Rechazar la extinción, con un momento de claridad
14 de diciembre de 2024 (EIRNS) — Tanto Rusia como China han indicado en las últimas 24 horas, mientras el conflicto militar y la desestabilización se intensifican en Ucrania y el sudoeste de Asia, que harán todo lo posible para apoyar la intervención del Presidente electo Donald Trump contra el proceso impulsado por “el Biden colectivo” para llevar al mundo al borde de la guerra termonuclear quizás antes del 20 de enero de 2025. En respuesta a la declaración de Trump recién publicada, que dio en realidad hace 18 días, el 25 de noviembre y después del despliegue el 19 de noviembre de misiles estadounidenses ATACMS de largo alcance contra Rusia, (“Estoy en desacuerdo muy vehementemente con el envío de misiles a cientos de millas dentro de Rusia. ¿Por qué lo hacemos? Sólo estamos intensificando esta guerra y empeorándola. Eso no debió haberse permitido que se hiciera”), el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, declaró: “La declaración en sí coincide plenamente con nuestra posición. Es decir, nuestras visiones de los motivos de la escalada coinciden. Y, por supuesto, eso nos gusta”. También hubo una respuesta positiva a la invitación de Donald Trump al Presidente Xi Jinping para asistir a su toma de posesión el 20 de enero, que transmitió el ministro de la embajada de China en Washington, Qiu Wenxing: “Demuestra que el equipo de transición del Presidente electo concede un gran rendimiento a las relaciones de trabajo entre los Presidentes, y entre el gobierno chino y el equipo de transición”.
Pero, ¿qué tipo de proceso de transición presidencial estadounidense está viendo el mundo? ¿Qué estamos presenciando realmente? Y ¿están dispuestos los estadounidenses, como dijo el poeta escocés Robert Burns, “a vernos a nosotros mismos, como nos ven los demás”? El 25 de noviembre, el Presidente Vladimir Putin declaró que pensaba que el Presidente electo Donald Trump, herido en un intento de asesinato en julio, seguía en peligro de ser asesinado. ¿Estaba pensando en lo que estuvo a punto de ocurrirle al Presidente electo Franklin Delano Roosevelt el 15 de febrero de 1933 en Miami, cuando, dos semanas antes de su investidura, estuvo a punto de ser asesinado? Sólo gracias a la reacción de una mujer que desvió la puntería del presunto asesino de FDR, el Presidente electo sobrevivió, aunque el alcalde de Chicago, Anton Cermak, resultó mortalmente herido.
En las últimas dos semanas, Corea del Sur tuvo un golpe militar frustrado; Siria ha tenido un trascendental y desastroso “cambio de régimen” diseñado desde el exterior; Georgia sigue sin resolverse; la OTAN está bombardeando a Rusia desde Ucrania, y miles de millones de dólares siguen fluyendo a Ucrania, y en Europa y el gobierno saliente de Biden insistien en la “victoria”, a pesar de que el gobierno entrante de Trump habla de poner fin a la guerra. Y lunáticos como el contralmirante Thomas Buchanan hablan libremente de asegurarse de que Estados Unidos tenga suficientes armas termonucleares de repuesto después de la Tercera Guerra Mundial, ¡para que pueda liderar lo que quede del mundo después!
¿Es Biden quien está haciendo esto? ¿Puede alguien creerlo realmente? Lo que está ocurriendo cada día en Estados Unidos se parece cada vez más, pero es cualitativamente más peligroso, a lo que se apoderó de Estados Unidos y del mundo transatlántico inmediatamente después del 11 de septiembre de 2001. ¿Qué ocurrió entonces? “«Para quienes puedan y estén dispuestos a aceptar la forma en que funciona realmente la historia, las pruebas aportadas por los acontecimientos del 11 de septiembre en Estados Unidos sólo permiten una conclusión concisa: Los acontecimientos cruciales dentro de Estados Unidos, entre los extremos de aproximadamente las 08:45 y las 11:00 horas (horario de verano del Este de EU), fueron el reflejo de un intento de golpe de Estado militar contra el gobierno del Presidente George W. Bush”. Esa fue la frase con que empieza el informe especial publicado en diciembre de 2001, cuatro meses después de la destrucción del World Trade Center de Nueva York y del ataque al Pentágono, escrito por el economista y estadista Lyndon LaRouche, titulado “Zbigniew Brzezinski and 9/11” (Zbigniew Brzezinski y el 11-S). Y ese intento de golpe militar no fue de China o Rusia. Sino que fue desde dentro y fuera de los Estados Unidos.
Esa evaluación de LaRouche, y los escritos posteriores de la Organización LaRouche, ofendieron profundamente a la corona británica, que prefiere que el mundo crea que Gran Bretaña sigue obedientemente el liderazgo de Estados Unidos, en lugar de considerar que bien podría ser al revés. En cuanto a los que piensan que “Israel dirige a Estados Unidos”, ¿han pensado que quizá los que crearon a Israel son los que lo “dirigen”? LaRouche intervino en una lucha política la interior de las instituciones británicas, cuando la política de “guerra permanente sin salida” de los últimos 23 años se estaba imponiendo a martillazos. La campaña presidencial de LaRouche en 2004 había publicado el informe “Children of Satan: The 'Ignoble Liars' Behind Bush's No-Exit War” (Hijos de Satanás: Los 'innobles mentirosos' detrás de la guerra sin salida de Bush). En ese contexto, LaRouche apareció en los medios noticiosos de la BBC de Londres en abril y junio de 2003, discutiendo la verdad sobre cómo la inteligencia británica, a través del “expediente chimbo” de la oficina del Primer ministro Blair, consiguió que el desventurado George W. Bush pronunciara las infames “16 palabras”: “El gobierno británico ha sabido que Saddam Hussein buscó recientemente cantidades significativas de uranio en África”.
Lo que estamos viendo hoy en Siria, Ucrania y, sí, en la amenaza a la Presidencia de Estados Unidos, incluido el peligro de asesinato, y la guerra termonuclear, es reversible, pero sólo si los ciudadanos de Estados Unidos trabajan con los pueblos del mundo para revelar que los “enemigos” de Estados Unidos (Rusia, China y el Sur Global) son sus verdaderos amigos, y que sus “amigos” (en especial los imperialistas liberales de la City de Londres, y sus simpatizantes conservadores) son, como lo sabían Alexander Hamilton, Benjamin Franklin, y el casi asesinado FDR, el enemigo, no sólo de Estados Unidos, sino de la raza humana.
El proceso de diálogo que está teniendo lugar en las reuniones semanales de los viernes de la Coalición Internacional por la Paz, y que se produjo en la Conferencia del Instituto Schiller de dos días y cuatro paneles de la semana pasada, En el espíritu de Schiller y Beethoven: ¡Todos los hombres volverán a ser hermanos! puede provocar ese cambio de mentalidad. La verdadera colaboración entre los ciudadanos de un mundo liberado de la mentalidad geopolítica e imperial puede erigir una Nueva Arquitectura de Seguridad y Desarrollo, una nueva Declaración de Independencia, no para una nación, sino para todas las naciones.
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