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Guerra comercial moderna, o cómo hacer estallar al sistema financiero mundial en tres sencillos pasos

8 de abril de 2025 (EIRNS) — El programa que ha puesto en marcha el Presidente Trump, de reducir drásticamente las importaciones que hace Estados Unidos de las naciones del mundo, incluido el Sur Global, podría muy bien hacer saltar por los aires al sistema financiero mundial, con sus $2.000 billones de dólares en derivados financieros, de muchas maneras, o de todas ellas al mismo tiempo. Ya sea que Trump pretenda hacer esto sólo como una "táctica de negociación", o no, es irrelevante para la dura realidad de los procesos que se están desencadenando.

Primero: Reducir el déficit comercial de bienes de Estados Unidos, haciendo que los países de donde provienen eliminen el 50% del “exceso” de sus exportaciones a Estados Unidos, sobre sus importaciones desde Estados Unidos (esa es la incompetente fórmula que le han dado sus asesores a Trump), conducirá en poco tiempo a una ola de impagos de deuda soberana por parte de las naciones deudoras del Sur Global. Todo el sistema transatlántico estaba amañado desde el comienzo, como explicó Lyndon LaRouche, para que esas naciones se desangraran exportando sus corazones a la economía disfuncional de Estados Unidos que ya no puede producir lo que consume, y luego circular el flujo de dólares que les llega otra vez al sistema financiero de Estados Unidos en la forma del servicio de la deuda y el saqueo con acarreo de fondos.

Segundo: Los productores estadounidenses también se van a enfrentar a una ola de bancarrotas, en tanto que el costo de sus insumos importados se dispara y no puedan pasar esos costos al producto terminado. Los productores agropecuarios serán los primeros en esta lista.

Tercero: La deuda de los consumidores tampoco será perdonada. Con el tipo de inflación que los aranceles van a producir de manera directa, los consumidores que ya están súper endeudados y están viviendo al límite de sus posibilidades, se verán mayormente presionados, por las deudas de tarjeta de crédito, del automóvil, de las deudas estudiantiles, los pagos de las hipotecas, y así por el estilo.

El argumento que esgrimió Stephen Miran (protegido de Martin Feldstein, notorio asesor económico de Ronald Reagan) y otros asesores de Trump, es que de este modo se induce una recesión intencional (¿una "desintegración controlada"?) en Estados Unidos, y entonces la Reserva Federal (el banco central) se verá forzada a reducir drásticamente las tasas de interés (una vez más), y los tenedores extranjeros y nacionales de la deuda del Tesoro de EU (de los bonos y certificados de la Tesorería) en estampida se volcarán a cambiarla por los nuevos Century Bonds (Bonos de un Siglo ¡bonos a 100 años!) que se emitirán a cero tasas de interés o muy bajas. (¿Por qué lo harían? ¡Eso no se explica!)

¿Va esto a llevar a Estados Unidos a un renacimiento de las manufacturas, como argumentan estos genios? Por supuesto que no. Como lo explicó muy claramente Alexander Hamilton, primer secretario del Tesoro de Estados Unidos, los aranceles proteccionistas para las industrias nacientes solo funcionan si tienes: 1) un flujo abundante de crédito dirigido a las manufacturas y otras industrias; y 2) avances tecnológicos para garantizar el aumento de la productividad físico-económica. Hoy en Estados Unidos, viviendo bajo la deuda especulativa de Wall Street y la City de Londres de $2.000 billones de dólares, no tenemos ni crédito dirigido ni progreso tecnológico.

Lo único que estas políticas van a generar es una desintegración controlada (o no tan controlada), junto con un rescate financiero más, que es la política de Londres.

 

Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com

 

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