Los funcionarios británicos dejan caer sus monóculos ante la respuesta hipersónica de Rusia
24 de noviembre de 2024 (EIRNS) — El Reino Unido lleva meses presionando para que los misiles de largo alcance estadounidenses y franceses se suelten sobres fronteras internacionalmente reconocidas de Rusia. Esta semana lograron vaciar a Kiev de su limitado suministro de ATACMS y Storm Shadows, causando poco o ningún beneficio militar, y teniendo que presenciar cómo Rusia aprovechaba la ocasión para enviar su recién desarrollado misil supersónico Oreshnik, causando importantes daños al principal complejo de producción militar de la era soviética de Ucrania. Pero el Reino Unido ha salido disparado en las últimas 48 horas mostrando su horror por medio del Primer ministro, el ministro de Defensa y el Ministerio de Asuntos Exteriores.
El portavoz oficial del Primer ministro dijo: “Tengo entendido que es la primera vez que Rusia utiliza un misil balístico en Ucrania con un alcance de varios miles de kilómetros”. El secretario de Defensa, John Healey, dijo que era “un ejemplo más de la temeridad de Putin... Desde que comenzó la invasión ilegal de Ucrania, Rusia ha escalado el conflicto de forma constante e irresponsable mientras Ucrania sigue luchando en defensa propia por un futuro democrático”. Pero Healey aseguró que no los agarraron desprevenidos, ya que sabían desde el principio que Rusia llevaba “meses preparándose” para disparar un nuevo misil balístico.
Ambos despachos se negaron a admitir públicamente que los Storm Shadows británicos se estaban disparando ahora contra Rusia, ni tampoco que de cualquier modo no habían tenido ningún efecto desde el punto de vista militar. Healey dijo en la Cámara de los Comunes que hacer comentarios “pone en riesgo la seguridad operativa y, al final, el único que se beneficia de un debate público de este tipo es el Presidente Putin”.
Luego el ministro británico de Asuntos Exteriores, David Lammy, junto con el ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Jean-Noël Barrot, sacaron una declaración conjunta en la que anuncian: “Al lanzar su ilegal y no provocada guerra de agresión a gran escala en Ucrania hace 1.000 días esta semana, Vladimir Putin no sólo aceleró la mayor guerra en el continente europeo desde la Segunda Guerra Mundial, sino que también trató de reescribir el orden internacional. La aniquilación de la arquitectura global que ha sido la piedra angular de la paz y la seguridad internacionales durante generaciones. Todo para justificar su agresión ilegal e intolerable contra un país europeo soberano. El Reino Unido y Francia no se lo permitirán. Junto con nuestros aliados, haremos todo lo necesario para poner a Ucrania en la mejor posición para lograr una paz justa y duradera”.
No fue una semana feliz para los geopolíticos; pero quizá el resquicio de esperanza sea que no invocaron el tópico del “orden basado en reglas” y dieron a entender realmente que una “arquitectura global” para la “paz y la seguridad
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