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¿Ahora entiendes por qué Helga Zepp-LaRouche ha estado insistiendo en el Plan Oasis?

6 de febrero de 2025 (EIRNS) — Primero: No trates de hacer a un lado la conferencia de prensa de Trump y Netanyahu del 4 de febrero, como si fuese otro caso en el que el Presidente presenta propuestas descabelladas como si fueran "táctica de negociación", en las que supuestamente no quiso realmente decir lo que dijo: que Estados Unidos se hará cargo y se "apropiará" de Gaza; que utilizará la fuerza militar "si es necesario" para lograrlo; y que 1,8 millones de palestinos serán expulsados y "reubicados" en países vecinos (países que todos reafirmaron rápidamente que no participarían en dicha limpieza étnica).

A diferencia de otros, “yo no quedé completamente sorprendida” por las declaraciones de Trump, declaró Helga Zepp-LaRouche durante su Diálogo semanal por Internet del 5 de febrero, con el veterano ex analista de inteligencia Larry Johnson. “Ya conocíamos de este plan, que fue publicado por primera vez por la oficina del Primer ministro Netanyahu el pasado mes de mayo”. Además, el informe diario Daily Alert de EIR informó el 2 de febrero que la ostensible agenda de Netanyahu con Trump “incluye discutir la naturaleza de la Fase 2 del acuerdo de cese al fuego e intercambio de rehenes entre Israel y Hamás. Pero Netanyahu tiene una agenda más de fondo: conseguir el respaldo de Trumo para su plan genocida de expulsar a todos los palestinos de Cisjordania y de Gaza, y convertir la zona en una región étnicamente limpia del Gran Israel, un viejo sueño del Ministerio de Asuntos Exteriores del imperio británico y su ideología geopolítica".

Hay 61.000 palestinos muertos, según el último recuento oficial, para atestiguar que la aplicación de esa política ya está en marcha en Gaza.

Segundo: La única manera de lograr la paz en la región es avanzar simultáneamente en los frentes político y económico. Es esencial una solución de dos Estados, en la que se reconozca y se ponga en práctica la soberanía de Palestina. Al mismo tiempo, la reconstrucción masiva de la zona debe comenzar como parte de un plan de desarrollo global para la región  –el Plan Oasis de LaRouche– en el que China y las naciones de Europa y Estados Unidos cooperen para construir conjuntamente centrales nucleares que desalinicen enormes cantidades de agua salada para producir agua dulce, para reverdecer el desierto, y construyan canales y otras grandes obras de infraestructura.

El Plan Oasis es la respuesta adecuada al intento del consejero de Seguridad Nacional, Mike Waltz, por enmendarle la plana al Presidente ante la tormenta de oposición nacional e internacional, cuando afirmó falsamente el 5 de febrero que “nadie tiene una solución realista” que no sea el plan de Trump. “No creo que [Trump] deba ser criticado de ninguna manera”, alegó Waltz. “Esto va a hacer que toda la región proponga sus propias soluciones si no les gusta la solución del señor Trump”.

Habría que informarles a Waltz y a su jefe que a los estadounidenses, y a la gran mayoría de la gente en el mundo, no les gusta la propuesta de Trump, y que más bien sería inteligente estudiar y poner en marcha el Plan Oasis de LaRouche, una propuesta de infraestructura hídrica y desarrollo agroindustrial, con respeto a la soberanía de las naciones.

Tercero: Hay un problema axiomático subyacente en Occidente (incluido Estados Unidos), que hay que abordar de frente, o el genocidio no se detendrá. Y es la creencia profundamente arraigada de que los intereses fundamentales de Estados Unidos están reñidos con los de otros países, que no existe un interés común que comparte toda la Humanidad. Esa opinión es tan falsa como peligrosa.

“Cada vez que un país se considera el único relevante, que es el superior, creo que lleva una dirección terriblemente equivocada”, afirmó Zepp-LaRouche. “Hablando como alemana, siempre desconfío. No importa de qué país se trate: si se creen que son mejores que los demás, tienen el germen de una catástrofe potencial. Creo que la única forma de que el mundo llegue finalmente a un desarrollo pacífico, es que se proteja la legítima exigencia de todos y cada uno de los países del planeta, de que se protejan sus intereses de seguridad y su derecho al desarrollo”.

Este planteamiento es tan cierto en lo que se refiere a una solución al polvorín del sudoeste asiático, como a la forma de sacar al mundo del borde de la guerra nuclear, que se encuentra en el ámbito de la cooperación conjunta entre las potencias nucleares sobre el tipo de tecnologías que dejarán obsoletas las armas nucleares, como propuso Lyndon LaRouche en su Iniciativa de Defensa Estratégica.

“Existe el potencial para inyectar nuevas ideas absolutamente”, subrayó Zepp-LaRouche, “porque muchos programas se estrellarán contra la pared porque no son realizables, y entonces existe la opción de algo nuevo. Nosotros, desde el Instituto Schiller, seguimos impulsando el Plan Oasis, que ahora mismo fuerzas muy importantes de Oriente Medio, están tomando en consideración, las cuales básicamente ven el desarrollo económico conjunto de toda la región... como el único camino a seguir”.

Zepp-LaRouche concluyó: “Personalmente creo que el gran reto de nuestro tiempo es convencer a la gente de Europa y Estados Unidos de que estos países [de la Mayoría Global] no son sus enemigos; que el enfoque geopolítico para intentar contenerlos no funciona, no es moralmente sensato y no es factible. Así pues, ¿por qué no cambiar y pensar realmente en un nuevo paradigma en el que todos los países del planeta puedan convivir de forma mutuamente beneficiosa? Cada uno de nosotros tiene fortalezas y los demás ventajas. Si las juntamos todas, se podría construir una sociedad verdaderamente humana”.

“Todavía estamos en la fase inicial del gobierno de Trump”, subrayó Zepp-LaRouche. “Si nos movilizamos rápidamente, tal vez podamos echar a andar algo”.

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

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