Go to home page

El orden mundial pospandemia:
lo esencial es la imagen del hombre

Por Helga Zepp-LaRouche

Helga Zepp-LaRouche.

7 de diciembre de 2020 — El siguiente texto es una traducción del artículo de Helga Zepp-LaRouche para la edición del 3 de diciembre, del semanario alemán Neue Solidarität.

Aunque los principales medios de comunicación compiten entre sí para presentar a Joe Biden, y a su presunto gabinete de súper halcones como el próximo gobierno de Estados Unidos, y al Presidente Donald Trump como un monstruo populista balbuceando sobre el fraude electoral, puede ser que esos mismos medios se lleven una sorpresa desagradable. Las declaraciones juradas de testigos presenciales, que documentan varios aspectos del fraude electoral en los estados que no están definidos, representan una prueba. Los representantes y senadores estatales de Pensilvania anunciaron  su intención de hacer uso de su derecho constitucional de nombrar ellos mismo a los electores del Colegio Electoral. 

Hay muchas posibilidades de que la prueba del fraude electoral electrónico a través de las máquinas de votación de Dominion y Smartmatic, se pueda presentar a tiempo, y que esta evidencia sea suficiente para revertir los resultados de las elecciones. De ser así, el mundo estará al borde de una rotura de dique tal, que literalmente ninguna piedra quedará en pie, y se desmoronarían la mayor parte de las suposiciones actuales sobre las realidades políticas en el mundo transatlántico. Presumiblemente, las próximas semanas marcadas por la decisión del Colegio Electoral sobre la confirmación del próximo Presidente de Estados Unidos verá a la luz varios aspectos del fraude electoral, a pesar de la censura intencionada. 

En relación a este asunto, pero considerando las causas más profundas de la actual crisis civilizatoria, el Presidente Putin señaló en su discurso a la reciente reunión anual del Club de Valdai, que vivimos en una era de choques y crisis internacionales evidentes. Con motivo de esta crisis, citó la paradoja de que el ser humano, por un lado, ha alcanzado altos niveles de desarrollo tecnológico y socioeconómico, y por otro, la sensación de que su existencia ya no tiene sentido, o que se ha perdido el propósito de la humanidad en este planeta Tierra. Esta crisis, señaló Putin, no puede resolverse mediante negociaciones diplomáticas, ni siquiera mediante una gran conferencia internacional, sino que requiere una revisión completa de nuestras prioridades y metas. Y esto tiene que empezar con cada individuo, explicó, con cada comunidad, y cada Estado, y solo entonces puede surgir una configuración global. El punto de partida de tal transformación, declaró, podría ser la pandemia de la Covid-19. 

Efectivamente, la respuesta a la pandemia nos lleva al meollo del problema. El relativo éxito de Asia y el fracaso de Occidente de mantener la Covid-19 bajo control es tan obvio que incluso los principales periódicos como el Neue Zürcher Zeitung de Suiza, o el Die Zeit de Alemania, hablan ahora de la arrogancia y terquedad de Europa, que le impide aprender de las lecciones de los métodos usados en varios países asiáticos para erradicar la pandemia, en vez de simplemente intentar contenerla a medias. Como resultados de estos dos enfoques diferentes, ha habido un nivel extremadamente bajo de nuevas infecciones y muertes en China, Taiwán, Vietnam y Corea del Sur, mientras que la pandemia en Europa y Estados Unidos amenaza con alcanzar ritmos de crecimiento exponencial en varios países y con sus capacidades médicas sobrecargadas. ¿Cuál es la diferencia? 

Desde el mismo comienzo, el Presidente Xi Jinping dejó claro que la prioridad absoluta del gobierno chino era salvar cada vida, y que era especialmente importante proteger a los ancianos y por tanto a aquellos con un nivel mayor de riesgo. Después de tomar medidas rigurosas al inicio, como hacer pruebas en masa, el rastreo de contactos, el aislamiento y las cuarentenas en Wuhan y en la provincia de Hubei, fue posible poner bajo control a la pandemia, en todo nuevo brote, como el que hubo en Pekín y Qingdao, para hallar y aislar a los individuos contaminados gracias al rastreo digital de contactos, y por tanto parar la propagación del virus. 

En Asia sobre todo, donde las poblaciones ya han experimentado brotes de los virus del SARS y el MERS, no hubo ni un rechazo irracional a llevar mascarillas, ni tuvieron la desconfianza que tienen los occidentales de utilizar aplicaciones de celulares, aunque en Occidente pasan por alto deliberadamente la vigilancia absoluta que lleva a cabo la Agencia de Seguridad Nacional en Estados Unidos y su contraparte en Gran Bretaña, el GCHQ. Mientras tanto, el ritmo de crecimiento económico en China volvió a subir un 4,9% en el cuarto trimestre y la gente volvió a su vida social normal. 

Igualmente, Rusia le dio prioridad a la preservación de las vidas como valor fundamental de la cultura y tradición espiritual del país. Haciendo referencia a las dramáticas pérdidas demográficas sufridas por Rusia en el siglo 20, el Presidente Putin hizo hincapié, en su participación en Valdai, que era indispensable luchar por cada persona y por el futuro de cada familia rusa. También destacó que un rasgo tradicional esencial de la cultura rusa es dar la prioridad máxima a la protección de la vida humana. 

Esto nos lleva al quid de la cuestión : la supuesta contradicción entre salvar vidas humanas y “los intereses económicos” ha llevado, desde hace mucho tiempo, a una erosión de los valores que, al menos en el pasado, solían estar asociados con la cristiandad, que se basaba en la santidad de la vida humana. Décadas antes del coronavirus, cuando se privatizaron los sistemas de salud, la escala de valores ya había virado hacia la búsqueda de la ganancia, que es la razón principal por la cual el brote de la pandemia agarró catastróficamente a Europa y a Estados Unidos fuera de guardia. 

La falta de mascarillas, equipos de protección, y camas de cuidados intensivos al comienzo de la pandemia, y la dramática escasez que se da aún hoy de personal de enfermería son resultado de este falso conjunto de prioridades. Siguen saliendo nuevos indicios sobre cómo el modelo sueco, tan elogiado por algunos, se basaba en alcanzar la inmunidad de rebaño, y que ha costado la vida a muchos ancianos en residencias. En vez de recibir tratamientos costosos, se les dieron simplemente cuidados paliativos y se les dejó morir. Como expuso el experto en salud del SPD Karl Lauterbach: “Hablando crudamente, se ha sacrificado a muchos ancianos para que no tengan que cerrar los cafés”. 

No es menos escandaloso cuando en Suiza, uno de los países más ricos del mundo, la previsible escasez de atención médica ha llevado a una discusión abierta sobre el triaje. En Italia, las imágenes horrendas de Bérgamo, donde se apilaban la pasada primavera ataúdes en las calles para que luego el ejército los acarreara, no fueron evidentemente suficientes para asegurar las preparaciones adecuadas que podrían haber hecho perfectamente previsible la segunda ola. Como resultado, los médicos de Milán ahora protestan porque las decisiones que se ven obligados a tomar son clínica y éticamente inaceptables. 

El 26 de febrero, el Tribunal Constitucional alemán en Karlsruhe dictó un fallo histórico en el que declaraba que la prohibición de 2015 del suicidio asistido comercialmente era una violación de la Ley Fundamental (Constitución). Dado que el derecho a una muerte autodeterminada está garantizado, según la Corte, las personas deben poder hacer uso de ofertas de terceros para hacerlo. Con este espíritu, el canal de televisión ARD transmitió la película "Gott" ("Dios") el 23 de noviembre como un evento televisivo interactivo, que se basa en la obra de Ferdinand von Schirach, que retrata a un hombre sano de 78 años que, tras la muerte de su esposa, ya no quiere vivir y busca un suicidio asistido por los médicos. A la luz de la pandemia y los graves riesgos resultantes para los ancianos y los enfermos, este intento, en forma de espectáculo escénico, de disipar las reservas históricas debido al hecho de que los nazis habían exterminado sistemáticamente “vidas sin valor”, debe verse como cinismo sin precedentes y como truco propagandístico. Y fue un éxito: después del evento, el 70,8% de los televidentes dijeron que estaban a favor del derecho al suicidio asistido. 

Como recordatorio: en los juicios de Núremberg, el Dr. Leo Alexander, un asesor médico de la fiscalía, advirtió sobre el pensamiento utilitario que estaba detrás de la eutanasia, afirmando que comenzó con un cambio bastante sutil en la actitud de los médicos con respecto a los costos del tratamiento de pacientes, que luego rápidamente se clasificaron como "vidas indignas". Seguir ésta pendiente resbaladiza una vez más, en las condiciones de una crisis económica y financiera que se extiende, en Alemania solo se puede calificar de amnesia histórica. 

Estamos ahora mismo en medio de cambios tectónicos en la situación estratégica, en un momento en el que lo que realmente está en juego es la guerra o la paz, y sobre todo cuando los dramáticos acontecimientos en Estados Unidos no pueden entenderse, a menos que se les considere como expresión de una batalla existencial entre el viejo paradigma en decadencia del mundo unipolar y un nuevo paradigma, encaminado a crear un nuevo orden mundial que permita la supervivencia a largo plazo de la especie humana. La revisión de las prioridades y objetivos de la sociedad, evocada por Putin, que debe convertirse en la base de este nuevo paradigma, debe comenzar con la imagen del hombre que considera sacrosanta la vida humana. Si uno desea representar esto como una competencia entre los valores de China y Rusia por un lado, y los de Occidente por el otro, haríamos bien en revivir nuestra tradición cristiana y humanista, si es que queremos evitar perder la competencia en desgracia.

 

Para mayor información escribir a preguntas@larouchepub.com/spanish

Volver    Volver al inicio

clear
clear
clear