El orden basado en reglas se desmorona a una velocidad récord
10 de marzo de 2025 (EIRNS) — Los sucesos históricos se vienen sucitando casi a diario, lo cual subraya la naturaleza dramática del proceso histórico que tiene lugar actualmente en el mundo. Más amplio que el nuevo gobierno de Trump en Estados Unidos, la escala de este proceso abarca un cambio histórico de al menos los últimos 500 años de colonialismo y neocolonialismo, uno de cuyos efectos es la propia asunción de Trump al gobierno con los cambios inherentes. Pero lo que es más importante es que todos esos cambios subrayan la necesidad de una arquitectura de seguridad y desarrollo totalmente nueva que sustituya al “orden basado en reglas” que se está desintegrando.
En Ucrania, la guerra sustituta de la OTAN contra Rusia parece estar en las últimas. Las tropas rusas han maniobrado ostensiblemente detrás de las líneas del frente ucraniano en Kursk (el territorio que Ucrania había arrebatado a Rusia el pasado agosto en un vano intento de distraer la atención de sus pérdidas en el este de Ucrania) marcando el principio del fin de las tropas ucranianas en la región. Los informes indican que las tropas ucranianas están perdiendo terreno a cada hora y es probable que muy pronto queden completamente expulsadas de la región rusa de Kursk. Al producirse en vísperas del viaje de Zelenski a Washington junto con sus facilitadores del Reino Unido y Francia, esta pérdida significaría que la posición de Ucrania en cualquier posible negociación de paz sería aún peor de lo que es actualmente, y subraya aún más el abyecto fracaso del esfuerzo anglo-estadounidense por “debilitar a Rusia”.
Otro ámbito en el que esto se manifiesta es Siria, donde en los últimos días han estallado combates a gran escala. Llegan informes de que las víctimas civiles se cuentan por centenares, y pueden ser mucho más, ya que cristianos, alauitas, drusos y otras minorías sirias están en el punto de mira del régimen sirio vinculado a Al Qaeda para su eliminación. Como ha advertido EIR durante más de una década, el intento del gobierno de Obama de derrocar al gobierno de Bashar al-Assad conduciría, si tiene éxito, a la mortandad en masa en toda Siria y más allá. Parece que ahora estamos siendo testigos de ese trágico resultado de no haber abandonado antes esa política.
Pero quizás la manifestación más flagrante del colapso del actual orden oligárquico basado en reglas sean los acontecimientos que se están desarrollando en Europa. En lugar de aceptar un acuerdo pacífico en Ucrania y una futura relación con Rusia, los dirigentes europeos están empeñados en escalar aún más en su obsesión contra Rusia. La presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quiere invertir 800.000 millones de euros en un plan de “Rearme de Europa”, mientras que el que se espera que sea el futuro Canciller de Alemania, Friedrich Merz, quiere destinar 400.000 millones de euros a armamento y 500.000 millones de euros a “infraestructura” que en gran medida tendrán fines militares.
Si Europa continúa trazando un camino de guerra y se opone a los movimientos de Trump hacia la paz con Rusia, “entonces están cometiendo un error histórico catastrófico”, escribió Helga Zepp-LaRouche en una declaración publicada el 9 de marzo. Zepp-LaRouche explica: “Si luego también intentan financiar la enorme falta de capacidades militares creando dinero fuera de los presupuestos regulares, están repitiendo la política del presidente del Banco del Reich [de Hitler] Hjalmar Schacht de los billetes Mefo en la década de 1930. En ese instante, la gran guerra con Rusia y con todos los países con los que Rusia mantiene una asociación estratégica se convertiría en una profecía autocumplida”.
Los acontecimientos de hoy piden a gritos un nuevo sistema: una nueva arquitectura de seguridad y desarrollo que deje atrás para siempre las creencias y axiomas fracasados del pasado. Aunque el gobierno de Trump ha mostrado signos esperanzadores en esta dirección, queda mucho por ver si puede actuar conscientemente sobre la base de ese nuevo conjunto de axiomas para guiar sus políticas o caer en las arenas movedizas y el caos de lo viejo. Los informes sobre negociaciones directas entre Estados Unidos y Hamás, a espaldas de Israel, ofrecen otro indicio esperanzador de que Occidente está redescubriendo el arte de gobernar y la diplomacia.
La pregunta pertinente que cabe hacerse es: “¿Cuáles son los principios rectores y los axiomas de esta nueva arquitectura de la que se habla?”. Parte de la respuesta a la pregunta requiere comprender la relación entre economía y seguridad: la falta de una, vulnera a la otra. Como dijo el 6 de marzo el Ministro de Asuntos Exteriores de Zimbabue, Amon Murwira, al explicar por qué su país ha solicitado ahora ser miembro del BRICS: “Según nuestra constitución, no sólo debemos ser panafricanos, sino también unirnos a grupos progresistas que sean buenos para el crecimiento socioeconómico de nuestro país y para promover la paz en el mundo y, normalmente, la paz se fomenta a través del desarrollo económico” (énfasis añadido).
En otras palabras, hay que pensar de forma diferente sobre lo que significa asegurar la paz tras décadas y siglos de colonialismo y guerra, como dejan claro los Diez Principios para una Nueva Arquitectura Internacional de Seguridad y Desarrollo de Zepp-LaRouche. Hoy, un Plan Oasis para el Sudoeste Asiático, que resolvería por fin el conflicto entre Israel y Palestina, y puede ser el inicio para otras grandes iniciativas de desarrollo económico en todo el mundo, dando un vuelco definitivo a la era de la geopolítica y el imperio. Sería un final apropiado para el chasquido de dientes y las rabietas del actual orden basado en reglas.
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