12 de marzo de 2025 (EIRNS) — “El hombre de los números 'anti-Trump' que puede obligar al Reino Unido a tomar partido” es el titular de un artículo en el sitio de la BBC de Londres del 10 de marzo, basado en una entrevista del “director de economía Faisal Islam”. En el artículo no lo destacan, pero Carney ha sido, y presumiblemente sigue siendo, extremadamente cercano al rey Carlos (el reciente campeón de Zelenski) de quien ha sido el “acólito climático”, además de no tener rival en poder entre los banqueros centrales, con la posible excepción del italiano Mario Draghi.

Esta cita del artículo de la BBC es significativa: “Carney cree que Trump sólo respeta el poder. Sobre cualquier intento de apaciguar a Trump, dijo 'buena suerte con eso'. Se va a concentrar en más represalias arancelarias para llevar la inflación y el alza de las tasas de interés al ‘vecino del sur’ de Canadá”. Y quiere coordinar esta guerra financiera con el Reino Unido. “El nuevo liderazgo de Canadá espera el apoyo de su aliado de la Commonwealth, el Reino Unido. Tras mi reciente entrevista con él, Carney dirigió la cámara hacia el retrato de la pared del despacho desde el que hablaba conmigo: El rey Carlos. El mensaje era claro. Canadá y el Reino Unido deben estar del mismo lado en esta nueva era mundial”.

El discurso de aceptación de Carney en el Partido Liberal, el 9 de marzo, de su candidatura para sustituir a Justin Trudeau como primer ministro, estuvo políticamente en línea con el de Ursula von der Leyen, de la Comisión Europea, y otros sinarquistas de línea dura antiestadounidenses de Europa. “En comercio como en hawkey [su pronunciación de Hockey], ganaremos”. Los aranceles de Canadá se mantendrán “hasta que nos traten con respeto”. “No podemos dejar que gane” Trump. “Días oscuros provocados por un país en el que ya no podemos confiar”, etc.

Ya en agosto de 2019 en Jackson Hole, Wyoming, en la reunión anual de los banqueros centrales, Carney dio el discurso principal sobre “reemplazar al dólar por una moneda digital global gestionada por los bancos centrales”. La “Alianza Financiera Global por el Cero Neto” de Carney para estructurar la estafa financiera del “cambio climático”, para la que él y otros reclamaron cientos de billones de dólares dispuestos a boicotear las inversiones en combustibles fósiles, se ha desmoronado en gran medida, y ya muchos de los mayores bancos y otros actores la han abandonado.

Su empresa Brookfield Asset Management (BAM), una de las grandes (aunque no a la escala de BlackRock), está “bajo escrutinio”, como dijo Financial Times en un artículo reproducido en Financial Post el 9 de marzo, por ser una especie de curiosa variación de un esquema de pirámide financiera. BAM compra repetidamente activos inmobiliarios a sí misma, utilizando diversas divisiones y estructuras corporativas, y contabiliza los “beneficios” de estas ventas, que pasan a su cartera. Esto se llama “gestión circular del capital”. Su cartera inmobiliaria internacional, por lo demás, está perdiendo dinero, según el Financial Times, que califica el funcionamiento financiero de BAM de “extremadamente complejo”.

Carney fue también codirector de “riesgo soberano” de Goldman Sachs durante el periodo 1998-2003, en el que Goldman desempeñó un papel protagónico en el colapso de la firma Long Term Capital Management y desencadenó una crisis bancaria de la que Goldman se benefició. Posteriormente dirigió el Banco de Canadá durante la crisis de 2007-08, donde se le atribuye haber sido el primer banco central en rescatar bancos y evitar que los grandes bancos canadienses quebraran durante la crisis. Después fue gobernador del Banco de Inglaterra durante ocho años; jefe de la Junta de Estabilidad Financiera del Banco de Pagos Internacionales; planificador de conferencias para los eventos de Davos; y, por último, pero no por ello menos importante, socio de sir Mike Bloomberg en la dirección de las operaciones climáticas de la ONU. El método de Carney, contra las empresas que persisten en invertir en combustibles fósiles, fue “dejarán de existir”, como declaró públicamente en un discurso ante la ONU.