16 de diciembre de 2024 (EIRNS) — Dentro de unos siglos, la civilización humana se extenderá más allá de la Tierra, impulsada por la energía de fusión nuclear controlada y poseedora de una productividad física órdenes de magnitud más allá de lo que es posible hoy en día, si no nos hacemos estallar antes, que sería el resultado inevitable de no cambiar el paradigma imperante en la OTAN anglo-estadounidense.

El Presidente electo Donald Trump sugirió a Rusia en su entrevista con Time que Rusia debería resistirse a responder a las acciones estadounidenses y esperar hasta que él tome posesión del cargo. Trump tiene ante sí la difícil tarea de intentar alcanzar una resolución pacífica del conflicto: Satisfacer las demandas declaradas de Putin exigirá cambios en la Constitución ucraniana, la derogación de leyes y la anulación de decretos presidenciales. Las agencias de inteligencia y las fuerzas especiales ucranianas, que tienen profundos vínculos con sus homólogos británicos y estadounidenses, presentan una fuerte oposición interna a cualquier posible acuerdo de paz.

En Siria, las fuerzas dominantes del HTS (antes llamada Al Nusra, y antes Al Qaeda), que han evitado cuidadosamente cualquier comentario negativo sobre el bombardeo israelí de emplazamientos militares en toda Siria, también han exigido el desarme y la disolución de cualquier elemento militar de organizaciones palestinas en territorio sirio. ¿Qué significa esto para la región?

Mientras el Presidente de Serbia ha expresado su preocupación por que las sanciones estadounidenses puedan cerrar la principal compañía petrolera de su país, Rusia e India firmaron un acuerdo de 10 años por 15 millones de barriles de petróleo al mes. Esto proporcionará a la India, que no se ha sumado a las sanciones a Rusia, un suministro energético económico y a largo plazo.

En contraste, un tribunal sudafricano anuló un programa gubernamental para construir 1.500 MW de centrales eléctricas de carbón, alegando que las centrales violarían el derecho de los niños a un medio ambiente sano. Los combustibles fósiles, especialmente las modernas centrales de carbón limpias, tienen un efecto profundamente positivo en la salud, al garantizar las necesidades para el desarrollo económico y liberar a los hogares de la pobreza energética y de las fuentes de contaminación interior como la leña para cocinar.

¿Qué hará Estados Unidos? ¿Representará el optimismo científico y desarrollista que caracterizó su fundación y sus mejores momentos, o se dejará arrastrar por el pensamiento maltusiano británico de suma cero?

Mientras existe la preocupación creíble de que el candidato de Trump a la cartera de Salud y Servicios Humanos (HHS, por sus siglas en inglés), Robert F. Kennedy, Jr. trataría de desmantelar hasta el progama de la vacuna contra la polio, Rusia está planeando desplegar una vacuna de ARNm contra el cáncer el próximo año. Ya firmó un acuerdo de cooperación espacial con Argelia y anunció que ha desarrollado una tecnología de satélites para detectar y localizar terminales Starlink en Ucrania.

¿Creara el pueblo de Estados Unidos las bases científicas y tecnológicas de una civilización exitosa? ¿O permitirá que la lógica mezquina del hegemonismo arrastre al mundo entero a una guerra nuclear a cuyos efectos quizá nadie sobreviviría?

Arriba en el espacio profundo, la nave espacial Voyager 1, lanzada en 1977 y que ahora se aventura a 15.000 millones de kilómetros de la Tierra, más allá de nuestro sistema solar, ¡recientemente ha vuelto a conectar con la NASA a través de un radiotransmisor que no utilizaba desde 1981! Si nos extinguimos en la Tierra, los discos de oro transportados por las Voyager -que contienen música e imágenes, podrían ser la única forma de que se conozca nuestra especie. Este compromiso con el futuro lo expresó el director del proyecto Voyager: “No las diseñamos para que durasen 30 o 40 años, las diseñamos para que no fallaran”.

¿Construiremos hoy un paradigma de seguridad y desarrollo diseñado para no fallar?