Aportar soluciones lúcidas a las crisis existenciales a las que se enfrenta la humanidad
1º de febrero de 2025 (EIRNS) — Apenas transcurridas dos semanas de la segunda presidencia de Donald Trump, la situación estratégica mundial es de tensión no resuelta, con señales contradictorias procedentes de la Casa Blanca sobre lo que cabe esperar. Es un periodo en el que la actividad organizativa dedicada en torno a soluciones lúcidas a las crisis existenciales a las que se enfrenta la humanidad puede mover montañas.
Por ejemplo, el viernes 31 de enero, el Presidente Trump dijo a los periodistas en la Oficina Oval que su gobierno ya había tenido conversaciones “muy serias” con Rusia sobre cómo poner fin a la guerra de Ucrania, y que él y el Presidente de Rusia Vladimir Putin “hablarán, y creo que tal vez harán algo que será significativo”.
Una señal esperanzadora, sin duda, ya que un diálogo directo de este tipo entre los dos jefes de Estado es crucial para construir una nueva arquitectura de seguridad que garantice las legítimas preocupaciones de seguridad de todas las partes, no sólo de algunas. Si y cuando se produzca un diálogo similar entre Trump y el Presidente de China, Xi Jinping (que Trump también ha dicho que quiere organizar rápidamente) podrían lograrse importantes avances en la tarea de construir una nueva arquitectura de desarrollo económico, incluyendo la solución del problema de los migrantes con grandes proyectos de desarrollo en el Sur Global, en lugar de contraproducentes acciones de deportación masiva. Si el Plan Oasis de LaRouche para el sudoeste asiático estuviera sobre el tapete para tal reunión entre Trump y Xi, incluso los problemas aparentemente insolubles de esa región podrían empezar a resolverse.
Como declaró Trump luego de su llamada telefónica del 17 de enero con Xi Jinping, tres días antes de su toma de posesión: “Espero que resolvamos muchos problemas juntos, y empezando inmediatamente... ¡El presidente Xi y yo haremos todo lo posible para que el mundo sea más pacífico y seguro!”.
Otro ejemplo es la histórica batalla que se está librando esta semana en el Senado de Estados Unidos, en las audiencias de confirmación de Tulsi Gabbard y Kash Patel. Esta es la salva de apertura en la promesa de campaña de Trump de acabar con el llamado “Estado profundo”, y ambos nombramientos hasta ahora se han mantenido firmes de manera efectiva contra el aluvión de calumnias y amenazas al que están siendo sometidos. Decenas de organizadores de la Organización LaRouche también desempeñaron un papel destacado al visitar cada oficina del Senado por segunda semana consecutiva, para entregar copias del folleto condenatorio “El Buro de los Mentirosos”, en una actividad de cabildeo contundente.
En el mismo momento en que estaban en marcha las audiencias de confirmación, el Presidente Trump continuó su práctica de mantener a sus enemigos fuera de equilibrio al anunciar que una media docena de altos funcionarios del FBI se les dijo que renunciaran o serían despedidos, y que estaba en marcha también una limpia más amplia de esa agencia corrupta en todo el país.
No cabe duda de que Trump ha dado un vuelco a la situación, en lo que respecta a la casta dominante. Pero, ¿qué viene ahora? La fuga suicida de Trump hacia la moda de las criptodivisas; sus políticas migratorias y arancelarias; y sus ataques a los esfuerzos del BRICS para acabar con el colonialismo, delatan una peligrosa falta de comprensión de la ciencia de la economía física. Su anuncio de una política unilateral de defensa antimisiles basada en el espacio suscitó rápidamente fuertes protestas por parte de Rusia.
Y, como declaró Helga Zepp-LaRouche en la reunión de la Coalición Internacional por la Paz (CIP) del 31 de enero, “claramente preocupante es la situación en Oriente Medio, donde el Presidente Trump básicamente ha repetido su propuesta inicial de trasladar a todos los palestinos de Gaza a Egipto, a Jordania e incluso a Indonesia, lo que fue rechazado por todos estos gobiernos. Obviamente, esto no beneficia a los palestinos, que siempre han defendido, a pesar de todo el increíble sufrimiento, el concepto de sumud, la firmeza, y la idea de aferrarse a su tierra, aunque esté cubierta de escombros y desechos”.
“La gran interrogante es: ¿qué pasará después? Mucha gente dice que en Cisjordania se está repitiendo lo que ocurrió en Gaza. Pero la pregunta es: ¿cuál será la solución que se ponga sobre el tapete para la paz en Gaza? Nosotros estamos promoviendo el Plan Oasis”, agregó Zepp-LaRouche.
Al término de la reunión de la CIP, Zepp-LaRouche hizo un llamado para que Occidente se replantee a fondo los principios en torno a los cuales organizamos nuestras naciones:
“Tenemos que superar de una vez este racismo absolutamente terrible, pensando que sólo nosotros en Occidente tenemos derecho a tener una vida digna, y reconocer el hecho de que los países del Sur Global tienen los mismos derechos que nosotros a tener un desarrollo armonioso para todos sus ciudadanos. Para ello hacen falta infraestructuras, industria, agricultura; porque si uno va de un lado para otro con una sola comida al día, se están violando sus derechos humanos. Entonces, como resultado, ocurren todo tipo de cosas”.
Zepp-LaRouche concluyó: “Esto da a todo el mundo la oportunidad de comprender y pensar en lo que significa realmente que el nuevo nombre de la paz sea desarrollo. Es importante poner fin a las injusticias políticas, pero no se remediarán si no se abordan las causas profundas de todas estas cosas”.
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