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Los halcones de la guerra entran en pánico cuando Trump destroza Ucrania. ¿Pero repetirá sus errores en Gaza?

14 de febrero de 2025 (EIRNS) — En la reunión del Grupo de Contacto sobre Ucrania del 12 de febrero en Bruselas, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, anunció una nueva política estadounidense para Ucrania. Declaró que Ucrania no entrará en la OTAN; que las tropas de mantenimiento de la paz que se desplieguen allí no estarán bajo el paraguas de la OTAN ni de su Artículo 5; y que Estados Unidos no enviará tropas a Ucrania. Además, devolver a Ucrania el territorio que ha perdido desde 2014 es “poco realista”, dijo Hegseth. Inmediatamente cundió el pánico en toda la facción más dura de la OTAN, en Europa y en Estados Unidos, entre quienes esperaban que el Presidente Trump mantuviera al menos cierto grado de confrontación con Rusia. Ni siquiera les redujo la conmoción el hecho de que Hegseth les dijo también que Estados Unidos tenía que prepararse más bien para enfrentar a China.

Trump remató el día con una llamada telefónica al Presidente Vladimir Putin, y puso en marcha lo que se rumorea que será la primera reunión en persona entre ambos mandatarios. Cuando un periodista le preguntó su opinión sobre si se permitiría a Ucrania entrar en la OTAN, Trump dijo que le parecía “poco práctico”, y luego fue más allá al reconocer que Rusia tenía intereses legítimos que debían tenerse en cuenta. “Mucho antes del Presidente Putin, ellos [Rusia] dijeron que de ninguna manera permitirían eso... Llevan mucho tiempo diciéndolo, que Ucrania no puede entrar en la OTAN, y me parece bien”. Si este reconocimiento se convierte en parte de un futuro acuerdo de paz, mejorará fundamentalmente el desolador estado de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia.

Esto, junto con la confirmación de Tulsi Gabbard como nueva Directora de Inteligencia Nacional, tendrá implicaciones sustanciales para los neoconservadores de la posguerra fría que se han apoderado de casi todos los rincones de la política exterior estadounidense. Aunque su derrota dista mucho de estar consolidada, y aún está por verse la naturaleza de lo que realmente hará Trump, se trata sin duda de un acontecimiento positivo que ha sacado al mundo del borde de la aniquilación termonuclear. El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, comentó el 12 de febrero: “Dos hombres educados acaban de mostrar al mundo cómo debe hacerse política. Sólo espero que esto haga que los que han olvidado cómo se hace, recapaciten y vuelvan a leer sus libros de historia, y los de ciencias políticas”.

Hubo otra declaración importante el 12 de febrero. La secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo, tras resumir la visita del rey Abdulá II de Jordania a Washington: “Sólo añadiría que el Presidente sigue comprometido de todo corazón con la paz en Oriente Medio. Y se ha encargado a nuestros socios árabes de la región que elaboren un plan de paz para presentárselo al Presidente”. Si eso fue un reconocimiento del rechazo casi universal al mentado “plan riviera” de Trump, no es ningún misterio que se necesita una propuesta diferente, y rápido. Al parecer, Egipto ha estado organizando a otras naciones de la región en torno a su propia propuesta, y está haciendo planes para realizar una gran conferencia sobre este tema a finales de mes. Otros países también han intervenido.

El 13 de febrero hubo indicios esperanzadores de que el acuerdo de cese al fuego entre Israel y Hamás se mantendría intacto y que se seguiría liberando a los rehenes, mientras que la ayuda llegaría por fin a la desesperada población de Gaza. Pero aun así, esta situación exige que se encuentre una solución superior antes de que la próxima zancadilla vuelva a lanzar a la región a una guerra total. El Plan Oasis de LaRouche es vital en este sentido.

La reunión del viernes 14 de febrero de la Coalición Internacional por la Paz es un importante punto de intervención en esta situación. La ponente principal es la doctora Naledi Pandor, ex ministra de Asuntos Exteriores de Sudáfrica, que aborda esta crisis como alguien que ha sido un participante esencial, no sólo en la lucha por un futuro para los palestinos, sino también en la lucha por desarrollar la hermandad entre la humanidad en su conjunto. Eso es lo que representa el Plan Oasis de LaRouche para el sudoeste asiático, y por eso debe promoverse urgentemente en todas partes en los próximos días.

Nos corresponde a nosotros aprovechar las oportunidades que nos brinda este mundo cambiante, oportunidades que no han existido desde hace décadas, o incluso siglos, y establecer una nueva arquitectura de seguridad y desarrollo, que tanta falta nos hace.

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

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