El mundo parece roto solo si aún no has descubierto lo que está pasando
22 de febrero de 2025 (EIRNS) — En una entrevista del 20 de febrero, el secretario de Estado Marco Rubio reiteró la posición del gobierno de Trump, contraria a la doctrina neoconservadora de no tener ninguna relación con Rusia. Luego de criticar al gobierno de Biden por haber cortado casi todas las relaciones diplomáticas con Rusia, dijo: “En última instancia, tenemos que ser capaces de hablar con una nación que tiene, en algunos casos, el mayor arsenal de armas nucleares tácticas del mundo y el segundo mayor, si no el mayor, arsenal de armas nucleares estratégicas del mundo... Nos guste o no, Rusia es una potencia, una potencia mundial”. Del mismo modo, Estados Unidos rechazó un lenguaje que incluya referencias a la “agresión rusa” tanto para una próxima declaración para una cumbre virtual entre los mandatarios del G7 como para una resolución en la ONU.
Esto sigue a los acontecimientos de los últimos días, mediante los cuales el gobierno de Trump está trastornando el actual orden mundial. Resulta revelador que la casta política dominante en Gran Bretaña, que ha sido durante mucho tiempo arquitecto del mundo neoliberal en decadencia, esté más que histérica. La “relación especial” entre Estados Unidos y el Reino Unido se está “evaporando ante nuestros ojos”, escribió el ex ministro de Estado del Ministerio de Asuntos Exteriores británico y ahora director general de la Canning House del Reino Unido, Jeremy Browne. Y la cadena británica oficial de noticias, la BBC de Londres, comentó: “Vivimos en una presidencia estadounidense basada en la diplomacia de las grandes potencias. Si podemos funcionar dentro de eso, bien. Si no, que Dios nos ayude”. En los próximos días, tanto el Primer ministro británico Keir Starmer como el Presidente de Francia, Emmanuel Macron viajarán a Estados Unidos para intentar cortejar a Trump.
Luego está la desesperación y locura pura que expresa el semanario de la City de Londres, The Economist, en su artículo de portada de la semana, en el que exige que el Reino Unido y Francia “utilicen sus armas nucleares para blindar al continente” en caso de que Estados Unidos bajo Trump haga un trato con Rusia y “abandone” a Europa. Esta opinión no es aislada; un artículo del diario The Telegraph la desarrolla. Citan a Friedrich Merz, líder de la “Unión Demócrata Cristiana” (CDU) alemana y probable próximo Canciller tras las elecciones de este domingo, quien se hace la misma pregunta, si el paraguas nuclear británico y francés “podría aplicarse también a nosotros”. Otros “expertos” que menciona el artículo concluyen que Europa debe ampliar rápidamente su dotación de armas nucleares tácticas para luchar en la próxima guerra con Rusia.
Te invitamos a reflexionar, antes de decidir si estas afirmaciones son temerarias y peligrosas, o si son risibles y absurdas, dada la situación actual de Europa. Más bien, nótese que son la expresión de una visión del mundo que ha fracasado. Como dijo Helga Zepp-LaRouche durante la reunión de la Coalición Internacional por la Paz del 20 de febrero, las diversas respuestas a lo que está haciendo Trump indican que está ocurriendo un “cambio axiomático más profundo”. No se tata de errores cometidos por individuos o países, o en la comprensión de un “asunto” en particular, sino que esos errores son una expresión del proceso de pensamiento subyacente que controla, y a menudo condena, a una sociedad determinada.
Lyndon LaRouche escribió en su ensayo de enero de 1977 “Return to the Machine-Tool Principle” (Regreso al principio de la máquina-herramienta):
“En resumen, la aplicación del método dialéctico socrático a cualquier conjunto mutuamente no incompatible de proposiciones en geometría, lleva a aducir un conjunto subyacente de definiciones, axiomas y postulados. Todas las proposiciones posibles que no son incompatibles con todas y cada una del conjunto de definiciones, axiomas y postulados, constituyen una red de teoremas; el conjunto de definiciones, axiomas y postulados, así empleado, constituye una hipótesis. No existe ningún sistema de pensamiento matemático, o de otro tipo, que no esté determinado, así, por una hipótesis subyacente eficazmente determinante.
“En la economía, como en la física experimental en general, cualquier hecho de la naturaleza que no pueda hacerse eficientemente compatible con las hipótesis físicas existentes generalmente aceptadas, constituye una paradoja: el hecho existe, desafiando obstinadamente los esfuerzos más histéricos de la opinión preexistente para negar la posibilidad misma de su existencia. Tales paradojas son la materia de la que está hecha la física experimental válida, y la economía”. LaRouche podría haber añadido a esta lista, la historia también. La razón es la siguiente.
Una vez identificada una paradoja en una estructura axiomática subyacente, uno no puede limitarse a añadirla al entramado de suposiciones existente, como si simplemente estuviera actualizando una hoja de cálculo con nueva información. Más bien, LaRouche escribe: “Debemos generar una hipótesis completamente nueva, teniendo en cuenta la forma en que el principio recién descubierto afecta a todos y cada uno de los elementos de definición, axioma y postulado de la hipótesis sustituida”.
Así pues, el mundo se encuentra al borde de una nueva era, de un nuevo paradigma, que espera nacer sobre las cenizas de un paradigma moribundo y fracasado. Llevar a la existencia esa nueva hipótesis debe ser la misión que guíe a cualquier fuerza política seria hoy en día. Esta actividad no debe limitarse a tratar de resolver los “problemas” o conflictos individuales que afligen al mundo, ni a desterrar simplemente a los responsables de causarlos, sino que debe utilizar las paradojas cada vez más evidentes de la cultura popular actual para hacer añicos sus fallidas creencias axiomáticas subyacentes y sustituirlas por otras científicamente más veraces. Este proceso, y no Donald Trump, será la fuerza motriz de la historia si actuamos en consecuencia.
Un buen punto de partida para tal investigación son los Diez principios para una nueva arquitectura internacional de seguridad y desarrollo de Helga Zepp-LaRouche.
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