El general (ret.) italiano Fabio Mini expone la estrategia británica de “posguerra” para Ucrania
29 de octubre de 2024 (EIRNS) — El general italiano (ret.) Fabio Mini calificó de “sorprendente” en un artículo publicado en Il Fatto Quotidiano el 27 de octubre, la admisión por parte de Frank Ledwidge, destacado asesor de las fuerzas armadas británicas, de que Ucrania no puede ganar la guerra, después de haber insistido en lo contrario durante dos años. “Ukraine Cannot Defeat Russia—The Best the West Can Do Is Help Kyiv Plan for a Secure Post-War Future” (Ucrania no puede derrotar a Rusia: lo mejor que puede hacer Occidente es ayudar a Kiev a planificar un futuro seguro de posguerra), es el titular de un artículo de Ledwidge publicado en The Conversation el 24 de octubre.
Al general Mini le parece singular que el analista británico Ledwidge llegue a esta conclusión, dado que “siempre estuvo del lado de Ucrania y de las fuerzas armadas británicas que la convirtieron en su campo de batalla instigando y organizando todas las operaciones más inescrupulosas y agresivas de Kiev”.
Algunas notas sobre Ledwidge: “Trabajó durante una década en los Balcanes y Europa del Este en materia de derechos humanos internacionales y reforma del derecho penal. Fue el primer 'asesor jurídico' de la misión británica en la provincia de Helmand (Afganistán) en 2007-2008 y desempeñó un papel similar en la embajada británica en Libia durante y después de la guerra (2011-12). También trabajó en Ucrania durante el conflicto en curso. Es autor de varios libros, entre ellos el superventas Losing the Small Wars: British Military Failure in Iraq and Afghanistan (Perder las guerras pequeñas: el fracaso militar británico en Iraq y Afganistán). Actualmente imparte clases en la base Halton de la Real Fuerza Aérea como parte del equipo de la Universidad de Portsmouth”.
No es precisamente un pez pequeño: “Esta operativo y [figura] académica siempre ha comentado sobre la guerra en Ucrania siguiendo o trazando la línea de la propaganda de Kiev”, subraya Mini. Ahora, al parecer, ha cambiado de opinión: la guerra se ha convertido en una guerra de desgaste, y no se puede ganar una guerra de desgaste contra Rusia, escribe Ledwidge. Es mejor empezar a negociar. “Un punto de partida podría ser aceptar que Crimea, Donetsk y Lugansk están perdidas, algo que cada vez más ucranianos empiezan a decir abiertamente-. Luego hay que empezar a planificar en serio una Ucrania de posguerra que necesitará más que nunca el apoyo de Occidente”.
Mini advierte que “cederían gustosamente los territorios anexados por Rusia no por magnanimidad, sino porque no podrían controlarlos sin proceder al genocidio de todos los rusófonos o rusófilos. Les gustaría ceder algo ahora no por la seguridad de todos sino para ganar diez años para armarse, rearmar Europa y ‘enfrentarse’ a Rusia con armas. Los ucranianos y los británicos saben muy bien que diez años de semejante preparación para la guerra no constituye disuasión y es insostenible: significa decretar la muerte de Europa. Serían diez años de cambio global mientras nuestro continente se empobrece y se desangra en guerras que quitan el hipo, sabotajes, estrangulamientos económicos y desórdenes internos en pos del gran negocio de la reconstrucción que se perpetuará con la destrucción posterior. Rusia ya ha declarado que no está dispuesta a entrar en un compromiso que no tenga en cuenta la seguridad de Europa; y China, que la apoya, ha añadido también la seguridad de Asia continental.
“Ledwidge concluye sus esclarecedoras observaciones con una lección retórica: ‘Y lo que es más importante, Occidente debe planificar cómo apoyar a una Ucrania heroica, rota, pero aún independiente’. Sin desmerecer en absoluto la resistencia del pueblo ucraniano frente a sus adversarios y su tolerancia frente a sus gobernantes, uno puede estar seguro de que no les entusiasma el heroísmo ‘conmemorativo’. La destrucción material es remediable, la moral no, y la independencia de un país desaparecido es inútil, mientras que la de un país herido en cuerpo y espíritu, cuya supervivencia depende de la limosna de otros, es una esclavitud de facto. Rusia quiere un acuerdo de seguridad europeo que no la vea bajo la amenaza constante de la OTAN ni de nadie. Si la OTAN quiere lo mismo, salir de la pesadilla de la guerra total por desgaste o la aniquilación por desgracia, debe renunciar a nuevas ampliaciones. Y tal vez comprobar si las concedidas hasta ahora cumplen el principio de contribuir a la seguridad común o no favorecen, por el contrario, a la inseguridad y al conflicto”.
Fabio Mini es general de tres estrellas (retirado) del ejército italiano; fue jefe de Estado Mayor del Comando para Europa Meridional de la OTAN y fue comandante de la misión internacional en Kosovo.
Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com