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Mientras Florida desmantela el control de inundaciones, los huracanes Helene y Milton devastan el sureste de EE.UU.

16 de octubre de 2024 (EIRNS) — El huracán Milton, que tocó tierra en la costa del Golfo de Florida como tormenta de categoría 3, dejó una estela de destrucción en todo el estado, con casas destrozadas, carreteras bloqueadas y edificios derribados. Tras tocar tierra cerca de Siesta Key el 9 de octubre, arrasó San Petersburgo, la bahía de Tampa y Orlando antes de salir al Atlántico el 10 de octubre, todavía con categoría 1. Milton se cobró 24 vidas, mientras que el huracán Helene, que tocó tierra como categoría 4, justo al este del Panhandle el 26 de septiembre, había matado a más de 20 floridanos. Sin embargo, los medios noticiosos prefieren atribuir estas catástrofes únicamente al “calentamiento global”, pasando por alto el problema crítico de la decadente infraestructura de Florida. 

Florida, una península costera, requiere fuertes defensas contra las tormentas, incluidos diques, malecones y sistemas de control de las inundaciones costeras. El informe de 2021 de la Sociedad Americana de Ingenieros Civiles (ASCE, por sus siglas en inglés) calificó la infraestructura costera de Florida con una C-, y señaló que el 62% de su litoral arenoso muestra erosión, con más de la mitad considerada “críticamente erosionada”. Para solucionarlo harían falta $6.500 millones de dólares, pero en el momento de redactar el informe sólo se habían asignado $50 millones. La ASCE también calificó las 996 presas del estado (incluidas 98 presas de alto riesgo) con una nota de D-; advirtió de las vulnerabilidades estructurales, sobre todo ante condiciones meteorológicas extremadamente adversas. 

Pero por encima de todo esto, y reflejando el rasgo característico de la política de Estados Unidos y del estado de Florida en materia de infraestructura, está lo que está ocurriendo en los Everglades de Florida, en los que se está destrozando la infraestructura para volver a convertir al estado en un primitivo pantano de la era del Pleistoceno, deshaciendo la civilización. Los Everglades son un gran humedal y pantano tropical del sur de Florida que antaño abarcaba 10.000 km2, ocupando un tercio de la península de Florida. Este vasto humedal era propenso a las inundaciones estacionales. 

Cuando el hombre se asentó en Florida, vio las posibilidades de domar los Everglades. En 1971 se construyó el canal C-38, para sustituir un tramo serpenteante de 90 millas de río por un canal de 52 millas. Sustituyó aproximadamente 45.000 acres (180 km2) con estanques de retención, presas y vegetación. Se construyeron otras estructuras de utilidad similar. 

Pero el movimiento ecofascista verde alega que estos proyectos alteran el medio ambiente y representan la destrucción de la naturaleza por el hombre. En 1994, el gobernador de Florida Lawton Chiles presentó la Ley Everglades Forever, que decía que “los Everglades deben restaurarse tanto en calidad como en cantidad de agua y deben conservarse y protegerse de forma integral y a largo plazo”. Desde entonces, el esfuerzo se ha centrado en derribar la infraestructura, aumentando la posibilidad de inundaciones. Los proyectos para “restaurar” los Everglades han eliminado varios canales y otra infraestructura de gestión del agua. 

El Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos, inspirado en la Ecole Polytechnique francesa y tradicionalmente a la vanguardia de la infraestructura nacional en los siglos 19 y 20, dirige ahora sus esfuerzos hacia proyectos de “restauración ecológica” en los Everglades. Este cambio de misión, en especial tras la crecida del río Misisipí en 1993, refleja un alejamiento más amplio del control preventivo de las inundaciones. Una división del Cuerpo dirige un Proyecto de Restauración del Ecosistema cuyo objetivo incluye la “ecomejora” de los Everglades. 

El resultado de este cambio de enfoque es la reducción de los fondos destinados a la infraestructura esencial para mitigar catástrofes como los huracanes Helene y Milton, dejando a Florida cada vez más vulnerable. La política ecologista mata.

 

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