21 de noviembre de 2024 (EIRNS) — Serguéi Naryshkin, director del Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia, dio una entrevista publicada el 20 de noviembre a la revista rusa National Defense, en la que señaló que la declaración del Presidente Putin sobre las enmiendas a la nueva doctrina nuclear rusa “fue recibida con cautela por Occidente”.

“Entienden que los ajustes anunciados por V.V. Putin devalúan en gran medida los esfuerzos de Estados Unidos y la OTAN por infligir una 'derrota estratégica' a nuestro país, y la ampliación prevista de la lista de motivos para el uso de armas nucleares excluye de hecho la posibilidad de victoria sobre las Fuerzas Armadas rusas en el campo de batalla”.

“Nuestros enemigos se ven obligados a admitir que la determinación del Presidente de Rusia de defender firmemente los intereses fundamentales del país por todos los medios disponibles reduce el margen de maniobra de Washington y Bruselas. Los intentos de algunos aliados de la OTAN de participar en el apoyo a posibles ataques de largo alcance con armas occidentales en las profundidades del territorio ruso no quedarán impunes.

“Las élites político-militares de Occidente son cada vez más conscientes de la gravedad de las intenciones de Rusia y de la necesidad de una mayor moderación en sus acciones para evitar verse envueltas en un conflicto militar directo con nuestro país, lo que podría acarrearles consecuencias catastróficas”, declaró Naryshkin a Defensa Nacional (en una traducción mecánica).

Asimismo, se refirió a la creciente debilidad de Occidente, así como el debilitamiento del dólar como “moneda universal, pero todo el mundo entiende que el futuro pertenece a nuevas unidades de cuenta”, y lo contrastó con los esfuerzos de los países ahora bajo el fuego de la alianza occidental para construir una arquitectura de seguridad euroasiática. Naryshkin subrayó: “Parece que la formación de una arquitectura de seguridad euroasiática es la forma más significativa de salir del estancamiento nuclear, al que las élites euroatlánticas, obsesionadas con la confrontación, están empujando al mundo. Sabemos que esta visión no sólo se comparte en Asia. También la entienden las fuerzas sanas que quedan en Europa, que, en condiciones de censura total, simplemente no se atreven aún a llamar a las cosas por su nombre”.