29 de noviembre de 2024 (EIRNS) — La Declaración de los Mandatarios del G20 de Río de Janeiro de la cumbre del G20 en Río de Janeiro tiene 85 párrafos numerados, en los que expone en su mayoría el punto de vista esperado sobre lo que generalmente son los temas discutidos en tales eventos, y sin ninguna iniciativa sorprendente. La Declaración afirma enérgicamente su oposición a la guerra que amenaza actualmente a la civilización, pero sin tomar partido, hasta el extremo de ni siquiera mencionar el genocidio contra Palestina. También algunos medios noticiosos de los que nunca faltan se quejan de que tampoco condena a Rusia.

Tal vez la parte más débil sea la fijación en el clima, adoptando a fondo las mentiras sobre el calentamiento global, en el carbono como la causa, y en el apoyo a los Acuerdos de París (que probablemente serán desechados por el nuevo gobierno estadounidense, como hizo Trump en su primer mandato).

La Declaración apoya firmemente una revisión de la ONU, pero sólo mediante el fortalecimiento de la Asamblea General de la ONU y la ampliación del Consejo de Seguridad de la ONU. Apoya vagamente nuevos enfoques del sistema financiero mundial, sin especificarlos, y, en general, se limita a pedir más dinero para los pobres. Afirma abiertamente que el nivel de pobreza y hambre en el mundo ha aumentado drásticamente desde el comienzo de la pandemia, y que todos los programas para abordar la pobreza han tenido escaso efecto: “Los avances hacia la reducción de la pobreza y la erradicación del hambre han sufrido retrocesos significativos desde la pandemia de COVID-19. El número de personas que padecen hambre ha aumentado, alcanzando la escalofriante cifra de unos 733 millones de personas en 2023, siendo los niños y las mujeres los más afectados”.

Por iniciativa del Presidente de Brasil Lula da Silva, lanzaron un nuevo proyecto, en el párrafo 15: “El mundo produce alimentos más que suficientes para erradicar el hambre. Colectivamente, no nos faltan conocimientos ni recursos para luchar contra la pobreza y vencer el hambre. Lo que necesitamos es voluntad política para crear las condiciones que permitan ampliar el acceso a los alimentos. En vista de ello, hemos puesto en marcha la Alianza Mundial contra el Hambre y la Pobreza y acogemos con satisfacción su enfoque innovador para movilizar el financiamiento y el intercambio de conocimientos con el fin de apoyar la aplicación de programas dirigidos por los propios países, a gran escala y con base a evidencias, destinados a reducir el hambre y la pobreza en todo el mundo”.

Se habla de dientes para afuera del FMI y el Banco Mundial, así como de la OMC y la OMS, al tiempo que se les pide que hagan más. No hay ninguna referencia al BRICS, ni a los proyectos relacionados con ellos para crear un nuevo sistema crediticio. Dedica muchos párrafos al gravamen de impuestos, incluida la petición de que se garantice que “las personas con patrimonios muy elevados sean efectivamente gravadas”.

También acepta esencialmente el mito de la “desinformación”, que está sirviendo de causa para la censura y la satanización de la disidencia: “La IA [Inteligencia Artificial] ha impactado dramáticamente en la velocidad, escala y alcance de la desinformación y la malinformación, el discurso del odio y otras formas de daños en línea. En este sentido, hacemos hincapié en la necesidad de transparencia y responsabilidad de las plataformas digitales en consonancia con las políticas pertinentes y los marcos jurídicos aplicables, y trabajaremos con las plataformas y las partes interesadas pertinentes en este sentido”.