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Conferencia histórica de Schiller: Las ideas vuelan, la belleza triunfa sobre la fealdad

9 de diciembre de 2024 (EIRNS) — El mensaje de la histórica conferencia de fin de semana del Instituto Schiller, “En el espíritu de Schiller y Beethoven: ¡Todos los hombres volverán a ser hermanos!” fue sonoro y claro. El mundo se encuentra en un “punctum saliens” en el que el duro trabajo realizado a lo largo de los cuarenta años del Instituto Schiller ha creado una posibilidad real para que el mundo rompa el ciclo del subdesarrollo, la pobreza y la guerra constante. El tercer panel de ayer, “Los motores científicos de la economía física”, planteó los proyectos de desarrollo muy reales y el método de pensamiento para el camino a seguir. Y el cuarto panel, “La belleza de las culturas del mundo: Un diálogo de civilizaciones”, planteó el minuciosos arte de gobernar clásico de Lyndon LaRouche, motor de los avances que permiten salir de la guerra y el genocidio.

¿Qué hace que el método “clásico” funcione? No es sólo volver a la música bonita, por debajo de los 100 decibelios, despojada de letras vulgares. Lo clásico está impulsado por ideas, con todo el rigor de un avance científico y toda la belleza y alegría consiguientes del nacimiento de un mundo nuevo. Como planteó la fundadora del Instituto Schiller, Helga Zepp-LaRouche, y desarrollaron los demás participantes en el diálogo, la idea plantea una paradoja, que desafía al oyente a trabajar el problema hasta el final, llegando a una solución en un nivel superior sólo soñado antes. Lo “clásico” funciona en un mundo en el que existe una coherencia y una conexión causal entre los requisitos “objetivos” del mundo y el mundo “subjetivo” de la mente. Así, un tema de apertura, rico aunque aún no del todo captado, atrae al oyente, permitiendo que la belleza de la idea lo conduzca a través del desarrollo coherente de las riquezas sin explotar implícitas en la apertura; de modo que transforme al oyente en una versión de un estadista capaz.

Federico Schiller se negó a dejar escapar una paradoja científica crítica, según la cual la Revolución Americana había demostrado que se podía superar el modo imperial y hegemónico del imperio británico, pero la revolución francesa demostró un atraso cultural que sustituyó la necesaria pasión por la justicia por una rabia animal e impotente. Schiller sabía que la humanidad había nacido para algo mejor y luchó por un método clásico, en la poesía, en la música, en la historiografía y en el arte de gobernar, para que un gran momento de la historia, un punctum saliens, no encontrara una población de mente estrecha.

Serguéi Lavrov, ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, admitió ayer en el Foro de Doha que Rusia había invertido muchos esfuerzos en la última década para mantener viva a Siria como país soberano, para no permitir que se repitiera en Siria el trato dado por Occidente a Libia e Iraq. Así pues, la agitación de este fin de semana es innegablemente decepcionante, y Rusia lo siente “mucho por el pueblo sirio, que se ha convertido en objeto de otro experimento geopolítico”. Pero la realidad es que el choque de un Occidente decadente y moribundo y la creciente Mayoría Global del Sur y del Este, agregó, “un mundo que se retira y otro que emerge, no va a avanzar sin enfrentamientos... Todo esto es la repetición de la vieja, muy vieja costumbre de crear algunos estragos, algunos líos, y luego pescar en el río revuelto”.

Y justo a tiempo, ayer el Biden colectivo comenzó una campaña de bombardeos en Siria, amplificando los esfuerzos de Israel, creando más muertes, más crueldad, más fealdad, y más inestabilidad. Feo, pero como lo calificó Lavrov, es un “reflejo de los intentos de no permitir que se elimine la hegemonía. Pero es una lucha contra la historia”.

El cuarto panel fue cuestionado: ¿debe la música clásica simplemente apartar la cabeza de acontecimientos tan feos, permitiéndose sólo imágenes bellas e inspiradoras? La fealdad y la maldad absoluta no deben presentarse simplemente para escandalizar o para satisfacer el deseo de tener una excusa para no hacer nada, sino sólo como parte de un proceso para despertar la furia justa. Como dijo el poeta y estadista Abraham Lincoln, cuando la matanza de la guerra civil estadounidense se acercaba a su fin:

“El Todopoderoso tiene Sus propios propósitos. ‘Ay del mundo a causa de las ofensas; porque a de ser necesario que vengan las ofensas, pero ¡ay de aquel hombre por quien viene la ofensa!’. Si suponemos que la esclavitud estadounidense es una de esas ofensas que, en la providencia de Dios, debe necesariamente sobrevenir, pero que, habiendo continuado a través de Su tiempo señalado, Él quiere ahora eliminar, y que Él da tanto al Norte como al Sur esta terrible guerra como la aflicción debida a aquellos por quienes vino la ofensa, ¿discerniremos en ello alguna desviación de esos atributos divinos que los creyentes en un Dios vivo siempre le atribuyen? Deseamos fervientemente, y oramos con fervor, que este poderoso azote de la guerra desaparezca pronto. Sin embargo, si Dios quiere que continúe hasta que se hunda toda la riqueza amontonada por los doscientos cincuenta años de trabajo no correspondido del siervo, y hasta que se pague cada gota de sangre derramada con el látigo con otra derramada con la espada, como se dijo hace tres mil años, así también debe decirse que 'los juicios del Señor son verdaderos y justos en su totalidad'.

“Sin malicia hacia nadie, con caridad para todos, con firmeza en el derecho como Dios nos da a ver el derecho, esforcémonos en terminar el trabajo en el que estamos, en vendar las heridas de la nación, en cuidar de aquel que haya soportado la batalla y de su viuda y su huérfano, en hacer todo lo que pueda lograr y mantener una paz justa y duradera entre nosotros y con todas las naciones”.

Cuatro años de matanza, o incluso 250 años, no cuestionan si este mundo se inclina hacia la justicia o no. No necesitamos saberlo todo para saber lo que debemos hacer, pero debemos escuchar a los mejores ángeles de nuestra naturaleza, y el Instituto Schiller ha demostrado que ese método funciona.

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

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