Los determinantes culturales de una política exterior estadounidense competente: Conferencia del Instituto Schiller en mayo
16 de abril de 2025 (EIRNS) — Tanto el enviado especial presidencial Steven Witkoff como el ministro de Asuntos Exteriores de Rusía, Serguéi Lavrov, están trabajando arduamente para intentar normalizar las relaciones ruso-estadounidenses. “El Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ya ha dicho muchas veces que la decisión del gobierno de Joe Biden de arrastrar a este país [Ucrania] a la OTAN fue un gran error”, dijo Lavrov en una entrevista con Kommersant el 14 de abril. Sobre su conversación del 11 de abril con el Presidente Putin, Witkoff dijo a Fox News: “Creo que podríamos estar a punto de algo que sería muy, muy importante para el mundo en general”.
Pero lo que podría impedir que eso ocurra, sería ceder la política económica a la “economía vudú” de Milton Friedman y la Escuela de Chicago. La aparición en Argentina del secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, con el circunstancial Presidente “vudú” Javier Milei (recordemos la aparición de Milei en un concierto de rock en mayo de 2024 en el que gritó: “¡Soy el rey de un mundo perdido! ¡Soy el rey y los destruiré!”) fue estrambótica en sí misma. En una macabra referencia a un comentario que una vez hizo famoso Ronald Reagan, “el gobierno no es la solución, el gobierno es el problema”, Bessent condenó en Argentina las inversiones económicas de China en África por ser “negocios rapaces marcados como ayuda donde... se han apoderado de los derechos mineros. Han añadido enormes cantidades de deuda a los balances de estos países... con lo que garantizan que las generaciones futuras serán pobres y sin recursos. Y no queremos que eso suceda más de lo que ya ha sucedido en América Latina”. (Uno podría decir que no se muerde la lengua porque se envenena).
Vale la pena destacar que estas declaraciones las hizo en una nación cuyo índice de pobreza bajo el gobierno de Milei ha pasado de un inaceptable 25% a un 53%, el nivel más alto en 20 años. Un país al que el Fondo Monetario Internacional (FMI) acaba de agregar $20 mil millones de dólares a la ya insoportable deuda que los tiene postrados y encadenados.
En términos más generales, las políticas del FMI y del Banco Mundial hacia las Américas, ejecutadas por Wall Street y la City de Londres, han hecho precisamente lo que Bessent acusó a China de hacer durante los últimos 50 años, y lo están haciendo en este mismo momento en la misma Argentina en la que Bessent pronunció sus comentarios. Otros factores, como las “guerras arancelarias”, exacerbarán estas situaciones en todo el continente sudamericano y en el mundo. ¿Es el ataque a la política económica anticolonial china de la Iniciativa de la Franja y la Ruta el preludio de un giro hacia una guerra económica primero y cinética después?
Se ha señalado recientemente con un astuto comentario que la política económica rusa y china se basa en las ideas del Sistema Americano de economía física, tal como se expresa en los escritos económicos de Alexander Hamilton y del seguidor de Hamilton, Federico List, de Pensilvania y Alemania. También hay que señalar que el gobierno de Trump no puede acceder actualmente a las ideas económicas del Sistema Americano como premisa para la formulación de una política exterior exitosa. ¿Por qué?
En una entrevista del 14 de abril con la publicación británica UnHerd, J.D. Vance demostró por qué y cómo la Casa Blanca de Trump es capaz de sabotear las relaciones que busca establecer con Rusia y otras naciones. “El Presidente realmente ama el Reino Unido. Amaba a la reina. Admira y ama al rey. Es una relación muy importante. Y él es un hombre de negocios y tiene varias relaciones de negocios importantes en [Gran Bretaña]. Pero creo que es mucho más profundo que eso. Hay una verdadera afinidad cultural. Y, por supuesto, fundamentalmente, Estados Unidos es un país anglosajón”.
El economista y estadista Lyndon LaRouche no estaba de acuerdo con esta evaluación. “Dado que nosotros, los estadounidenses tontos y generosos —es decir, patriotas no liberales— hemos permitido que los fabianos, los neofabianos, los pragmáticos, los revisionistas, los conductistas y quién sabe qué más controlen la mayor parte del flujo de fondos gubernamentales y privados para apoyar a los liberales anglófilos, y lejos de sostener a académicos y profesionales honestos, porque las casas financieras vinculadas a la City de Londres controlan la mayoría de nuestras publicaciones periódicas de gran tiraje, el negocio de la distribución de libros, los medios electrónicos y el lado promocional de la ‘industria del entretenimiento’, hemos fomentado la traición anglófila hasta el punto de dominar nuestra vida relacionada con las ‘artes liberales’”.
Estados Unidos no es fundamentalmente un “país anglosajón”. Estados Unidos no es ni siquiera un país en primer lugar. Estados Unidos es una idea en primer lugar y un lugar en segundo lugar. A diferencia de Gran Bretaña, que ni siquiera tiene una constitución escrita, Estados Unidos es el producto de las deliberaciones más intensas llevadas a cabo antes de formar una república en la historia de la humanidad. Los cinco miembros del comité que redactó la Declaración (Benjamin Franklin, John Adams, Thomas Jefferson, James Wilson y Robert Livingston) revisaron todas las formas de gobierno conocidas que habían precedido a la suya. Pasaron 13 años antes de que ese esfuerzo inicial, diera lugar a las deliberaciones entre los Estados Unidos para adoptar la Constitución, que sustituyó al Artículo de la Confederación. Y los Federalist Papers, escritos por Alexander Hamilton, John Jay y James Madison, que Hamilton publicó en serie en lo que hoy se conoce como el New York Post, dan fe del nivel de alfabetización que la facción patriota estadounidense exigía a la ciudadanía a la que se pedía que decidiera esa Constitución.
Esto ilustra lo que debe corregirse en el pensamiento del Poder Ejecutivo, de inmediato, en este 250 aniversario de la fundación de Estados Unidos. Esa es la responsabilidad, y por lo tanto la tarea, no solo de todos los estadounidenses, sino de todas las personas de buena voluntad. Hay dos ejemplos de cómo los ciudadanos particulares están tratando de ayudar en esta corrección.
El cineasta Oliver Stone, que ha desempeñado un papel central en la publicación de los archivos del asesinato de Kennedy durante los últimos 35 años, anunció que asistirá a la conmemoración rusa del 9 de mayo del final de la Segunda Guerra Mundial. “El 9 de mayo iré a Rusia con un pequeño grupo, incluido el ex funcionario de la CIA experto en Rusia, Ray McGovern, para honrar el 80 aniversario de su enorme sacrificio al derrotar a las fuerzas del fascismo en la Segunda Guerra Mundial. El mundo tiene una gran deuda con ellos, y distorsionar esa historia es probablemente la peor propaganda que Estados Unidos y la OTAN han creado en su ansia de destruir.
“Fui soldado una vez, déjenme recordarles, que serví a mi país honorablemente en una de sus guerras más inútiles y aprendí, del sufrimiento que vi, el significado de la paz... China, Rusia e Irán... sigo repitiendo como un maestro frustrado, no son nuestros enemigos naturales. Reexaminen sus prejuicios y profundicen en su historia. Siempre lucharé por la paz y el entendimiento hasta el día en que muera”.
El segundo caso fue una interpretación de concierto de cámara del nuevo arreglo coral de Antonín Dvořák, de un nuevo himno nacional estadounidense, compuesto sobre el poema “My Country 'Tis of Thee”, junto con el quinteto de cuerda “American” de Dvořák, compuesto en Spillville, Iowa, en 1893. Esta fue la obra del Instituto Schiller, así como el arreglo a cuatro voces del himno para voz que hizo Fred Haight, así como otros miembros de los coros del Instituto Schiller de Virginia y Nueva York, y los miembros de la orquesta de cámara Leesburg Chamber Players.
El compositor checa Dvořák fue llevado a Estados Unidos por la música y filántropa Jeanette Thurber de Nueva York con el propósito de establecer un Conservatorio Nacional de Música, un proyecto que, aunque tuvo éxito, nunca fue apoyado por el Congreso de Estados Unidos. Dvořák se oponía explícitamente a la idea de que un himno nacional estadounidense no se musicalizara para ese propósito, en lugar de simplemente adaptarse del himno nacional británico, “God Save The King”. La interpretación que tuvo lugar en Leesburg, que también incluyó el Quinteto de cuerda en sol menor, K. 516, de Mozart, tenía como objetivo recordar al público la importancia del 250 aniversario de Estados Unidos, la república federal más antigua y exitosa de la historia de la humanidad, y el deber sagrado de mantener su misión original.
El Panel dos de la conferencia del Instituto Schiller del 24 y 25 de mayo, “¡Una hermosa visión para la humanidad en tiempos de grandes turbulencias!”, en la que hablará Helga Zepp-LaRouche, fundadora y dirigente del Instituto Schiller y autora de los Diez principios para una nueva arquitectura internacional de seguridad y desarrollo, que analizará por qué el poeta Friedrich Schiller y su pensamiento proporcionan el punto de vista cultural desde el que se puede forjar una nueva “armonía de intereses” de la humanidad en una época de gran turbulencia, si se parte de la premisa de que la humanidad es buena.
Para mayor información escriba a preguntas@larouchepub.com


