la escena del crimen evitado en un mitin al que asistieron decenas de miles de personas en Butler, Pensilvania, el sábado 5 de octubre?
Un “Estados Unidos de los Asesinatos” usurpó la Presidencia estadounidense el 22 de noviembre de 1963, con el asesinato, y el encubrimiento del asesinato, del Presidente de Estados Unidos, John. F. Kennedy. Siguieron una serie de asesinatos, entre ellos los de Malcolm X, Martin Luther King y el candidato presidencial Robert Kennedy. Justo después, el FBI y otras agencias empezaron a asesinar a ciudadanos estadounidenses, como en el asesinato el 4 de diciembre de 1969 del líder de los Panteras Negras Fred Hampton, de 21 años, en Chicago. Y aunque las investigaciones del comité del senador Frank Church sobre la CIA condujeron a la emisión de una serie de Órdenes Ejecutivas (EO 11905 en el año 1976; EO 12036 en 1978; y EO12333 en 1983) que especificaban que “cualquier persona empleada por el gobierno de Estados Unidos” tenía prohibido participar en asesinatos o ayudar de cualquier otra forma a cometerlos, el asesinato de opositores políticos sigue adelante, como casi ocurrió en el caso de Lyndon y Helga Zepp-LaRouche en 1986, y casi le ocurrió a Donald Trump en Butler, Pensilvania, en julio, y un poco más tarde, el 15 de septiembre siguiente, en West Palm Beach, Florida. Los asesinatos que ha perpetrado Netanyahu han sido apoyados, y por tanto alentados, tanto por los candidatos republicanos como por los demócratas.Que esos asesinatos de dirigentes de Hamás en Gaza conllevan “daños colaterales” de miles de mujeres y niños, es, como observó el Dr. Mark Perlmutter, una mentira. Los miembros de Hamás son daños colaterales en la destrucción sistemática de hospitales, escuelas y mezquitas en Gaza, ahora en Líbano y pronto en Irán.
La discusión en el Consejo de Seguridad de Rusia, sin embargo, subraya por qué los Diez Principios para una Nueva Arquitectura Internacional de Seguridad y Desarrollo de Helga Zepp-LaRouche deben convertirse en la mínima plataforma moral desde la que se podría lograr el desmantelamiento del Buró Internacional de Asesinatos del “Hombre Bestia” (incluidas sus asesinas guerras económicas maltusianas de reducción de la población). El desarrollo económico mundial es una realidad. En el campo de batalla del sudoeste asiático, el Plan Oasis de LaRouche, por poco práctico que parezca en este momento, debe seguir siendo el terreno más elevado desde el que luchemos, y hacer que el mundo nos siga. Contra la guerra, debemos insistir en que la única solución es la paz mediante el desarrollo económico, no el asesinato.
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