20 de febrero de 2025 (EIRNS) — Egipto tiene un plan de acción para contrarrestar la propuesta del Presidente Donald Trump de desalojar a los palestinos de su tierra natal. El plan de El Cairo se detalla en un artículo del ex parlamentario egipcio, Amr Hamzawy, actual director del Programa para Medio Oriente de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, con sede en Washington, DC. El artículo se publicó el 18 de febrero en el diario Al Ahram, estrechamente vinculado al gobierno egipcio.

Hamzawy plantea que "al gobierno de Estados Unidos le ha quedado claro que la postura de Egipto de rechazo a desalojar a los palestinos de la Franja de Gaza es una postura de principios que no está sujeta a compromisos". También se informó a Estados Unidos que los planes de desplazar a la población "son una amenaza al Tratado de Paz egipcio-israelí de 1979 y ponen a prueba la asociación estratégica entre Estados Unidos y Egipto. Y luego de que Trump insinuara la posibilidad de congelar la ayuda militar y económica estadounidense a Egipto, el Presidente Abdel-Fattah el-Sisi canalizó la furia oficial y popular ante tales planes en una maniobra diplomática al posponer indefinidamente su visita prevista a Estados Unidos".

Entre los diez principales objetivos de la propuesta programática egipcia se encuentran, por un lado, frustrar los planes de desplazamiento, prepararse para defender la seguridad nacional egipcia y evitar cualquier implicación en guerras y conflictos militares. Dado que es necesario proteger la asociación estratégica con Estados Unidos, ya que beneficia a las dos partes, Egipto debe movilizar sus recursos y activar alternativas a la ayuda de Estados Unidos, tanto militar como económica, y Egipto debe apoyar a Jordania y procurar el establecimiento de un Estado palestino. Egipto debería colaborar con el Quinteto Árabe formado por Egipto, Jordania, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos y Qatar para reactivar la Iniciativa de Paz Árabe del 2002 y trabajar con el gobierno estadounidense para poner en marcha negociaciones globales de paz y seguridad en el Medio Oriente.

Entre las ocho medidas directas, Egipto debe garantizar que el alto al fuego y la entrega de ayuda humanitaria se completen, y movilizar suficientes recursos materiales (equipos pesados, materiales de construcción, casas móviles, unidades de agua y alcantarillado, electricidad y asistencia médica móvil con recursos financieros).

Asimismo, se debe crear un consenso en torno a estas a nivel palestino, árabe e internacional, para poner en marcha rápidamente los esfuerzos de reconstrucción de forma que se garantice a la población de Gaza el restablecimiento gradual de la seguridad humana con sus componentes esenciales (desde agua potable limpia y servicios de saneamiento adecuados hasta viviendas apropiadas, atención médica y servicios educativos). Esto debe plantearse al gobierno de Trump, como “alternativas viables” a los planes de desalojo. Debe coordinarse con las potencias internacionales que rechazan el plan de expulsión y desalojo, entre ellas la Unión Europea, China y Rusia, así como con las Naciones Unidas, etc.

Almismo tiempo, Egipto debe promover la reconciliación nacional entre todas las facciones palestinas respecto a la futura gobernanza de Gaza, que probablemente excluya el regreso de Hamás al poder. También debe rechazar firmemente las políticas de anexión y asentamiento que está aplicando actualmente la extrema derecha israelí en Cisjordania.

En conclusión, el artículo señala que Egipto está bien posicionado políticamente para llevar a cabo esta propuesta programática. Es la "voz de la paz, ya que fue el primer país árabe en poner fin al estado de guerra con Israel, en buscar soluciones negociadas a la cuestión palestina y al conflicto entre los árabes e Israel, tiene el poder militar para proteger su soberanía al tiempo que mantiene la confianza de sus socios árabes y el apoyo popular a esta propuesta".