11 de febrero de 2025 (EIRNS) —Aunque la Orden Ejecutiva del Presidente Trump del 7 de febrero titulada “Sobre las acciones atroces de la República de Sudáfrica" se refiere a la expropiación de tierras como la causa de su decisión de poner fin a toda la ayuda y asistencia a Sudáfrica, su verdadera queja con Sudáfrica es que se niega a alinear su política exterior a la de Trump.

De hecho, acusa a Sudáfrica de adoptar "posturas agresivas hacia Estados Unidos y sus aliados". Si esto suena a la política exterior de Biden-Blinken con más zarpazos, es porque lo es. En primer lugar, Trump se indigna por el hecho de que Sudáfrica presente una demanda ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ) contra Israel por genocidio, ¡y trata esa acción como si el verdadero crimen lo hubiera cometido Sudáfrica! En segundo lugar, Trump ve al BRICS como un enemigo al que hay que destruir, y Sudáfrica es miembro fundador muy importante del BRICS.

Trump, al igual que sus predecesores, alega que quiere proteger la soberanía de Estados Unidos, pero del mismo modo se muestra decidido a burlarse de la soberanía de todos los demás, porque, después de todo, los abusos de Estados Unidos al resato del mundo ya se han pagado con sus “ayudas”. El supuesto candidato de Trump a embajador de Estados Unidos en Sudáfrica, Joel Pollak (ex sudafricano), dijo en una entrevista el 4 de febrero con el portal de noticias sudafricano en inglés News24, que Sudáfrica "debe abandonar las políticas basadas en la raza y alinearse con Estados Unidos respecto a Israel y China si quiere seguir beneficiándose de la ayuda y los acuerdos comerciales especiales", según la reseña que hizo de sus declaraciones News24.

Entonces, ¿dónde encaja la expropiación de tierras por parte del gobierno sudafricano? A finales del 2024 se convirtió en ley un proyecto sudafricano de expropiación de tierras. Prevé indemnizaciones en la mayoría de los casos, pero con algunas excepciones, de las cuales la más importante es ésta: "Cuando el terreno no se esté utilizando y el principal propósito del propietario no sea desarrollarlo o utilizarlo para generar ingresos, sino beneficiarse de la revalorización de su valor de mercado". El antecedente es que, desde 1913, los amos blancos de Sudáfrica negaron por ley el derecho de propiedad a los sudafricanos negros sobre los bienes que poseían o habían ocupado durante mucho tiempo. Enormes cantidades de tierra fueron simplemente expropiadas, normalmente por la autoridad gubernamental, sin compensación alguna, y un número de ellas se conservan sin desarrollar ni explotar de ningún modo.

Joel Pollak dijo en la entrevista del 4 de febrero que "el mundo está cansado de que Sudáfrica se centre en reparar el pasado". (¿Te robé la granja de tu familia? ¡Eso fue hace mucho tiempo, olvídalo!).

El propio Trump publicó en Truth Social el 2 de febrero: "Sudáfrica está confiscando tierras y tratando MUY MAL a ciertas clases de personas... Una enorme VIOLACIÓN de los Derechos Humanos, como mínimo... Estados Unidos no lo tolerará, actuaremos...".

Sin embargo, John Steenhuisen, líder parlamentario de la Alianza Democrática, liderada por los blancos, que también es ministro de Agricultura, contradijo a Trump en un discurso público el 8 de febrero, cuando dijo que no quería que los granjeros afrikáners emigraran: "No se está expropiando tierra a gran escala a nadie en Sudáfrica sin compensación. No quiere decir que la ley de expropiación no sea perjudicial y por eso ha sido impugnada legalmente por la DA [Alianza Democrática], pero tenemos que asegurarnos de salvaguardar nuestro sector agrícola y los puestos de trabajo de los agricultores comerciales y los pequeños agricultores".

El interés de Trump en hacer propaganda sobre la tierra es construir un electorado para sí mismo entre los afrikaners, para utilizarlos para convertir a Sudáfrica en un títere de Estados Unidos, en especial en su política exterior contra el BRICS, y China en particular.