Go to home page

Brasil y China negocian los términos para un gran salto en la cooperación económica, la Franja y la Ruta

21 de octubre de 2024 (EIRNS) — Una delegación brasileña de alto nivel pasó la semana pasada en Pekín, concretando los detalles de los acuerdos económicos que se anunciarán y firmarán durante la visita de Estado del Presidente Xi Jinping a Brasil el 20 de noviembre. El punto más importante de la agenda era si Brasil se uniría a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR). Las relaciones bilaterales avanzarán en cualquier caso, pero la decisión de Brasil de unirse a la IFR puede abrir la puerta a los gigantescos proyectos de infraestructura continental que los países sudamericanos llevan más de 150 años buscando, empezando por un ferrocarril transcontinental que conecte la costa atlántica de Brasil con el puerto peruano de aguas profundas de Chancay, en el Pacífico, que está a punto de concluirse. 

El Jefe de Gabinete del Presidente Lula da Silva, Rui Costa, y el Asesor de Política Exterior, Celso Amorim, encabezaron la delegación brasileña. También estaba Gabriel Galípolo, actual director de política monetaria del Banco Central, a quien Lula ha nombrado próximo presidente del banco a partir del próximo enero. La presidente del Nuevo Banco de Desarrollo, Dilma Rousseff, también ex Presidente de Brasil, viajó desde su sede en Shanghái para unirse a la delegación en Pekín, según informes de prensa. Durante las semanas previas, un grupo de trabajo interministerial había estado analizando qué propuestas llevaría Brasil a esas negociaciones, incluidos los pros y los contras de la entrada de Brasil en la IFR. 

Hasta ahora, el gobierno de Lula ha sostenido que el propio programa de infraestructuras de Brasil (conocido como el PAC) y el IFR funcionan bien en paralelo, por lo que no hay razón para unirse formalmente, una distinción que todo el mundo es consciente de que refleja presiones internas e internacionales. 

Las presiones internas en Brasil incluyen la exigencia de sus industrias siderúrgica y automotriz (en particular) de que se las proteja. Los funcionarios han manifestado abiertamente que Brasil no se conforma con exportar principalmente materias primas a China (soya, mineral de hierro, etc.), e insisten en que sus propios productos industriales de alta tecnología tienen que obtener un mayor acceso al mercado chino (se ha citado, por ejemplo, la exportación de aviones Embraer para la industria de defensa china). Los funcionarios quieren ver una mayor inversión china en la industria brasileña, dejando claro que eso no significa más plantas maquiladoras (de ensamblaje), sino en nuevas capacidades tecnológicas. Aunque se dice que las propuestas se centran en la creación de una “movilidad verde” y de industrias de paneles solares; también se dice que la inversión en una red ferroviaria brasileña de alta velocidad está en la agenda de Brasil. 

China y Brasil son perfectamente capaces de resolver problemas internos conflictivos en beneficio mutuo, aunque haya que negociar duro. La oposición histérica de Estados Unidos es un obstáculo más desagradable, que va desde las amenazas de represalias diplomáticas y económicas hasta la agitación de la oposición interna contra su adhesión. Típico de este tipo de operaciones sucias fue el ridículo cable de CNN Brasil del 18 de octubre, cuando estaba culminando la visita de la delegación. CNN sugirió que había una “agenda secreta” detrás de la visita de la delegación. ¿Por qué? Porque China quiere que Brasil se una al IFR al mismo tiempo que “está estructurando, junto con Rusia e Irán, un bloque para enfrentarse a Estados Unidos. El gobierno brasileño ve con beneplácito estas ideas”, ¡una mentira colosal de principio a fin!

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

Volver    Volver al inicio

clearclearclear