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Los planificadores atlanticistas están en clara necesidad de intervención psiquiátrica

20 de febrero de 2025 (EIRNS) — Después de la llamada telefónica entre Trump y Putin y de la reunión del 18 de febrero en Riad, Arabia Saudita, entre altos funcionarios estadounidenses y rusos, los planificadores y publicistas atlanticistas están mostrando un nivel de malestar que raya en la disociación y desquiciamiento.

Tomemos el caso de la venerable revista londinense The Economist, que publicó el 18 de febrero un artículo titulado “How Vladimir Putin Plans To Play Donald Trump” (Cómo planea Putin manipular a Trump) en el que alegan: “Como un jugador de póquer, el Sr. Putin sobresale proyectando confianza y fuerza. En realidad, sin embargo, sus cartas no son tan fuertes como quiere hacer creer a sus oponentes”. Luego, el artículo repasa la conocida letanía sobre el colapso del ejército ruso (“el desgaste del equipo es asombroso”), el hundimiento de la economía rusa, etc., para concluir citando a un funcionario estadounidense anónimo: “Por fin estamos colocando a Putin en la posición en la que queríamos que estuviera durante tres años. Sería una terrible vergüenza si le permitimos arrebatar la victoria de entre los dientes de la derrota”.

El diario británico Financial Times consideró oportuno publicar un comentario de todo su Consejo Editorial, en el que exigen que los británicos vuelvan a repetir la Carga de la Brigada Ligera. “El Primer ministro británico, sir Keir Starmer, dijo audazmente que estaba dispuesto a enviar tropas a Ucrania para garantizar la paz tras el cese al fuego si Estados Unidos proporcionaba apoyo”, escriben alentadores los editores, y luego dan instrucciones a Europa de que “su seguridad futura se decidirá en Ucrania, por lo que su primer deber es aumentar la ayuda militar a Kiev financiando la producción de armas ucranianas, aportando recursos en tecnología de aviones no tripulados y antidrones, subvencionando la capacidad de producción ampliada y firmando contratos a largo plazo para reemplazar el kit suministrado por Estados Unidos, como las defensas aéreas y los ataques de largo alcance. Podría utilizar su régimen de sanciones para acceder a las negociaciones e influir en ellas”. Si eso no fuera suficiente, Europa podría probar opciones que van desde “imponer una zona de exclusión aérea hasta el posible envío de tropas como ‘fuerza de seguridad’”. Todo ello con la adopción de una economía militar schachtiana en toda regla: “Un banco multilateral de defensa también podría ayudar a los gobiernos y a los fabricantes de defensa”.

Los editores de FT añaden luego, casi como una ocurrencia tardía: “Poner botas sobre el terreno en cantidad suficiente sería un esfuerzo enorme. Podría resultar imposible sin el apoyo de Estados Unidos”, algo que, por supuesto, no va a ocurrir.

O la revista estadounidense Foreign Policy, vocera de los neoconservadores fundada por Samuel Huntington (“choque de civilizaciones”). Un artículo del 18 de febrero de Kishore Mahbubani, miembro distinguido del Instituto de Investigación sobre Asia de la Universidad Nacional de Singapur, se titula It’s Time for Europe To Do the Unthinkable (Es hora de que Europa haga lo impensable); el autor confiesa desde el principio que “tiempos desesperados exigen medidas desesperadas. Y como me enseñaron mis gurús geopolíticos, siempre hay que pensar lo impensable, como debe hacer Europa ahora”. Sus tres opciones impensables son: 1) “Primero, Europa debería anunciar su voluntad de abandonar la OTAN... 2) Elaborar un nuevo gran acuerdo estratégico con Rusia... [ya que] ¿cuál es el rival estratégico más fundamental de Rusia, la UE o China? ¿Con quién tiene la frontera más larga?... 3) Elaborar un nuevo pacto estratégico con China”.

Y por último, tomamos nota del lamento escrito de Richard Haass, presidente emérito del Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva York y director de planificación política bajo la presidencia de George W. Bush, en una entrevista con el programa Morning Edition de NPR, la radio pública nacional. “Es evidente que nos estamos alejando del mundo en el que Estados Unidos, junto con sus aliados, aliados de 75, 80 años en muchos casos, trabajaban juntos en la construcción de todo tipo de organizaciones y principios para regir las relaciones internacionales... Estamos avanzando hacia un mundo mucho menos centrado en Estados Unidos”.

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

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