24 de febrero de 2025 (EIRNS) — Mientras el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, avanza hacia una resolución pacífica de la crisis en Ucrania, algunos europeos no están muy contentos con ello. El Presidente polaco Andrzej Duda se reunió con Trump el 22 de febrero. Macron llega el 24 de febrero para presionar a Trump para que respalde una fuerza de “mantenimiento de la paz” de 30.000 soldados en Ucrania, una propuesta que Rusia ha rechazado por completo. Luego, el Primer ministro del Reino Unido, sir Keir Starmer, viene a deshonra a Washington con su presencia el 27 de febrero con esperanzas similares de engatusar a Trump para que continúe la confrontación militar.

El ministro de Asuntos Exteriores del Reino Unido, David Lammy, también está trabajando. Quiere “apretar las tuercas” a Rusia imponiendo algo que probablemente arrancará un bostezo de Moscú: algunas sanciones más. “Este es un momento crítico en la historia de Ucrania, Gran Bretaña y toda Europa”, afirmó. “Ahora es el momento de que Europa redoble su apoyo a Ucrania, en busca de la paz a través de la fuerza. En el campo de batalla seguimos comprometidos a proporcionar 3.000 millones de libras de apoyo militar al año”.

Por su parte, Trump está jugando duro con Ucrania. Quiere un acuerdo sobre los minerales de Ucrania que, mediante el cual Ucrania enviaría la mitad de sus ingresos minerales a un fondo administrado por Estados Unidos, hasta alcanzar los $500 mil millones de dólares en valor, como pago de las ayudas de Estados Unidos a Ucrania.

El viceministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Ryabkov, compartió la buena noticia de que el proceso para organizar una reunión entre Trump y Putin está avanzando, y el ministro de Asuntos Exteriores, Lavrov, calificó de acto de “sentido común” la negativa de Estados Unidos a sumarse a una resolución antirrusa en las Naciones Unidas. La reunión de funcionarios estadounidenses y rusos “no es el fin de la confrontación entre Rusia y Occidente”, dijo, “pero todo el mundo admite que el inicio del diálogo en sí es la vuelta a la normalidad, y todo el mundo le da la bienvenida”. El secretario de Estado, Marco Rubio, hizo comentarios similares durante una extensa entrevista en la que subrayó que la diplomacia no puede funcionar sin comunicación, algo de lo que careció por completo el gobierno anterior con respecto a Rusia.

Mientras tanto, sigue siendo una incógnita si Trump aplicará una política exterior independiente en el sudoeste asiático. Al primer ministro israelí Netanyahu nada le gustaría más que arrastrar a Estados Unidos a una guerra con Irán. Netanyahu está aumentando la presión: Israel ha bloqueado la liberación de presos que iban a ser liberados a cambio de los rehenes liberados por Hamás esta semana y ha culpado a Irán de los sospechosos atentados con bomba contra autobuses en Tel Aviv, aunque los únicos detenidos hasta ahora son dos judíos israelíes. Trump dice estar abierto a alternativas a su plan “Riviera” para Gaza, y Hamás ha indicado que está dispuesto a ceder el control político de Gaza a un órgano de gobierno palestino alternativo.

Helga Zepp-LaRouche emitió una declaración sobre las elecciones parlamentarias alemanas del domingo 23 de febrero. Señala que la elección se llevó a cabo en una burbuja, con los temas más importantes del día, la guerra OTAN-Rusia, el bombardeo del Nord Stream, el colapso industrial de Alemania, apenas aparecieron en la discusión electoral, ya sea en los medios de comunicación o por los propios partidos. “La salida para Alemania pasa por la cooperación con los países del BRICS y, por tanto, con la Mayoría Global”, concluye. “Los ciudadanos alemanes deben estar preparados para ser mucho más activos si queremos asegurar el futuro de Alemania”.

Es un buen consejo para todo el mundo. Europa necesita una política exterior propia e independiente. Y Estados Unidos necesita desesperadamente reorganizar sus prioridades, hacia las grandes inversiones en infraestructuras, ciencia y cooperación que garantizarán un futuro de abundancia y sentido personal.