La piedra de la esperanza
4 de abril de 2025 (EIRNS) — No sabemos todo lo que se habló entre el director general del Fondo de Inversión Directa de Rusia, Kirill Dmitriev, estrecho colaborador del Presidente Vladímir Putin, y Steven Witkoff y otros representantes del gobierno de Trump, en su recién concluida visita de dos días a la Casa Blanca. Sabemos que, en dos ocasiones en marzo, Dimitriev propuso a Estados Unidos colaborar en una misión conjunta a Marte. Dijo que los rusos podrían proporcionar una “pequeña planta nuclear” para la misión estadounidense a Marte, prevista para finales de esta década. Los rusos también están trabajando en naves espaciales de propulsión nuclear, y se estima que tienen el programa de investigación más avanzado del mundo en este campo.
La reanudación de las relaciones entre Rusia y Estados Unidos (Dmitriev, a quien hubo que levantar las sanciones para permitirle viajar a EU, es el funcionario ruso de más alto rango que visita Estados Unidos desde febrero de 2022) es la máxima prioridad para el planeta, a fin de evitar una guerra termonuclear. El extenso artículo del diario New York Times, “The Partnership: The Secret History of the War in Ukraine” (La asociación: La historia secreta de la guerra en Ucrania), deja claro que la guerra contra Rusia, coordinada en gran parte desde Wiesbaden, Alemania, a partir de abril de 2022, y comenzando justo después del viaje del entonces Primer ministro británico, Boris Johnson, para sabotear las negociaciones de paz entre Ucrania y Rusia el 9 de abril de 2022, fue gestionada directamente por la OTAN y el gobierno de Biden, así como el lanzamiento de misiles occidentales de largo alcance desde Ucrania contra el territorio ruso antes de 2014. Lo que se hizo va mucho más allá de la Crisis de los Misiles de Cuba de 1962.
A través de estas conversaciones, la cordura puede volver justo a tiempo, si no son saboteadas. A través de la niebla sangrienta de las guerras (Yemen, Ucrania) y los rumores de guerra contra Irán, a través de la sangrienta injusticia del asesinato en masa en que se está perpetrando en Gaza (así como la persistente indiferencia moral ante la muerte masiva en el Congo, Sudán, etc.) las palabras de Dimitriev suenan, si no poéticas, al menos tranquilizadoramente cuerdas: "Sea cual sea tu política, el diálogo entre Estados Unidos y Rusia importa. Se trata de construir un mundo más seguro y próspero para todos".
¡Ojalá en Estados Unidos se entendiera todavía el Sistema Americano de Economía Física! Un compromiso anunciado con un programa de urgencia de pleno empleo productivo en tecnologías avanzadas, intensivas en energía; proyectos masivos, como la construcción de un sistema ferroviario nacional de alta velocidad basado en trenes de levitación magnética para el transporte de mercancías y pasajeros; una Alianza Norteamericana Hidráulica y Energética (NAWAPA, por sus siglas en inglés), que abarque (sin hablar de anexionar o invadir) Canadá y el norte de México; un programa de urgencia de 15 años entre Estados Unidos, China y Rusia para la producción de reactores nucleares de “quinta generación”, que van desde pequeñas plantas modulares, a reactores de avanzados y plantas de torio, etc..., para llevar a las centrales de fisión-fusión comercialmente viables, sentando así las bases para la investigación y desarrollo de la “inalcanzable” fusión termonuclear; y un programa similar al programa “Apolo” para la industrialización de la Luna y Marte, en el que participen, además de Rusia, China y Estados Unidos, India, Japón, Brasil, Sudáfrica y todas las naciones que lo deseen: ésa es la base de desarrollo de una nueva arquitectura de seguridad que podría ser el futuro de la humanidad. Érase una vez, antes de la economía de casino, de la economía de la droga, de la economía virtual y de la economía de los bitcoins, en otras palabras, cuando el Sistema Americano de Economía Física todavía era estadounidense, esto habría sido, o habría llegado a ser, la primera línea de la diplomacia internacional.
Puede volver a serlo. Sin embargo, para llegar ahí, deben cesar las amenazas. La escuela del “policía rudo”, del cavernícola que negocia, debe dar paso a algo más edificante que el regateo a punta de cuchillo. Algunos recordarán la caricatura del siglo 19 que satirizaba los modales estadounidenses y mostraba a dos hombres en una mesa, cada uno con una pistola apuntando a la cabeza del otro, mientras la gente se dispersaba para apartarse. El pie de foto decía: “Pásame la sal, por favor”.
El poeta Friedrich Schiller observó en su poema Die Hoffnung (La esperanza) que la humanidad “ha nacido para lo que es mejor”. La Conferencia del Instituto Schiller y de la Junta Internacional de Comités Laborales, de los días 24 y 25 de mayo, “¡Una hermosa visión para la humanidad en tiempos de grandes turbulencias!” parte de esa convicción. Será un Congreso intercontinental, siguiendo el modelo de los Congresos Continentales del período de la Revolución Americana (1774-1776) contra el imperio británico, de hace 250 años, con los cuales se iniciaron los debates sobre los principios que finalmente desembocaron en la Declaración de Independencia.
Este no es un territorio intelectual extraño para el Instituto Schiller, que se basó en la Declaración de Independencia de Estados Unidos para su documento fundacional, la Declaración de los Derechos Inalienables del Hombre, en 1984. La fundadora del Instituto Schiller, Helga Zepp-LaRouche, autora de dicha Declaración, también redactó más recientemente los “Diez principios para una nueva arquitectura internacional de seguridad y desarrollo”, como guía para aplicar a las necesidades actuales, aún más urgentes, el nivel de deliberación que dio lugar a la Declaración, los Federalist Papers (documentos de El Federalista) y la Constitución de Estados Unidos. Para evitar las manipulaciones de las diversas y variadas agencias de inteligencia británicas y de otros países que actualmente intentan inducir al gobierno de Trump a cortarse la cabeza, la esperanza de cambiar el mundo a través de una hermosa visión, en lugar de a través de un despliegue desesperado y autodestructivo de dudoso poder, es la marca de una verdadera “alma guerrera”. Inspiración, no coacción, es lo que necesita la humanidad.
Hoy hace cincuenta y siete años, el 4 de abril de 1968, fue asesinado una gran alma guerrera, Martin Luther King. El día anterior, como Sócrates, pronunció un discurso extemporáneo, uno de los más grandes de Estados Unidos. Se dirigía a los trabajadores de la basura, que estaban en huelga a raíz del asesinato de dos de ellos. Echol Cole y Robert Walker habían muerto aplastados el 1º de febrero anterior por el mal funcionamiento de un compactador en su camión, obligados por la lluvia a sentarse en el compartimento de basura del camión, porque, según la política de la segregación, tenían prohibido por ley refugiarse de la lluvia en cualquier otro lugar.
King no empezó hablando de la maldad de su condición. Lo primero que hizo fue transportarlos por encima de la basura de las calles de Memphis, Tennessi, hasta el mismo techo del universo. "Algo está sucediendo en Memphis; algo está sucediendo en nuestro mundo. Y saben, si yo estuviera en el principio de los tiempos, con la posibilidad de tener una especie de visión general y panorámica de toda la historia de la humanidad hasta ahora, y el Todopoderoso me dijera: ‘Martin Luther King, ¿en qué época te gustaría vivir?’ Tomaría mi vuelo mental por Egipto, y observaría a los hijos de Dios en su magnífica caminata desde las oscuras mazmorras de Egipto a través, o más bien por el Mar Rojo, a través del desierto hacia la tierra prometida. Y a pesar de su magnificencia, no me detendría allí. Seguiría por Grecia y llevaría mi mente al monte Olimpo. Y vería a Platón, Aristóteles, Sócrates, Eurípides y Aristófanes reunidos alrededor del Partenón. Y los observaría en torno al Partenón mientras discutían las grandes y eternas cuestiones de la realidad. Pero yo no me detendría allí…". Este fue el comienzo del último discurso de King, pronunciado de manera espontánea, en una noche de lluvia en Memphis, ante una iglesia semivacía.
"Por extraño que parezca, me dirigiría al Todopoderoso y le diría: ‘si me permites vivir sólo unos pocos años en la segunda mitad del siglo 20, seré feliz’. Es una afirmación extraña, porque el mundo está hecho un desastre. La nación está enferma. Hay problemas en la tierra; confusión por todas partes. Es una afirmación extraña. Pero sé, de alguna manera, que sólo cuando está lo suficientemente oscuro puedes ver las estrellas". King dejó claro, que de todos los lugares del universo en los que preferiría estar, en todo el tiempo, era Memphis, para dar su vida por los hombres de la basura, un día después.
Es una visión tan hermosa de la humanidad, una visión de esperanza, arraigada en la creatividad humana y su expresión en la economía física, que puede insuflar vida a los huesos secos de un mundo al borde de la autodestrucción arrogante. Esa, y no la coacción, es la marca de la verdadera alma guerrera. Nuestra guerra no es contra la carne y la sangre, sino contra los axiomas decadentes y moribundos del imperio. Una nueva arquitectura de seguridad y desarrollo, lograda ahora, es la mejor esperanza de la humanidad, y puede muy bien demostrar la medida de nuestra aptitud moral para sobrevivir. Ciudadano particular o Presidente, sólo cuando podamos reconocer reyes en los recogedores de basura, o a Cristo en los escombros de Gaza, nos liberaremos a nosotros mismos, y a nuestras naciones.
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