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La llamada telefónica entre Trump y Putin da motivos para un optimismo cauteloso

19 de marzo de 2025 (EIRNS) — La llamada del 18 de marzo entre los Presidentes Vladimir Putin y Donald Trump abre la puerta a un mundo que no ha podido existir desde hace al menos 35 años, y más probablemente desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Los dos mandatarios hablaron de muchas cosas que, de concretarse, podrían significar el fin de los combates en Ucrania y un muy necesario paso atrás para alejarse del borde de un conflicto directo entre potencias nucleares. Parece que han acordado empezar con un alto al fuego en los ataques contra la infraestructura energética, y seguir a partir de ahí mientras se concretan más detalles. Pero todo dependerá de las medidas concretas que se tomen, y de cuánto caos agiten los británicos para sabotearlo.

Sin embargo, ambos mandatarios paren tener presente el tema mucho más importante del restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia, del que el conflicto de Ucrania no es más que un reflejo. Los comunicados respectivos de ambas partes sobre la llamada, destacan el “enorme aspecto positivo” y el “interés mutuo” de normalizar su relación, lo que tendría un efecto sumamente beneficioso para todo el mundo y cambiaría fundamentalmente el actual paradigma definido por la geopolítica imperial británica.

En contraste, las naciones europeas claman por la guerra a pesar de que aumentan los discursos sobre la paz, aparentemente temerosas nada más que de verse liberadas de su servilismo a una doctrina global de “equilibrio de poder”. El parlamento alemán (Bundestag) saliente votó el martes 18 de marzo a favor de desbloquear su presupuesto y prepararse para un gasto militar masivo para disuadir la supuesta “amenaza rusa”. Luego Lituania, Estonia, Letonia y Polonia también anunciaron el martes que se retirarían de la Convención de Ottawa, para reiniciar su producción de las prohibidas minas antipersona en preparación para la guerra con Rusia. Y el jueves 20 de marzo, el Primer ministro británico Starmer convocará una reunión de su “Coalición de los dispuestos” para apoyar su plan de poner tropas de la OTAN en Ucrania. Trascendió también que Starmer habría vuelto a llamar a Trump el lunes por la noche, en vísperas de la conversación de Trump con Putin.

Quienes están comprometidos con la paz y un nuevo paradigma entre las naciones deben estar alertas a estas maniobras desesperadas para encender otras rondas de conflicto, sobre todo porque la violencia está estallando de nuevo en todo el sudoeste de Asia. Estados Unidos ha iniciado una campaña de bombardeos contra los hutíes en Yemen, mientras que Israel ha roto el acuerdo de alto al fuego con Hamás y ha reanudado por completo los ataques genocidas contra la población civil de Gaza. En el momento de redactar este informe, los ataques israelíes han causado más de 900 muertos y centenares de heridos durante la noche. Estos ataques corren el riesgo de desembocar en un conflicto mayor, por ejemplo con Irán, y de ocasionar que nunca se rompa el interminable ciclo de violencia, y llegar a enfrentar a las potencias nucleares en esta región.

Pero es importante recordar que el miedo a la paz en Europa va más allá de una nación o de una supuesta acción de una nación, y tiene más que ver con un método de pensamiento acostumbrado. Como dijo el ex secretario de Estado Henry Kissinger a la Chatham House británica en 1982, alabando los métodos de geopolítica del imperio británico:

“Mientras que los estadounidenses tienden a creer que la causa de las guerras es la falla moral de los líderes, la opinión británica es que la agresión ha prosperado tanto por la oportunidad como por la propensión moral, y debe frenarse por algún tipo de equilibrio de poder. Mientras que los estadounidenses trataban la diplomacia como algo episódico, una serie de problemas aislados que debían resolverse por sus propios méritos, los británicos siempre la han entendido como un proceso histórico orgánico que requiere una manipulación constante para que siga avanzando en la dirección correcta”.

Kissinger reprendió a Franklin Roosevelt, que creía que “la era de la posguerra ‘significaría el fin del sistema de acción unilateral, las alianzas exclusivas, las esferas de influencia, los equilibrios de poder y todos los demás expedientes que se han probado durante siglos’”. Kissinger ridiculizó la “actitud estadounidense” que mantiene “la fe en que la experiencia histórica puede trascenderse, en que los problemas pueden resolverse permanentemente, en que la armonía puede ser el estado natural de la humanidad”. Tarde o temprano, esperaba Kissinger, Estados Unidos sería “llamado a ayudar a preservar el equilibrio, un servicio prestado gratuitamente por Gran Bretaña”. Por lo tanto, admitió: “En mi encarnación de la Casa Blanca, mantuve al Ministerio de Asuntos Exteriores británico mejor informado y más estrechamente involucrado que al Departamento de Estado estadounidense”.

Cuarenta y tres años después, este sistema imperial, que se ha apoderado de la mejor naturaleza de Estados Unidos y ha declarado el “fin de la historia” por encima de cualquier visión alternativa en todo el mundo, está fracasando impresionantemente. Como han descubierto los mayores iconos culturales de todas las naciones, si hay una armonía natural entre la humanidad, y es este principio el que debe subsumir ahora al sistema moribundo como base de una nueva arquitectura de seguridad y desarrollo que tome en cuenta los intereses de todas las naciones.

Este tema lo abordarán hoy miércoles 19 de marzo a las 12 horas (H/del este de EU) en una conversación entre la fundadora del Instituto Schiller, Helga Zepp-LaRouche, y el ex funcionario de la CIA Larry Johnson, quien acaba de regresar de un viaje a Moscú, donde entrevistó al Ministro de Relaciones Exteriores ruso Serguéi Lavrov.

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

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