- Executive Intelligence Review - ¡Esa mirada extraviada de sus ojos! 5 de agosto de 2006.
Desde el comienzo de los ataques de Israel contra el Líbano, se hace cada vez más patente para muchas figuras destacadas pertinentes de Estados Unidos de América y del exterior, que el presidente George W. Bush hijo ha perdido el juicio. Hay algo de debate sobre si el estado mental manifiesto del Presidente refleja su visión del día del juicio final o, en cambio, la obsesión más terrenal con los preparativos de su gobierno para una “sorpresa de octubre” antes de la elección en noviembre. Cualquiera que sea la “visión” en la mirada rabiosa del Presidente, no hay duda entre el creciente número de grupos importantes del caso en torno a Washington, D.C., que dentro de las filas menguantes del círculo íntimo de Bush y Cheney hay algo acerca del Presidente mismo que se hace eco de los últimos días del emperador Nerón de la antigua Roma. Que no quepa la menor duda de que el Presidente no ha sido más que una marioneta desde que, según relata el propio George W. Bush, lo escogieron para que hiciera las veces de un virtual Nerón, desde el momento en que George P. Shultz y Billy Graham metieron al pobre e inepto alcohólico seco en la Oficina Oval. Aunque en ocasiones ese Presidente parece un virtual “Mortimer Snerd”, astuto como una zorra en gallinero, se le considera mejor como un lisiado mental como Nerón. Ha demostrado ser en esencia un instrumento prácticamente “programado”, una suerte de “Frankestein” político, del todo incapaz para ocupar el alto cargo en el que lo plantó, de forma notable, el propio Shultz, el “sicario económico” que, junto con Félix Rohatyn, tuvo una participación clave en embutir a Augusto Pinochet en el poder dictatorial genocida en el Chile de los 1970. Al mismo tiempo que el estado mental del Presidente es claro, nunca debemos olvidar que él es en esencia una marioneta controlada por elementos de la misma red financiera que azuzó a Hitler contra Alemania, y luego contra el mundo. Al presente el sistema financiero mundial y el Gobierno de EUA están hoy en control de los descendientes de las mismas redes financieras que pusieron a Hitler en el poder. Los acontecimientos actuales, la amenaza de una propagación de la guerra asimétrica con todo y armas nucleares, desde la arena del Sudoeste de Asia, refleja un elemento de desesperación entre los círculos financieros que impulsan la cargada hacia la eliminación de la institución del Estado nacional soberano a escala mundial, el nuevo “Imperio Romano” llamado “globalización”. El tiempo se le está acabando ahora a esos círculos financieros. A menos que puedan establecer su poder dictatorial sobre los sistemas políticos del orbe ahora, la embestida del desplome financiero general del actual sistema mundial entero, o condena a la civilización a la destrucción, o crea las circunstancias en las que la crisis de pronto transforme la opinión popular y de otra clase en dirección a un regreso a las políticas del presidente Franklin D. Roosevelt. No es el presidente Bush el que controla la misión ahora asesina para la nación de Israel en el Sudoeste de Asia. Bush y su presidencia son una mera marioneta en manos de los malhechores que están a cargo del sistema actualmente en llamas de los llamados “fondos especulativos”. Al mundo entero lo conforman naciones que, por un lado, como en Europa Occidental y Central, están quebradas sin remedio, o, como India y China, son economías que en apariencia están prosperando y que se hundirían en un abismo financiero por el colapso del sistema trasatlántico. Al fragor de estas condiciones, no sólo al débil mental del presidente Bush se le ha puesto “vidriosa” la mirada por las presiones que genera en lo principal la actual crisis de desintegración financiera mundial. El Partido Demócrata, por ejemplo, que ha abandonado el bienestar general de nuestra población, ha dejado Washington, D.C., para recibir la recepción de ese mismo ochenta por ciento de la población estadounidense de menores ingresos al que ha traicionado de forma tan descarada por sus amoríos con la reliquia sinarquista conocida como Félix “el Ejecutador” Rohatyn.
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