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Los próximos 60 días serán los más peligrosos de tu vida

21 de noviembre de 2024 (EIRNS) — En las últimas 48 horas ha quedado clara la estrategia. Después de que el gobierno de Biden se negara a comentar las informaciones explosivas del fin de semana que indicaban que Estados Unidos había autorizado a Ucrania a utilizar misiles estadounidenses para atacar objetivos situados en territorio ruso reconocido internacionalmente, un indiscutible acto de guerra, Ucrania lanzó una andanada de misiles el 19 de noviembre contra la región rusa de Briansk. El mismo día en que el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, firmó una orden ejecutiva para actualizar su doctrina sobre armamento nuclear, la cual especifica que "una agresión contra Rusia procedente de cualquier Estado no nuclear pero en la que participe o sea apoyada por cualquier Estado nuclear como su ataque conjunto".

Luego, al día siguiente, Ucrania desató otro ataque dentro de territorio ruso, utilizando misiles Storm Shadow británicos, a pesar de las repetidas declaraciones de Gran Bretaña de que no les habían dado permiso para hacerlo. De este modo, continúa el extraño juego de la escalada intencionadamente ambigua, que deja en manos de una Rusia con armas nucleares la responsabilidad de adivinar las intenciones de Occidente y responder con moderación. El Presidente de Ucrania, Zelenski, lo dejó escapar todo el martes 19 de noviembre por la noche, cuando admitió que ya les habían dado permiso, y que ahora Ucrania atacará las fuerzas armadas rusas "dondequiera que estén".

El 19 de noviembre, antes del ataque a la región de Kursk del 20 de noviembre, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov dijo con suma claridad: "Tomaremos esto como una fase cualitativamente nueva de la guerra occidental contra Rusia, y reaccionaremos en consecuencia".

El gobierno de Biden, o quienquiera que lleve la voz cantante, se ha embarcado en una carrera loca y desesperada para involucrar a Estados Unidos en una guerra contra Rusia, y crear una situación "a prueba de Trump" o de cualquier Presidente que quisiera  dar marcha atrás. Mientras tanto, no sólo han decidido que arriesgar la vida y el futuro de todos los habitantes de la Tierra es una apuesta que vale la pena jugarse, sino que también han destrozado el proceso constitucional de una transferencia pacífica del poder al Presidente entrante, a pesar de todas sus declaraciones en sentido contrario. Como demuestra la decisión sobre los misiles de largo alcance, el gobierno de Estados Unidos está haciendo todo lo posible con este fin, e incluso levantó la prohibición a Ucrania del uso de minas antipersona. Es innegable que el mundo se encuentra en este momento al borde de la guerra termonuclear, y que es necesaria ya la acción meticulosa de los dirigentes orientados hacia la paz para hacerlo retroceder.

Lo único que tiene mayor relevancia que este peligro es la transformación absolutamente histórica que se está produciendo en todo el Sur Global, y cada vez más en todo el mundo. La cumbre del G20, que se llevó a cabo en Brasil, terminó el 19 de noviembre con gritos y aullidos de quienes pretenden ser los amos coloniales del mundo. Los representantes de Alemania, Francia y Estados Unidos se quejaron de que el comunicado final no condenaba lo suficiente a Rusia, cosa que se logró muy convenientemente cuando los representantes de estos países no se encontraban en la sala principal, y el Presidente de Brasil, Lula, hizo público el documento antes de tiempo. Como señaló Bloomberg en su reseña de la cumbre: "Si [la cumbre del G20 en] Río demostró algo, es que Occidente ya no dirige el espectáculo".

Después de la cumbre del G20, el Presidente de China, Xi Jinping, viajó a Brasilia para una visita oficial de Estado con el Presidente Lula, en la que los dos mandatarios llevaron su relación a un nivel superior. Elevaron su actual Asociación Estratégica Integral a la de una "Comunidad de Futuro Compartido para un Mundo Más Justo y un Planeta Sostenible". Los dos Presidentes firmaron docenas de acuerdos económicos y crearon un grupo de trabajo que concretará en los próximos dos meses los planes para algunos de los proyectos de mayor envergadura a escala continental. Como manifestación de la calidad polifónica de la colaboración entre estas dos naciones, Lula declaró: "Lo que China y Brasil hacen conjuntamente repercute en todo el mundo". Los dos mandatarios hablaron de su propuesta de paz conjunta de seis puntos para Ucrania, comparándola implícitamente con las desastrosas guerras que se están desarrollando bajo la supervisión del "orden basado en reglas"; y Lula añadió: "En un mundo asolado por los conflictos armados y las tensiones geopolíticas, China y Brasil anteponen la paz, la diplomacia y el diálogo".

El mundo está cambiando bajo nuestros pies. Todo ello sumado a la reunión del Presidente Xi con la Presidente de Perú, Dina Boluarte, el 14 de noviembre, para inaugurar el enorme puerto de Chancay en Perú, que finalmente desatará los amarres neocoloniales en Iberoamérica como un todo; y al veto de Estados Unidos el 20 de noviembre a otra resolución del Consejo de Seguridad de la ONU a favor de un cese al fuego en Gaza, son indicios de la transformación que se está produciendo en el mundo y, de por qué algunos están tan desesperados por detenerla.

¿Se alineará Estados Unidos bajo el nuevo gobierno de Trump con este proceso histórico que avanza por el mundo? ¿Pueden las naciones occidentales redescubrir su mejor herencia, o empujarán al mundo a la destrucción para impedir el ascenso de los demás? Estas cuestiones nunca han estado tan a la vista de todos como ahora, lo que nos brinda una oportunidad única para organizarnos y resolverlas.

 

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