Un cambio radical en la política mundial es posible
20 de marzo de 2025 (EIRNS) — La importancia de la última conversación telefónica entre Trump y Putin, y de las conversaciones en curso entre Estados Unidos y Rusia, no se encuentra en los detalles de lo que hablaron, o que no tocaron, en su conversación telefónica del 18 de marzo. Su importancia estriba en que forma parte de un nuevo y vigoroso viento que se ha levantado y está barriendo el escenario estratégico, alterando la trayectoria que había llevado al mundo hacia una guerra nuclear en los últimos meses del gobierno de Biden. Se trata de un cambio que está definiendo un nuevo enfoque de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia en su conjunto, y que está teniendo un efecto de “estado de ánimo” generalizado, incluso en temas no debatidos específicamente, y en todos los países, lo sepan o no.
El analista estratégico ruso Fyodor Lukyanov, que dirige el Consejo de Política Exterior y de Defensa, un destacado centro de análisis ruso, plantea ese panorama general en un artículo del 18 de marzo titulado apropiadamente “Putin and Trump Usher in an Era of New Diplomacy” (Putin y Trump inauguran una era de nueva diplomacia). Lukyanov señala que “el acontecimiento más importante es que ha vuelto la verdadera diplomacia” y que “por primera vez en años, hay una posibilidad real de encontrar una resolución, porque por fin hay verdaderas negociaciones”.
Lukyanov también hizo una sobria advertencia a los rusos, estadounidenses y demás: “Sin embargo, hay que evitar dos extremos: uno es la ilusión de que todo se resolverá rápidamente y sin dolor, y el otro es la creencia cínica de que cualquier acuerdo es fundamentalmente inalcanzable”.
Resulta particularmente importante que el Presidente Putin siga situando al BRICS en el centro del debate sobre el nuevo orden de seguridad necesario. El 13 de marzo, en su primera respuesta a la propuesta de alto el fuego de Trump, Putin agradeció calurosamente a Trump su participación en la búsqueda de una paz negociada en Ucrania, e inmediatamente después dio las gracias también a los jefes de gobierno de China, India, Sudáfrica y Brasil, los fundadores originales del BRICS, junto con Rusia. Putin hizo algo similar justo antes de su llamada del 18 de marzo con Trump, cuando tuvo una larga reunión con la Unión Rusa de Industriales y Empresarios en la que les dijo que las naciones del BRICS, y no Europa, van a ser el centro del crecimiento económico mundial en el periodo venidero.
De este modo, Putin ha empezado, en efecto, a hacer del Sur Global un interlocutor en sus diálogos con Trump, algo de lo que Trump puede o no darse cuenta todavía. Esa constelación política emergente, Estados Unidos, Rusia, China, India y otras naciones del Sur Global, es una combinación lo suficientemente poderosa como para reemplazar por completo, de una vez por todas, al sistema financiero transatlántico en bancarrota con sede en Londres.
Los británicos lo saben. Ante estos incipientes acontecimientos, los británicos están cada vez más desesperados por mantener su control político supranacional. En Alemania, acaban de llevar a cabo un descarado golpe de Estado de facto para lanzar un rearme schachtiano a gran escala en toda Europa. Ahora, uno tiene que preguntarse en qué parte del mundo lanzarán su próximo “incendio del Reichstag” o provocación al estilo del 11-S, como siempre han hecho históricamente cuando se encuentran en este tipo de aprietos.
Una preocupación central en ese sentido es el suroeste de Asia, donde los británicos están tratando activamente de embaucar (o arrastrar) al gobierno de Trump a una guerra que se extiende contra los hutíes en Yemen, y luego contra Irán. El gobierno de Netanyahu en Israel, con su repulsiva continuación del genocidio en Gaza, es el perfecto ayudante de Londres en esa operación.
El Plan Oasis de LaRouche ofrece una vía clara para salir de ese atolladero, del mismo modo que sirve de modelo para el tipo de enfoque necesario para garantizar que se consolide el incipiente cambio radical en la política mundial. Tulsi Gabbard, directora de Inteligencia Nacional en el gobierno de Trump, habló en la reunión del Diálogo Raisina en India y puso una nota esperanzadora sobre cuál puede volver a ser el papel de Estados Unidos en esa constelación internacional. “Estados Unidos Primero”, dijo, “no debe malinterpretarse como “Estados Unidos solo”. Las relaciones que construimos juntos son fundamentales para promover nuestros intereses mutuos. Nuestros valores compartidos seguirán forjando el futuro de nuestras asociaciones”.
Gabbard recurrió luego al histórico discurso de John F. Kennedy en la American University en 1963 en busca de orientación:
“En primer lugar, debemos examinar nuestra actitud hacia la paz en sí misma. Demasiados de nosotros pensamos que es imposible. Demasiados piensan que es irreal. Pero esa es una creencia peligrosa y derrotista. Lleva a la conclusión de que la guerra es inevitable, de que la humanidad está condenada, de que estamos constreñidos por fuerzas que no podemos controlar. No tenemos por qué aceptar esa visión. Nuestros problemas son obra del hombre. Por lo tanto, pueden ser resueltos por el hombre. La razón y el espíritu del hombre han resuelto a menudo lo aparentemente irresoluble, y creemos que pueden hacerlo de nuevo”.
Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com


