Las sanciones “César” impuestas por EU y demás sanciones anteriores de Occidente devastaron a Siria y facilitaron el derrocamiento de Assad
11 de diciembre de 2024 (EIRNS) —Las sanciones César impuestas por Estados Unidos en el año 2019 contra Siria, y las sanciones anteriores que se remontan al 2011, que la fundadora del Instituto Schiller, Helga Zepp-LaRouche, caracterizó en el 2022 como "una forma brutal de guerra", han devastado de manera tan sistemática tanto la economía física como al pueblo sirio, lo cual facilitó que las escisión del Estado Islámico llamada “Hayat Tahrir al-Sham” (HTS) conquistar el país.
Siria fue una vez una nación creciente y multicultural. La Unión Europea impuso sanciones contra Siria en el 2011; Estados Unidos aplicó las sanciones de la mal llamada “Ley de Protección de Civiles César” en el 2019, además de las que ya estaban en vigor.
El informe de la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA, por sus siglas en inglés), titulado, "Syrian Arab Republic Access to Electricity and Humanitarian Needs" (Acceso de la República Árabe Siria a la electricidad y las necesidades humanitarias), de marzo del 2022, documenta la destrucción de la capacidad de generación eléctrica de Siria y mucho más. Durante las feroces guerras del Estado Islámico contra Siria, a las que Occidente dio forma, dos de las trece principales centrales eléctricas del país quedaron totalmente destruidas: la central eléctrica de Zeyzoun, en la provincia de Idlib (487 MW de capacidad instalada), y la central térmica de Alepo (1.065 MW de capacidad instalada). El Banco Mundial informó que otras seis centrales eléctricas fueron destruidas de manera parcial.
"Como resultado de estos daños, la capacidad de generación de electricidad del país cayó de 5.800 MW en el 2010... a 4.000 MW en el 2018", informó la OCHA. El nuevo endurecimiento de las sanciones hizo que la capacidad instalada de generación de electricidad de Siria cayera a 2.000 MW en el 2021, un colapso, en comparación con el 2010, del 63%. Además, mientras que en el 2010 "el 93% del país tenía acceso a la electricidad", esta cifra se ha reducido drásticamente en la actualidad: En comparación con los niveles del 2010, la población siria actual consume un 85% menos de electricidad per cápita. El 30% de la población siria tiene acceso a la electricidad durante dos horas al día. Esto reduce la electricidad para la industria y los hogares.
Pero la electricidad es la fuente de alimentación de todos los demás aspectos económicos de la sociedad. Hacia el 2010, "el acceso al agua potable en Siria se estimaba en un 92% en las comunidades rurales y en un 98% en los centros urbanos. Siete grandes sistemas de agua abastecen a las ocho ciudades más grandes del país... Sin embargo, en el 2019 la producción pública anual de agua en Siria había caído un 40% con relación a los niveles anteriores a la crisis (de 1.700 millones de metros cúbicos en el 2010 a 1.020 millones de metros cúbicos en el 2019)". El estudio hace hincapié en que para acceder al agua de los acuíferos y manantiales, o de la mayoría de los ríos, se necesita electricidad continua para bombearla y distribuirla.
Los recortes de electricidad y agua, y el bloqueo de la importación de bienes de capital básicos y avanzados de todo tipo impuesto por las sanciones, tuvieron el efecto demoledor previsto.
El servicio de información humanitaria ReliefWeb de la OCHA informó el 12 de marzo del 2022 que "este año, el 90% de los sirios vive por debajo del umbral de pobreza, y más del 80% sufre inseguridad alimentaria. Las familias dicen que comen menos, reducen sus comidas y se endeudan para cubrir sus necesidades básicas".
Según los datos del Banco Mundial para 2023, la libra siria se ha depreciado 50 veces desde el 2011 hasta el 2023 (sólo vale el 2% del valor que tenía antes). Alrededor del 45% del parque de viviendas del país se ha arruinado (una cuarta parte del mismo, totalmente); cerca del 40% de los centros educativos y más de la mitad de las instalaciones de asistencia de salud han dejado de funcionar.
Del mismo modo en que Libia fue destrozada y despedazada a partir del 2011, Siria de manera completamente deliberada también ha sido destrozada por la Unión Europea y las sanciones anglo-estadounidenses, incluso antes de que las tropas terroristas de Hayat Tahrir al-Sham comenzaran su ocupación el 27 de noviembre.
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