No te quedes esperando y preguntándote: haz la historia
6 de noviembre de 2024 (EIRNS) — En el momento de redactar este informe, los resultados de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre son todavía inciertos. Sin embargo, sea cual sea el resultado, la victoria de ninguno de los candidatos podría ocasionar por sí sola los cambios decisivos necesarios para abordar las crisis fundamentales a las que se enfrentan Estados Unidos y el mundo. Ahora, más que nunca, el principal factor que determinará los acontecimientos futuros será el papel que desempeñe una minoría comprometida en la materialización de una nueva dinámica dentro del mundo occidental, en bancarrota e imperialista, un potencial que resulta cada vez más evidente para quienes tienen ojos para ver, aunque no se refleje en las campañas presidenciales.
Incluso si Harris y su partido pro-guerra y pro-genocidio son derrotados, e incluso si a Trump se le permite realmente asumir el cargo en enero de 2025, su resistencia declarada a algunos aspectos de esas políticas de ninguna manera debe engañar a nadie haciéndole pensar que él representa un cambio fundamental de la corrupción y la depravación de la casta occidental dominante. Incluso en este caso, una fuerza de organizadores apasionados capaces de comunicar e impartir ideas verdaderas y profundas a sus conciudadanos, es lo único que puede mover el proverbial suelo bajo los pies de una sociedad que ha perdido sus amarras, y está en camino hacia la aniquilación termonuclear. Por lo tanto, dicho esto, consideremos lo que se sabe hoy:
La guerra sustituta de la OTAN en Ucrania sigue derrumbándose, y cada vez es más difícil que incluso los analistas occidentales más atrincherados lo ignoren. El último ejemplo de ello es un artículo del ex presidente del Consejo de Relaciones Exteriores Richard Haass en su revista Foreign Affairs, quien admite que es necesaria una “estrategia mejorada” para Ucrania. “Washington debe enfrentarse a la cruda realidad de la guerra y aceptar un resultado más plausible”, escribe Haass, para señalar la necesidad de que Ucrania acepte pérdidas territoriales. Haass sigue haciendo propuestas lamentables que Rusia nunca aceptará, como que Ucrania acabe uniéndose a la OTAN y reciba armamento pesado de Occidente mientras el conflicto esté congelado; sin embargo, es al menos un ligero reconocimiento de la realidad.
A pesar de admisiones como ésta, los que mandan siguen insistiendo celosamente en una confrontación sin fin con Rusia. El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, se reunió con el Canciller alemán, Olaf Schulz, el 4 de noviembre y declaró que Rusia ya está librando una “campaña de ataques híbridos” contra países europeos (mucho más allá de las fronteras de Ucrania) y que la OTAN se está preparando para una confrontación global con Rusia a largo plazo. Con el mismo espíritu, la OTAN también está planeando intensificar sus actividades en Rumanía en los próximos años, y recientemente ha realizado allí grandes maniobras militares.
De manera fatídica, Francia, Italia y el Reino Unido han estado haciendo planes para ampliar sus patrullas militares en Asia, haciendo escalas en puertos y ejercicios conjuntos con Japón y Filipinas, en una provocación evidente hacia China. La estrategia detrás de esto es prepararse para una mayor confrontación con China en Asia, en especial a medida que Rusia, China y el BRICS fortalecen su cooperación para una alternativa al sistema occidental que se derrumba. Como escribió Matthew Kaminski, de Politico Europe: “La próxima guerra mundial empieza aquí” en Asia Oriental.
En lugar de aceptar que está surgiendo una nueva dinámica entre el Sur Global o la Mayoría Global, comprometida no con ser “antioccidental” sino con el desarrollo económico y las oportunidades para el resto del mundo, los ideólogos que repiten las consignas de la casta dominante en Occidente le declaran la guerra y prometen el dominio eterno de su sistema unipolar.
Esa misma política está teniendo consecuencias terribles para los pueblos de Palestina, Líbano y el resto del sudoeste asiático. Israel continúa con sus acciones asesinas, como son sus ataques contra hospitales y organizaciones de ayuda humanitaria como la agencia de la ONU que atiende a los refugiados palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés). Estados Unidos ha dado a Israel una advertencia de 30 días para que mejore estas condiciones, pero no hace nada mientras Israel sigue adelante, sin control; más bien, pareciera que les da luz verde por otros 30 días para perpetrar su “solución final” al estilo nazi. De hecho, los brujos de la política estadounidense son rehenes de su propia narrativa, de que la hegemonía occidental debe gobernar Oriente Medio. Es demasiado pronto para saber la razón del repentino despido del ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, pero la actual política israelí de guerra y limpieza étnica es destructiva también para sí misma y está provocando todo tipo de luchas internas. Si no se detiene, esta política acabará precipitando su propia desaparición, o una guerra nuclear.
Estas son las razones para no obsesionarse demasiado con las elecciones presidenciales: hay un trabajo más importante que hacer. Estamos al final de una era, y la continuación del viejo pensamiento geopolítico llevará a la humanidad a su propia autodestrucción. El trabajo del líder de hoy es intervenir y provocar un cambio político, cuyas condiciones no existen actualmente, pero sí su potencial. Así que organícense para crear una nueva arquitectura de seguridad y desarrollo, y destierren para siempre la geopolítica del imperio británico.
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