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"Un sistema mundial polifónico": Vladimir Putin ofrece una hipótesis superior para la diplomacia mundial

Por Dennis Speed

9 de noviembre de 2024 (EIRNS) — A veces es posible introducir “conceptos de frontera” de gran potencia y profundidad, lo que a veces se denomina “ideas densas”, en sociedades que normalmente prefieren ignorar o evitar sus implicaciones trascendentales. Vivimos en un momento así. El Presidente de Rusia, Vladimir Putin, habló en Sochi, en el Club de Debate Valdai, sobre una multiplicidad de temas, entre otros de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre en Estados Unidos, y ofreció el siguiente experimento de pensamiento internacional.

"El ascenso de naciones y culturas que hasta ahora habían permanecido al margen de la política mundial, por una u otra razón, significa que sus ideas sobre el derecho y la justicia desempeñan un papel cada vez más importante", dijo Putin en su comentario inicial. "Son diversos. Esto puede dar la impresión de discordia y quizá de cacofonía, pero eso es sólo la fase inicial. Estoy profundamente convencido de que el único nuevo sistema internacional posible es el que adopta la polifonía, en el que muchos tonos y muchos temas musicales suenan juntos para formar una armonía. Podemos decir que estamos avanzando hacia un sistema mundial que va a ser polifónico en lugar de policéntrico, un sistema en el que se escuchan todas las voces y, lo que es más importante, todas deben ser escuchadas absolutamente. Los que estén acostumbrados a actuar como solistas y quieran seguir haciéndolo así, van a tener que acostumbrarse ahora a las nuevas 'partituras'”.

De este modo, Vladimir Putin no se limita a invocar los "mejores ángeles" de la naturaleza de la civilización occidental. Su referencia a un "sistema mundial polifónico" no debe malinterpretarse instantáneamente como un hábil desplazamiento retórico del término políticamente cargado de "multipolaridad". En verdad, la propuesta de Putin, es el fundamento inmediato para una puerta de salida a la guerra termonuclear, si se pone en práctica; sólo se puede comprender de manera competente para actuar de manera consecuente, desde el punto de vista de los Diez Principios para una Nueva Arquitectura Internacional de Seguridad y Desarrollo compuestos por Helga Zepp-LaRouchea, fundadora del Instituto Schiller. Este documento, sobre todo durante estos días que quedan entre el martes pasado, 5 de noviembre, y la toma de posesión del Presidente de Estados Unidos el día de Martin Luther King, el 20 de enero del 2025, debe ser estudiado con detenimiento.

Por ejemplo, el Principio Cuatro de dicho documento establece: “Dado que la humanidad es la única especie creativa conocida hasta ahora en el universo, y dado que la creatividad humana es la única fuente de bienestar a través del descubrimiento potencialmente ilimitado de nuevos principios universales, uno de los principales objetivos de la nueva Arquitectura Internacional de Seguridad y Desarrollo debe ser proporcionar acceso a la educación universal a todos los niños y adultos. La verdadera naturaleza del hombre es llegar a ser un alma bella, tal como lo plantea Federico Schiller, y la única persona que puede cumplir esa condición es el genio”.

Pero, ¿Son estas sólo "palabras bonitas"? ¿Cómo es que este Cuarto Principio está relacionado de forma alguna a lo que dijo Putin? Y de nuevo: ¿Por qué la idea de Putin de un "sistema mundial polifónico" no es sólo el camino inmediato y estrecho para salir de una guerra termonuclear que, de otro modo, sería inevitable, sino que también es el camino hacia un renacimiento mundial potencialmente sin precedentes para salir de la Nueva Era de Tinieblas transatlántica actual, que dura ya más de un siglo y cuya última fase la desencadenó el asesinato del Presidente John F. Kennedy el 22 de noviembre de 1963? El mismo Presidente John F. Kennedy sugirió la respuesta a esta pregunta a su manera, tres semanas antes de ser asesinado: "El artista, por muy fiel que sea a su visión personal de la realidad, se convierte en el último campeón de la mente y la sensibilidad individuales contra una sociedad intrusa y un estado oficioso... Veo pocas cosas más importantes para el futuro de nuestro país y de nuestra civilización que el pleno reconocimiento del lugar del artista".

Polifonía es un término musical, pero quizá nuestra idea de la música deba ampliarse primero para comprender cuál es el tema real, que tanto Vladimir Putin como Helga Zepp-LaRouche proponen que se debata para que nazca hoy en el mundo una arquitectura estratégica y de desarrollo verdaderamente nueva. El finado economista y estadista, Lyndon LaRouche, quien a menudo hablaba sobre esto, en su documento titulado, "Música y Ciencia; Antes y después del Tratado de Viena de 1815", decía: "Como destacaba Beethoven, por ejemplo, el secreto de los grandes compositores clásicos era la declamación de la poesía como raíz de las ideas musicales. De ello se deduce, como es el caso, que la música instrumental no es más que una abstracción del canto coral de la poesía. Del mismo modo, la música de una nación se diferencia, esencialmente, según las diferencias en la manera de componer la poesía más influyente en esa lengua, como la poesía de Schiller, según Beethoven, capta la esencia de los principios de la composición de la música, y como la poesía de Dante y Petrarca son la norma de referencia para las composiciones musicales en italiano. Por lo tanto, en tanto que la poesía compuesta en una lengua degenera, así degenera el poder de composición musical de quien utiliza esa lengua". La capacidad de una sociedad para articular su origen y su propósito más profundo degenera. Pronto, la población de una nación ya no puede reconocer ni a su nación ni a sí misma. Comparemos, por ejemplo, los discursos de John F. Kennedy y los de Martin Luther King con las mejores alocuciones públicas de cualquier figura estadounidense actual. ¿Quién reconoce los mejores ángeles de la naturaleza de Estados Unidos en el lenguaje político o social común de nuestro tiempo?

Para el Instituto Schiller, fundado hace 40 años con la intención original de revertir el colapso cultural que sufrían entonces las naciones occidentales haciendo hincapié en la poesía clásica, el teatro y la composición e interpretación musical, estas cuestiones no son secundarias. Hace dos semanas, los candidatos independientes de LaRouche, Diane Sare y José Vega, coorganizaron un evento, que llamaron, “Construyamos un coro por la paz en contra de los demonios de la guerra”, en el que se emplearon composiciones musicales clásicas o de inspiración clásica de todo el mundo como medio a través del cual se pronunciaron los discursos de los distintos ponentes, y de los dos candidatos. En el evento, la música no fue un paréntesis, sino que formó parte de la estructura misma de la composición y fue el motor del mensaje de paz. La candidata Diane Sare dirigió el coro, fue una de los músicos en un quinteto de metales y pronunció uno de los discursos por la paz, demostrando la unidad de efecto del conjunto.

Volvamos ahora a los comentarios de Putin mencionados anteriormente. El Presidente de Rusia identifica la polifonía como la base potencial para una relación renovada con un mundo transatlántico que está degenerado moralmente y que se desmorna en lo económico; un nuevo sistema polifónico de relaciones internacionales. Por lo tanto, sería una buena idea que todos los interesados en la paz investigaran qué es la polifonía. Para responder a esa propuesta, las naciones occidentales deben volver a examinar y revivir una de las revoluciones más poderosas e incomprendidas del pensamiento humano de los últimos 300 años: la revolución polifónica y bien temperada de la composición musical y el pensamiento humano, encarnada en la persona y las composiciones de Juan Sebastián Bach, y adelantadas por músicos y compositores como los hijos de Bach, por Franz Joseph Haydn, Wolfgang Amadeus Mozart, Ludwig van Beethoven, Franz Schubert, Robert y Clara Schubert, Felix y Fanny Mendelssohn, Giuseppe Verdi, Johannes Brahms, Antonin Dvorak y algunos de sus asociados y colaboradores.

El Presidente electo Donald Trump debería tomar nota de ello. El pueblo estadounidense debe lanzar una “Operación Musical Especial”, si no por el nuevo gobierno, y que se confabule con energía con Rusia, China y todas las demás naciones comprometidas con la causa de la polifonía. (También ayudaría rechazar de plano la obscena "Iniciativa Musical Global" del Departamento de Estado que Tony Blinken inauguró el año pasado con su horrible forma de tocar la guitarra eléctrica, que probablemente sea una tapadera para las "Revoluciones de Color"). Putin sabe que la gran Misa Solemne de Beethoven se estrenó en su ciudad natal, San Petersburgo, Rusia, el 7 de abril de 1824, hace doscientos años. Beethoven lo exigió así porque creía que Rusia tenía muchos de los mejores cantantes del mundo, y eran necesarios. La guerra termonuclear bien podría evitarse si nos atrevemos a pensar como Beethoven y construimos un sistema de polifonía mundial.

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

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