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Horrores en Gaza, cambios en Estados Unidos, esperanza para el futuro

24 de marzo de 2025 (EIRNS) — En tanto que Benjamin Netanyahu continúa la campaña de limpieza étnica contra los palestinos, se enfrenta a un creciente descontento popular, tanto por sus intentos de despedir a miembros destacados del gobierno como por el creciente reconocimiento de que la única esperanza para los israelíes que quedan retenidos en Gaza es negociar un alto al fuego total con un plan para el día después.

La peligrosa situación en el sudoeste de Asia se ha mantenido como un polvorín, listo para encenderse si hay una amenaza seria de que estalle la paz en el mundo. El hecho de que el sionismo cristiano (la creencia de las personas que se autodenominan cristianas de que llevando a los judíos a Israel se producirá el Rapto final) se promoviera de forma más destacada en Gran Bretaña séñala su función como herramienta de control social y político.

El mayor sueño de Netanyahu, arrastrar a Estados Unidos a una guerra contra Irán, plantea el peligro de un conflicto inimaginable, incluso con armas nucleares. Las sacudidas a la economía mundial supondrían el fin de la animación actual de los sistemas financieros transatlánticos, que parecen zombis.

En Estados Unidos, el apoyo al pueblo palestino se ha vuelto cada vez más “ilegal”. El gobierno de Trump, supuestamente un campeón de la libertad de expresión, se ha lanzado a instituir un grupo de trabajo para combatir el “antisemitismo” (es decir, las críticas al gobierno israelí), algo que que ya ha logrado obligar a la Universidad de Columbia a ceder a sus demandas: disciplinar duramente a los manifestantes, adoptar una definición de antisemitismo que incluye el discurso crítico con el Estado de Israel, e instalar una policía del pensamiento para controlar el diálogo en su departamento de Oriente Medio, además de expulsar temporal o definitivamente a quienes hayan participado en los campamentos pro Palestina el año pasado.

En la frontera, cada vez más viajeros denuncian que sus actividades políticas son objeto de escrutinio, y a los titulares de visados válidos se les deniega la entrada.

Mientras Europa piensa en cómo mantener la OTAN sin Estados Unidos, el nuevo Primer ministro de Canadá, Mark Carney, promete sumarse a ella, con un refuerzo militar propio.

¿Cuánto trabajo, dinero y material se desperdicia en gastos militares que podrían evitarse por completo con diplomacia y diálogo? Si vemos a China, podemos hacernos una idea: sus nueva y reluciente infraestructura, su creciente perspicacia científica y su potencial para disfrutar de la vida en paz dan fe del valor de invertir en mejoras internas, en lugar de en armamento.

Debemos convertir las espadas en arados.

De lo contrario, la resolución del conflicto OTAN-Rusia que se desarrolla en Ucrania (posiblemente el único objetivo de política exterior favorable del gobierno de Trump) podría ser solo una victoria pírrica, si los recursos militares invertidos en ese agujero negro se reorientan simplemente contra Irán, o incluso China.

Aunque el alto al fuego en la infraestructura energética (ofrecido cortésmente por Putin como gesto positivo en su conversación del 18 de marzo con Trump) no ha sido un éxito rotundo, la mejora de la diplomacia y las conversaciones es en sí misma un avance extremadamente positivo. La inminente llegada del nuevo embajador de Rusia a Estados Unidos, Alexander Darchiev, remediará el hecho de que no haya habido embajador de Rusia en Washington durante casi medio año.

Las reuniones trilaterales y bilaterales entre Japón, China y Corea del Sur realizadas en Tokio son motivo de optimismo, ya que proseguirá el diálogo sobre cuestiones de interés común (como el descenso de la natalidad y el envejecimiento de la población) y otras más delicadas, como las disputas marítimas.

Y la naturaleza intrínsecamente buena de los seres humanos, nuestra capacidad a través de la razón para cambiar nuestras ideas y acciones, la curvatura del arco del universo moral hacia la justicia, deberían darnos optimismo para el futuro.

La labor del movimiento LaRouche, ya sea en Estados Unidos, Iberoamérica, Europa o a escala internacional, está haciendo realidad ese potencial.

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

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