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El holocausto termonuclear de Obama:
El terrible error del Presidente Clinton
27 de febrero de 2012 (EIRNS) – El Comité de Acción Política LaRouche (LPAC, por sus siglas en inglés) emitió una declaración urgente con este encabezado, “El holocausto termonuclear de Obama: El terrible error del Presidente Clinton”, la cual reproducimos enseguida:
Mientras nos ocupamos hoy de nuestros quehaceres cotidianos, pocos de nosotros tenemos la más mínima idea de que vivimos tiempo prestado. En realidad, si no fuese por los esfuerzos del Jefe del Estado Mayor Conjunto de EU, general Martin Dempsey, y de un puñado de otros oficiales de nuestras fuerzas armadas patriotas, buena parte de la civilización humana ya hubiese sido aniquilada en una guerra termonuclear global.
Solo se necesita ver cualquier periódico para saber que todo el sistema financiero global podrido no es nada más que un cadáver en descomposición. El hecho no es ninguna novedad. Sin embargo, enfrentado a la bancarrota de todo el sistema transatlántico, el imperio británico moribundo está utilizando actualmente la amenaza de guerra termonuclear para inducir a las naciones de Rusia y China a que abandonen su compromiso con la soberanía económica y el progreso. Si China y Rusia se siguen rehusando a someterse, Londres pretende provocar un intercambio termonuclear entre Estados Unidos y Rusia que provocaría la extinción de la especie humana. Si se iniciara un ataque desde Estados Unidos, Rusia y China no tendrían ninguna otra opción que la de responder con sus capacidades plenas. Las implicaciones de este escenario significa la extinción probable de la civilización humana a como la conocemos, precisamente como lo han implicado las advertencias del general Dempsey. Esta es una verdad que muy pocos de los llamados líderes de Estados Unidos están dispuestos a enfrentar. Y como lo ha advertido Lyndon LaRouche, las próximas elecciones del 4 de marzo en Rusia, podrían ser el detonante para que dejen volar esos misiles. Y pegarán de repente y sin aviso.
A pesar de los intentos del imperio británico por llevar el “cambio de régimen” a Moscú, Vladimir Putin sigue firme y ha resistido todos los esfuerzos para doblegarlo. Se han publicado amenazas de muerte abiertas en la prensa principal, de las cuales es emblemático el artículo de la revista {Foreign Policy}, “Putin ya está muerto”, y el comentario de Boris Berezovsky en el sentido de que Putin merece el “tratamiento Gadafi”. Sin embargo, en extremo contraste con todos los líderes nacionales de Europa, Rusia se ha rehusado con determinación a entregar su soberanía nacional al imperio monetario de Londres, y más bien, en asociación con China, ha procurado fomentar un compromiso vigoroso con la ciencia y el progreso --la energía nuclear, la investigación de fusión nuclear, la exploración del Ártico, y la colonización de la Luna-- todo lo que ha rechazado el mundo transatlántico a nombre de “adoptar lo verde”.
Pero el aspecto más peligroso de la situación actual es que el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, es un títere homicida del imperio británico. Obama ya se ha mostrado como un asesino; vean el precedente de Muammar Gadafi. Igual que Hitler antes que él, Obama eliminará a sus opositores a menos que se le destituya del cargo antes. ¿A quién más está Obama preparado para matar?
No hay esperanza para Estados Unidos, ni para nadie en este planeta, a menos que el Presidente que se elija no sea ninguno de los cuatro republicanos en contienda, ni el traidor remedo del antiguo emperador romano Nerón, el títere imperial británico y asesino en masa confirmado Barack Obama.
Cualquier demócrata que apoye la postulación de nuevo de Obama debe ser un deficiente mental, o como lo ha descrito Lyndon LaRouche, un “demócrata que padece una tendencia a la falta de valor excesivo para la causa verdadera”, en este momento de verdadera crisis existencial mundial.
Consideren el caso del ex Presidente Bill Clinton. Bill Clinton es sumamente inteligente y por lo común un patriota estadounidense sumamente moral. Pero, ha cometido un error terrible al capitular y aceptar darle apoyo público a Obama. Es un error que, si no se corrige, puede resultar fatal para la nación. ¿Qué excusa posible puede dar cuenta de esto? Quizás argumentará que los candidatos republicanos son peores. O, quizás la excusa tácita es su intento de proteger a su esposa de una brutalización mayor a manos de Obama. O quizás el ex Presidente está temeroso luego del asalto que se le hizo (y que casi le costó la presidencia) a raíz de su intento de hace algo grande: iniciar un nuevo orden económico mundial más justo. A final de cuentas, ninguna de las excusas es importante. La capitulación del Presidente Clinton frente a Obama está desmoralizando a los demócratas, al insistir en tratar de movilizarlos en torno al Partido Demócrata en vez de darles una alternativa viable real. El apoyo a Obama puede significar la muerte de la mayoría de la gente en Estados Unidos; no obstante, Clinton lo sigue impulsando.
En una declaración emitida hoy, Lyndon LaRouche habló sin tapujos:
“¡La operación de Obama es clave para enviar a Estados Unidos a una guerra global termonuclear! Solo en la medida en que actuemos para destituir a Obama, vamos a poder salvar posiblemente de la destrucción a esta nación. Por lo tanto, a cualquiera que apoye a Obama se le tiene que denunciar como un maldito tonto, o peor. Si obramos en serio, esa es la cuestión. El Presidente Clinton ha cometido un error terrible. Esperamos que lo corrija. Lo que él ha planteado como política puede resultar en la muerte de la nación”.
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