Go to home page

La semana que viene en Washington: Gabbard y Patel; Netanyahu; y la campaña para expulsar a China de las Américas

3 de febrero de 2025 (EIRNS) — Después de una semana explosiva de cobertura de las actividades ilegales del aparato del “Estado profundo” de Londres y Washington, que se expusieron en las audiencias del Senado sobre los nombramientos de Tulsi Gabbard y Kash Patel, el Senado pasará a una votación en el transcurso de esta semana. Ambos candidatos se han absuelto bien y el Presidente Trump les ha apoyado con su considerable peso político, tanto en público como en privado. Sin embargo, los estadounidenses deben aumentar la presión sobre el Senado para asegurarse de que sean aprobados, porque ese aparato del Estado profundo no tiene intención de quedarse callado.

Como explicó con sensatez el veterano ex analista de la CIA Ray McGovern en la reunión del 31 de enero de la Coalición Internacional por la Paz, el mismo aparato de la comunidad de inteligencia (CI) que está siendo expuesto y se siente tan amenazado por Gabbard y Patel, previsiblemente hará todo lo posible, tanto legal como ilegalmente, para asegurarse de que los senadores voten como la CI les dice que voten. McGovern recordó las prácticas de J. Edgar Hoover, del FBI, para dejar claro el punto. La hoja informativa de la Organización LaRouche “The Liars’ Bureau” (El Buró de los mentirosos) que ahora circula ampliamente en el Capitolio, expone la historia de ese tipo de criminalidad, que Gabbard ha recibido el mandato de limpiar.

Por lo tanto, es aún más significativo que Gabbard comenzara su declaración escrita de apertura ante el panel del Senado con un desafío inquebrantable: “Me siento honrada y agradecida al Presidente Trump por su confianza al postularme para servir a nuestro país como directora de Inteligencia Nacional en un momento en que la confianza en la comunidad de inteligencia está en su punto más bajo. Chuck Schumer admitió: 'Si te enfrentas a la Comunidad de Inteligencia, tienen seis maneras a partir del domingo de vengarse de ti'”.

Como si Washington no tuviera suficientes belicistas con los que lidiar, el Primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, llegó a la capital estadounidense el 2 de febrero y tiene previsto reunirse con el Presidente Trump el martes 4 de febrero. La agenda ostensible incluye discutir la naturaleza de la Fase 2 del acuerdo de cese al fuego e intercambio de rehenes entre Israel y Hamás. Pero Netanyahu tiene una agenda más profunda: conseguir el respaldo de Trump para su plan genocida de expulsar a todos los palestinos de Cisjordania y Gaza, y convertir la zona en una parte étnicamente limpia del Gran Israel, un viejo sueño del Ministerio de Asuntos Exteriores británico y su ideología geopolítica.

¿Consentirá Trump? ¿Coincidirán sus repetidos llamados a las naciones árabes vecinas para que acepten en sus países a millones de palestinos expulsados, una idea rechazada de nuevo enérgicamente el 1º de febrero por media docena de líderes árabes, con la táctica de Londres adoptada por Netanyahu? ¿O se inclinará el Presidente Trump, autoproclamado promotor inmobiliario y constructor, en la dirección de considerar el Plan Oasis de LaRouche, que la fundadora del Instituto Schiller, Helga Zepp-LaRouche, ha estado promoviendo activamente? Este enfoque, que beneficiaría a palestinos e israelíes por igual, funcionaría mejor con la participación activa de China en la reconstrucción de Gaza y de toda la región, como han afirmado destacados intelectuales chinos que es bastante factible.

Pero también hay grandes nubarrones en el horizonte de las relaciones entre Estados Unidos y China. Además de la equivocada decisión de Trump de imponer aranceles a China (10%), Canadá (25%) y México (25%) a partir del 1º de febrero, el secretario de Estado Marco Rubio acaba de iniciar su primer viaje al extranjero, cuya intención declarada es expulsar a China y sus proyectos de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR) de las Américas, y sabotear cualquier cooperación china existente con las naciones de la región.

La primera parada de Rubio fue Panamá, donde se reunió el 2 de febrero con el presidente José Raúl Mulino. En medio de los rumores de una posible invasión estadounidense del pequeño Panamá —desencadenados por las amenazas del Presidente Trump en su discurso inaugural de que “China está operando el Canal de Panamá y no se lo dimos a China. Se lo dimos a Panamá y lo vamos a recuperar”— Rubio consiguió fácilmente lo que buscaba. Mulino se comprometió a cancelar la adhesión de Panamá a la IFR tan pronto como tenga que renovar el Memorando de Entendimiento, y ya había acordado, incluso antes de la llegada de Rubio, abrir una “investigación” sobre las empresas de Hong Kong que gestionan los puertos en ambos extremos del Canal, es decir, expulsarlas lo antes posible.

¿Significa esto que Perú es el próximo en la lista negra, a la luz de la inauguración el año pasado del puerto de aguas profundas de clase mundial que China y Perú construyeron en Chancay?

El presidente Trump haría bien en recordar sus caracterizaciones anteriores de Rubio. En una entrevista con “Fox News Sunday” el 28 de febrero de 2016, Trump arremetió contra el que ahora es su Secretario de Estado: “Le llamo 'Pequeño Marco'... Es un tipo muy desagradable... un estafador”. Y lo que es aún más importante, Trump y sus asesores deben estudiar el folleto del Instituto Schiller “Miles de millones de empleos productivos para detener la emigración forzosa y la guerra”, que demuestra cómo la cooperación entre Estados Unidos y China contra los propios intereses financieros internacionales que dirigen el “Estado profundo” puede detener la campaña bélica y poner fin a las crisis de refugiados y drogas, dos de los compromisos políticos declarados más importantes de Trump.

Todas las demás opciones políticas, como en las que ya se ha embarcado el Presidente Trump, serán contraproducentes. Así que aprovechen al máximo el potencial de esta semana.

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

Volver    Volver al inicio

clearclearclear