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Videoconferencia de LaRouche el 17 de enero de 2008
Seis meses del crac financiero más grande jamás visto
El 17 de enero de 2008, Lyndon LaRouche sostendrá su siguiente videoconferencia internacional desde Washington, D.C. La reunión se realiza a seis meses del crac financiero más grande de la historia moderna, mismo que ya barrió con más de 1 billón de dólares de préstamos. Lejos incluso de tocar fondo, el mundo está listo para sumirse en una era de tinieblas total, a menos que los Estados Unidos —y luego otras potencias mundiales importantes— adopten de inmediato las medidas de emergencia delineadas por Lyndon LaRouche, empezando con la Ley de Protección a los Bancos y a los Propietarios de Vivienda.
El 25 de julio pasado, en otra videoconferencia desde Washington, D.C., LaRouche anunció que el crac de hecho ya había ocurrido. Tras advertir al auditorio internacional que el vicepresidente Dick Cheney procedería con sus planes de un ataque militar contra Irán, a menos que se le detenga, LaRouche afirmó lo siguiente:
"El sistema monetario internacional está en proceso de desintegrarse. Esto no tiene nada de misterioso; he hablado sobre el asunto durante algún tiempo, de que está en marcha, de que no está amainando. Lo que aparece como el valor de las acciones y de mercado en los mercados financieros internacionales es baba. Son puras creencias ficticias. No tienen nada de real; la farsa es enorme. No hay ninguna posibilidad de que el presente sistema financiero no se venga abajo, ¡ninguna! Ya se acabó. El presente sistema financiero no puede seguir existiendo bajo ninguna circunstancia, bajo ningún gobierno, bajo ningun liderato, ni bajo el liderato de ninguna nación. Sólo un cambio fundamental y súbito del sistema monetario-financiero mundial puede impedir un derrumbe inmediato de reacción en cadena. A qué velocidad, no sabemos, pero seguirá cayendo y será imparable, y entre más dure antes de concluir, peor será. Y no hay nadie al presente en las instituciones de gobierno que tenga la competencia para lidiar con esto. El Congreso, el Senado, la Cámara de Representantes actualmente carecen de la competencia para lidiar con esto. Y si el Congreso declara un receso y deja a Cheney libre, entonces es posible que le digamos adiós a EU y a mucho más para septiembre".
Antes de hablar de la reorganización financiera y monetaria necesarias, LaRouche abordó un problema decisivo relacionado: "Hay dos cosas que deben hacerse. Comencemos con la más sencilla ahora sobre el tapete: recuerden, el juicio político está como trasfondo, pero ése no es el problema. El problema es lograr que Cheney se vaya. Se logra eso, ahora, y la situación se puede volver manejable. Si no se logra sacar a Cheney, es el beso del adiós a la civilización. Si sobrevive, no sera gracias a tí. Y cualquier congresita que diga que no va a sacar a Cheney ahora, debiera abandonar el lugar ahora, como un acto final de decencia. Si Nancy Pelosi y otros, si no pueden sacar a Cheney ahora, si no estan determinados a hacerlo ahora, este mes, antes de que dejen Washington, debieran renunciar ahora! Someter sus renuncias y dejarle el paso a alguien con más competencia, porque tiene que occurir. !Cheney se tiene que ir!"
En la videoconferencia del 25 de julio pasado, LaRouche también hizo un exhorto público para congelar de inmediato los embargos de casas en todas sus formas.
A unos días de la videoconferencia de julio, se demostró que LaRouche tenía toda la razón. El 28 de julio, Countrywide Financial Corp., el prestamista hipotecario más grande de los Estados Unidos anunció una caída de 33% en sus ganancias. Dos días después, American Home Mortgage, otro prestamista hipotecario grande especialista en hipotecias "Alt-A", se derrumbó. Para el 31 de julio, el crac de las hipotecas de alto riesgo había alcanzado una dimensión internacional con el anuncio de que el Banco Industrial Alemán (IKB) apenas había evitado la bancarrota gracias a un préstamo de emergencia de 11 mil millones de dólares por parte de un consorcio de bancos alemanes. El IKB tenía inversiones muy fuertes en valores hipotecarios estadounidenses.
Lyndon LaRouche estuvo cien porciento correcto en julio del 2007, cuando calificó el crac financiero como el más grande de la historia moderna. También estuvo cien porciento correcto en que el liderazgo del Congreso estadounidense, en particular de la presidenta de la Cámara Baja, Nancy Pelosi, le había fallado a la población de los Estados Unidos al negarse a enjuiciar políticamente al vicepresidente Cheney, y al negarse de manera sistemática a actuar con responsabilidad aprobando la Ley de Protección a los Bancos y Propietarios de Vivienda propuesta por LaRouche.
La necedad de Pelosi se ha visto multiplicada por las acciones desesperadas y descabelladas del secretario del Tesoro Hank Paulson y del presidente de la Reserva Federal Ben Gernanke, quienes respondieron al derrumbe de los bancos recurriendo a esfuerzos hiperinflacionarios para inhundar el sistema bancario con una nueva "muralla de dinero". Este enfoque, apoyado por el Banco Central Europeo, el Banco de Inglaterra y otros bancos centrales importantes, es el mismo enfoque seguido en Alemania en el verano y otoño de 1923, conduciendo a la explosión hiperinflacionaria más grande de la historia moderna hasta ese momento. LaRouche advirtió que este tipo de medidas, bajo las circunstancias actuales, sólo acelerarán y profundizarán el crac que ya se nos echó encima.
La videoconferencia de LaRouche del próximo 17 de enero, días después del regreso del Congreso a Washington y 11 días antes del Informe a la Nación del presidente George Bush, será un acontecimiento histórico que nadie se puede perder.