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Una hermosa visión para la humanidad en tiempos de grandes turbulencias

12 de marzo de 2025 (EIRNS) —Para liderar, ¿cómo se piensa con claridad en tiempos de crisis? ¿Quién ve el camino a seguir y puede hacer que los demás también lo vean? Los juicios erróneos, incluidas las renuncias al discernimiento, pueden eliminar naciones enteras, como han demostrado Ucrania y la dirigencia enana de Europa en las últimas dos semanas.

En cuanto al “ciudadano promedio” atrapado en la “burbuja informativa” de la despistada anglosfera: Cuando se trata de los cambios tectónicos que se están produciendo en todo el mundo en este momento, nuestro consejo es: No supongas que tienes una idea clara de lo que está pasando. Sólo abandonando esa presunción, y prestando mucha atención a nuestro EIR Daily Alert, se puede esperar averiguar lo que realmente está sucediendo.

El mundo ha entrado en una vorágine de cambio. Al igual que con los acontecimientos de 1989-1891, se ha producido un cambio sistémico que ha puesto fin al reciente delirio “unipolar” del “fin de la historia” de 1991-2024, pero que va mucho más allá. Varios comentaristas, “personalidades de los medios noticiosos”, líderes políticos de otras épocas, entre ellos ex Presidentes y ex Primeros ministros, así como “especialistas” en política exterior e interior, finanzas e incluso ciencia y tecnología, presumen de conocer la dirección en la que se dirige ahora la sociedad. Pero no es así. Estamos en aguas desconocidas, nunca antes navegadas en la historia. Se trata de un cambio de época, nunca visto en más de 500 años. Para saber hay que pensar cosas que antes no se pensaban. Para saber lo que puede suceder, se requiere la perspectiva histórica de más de 2500 años del fundador de Executive Intelligence Review, el difunto economista y estadista Lyndon LaRouche (1922-2019) para recordar el futuro, para pronosticar lo que debe suceder a continuación.

El coronel del ejército estadounidense Martin O'Donnell, portavoz del Cuartel General Supremo de las Potencias Aliadas en Europa, dijo ayer en un comunicado que la OTAN sigue “planificando y ejecutando ejercicios” con sus 32 Estados miembros para “aumentar nuestra preparación colectiva para disuadir posibles amenazas contra el euroatlántico y defender a sus mil millones de habitantes”. ¿De quién los van a defender? ¿Del resto de los 7.000 millones de habitantes de la raza humana? Sea lo que sea lo que O'Donnell quiso decir, ese pensamiento deriva de una invisible “estructura de pecado”, como se refirió a ella el Papa Juan Pablo II. Recuerden cuando el jueves 13 de octubre del 2022, Josep Borrell se dirigió a la Academia Diplomática Europea en Brujas, Bélgica, y dijo:

“Europa es un jardín. Hemos construido un jardín. Todo funciona. Es la mejor combinación de libertad política, prosperidad económica y cohesión social que la humanidad ha sido capaz de construir: las tres cosas juntas...”.

“El resto del mundo”, agregó Borrell, “no es exactamente un jardín. La mayor parte del resto del mundo es una jungla, y la jungla podría invadir el jardín... Los jardineros tienen que ir a la jungla. Los europeos tienen que comprometerse mucho más con el resto del mundo. De lo contrario, el resto del mundo nos invadirá, por diferentes vías y medios”. A lo que las naciones de África, Asia y Sudamérica, la Mayoría Global, responden: “Ya he estado allí, ya lo he hecho. No, gracias”.

“Hasta ahora, las instituciones y las élites europeas no han reflexionado sobre sus errores estratégicos de las últimas décadas, que han conducido a la situación actual tan poco placentera para ellas. En lugar de aprovechar la gran oportunidad histórica que ofreció la caída del Muro de Berlín y la reunificación de Alemania, para establecer un orden de paz absolutamente posible en aquel momento, toda Europa acabó siguiendo la política de los neoconservadores anglo-estadounidenses”, advierte Helga Zepp-LaRouche en su llamado “En lugar de rearmarnos para la Gran Guerra, ¡Necesitamos crear una Arquitectura de Seguridad Global!”. Su declaración política no sólo debe ser leída, difundida y respaldada. Debería estudiarse junto con los Diez Principios para una Nueva Arquitectura Internacional de Seguridad y Desarrollo, que Zepp-LaRouche escribió en noviembre del 2022, para entender lo que hay que hacer a continuación y, por tanto, lo que ocurrirá después.

Por ejemplo: En las próximas 48 horas sabremos cómo responden los rusos a las propuestas que ahora se presentan tras las discusiones de Estados Unidos con funcionarios ucranianos en Yeda, Arabia Saudita. Lo que ya sabemos, es cómo ha respondido Rusia a los más de 343 drones lanzados por Ucrania el 10 de marzo, muchos de ellos sobre la ciudad de Moscú. Esos ataques con drones causaron 3 muertos y 18 heridos. “El bombardeo de centros de población en muchas regiones rusas, así como los asesinatos despiadados e indiscriminados de civiles, son indicativos de la agonía del régimen neonazi dirigido por Zelenski, que se ha empantanado en el terrorismo, la anarquía, la corrupción y el cinismo. Dominado por una rabia impotente, y en un esfuerzo por complacer a sus manipuladores occidentales, el régimen se esfuerza por matar y mutilar a tantos inocentes como puede”, declaró el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia en su comunicado del 11 de marzo.

¿Cómo podemos nosotros, a diferencia de quienes están atrapados en su despistada “burbuja informativa”, saber, incluso antes de que Rusia responda a Estados Unidos, y de que Estados Unidos responda, qué política debemos aconsejar al gobierno de Estados Unidos que adopte, no sólo con respecto a Rusia, sino también al sudoeste asiático, China y el Sur Global? ¿Quién asume la responsabilidad de saberlo? Si no lo hacemos, seremos meros espectadores de nuestra propia historia, impotentes para influir en los acontecimientos por decisión propia. La declaración de Zepp-LaRouche, basada en principios, más que en “sugerencias útiles”, aborda cómo pensar incluso sobre este acontecimiento futuro inmediato.

“La humanidad llegó a un punto en el que debe superar los viejos patrones de pensamiento impregnados de geopolítica y Guerra Fría, y sustituirlos por una nueva arquitectura mundial de seguridad y desarrollo que tenga en cuenta los intereses de todas las naciones del planeta. Un ejemplo positivo de ello es la Paz de Westfalia, que se produjo porque las partes beligerantes llegaron a la conclusión de que, si la guerra continuaba, nadie podría disfrutar de la victoria, ya que no habría sobrevivientes. ¡Cuánto más convincente es este argumento en tiempos de armas termonucleares que, de utilizarse, llevarían a la extinción de toda la humanidad!”.

La humanidad no debe dejarse atrapar por debajo del nivel de su historia en pleno desarrollo. El precio puede ser nuestra autoextinción. En esta circunstancia actual, los únicos sobrevivientes, intelectual, espiritual y físicamente, incluidas las naciones, serán aquellos que tengan el valor y sean moralmente aptos para cambiar sus axiomas. Al igual que la Cúpula de Brunelleschi en Florencia, la nueva arquitectura de seguridad y desarrollo requerirá que sus constructores dominen un diseño que, aunque desafíe la estructura de cualquier cosa que hayan hecho antes, esté dentro de sus poderes de imaginación para visualizarlo como un existente necesario. Por suerte para nosotros, esa hermosa visión imaginada de la humanidad se basa en una verdad física y metafísica, controvertida pero real: la raza humana es un bien universal y natural.

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

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