¿De la sartén al fuego?
3 de abril de 2025 (EIRNS) — Donald Trump fue lo suficientemente astuto para llegar a la Casa Blanca en el 2025 montado en una creciente ola de ira entre la población estadounidense contra las "guerras sin fin" de la casta dominante de Washington, y el consiguiente colapso de la economía bajo su peso, No tardó en entablar comunicación directa con el Presidente de Rusia, Vladimir Putin, para trabajar por la paz en Ucrania, con lo cual puso un freno al insolente empuje de Biden hacia la Tercera Guerra Mundial contra Rusia. Trump se negó a incluir en su gobierno a neoconservadores como Mike Pompeo y John Bolton, argumentando con razón que habían metido al país en una estampida bélica demasiadas veces. E incluso empezó a limpiar la burocracia permanente de la comunidad de inteligencia (algunos se refieren a ella como el "Estado Profundo) dirigida desde Londres, y recurrió en su lugar a profesionales de confianza como Tulsi Gabbard como Directora de Inteligencia Nacional y Kash Patel en el FBI.
Pero ¿es tan tonto el astuto Donald Trump, o tan manipulable por los sabelotodo del imperio británico y sus socios menores israelíes, como para contemplar seriamente la escalada de los ataques de Estado Unidos contra los hutíes en Yemen y convertir eso en un ataque total contra Irán? ¿Un ataque que incluiría un intento de eliminar por completo el bien protegido programa nuclear iraní, que podría acabar cubriendo toda la región del sudoeste asiático bajo una nube radiactiva, incluso si se evitara de algún modo una guerra más amplia?
La retórica cada vez más dura de Trump contra Irán apunta en esa dirección. Pero más que la retórica, está el despliegue la semana pasada de media docena de bombarderos furtivos B-2 a la base militar de Estados Unidos y el Reino Unido en Diego García, en un atolón del archipiélago de Chagos, en el océano Índico, a corta distancia de Irán. Trascendió que ya enviaron un sofisticado sistema antimisiles THAAD a la base de Diego García, que por lo demás está prácticamente desprotegido de los ataques aéreos. Está previsto el despliegue de un segundo grupo de portaaviones de combate, el USS Vinson, que se unirá al USS Truman en el Mar Rojo.
¿Han conseguido los israelíes y los británicos convencer a Trump de que Irán se desmoronaría ante un ataque de "decapitación"? ¿Su propio equipo de inteligencia, quizás todavía conmocionado por el escándalo del SignalGate orquestado por los británicos, no ha sido capaz de proporcionar la verdadera inteligencia que demuestra lo contrario?
El 1º de abril, uno de los diplomáticos rusos más sensatos, el viceministro de Asuntos Exteriores, Serguéi Ryabkov, advirtió en contra de que Estados Unidos lanzara un ataque contra Irán: "Efectivamente, se escuchan amenazas, se escuchan ultimatos... Las consecuencias de esto, en especial si los ataques son a la infraestructura nuclear, podrían ser catastróficas para toda la región". Ryabkov ofreció la ayuda de Rusia para desescalar la crisis: “Mientras haya tiempo y el ‘tren no haya salido de la estación’, tenemos que redoblar nuestros esfuerzos para intentar llegar a un acuerdo sobre una base razonable. Rusia está dispuesta a ofrecer sus buenos oficios a Washington, Teherán y todos los que estén interesados en ello", afirmó.
Este tipo de cooperación entre Estados Unidos, Rusia, China y otros países, es esencial para desactivar el peligro de guerra que amenaza ahora en diversos escenarios, el sudoeste asiático, el estrecho de Taiwán y, por supuesto, Ucrania; y para iniciar las deliberaciones sobre la cuestión más amplia de una nueva arquitectura de seguridad y desarrollo. Es la vieja arquitectura la que está engendrando una guerra tras otra, así como el saqueo económico y el colapso financiero.
La guerra arancelaria de Trump no es, desde luego, el enfoque adecuado. Dado que todo el sistema financiero y económico mundial se mantiene unido por poco más que saliva y goma de mascar en este momento, es muy posible que esto desencadene una reacción en cadena que nadie esperaba, y derribe todo el sistema financiero transatlántico. Incluso si no llega tan lejos, lo que hará, con toda seguridad, es empujar a cada vez más naciones de la Mayoría Global a buscar acuerdos comerciales alternativos, pasando por alto a Estados Unidos, tal y como ocurrió en respuesta a las sanciones estadounidenses contra Rusia y otras naciones. En esta trayectoria, “Estados Unidos primero” se convertirá rápidamente en “Estados Unidos al últimos”.
En cuanto a Europa, y el plan de rearme con el fin de prepararse para la guerra contra Rusia, utilizando el falso argumento de que Rusia había lanzado un “ataque no provocado contra Ucrania” en 2022, la fundadora del Instituto Schiller, Helga Zepp-LaRouche, tuvo algunas críticas agudas, en su Diálogo semanal por internet del 2 de abril.
"La élite alemana o la casta dirigente, y muchos otros en Europa también, parecen haber vuelto a una perspectiva que teníamos hace más de 80 años. Me siento en una posición muy difícil para decir esto, pero no hay otra explicación [de lo que está pasando]. ¿Cómo puede ser que la gran mayoría de la población mundial tenga una visión completamente diferente de Rusia... [y] se niegue por completo a aceptar la narrativa de que la guerra de Ucrania fue causada por una “agresión no provocada” por parte de Rusia?".
Zepp-LaRouche recordó a su audiencia que "el New York Times, hace dos o tres días, publicó un artículo de 13.000 palabras que fue el resultado de una investigación de un año en la que entrevistaron a 300 personas diferentes de muchos países diferentes, sobre las circunstancias relativas al estallido de la guerra contra Ucrania. Lo que establecieron claramente es... que la OTAN estuvo en la guerra desde el principio, preparándola e instigándola, y eso es ahora público oficialmente".
Zepp-LaRouche continuó: "Uno pensaría que esta gente de la casta dirigente diría: Nuestra narrativa ya no es manejable, y no podemos mantenerla. Pero ¡no! No muestran el menor atisbo de reconocer que sus mentiras han sido descubiertas. Ahí está el New York Times, que al fin y al cabo es el periódico de referencia en Estados Unidos".
Zepp-LaRouche concluyó exigiendo una buena y anticuada retractación pública de sus mentiras, ya que ahora se ha demostrado que nada de su narrativa era verdad. Esto es necesario, afirmó, para despejar el camino a una nueva política de paz a través del desarrollo.
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