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Histórica conferencia del Instituto Schiller en París:
La reconstrucción del mundo en la Era del BRICS
15 de junio de 2015 — La conferencia internacional del Instituto Schiller que se realizó el pasado sábado 13 con el tema de "La reconstrucción del mundo en la Era del BRICS" con una participación de 400 personas de 30 países. Como lo señaló la coordinadora del acto, Christine Bierre, en su discurso de bienvenida, la conferencia fue un llamado de atención a la población para entrar en acción a fin de cambiar el mundo, y no un mero intercambio de palabras entre académicos.
La conferencia magistral a cargo de la presidenta y fundadora del Instituto Schiller, Helga Zepp-LaRouche, inició con un informe de última hora sobre la rebellion que ocurrió en el Congreso de Estados Unidos el día anterior, cuando votó por mayoría aplastante contra la vía rápida del proyecto antichino de Obama, la Asociación Transpacífica (TTIP) de libre comercio. Esa rebelión está en línea con el desafío que han lanado las naciones del BRICS en contra del mismo enemigo: Wall Street y la oligarquía internacional. Como se dejó ver de manera visible en la cumbre del G-7 la semana anterior, esta oligarquía se siente amenazada, y con razón; tanto que preferiría lanzar una nueva guerra mundial que aceptar la transformación que está en marcha en el mundo. Basta observar la retórica contra Rusia en la cumbre del G-7. Ahí está el peligro de una guerra termonuclear global, y hay que ser conciente de ese hecho.
La alternativa a ese peligro de guerra, señaló Zepp-LaRouche, es la nueva relación entre las naciones, libre de la geopolítica, para colaborar juntamente en base a los intereses comunes de la humanidad en su conjunto. De eso son concientes las personalidades alemanas que criticaron esa cumbre del G-7, en particular el ex canciller Helmut Schmidt, quien dijo que no solo se debió haber invitado al Presidente de Rusia, Vladimir Putin, sino también a los líderes de los otro cuatro miembros de los países del grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).
Para lograr esa alternativa se tiene que sustituir a la canciller alemana Angela Merkel, se tienen que acabar las sanciones contra Rusia, se tiene que parar la supuesta ayuda fraudulenta que se ofrece a Grecia que en realidad es para los bancos acreedores, y detener las políticas genocidas de despoblación mundial como lo promueve abiertamente el genocida profesional David Attenborough, quien se reunión con Obama en la Casa Blanca antes de la cumbre del G-7.
La alternativa del BRICS se viene construyendo desde la cumbre de Fortaleza, Brasil, hace un año; desde entonces se han concluido cientos de acuerdos entre estas cinco naciones y otras naciones del mundo, como se muestra en los dos grandes proyectos en Iberoamérica, el Gran Canal de Nicaragua y el Ferrocarril Transoceánico Brasil-Perú, los cuales está realizando China.
El programa de la Nueva Ruta de la Seda, desde que lo propuso el Instituto Schiller hace 25 años, no se ha visto nunca solo como un programa económico en sí, sino como las bases para la estabilidad y la paz en el mundo, señaló Helga Zepp-LaRouche. Desde que lo anunció el Presidente de China Xi Jinping en el 2013, la Nueva Ruta de la Seda se ha puesto en marcha y se ha definido de entrada explícitamente contrario a cualquier geopolítica. Desde el aporte de China, el programa se impulsa conceptualmente por el confucianismo y su principio de relaciones amistosas que se desarrolla en armonía, muy similar al principio de Nicolás de Cusa sobre la interconexión del microcosmos con el macrocosmos.
Helga recordó la propuesta del poeta Federico Schiller de elevar el alma humana mediante el principio de la belleza, que es idéntico a la libertad, la misma idea de armonía que fomenta un estado que es solo el medio para alcanzar las metas de la humanidad, en vez de las intrigas de las élites para mantener su poder. Lo que se necesita para garantizar un futuro es un estadismo verdadero que trabaje por la verdad, por el bien y por la belleza, y no por la falsedad, la maldad y la fealdad, señaló Helga.
Así que, para concluir, señaló en el período de discusión, no hay que quedarse en el sonambulismo que lleva ahora al mundo caminando hacia una guerra de extinción, sino hay que despertar y evocar en la población lo agudo del peligro de guerra y movilizarla en movimiento de masas por el nuevo paradigma de progreso que se necesita en Europa y en Estados Unidos, y tirar a la basura la geopolítica para crear un mundo verdaderamente para la humanidad.