Un diálogo mundial de Presidentes y pueblos
11 de abril de 2025 (EIRNS) — La publicación de la declaración “Lo que todas y cada una de las naciones deben hacer ahora: Wall Street nos provocó esta crisis, LaRouche tiene la solución” inicia la fase final de seis semanas que llevan a la Conferencia Internacional del Instituto Schiller del 24 y 25 de mayo, “¡Una hermosa visión para la humanidad en tiempos de gran turbulencia!” Las deliberaciones que se han diseñado para los seis paneles y los dos días de esa conferencia son el contrapunto de un proceso idéntico que debe llevarse a cabo, preferiblemente en ese mismo período de tiempo, con la participación de los Presidentes Donald Trump, Vladimir Putin y Xi Jinping, tanto a título individual como en representación de una combinación de gobiernos que acordar sobre una idea compartida de la humanidad y su futuro.
El tema no son las crisis que ahora parece que tiene el mundo enfrente, sobre aranceles, comercio, desequilibrios monetarios, la bolsa de valores, etc., ni las guerras que pueden provocar y que pondrían fin a la civilización. El tema es la propia humanidad, si es moralmente apta para sobrevivir o no. Sin embargo, los mandatarios de Europa y Estados Unidos, y muchos de los ciudadanos del mundo transatlántico, están “interpretando a Hamlet”. Fingen estar confundidos sobre la crisis que está ocurriendo, para no enfrentarse a lo que ya saben que deben hacer al respecto.
No hay motivo para estar desconcertado por lo que está sucediendo ahora, y solo aquellos que realmente no entienden la economía se dejarían llevar a creer que cualquier cosa que esté sucediendo ahora en el “mundo del dinero” está realmente causada por las recientes acciones del Presidente Donald Trump. Hace casi 18 años, el economista Lyndon LaRouche dijo, el 25 de julio de 2007:
“En primer lugar, esto ocurre en un momento en el que el sistema monetario y financiero mundial se encuentra actualmente en proceso de desintegración. No hay nada misterioso en esto; llevo hablando de ello desde hace tiempo, está en marcha, no está aminorando. ¡Lo que se muestra como valores bursátiles y valores de mercado en los mercados financieros internacionales son patrañas! Son creencias puramente ficticias. No hay nada de verdad en ello; la falsedad es enorme. No hay posibilidad de que el sistema financiero actual no colapse, ¡ninguna! ¡Está acabado, ya! El sistema financiero actual no puede seguir existiendo bajo ninguna circunstancia, bajo ninguna presidencia, bajo ningún liderazgo, ni ningún liderazgo de naciones...”.
En países como Rusia y China, y anteriormente en México, India, Brasil, Sudáfrica y varios otros, las ideas físico-económicas de Lyndon LaRouche se han tomado en serio e incluso han afectado la formulación de políticas económicas durante décadas. En Estados Unidos, sin embargo, LaRouche fue señalado, vilipendiado y, en octubre de 1986, casi asesinado, al igual que otros en la historia estadounidense, incluido el actual ocupante de la Casa Blanca. Desde la década de 1990, es “ilegal” actuar según las ideas económicas de LaRouche.
Sin embargo, los tiempos han cambiado. La otra superviviente de ese casi asesinato, Helga Zepp-LaRouche, fundadora del Instituto Schiller, iniciadora de la Coalición Internacional por la Paz y esposa de Lyndon LaRouche, propuso hace más de dos años los “Diez principios para una nueva arquitectura internacional de seguridad y desarrollo”. Zepp-LaRouche también publicó una declaración el 14 de marzo de 2023, “Llamado a una conferencia internacional de emergencia para reorganizar el sistema financiero en bancarrota”. Advirtió que “dado el endeudamiento extremo del sistema financiero, unido al riesgo de los derivados que suman dos mil billones de dólares, la ‘burbuja de todo’ está amenazada con el destino de lo que el gurú de Wall Street, Bill Gross, comparó con una supernova: una estrella brillante que de repente se apaga”.
Eso, no las guerras arancelarias, ni los desequilibrios comerciales, no “una nueva gran depresión”, no “el fin del imperio estadounidense”, sino una crisis de desintegración física mundial que conduzca rápidamente, quizás casi instantáneamente, a una guerra termonuclear, es a lo que se enfrenta el mundo. El proceso deliberativo que debe tener lugar ahora, en el que participen los Presidentes Xi Jinping, Vladimir Putin y Donald Trump, debe caracterizarse por la exclusión deliberada de la intervención, la presencia y las formulaciones políticas del sistema imperial británico.
Lo que la humanidad necesita para sobrevivir, en estas próximas semanas y meses, es que los ciudadanos del mundo transatlántico, pero en particular de Estados Unidos, dejen de imitar al Hamlet de Shakespeare y, en su lugar, sigan el sublime ejemplo de la verdadera e histórica Juana de Arco, la fundadora, junto con su protegido Luis XI, en Francia, del moderno Estado nacional. La importancia de la victoria de Juana de Arco, en 1429-31, la abordó Lyndon LaRouche en su estudio de 2004, “Sobre el tema de los aranceles y el comercio”:
“Lo que sabemos de la historia de la humanidad muestra que, hasta el revolucionario Renacimiento europeo del siglo 15, la característica físico-económica general de la sociedad era que, un número relativamente menor de personas explotaba a un número mayor prácticamente como ganado humano...”. En la nota a pie de página que acompaña a este pasaje, LaRouche observa: “Por ejemplo, tras el final de la Guerra Civil estadounidense, muchos de los que se habían opuesto a la esclavitud de antes, se volvieron contra los programas culturales de personas como Frederick Douglass (el desarrollo de las más altas facultades conocidas de la mente humana es la libertad del alma, a través de la cual se puede ganar la libertad del cuerpo). Propusieron que la masa de esclavos liberados no fuese educada por encima del nivel de su condición de empleo esperada”.
¿Por qué LaRouche introduciría tales consideraciones en una discusión sobre aranceles y comercio? La respuesta corta es que Lyndon LaRouche sabía que el Sistema Americano de Economía Física, tal como lo fundó Alexander Hamilton en sus Cuatro Informes (dos sobre Crédito Público, sobre el Banco Nacional y sobre Manufacturas) y más tarde lo promovió el asesor económico de Abraham Lincoln, Henry Charles Carey, fue la base real para la abolición de la esclavitud en todo el mundo, no solo en los Estados Unidos, y no solo la venta de esclavos. Todas las acciones económicas que involucran al Sistema Americano, comienzan, no a partir del dinero, sino del reconocimiento de que su propósito, en palabras de Henry Carey, “es el único que se ha ideado cuya tendencia fue la de ELEVAR al mismo tiempo que IGUALAR la condición del hombre en todo el mundo”. (Énfasis en el original).
¿No es eso lo que hizo China, al eliminar la pobreza entre 800 millones de su población? ¿No es eso lo que hizo Rusia, desde 1999, cuando estaba de espaldas, hasta 2024? ¿Es eso lo que está haciendo Estados Unidos, por ejemplo, en su enfoque de los aranceles, el comercio, el empleo, el crédito, la agricultura, la manufactura, la política científica? A través del diálogo entre los tres Presidentes y la intervención de nuestra conferencia, ¿puede resucitarse el Sistema Americano en Estados Unidos antes de que comience la Tercera Guerra Mundial?
La respuesta es, como dijo Beethoven: “Es Muss Sein: ¡Debe ser!”. ¡Una hermosa visión para la humanidad en tiempos de gran turbulencia!
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