Escritos y discursos de Lyndon LaRouche

LaRouche aborda la crisis de las naciones de Sudamérica

A continuación, el texto de la videoconferencia que sostuvo Lyndon LaRouche con el Capítulo de Ingenieros Economistas del Colegio de Ingenieros del Perú, en Lima, el martes 2 de octubre de 2001.

Luis Vásquez: Buenas noches, es un gusto tenerlos acá con nosotros esta tarde en que vamos a tener una conversación en directo, en vivo y en directo, como se dice, con el señor LaRouche. El señor Lyndon LaRouche, esta tarde va a hablarnos sobre el tema "Qué hacer frente al derrumbe financiero mundial".

El señor LaRouche, por años, ha estado dedicado a bregar por una solución justa para todos los pueblos del mundo, y hoy tiene indudablemente la autoridad moral e intelectual para decirnos también qué se debe hacer de aquí en adelante.

El formato de esta presentación va a consistir en lo siguiente. Vamos a tener una presentación de más o menos 45 minutos del señor LaRouche. Después vamos a aceptar preguntas, ya sea por escrito —ustedes han recogido un papel en el cual pueden escribir su pregunta— o también pueden pasar aquí a pararse a pedir el micrófono; hay un micrófono en el auditorio, inalámbrico, que se les va a alcanzar a las personas que quieran hacer la pregunta verbalmente.

Para iniciar esta audición de hoy día, quiero dejar con ustedes al presidente del Capítulo de Ingenieros Economistas del Colegio de Ingenieros del Perú, el ingeniero Luis Macavilca, presidente del Capítulo de Ingenieros Economistas, para que dé la bienvenida a esta sesión.

Luis Macavilca: Muy brevemente, en primer lugar quiero, efectivamente, darles la bienvenida, agradecerles por su asistencia y agradecer a la revista EIR, que ha organizado esta conferencia y, obviamente, al doctor Lyndon LaRouche por permitirnos escuchar, conocer su punto de vista respecto a la crisis internacional. El Capítulo de Ingenieros Economistas está atento a todo lo que signifique un enriquecimiento del análisis. Para poder tener nosotros una mejor posición, opinión respecto de la crisis internacional, hace esta reunión muy gustosa y esperamos que la disfruten, muchas gracias.

Sara Madueño: Buenas tardes estimado Lyn, buenas tardes. Para mí es un gran honor y un gusto presentarte ante esta distinguida conferencia. Como todos ustedes saben, el señor Lyndon LaRouche es un gran estadista y es el director ejecutivo de nuestra revista EIR, Executive Inteligence Review. Además, el señor LaRouche es precandidato por el Partido Demócrata a la presidencia de los Estados Unidos para el año 2004.

Yo agradezco, Lyn, tu deferencia para darnos este tiempo a nosotros, porque sabemos que tu opinión y asesoría en este momento está ahora, más que nunca, solicitada en todas partes. Así que sabemos lo valioso de tu tiempo. Solamente, antes de introducirte, quería recordar algunas palabras de lo que dijera Federico Schiller: "Hay grandes momentos en la historia que a veces se encuentran a gente muy pequeña". Yo creo que los terribles momentos que estamos viviendo hoy en día nos confrontan ante una realidad muy palpable, y es el hecho de que nuestros gobernantes aquí y allá, con muy excepcionales excepciones, verdaderamente están demostrando pequeñez frente a las circunstancias que estamos viviendo.

Sin embargo, tu presencia en estos momentos hace el momento histórico presente totalmente diferente. Tú nos advertiste, desde 1994 y antes, advertiste al mundo no solamente de que esta crisis económica que estábamos viviendo no era una crisis típica más, sino que era una crisis sistémica. Pero no solamente nos advertiste de la crisis, también nos propusiste varias alternativas programáticas y salidas a la crisis como tu propuesta del Nuevo Bretton Woods. Tú, junto con Helga, tu esposa, y tu organización internacional, hemos persistido contigo en este esclarecimiento de las características de esta crisis y de las alternativas que proponías junto con nosostros para salir adelante de esta crisis.

Pero también tú advertiste, y recientemente lo reiterarste en un discurso que diste en Nueva York (perdón para un auditorio de Washington y Nueva York), en julio pasado, que teníamos en puerta una inminente guerra en el Medio Oriente. Nos dijiste que habían ciertos intereses financieros oligarquas que estaban azuzando esta perversa teoría del choque de civilizaciones para, como una coartada, cubrir la debacle del sistema financiero. En este momento estamos contemplando, lamentablemente, que todas tus advertencias eran realidad. Es decir, la contundencia de los hechos nos confrontan a la situación presente y en esta vez creo que hasta los más necios han de reconocer que no solamente tenías razón, sino que hay que prestar mucha atención a los planteamientos que nos estás dando para cómo afrontar esta crisis.

Así que, Lyn, otra vez te agradezco tu atención y tu tiempo, y te dejo con un auditorio muy atento para esta vez escuchar tus consejos. Con ustedes, por favor, Lyndon LaRouche desde los Estados Unidos.

LaRouche: Hay varias cosas que debemos discutir en serio. Primero, la naturaleza de la crisis: estamos en la fase final de desintegración del sistema financiero internacional; no una parte, sino esencialmente la totalidad del sistema. Esto quiere decir las Américas, Europa, la mayor parte de Eurasia, todo el mundo. No se puede hacer nada para salvar a este sistema en su forma actual; entrará en una fase de desintegración en el trimestre venidero, antes de fines de año. Quizás pueda cojear un poco después de principios del año venidero, pero el sistema, básicamente, está destruido y no se puede mantener con sus instituciones actuales. Esto también es —esta crisis—, también es un período muy peligroso de la historia en varios aspectos.

Primero, existe el peligro de guerra generalizada en todo el mundo, especialmente desde el ataque terrorista del 11 de septiembre en los Estados Unidos, en gran medida una operación interna pero que, obviamente, pudo haber tenido partícipes de otras partes del mundo. No hemos llegado al final de esto; nadie ha parado a los terroristas, nadie los ha identificado todavía, a los verdaderos terroristas. Así es que están sentados ahí, listos para atacar de nuevo.

Ahora, esto no es algo inusual en la historia de los momentos de grandes crisis financieras y económicas. Por ejemplo, en 1932–1933, teníamos una crisis mundial centrada en ese entonces en Alemania, porque Alemania era el pivote estratégico de los efectos de la crisis. En ese momento histórico hubo un intento en Alemania de parar a Hitler desde dentro de Alemania. Este esfuerzo lo encabezó un canciller alemán, Kurt von Schleicher.

En ese momento, ciertos intereses financieros y banqueros en Londres encabezados por Montagu Norman y por grupos en Nueva York —incluidos los intereses de Harriman, incluido el abuelo del actual presidente de los Estados Unidos, Prescott Bush, estos individuos junto con Montagu Norman y Schacht en Alemania y con los intereses de Schlobert, los intereses bancarios y también con los von Paten— conspiraron para tumbar al gobierno de Schleicher, lo que ocurrió el 28 de enero de 1932. El 30 de enero, a incitación de los banqueros estadounidenses y de Norman en Inglaterra y de Schacht, pusieron a Hitler en el poder en Alemania, como canciller. Su poder no era completo en ese momento. Un mes más tarde, el parlamento de Alemania, el Reichstag, fue quemado en lo que se llamó un incidente terrorista. De inmediato, el Partido Nazi tomó medidas para declarar leyes de emergencia y luego, a través del parlamento, aprobaron nuevas leyes para extender la emergencia. Un mes más tarde, Hjalmar Schacht se volvió el presidente del Reichsbank [el banco central] y controló el rearme de Alemania que llevó a la Segunda Guerra Mundial, que ya estaba planeada.

Estamos en un momento de crisis parecido hoy en día: peligro, golpes de Estado, derrocamiento de gobiernos, violencia, revoluciones, terrorismo: las características de un período en que un sistema financiero se desploma; porque es un tiempo, un momento de hombres desesperados, gente que ha dominado al mundo con este sistema financiero. Y ahora que este sistema está condenado ellos están desesperados, están ciegos a la realidad, y están resueltos a mantenerse en el poder, aferrarse al poder de cualquier manera. No les importa el futuro; les preocupa nada más su manera de ser, su poder, su posición dominante en los acontecimientos mundiales. Por lo tanto, hay una pelea entre ciertos de estos intereses financieros —que se rehúsan a enfrentar la realidad porque no quieren enfrentarla— y los intereses de los Estados nacionales soberanos hoy en día. Es un período peligroso.

Mi preocupación tiene varios aspectos: primero, tratar de juntar las fuerzas que en tanto fuerzas políticas a nivel internacional —gobiernos y otros— pueden concluir, terminar con este peligro.

Segundo, tenemos que reformar el sistema finaciero monetario internacional de manera inmediata; esto quiere decir reorganizar por bancarrota al sistema. Ahora, la mayoría de ustedes posiblemente estén familiarizados con la manera en que se reorganiza por bancarrota a empresas que caen en la bancarrota. Pero en el caso de gobiernos —y va a haber muchos gobiernos en bancarrota en el período venidero en Sudamérica y en otros lados— esto es inevitable, no se puede prevenir. Las deudas... no hay manera de pagar las deudas. Por lo tanto, habrá un estado de bancarrota.

Pero esto es mucho mayor que la bancarrota de un gobierno; es la bancarrota de un sistema mundial, un sistema financiero mundial, el sistema del FMI. Y, por lo tanto, se necesita un concierto de poder político que tenga la autoridad para poner todo el sistema financiero internacional en reorganización por bancarrota. Los principios no son muy diferentes a los que existen para una firma, una empresa grande; hay ciertas empresas que uno no quiere que se desplomen en una nación porque son demasiado importantes para la nación y, por lo tanto, se arregla que, de alguna manera u otra, puedan seguir funcionando porque su función es esencial para la nación. Pero cuando hablamos de la bancarrota de una nación entera, la autoridad es mucho más fuerte de este principio. No se puede mandar a la bancarrota a una nación, no se puede cerrar la nación —eso sería genocidio—; las instituciones tienen que funcionar, los niveles de empleo, hay que mantener todas las instituciones esenciales, tienen que funcionar, que haber un programa para la recuperación.

Cuando hay una crisis internacional de esta índole, en lo financiero y económico hay una situación parecida: no se puede liquidar a naciones; uno no puede decidir qué país va a sobrevivir y cuál no. Todas las naciones deben sobrevivir y tienen que sobrevivir juntas. Pero la mayoría de las deudas nunca, nunca se pagaran, y realmente no se deberían pagar, porque la mayor parte de la deuda no se hizo de forma honrada. Con el sistema establecido en 1971 con el desplome del sistema viejo de Bretton Woods, las deudas de muchas partes del mundo, por ejemplo Iberoamérica, por ejemplo los países de América Central y del Sur, han pagado más, en la deuda que contrajeron desde el 70 para acá, han pagado mucho más de lo que debían, y tienen deudas mucho mayores hoy en día que las que contrajeron al principio.

Mucha de esta deuda fue absolutamente fraudulenta y se estableció en un intento de mantener en el sistema cantidades enormes de crédito que no se deberían haber subsidiado; y eso también ahora es deuda. Existe la especulación de derivados financieros; más deuda, millones de billones de dólares de deuda escondida o abierta en todo el mundo, que jamás se va a poder pagar, cuando hay solamente 42 billones de dólares de PIB en todo el mundo; no se puede pagar la deuda. Además, el nivel de producción real se está desplomando. En los Estados Unidos tenemos desplome, desplome, desplome todos los días. Todos los días quiebran más empresas. Hay contracción del 10, 20, 30%, de desempleo. Y esto no para. En Europa es igual; en muchas otras partes del mundo es igual.

Así es que los medios para pagar esta deuda no existen. Tendríamos que poner a la totalidad del sistema financiero internacional por una reorganización por bancarrota, condonar cantidades enteras de la deuda, congelar otras categorías; es decir, que no se paguen los intereses por esa deuda. Pero, a pesar de eso, mantener a los bancos de pié porque son esenciales esos bancos. Lo mismo con los gobiernos: se pagan las pensiones, la economía tiene que seguir caminando, eso se puede hacer. Hicimos algo parecido en los Estados Unidos en 1933, con Franklin Delano Roosevelt. Ese es un precedente; sabemos cómo usar ese precedente para hoy día. Formamos, después de la Segunda Guerra Mundial, un sistema monetario, el de Bretton Woods. Eso funcionó en las partes del mundo donde funcionaba. Sí funcionaba; no fue perfecto, pero sí fue exitoso y el mundo bajo el FMI, que formaba parte de esto, funcionó; las economías crecieron, las condiciones de vida mejoraron a pesar de todas las cosas malas. Funcionó ese sistema, y podemos regresar a ese tipo de pensamiento, empezando de nuevo como un nuevo sistema monetario y un nuevo sistema financiero y podemos vivir con eso.

Pero se necesita otra cosa, además: se necesita un programa de crecimiento. El sistema cometió muchos errores, el sistema ahora está en bancarrota. Es más, lo que ocurre en la mayoría de las bancarrotas: alguien en la gerencia cometió el error; entonces, hay que reorganizar la gerencia y meter a otros más competentes, y usemos el modelo, las cosas que sí funcionaron anteriormente, y se reactiva la firma, la inversión, de esa manera.

Entonces, ¿cuáles serían esos proyectos? Primero, tenemos que crear crédito público en buenas cantidades en muchas partes del mundo, y esto tendrá el efecto de aumentar el empleo. Es decir, el Estado usará la autoridad del Estado nacional soberano para crear crédito soberano nacional que luego se usará para crear empleo en zonas esenciales de empleo que se puedan organizar. Esto en buena medida va a ser la infraestructura. En lo posible, se tiene que reactivar también la industria que ha cerrado, se tiene que reabrir porque no podemos desplomar el nivel de producción de la riqueza de las naciones. Tenemos que hacer exactamente lo opuesto, aumentar la producción de riqueza de todas las maneras posibles.

Claro, lo tenemos que manejar, pero hay que aumentar el empleo y la producción. La austeridad fiscal y métodos parecidos son suicidas, son genocidio. La austeridad fiscal se tiene que eliminar. No vamos a hacer sangrías de las economías para pagar la deuda. Eso no funciona. Vamos destruir la civilización así.

Entonces, se requieren proyectos especiales para esto. Hay una clase de proyectos que está a la mano de todos los gobiernos; se llama la infraestructura económica básica. Se necesitan redes hidráulicas, de transporte, de salud pública, de manejo de la salud pública, de sanidad. Estas cosas siempre se necesitan. Todos los gobiernos tienen programas, planes ya establecidos de cosas que se deberían hacer, incluido el aumento de la energía.

Por ejemplo, en Perú, ustedes tienen un problema con el manejo de aguas. Hay que desarrollar los programas hidráulicos. Estas cosas se pueden hacer de inmediato en Perú como lo hacíamos en los Estados Unidos con el Cuerpo de Ingenieros militares de los Estados Unidos: obras de gran envergadura llevadas a cabo por grupos de ingenieros, a veces como empleados militares, a veces con civiles que trabajaban con ellos, y construimos así infraestructura de gran escala. Al construirlo de esa manera empleamos a la gente; [son] empleos muy útiles, y a esta gente se le pagaba, y luego compraba bienes para su familia, para sus comunidades, y por lo tanto prosperaba como resultado de la infraestructura. Y los contratistas obtenían contratos para participar en estos proyectos de infraestructura, y así crecían las economías.

Pero también necesitamos algo más. Se necesitan otras dos cosas. Primero necesitamos lo obvio. Existe en Eurasia hoy día un programa que yo he denominado el Puente Terrestre Eurasiático. Ese programa se viene adoptando básicamente en las naciones de Eurasia. Rusia, China y otros países se juntan para cooperar en torno a grandes obras de desarrollo infraestructural, incluidas obras de transporte. El transporte ferroviario moderno, incluida la levitación magnética ferroviaria, ya se introduce a China.

La idea aquí es crear, del Atlántico al Pacífico, un sistema de comunicación y de desarrollo que nos permita tomar las zonas del centro de Asia que son ricas en cuanto a recursos naturales, pero pobres en cuanto a su desarrollo, e introducir el desarrollo en esta región a través del transporte, con lo que se puede hacer de ésta una región de gran crecimiento.

Esto quiere decir que naciones como Japón o Europa Occidental, que normalmente producían bienes de capital de tecnología avanzada, encontrarán bajo este acuerdo un gran mercado para aumentar sus exportaciones a países como los del centro, el sur y el este de Asia. China, por ejemplo, es un gran mercado si se le da la ayuda necesaria; hay un gran mercado interno, tiene la población más grande del mundo.

Así es que ésta es una gran oportunidad, si como también se propone, si desde Eurasia no solamente participa América en este mercado de Eurasia; si no solamente participa en el mercado en Eurasia, sino también en el desarrollo del África. Pero también habrá la construcción de un puente y un túnel desde Siberia a Alaska. Ese puente bajará por América; pasando por Centroamérica, llegará a Sudamérica hasta Tierra del Fuego, para unificar a Eurasia de esa manera, y otras maneras, con América.

Tenemos —en Sudamérica, en particular—, tenemos grandes zonas que están subdesarrolladas, no desarrolladas. Falta infraestructura para su desarrollo donde hay recursos enormes. La Patagonia, por ejemplo, tiene recursos enormes. Otras partes de Sudamérica también tienen recursos grandes enormes sin explotar. Tenemos que convertir la oportunidad para el desarrollo de estas regiones y sus recursos, y convertir eso en un gran mercado para la inversión.

Necesitamos hacer una cosa más: necesitamos tener proyectos de ciencia que sirvan como motor para este proyecto, para el mundo entero. Necesitamos ciertos objetivos en términos científicos, nuevas técnicas, nuevos descubrimientos, nuevas formas de energía, formas más densas de energía; este tipo de cosas se requieren. Necesitamos que nuestras universidades produzcan los cuadros para estos proyectos, que produzcan la gente o las destrezas que puedan llevarlo a la práctica, que puedan hacer las investigaciones científicas que puedan alimentar estos proyectos científicos, y de esa forma podemos crear una nueva forma de economía nacional, no verdaderamente nueva pero una mejora cualitativa.

Si vemos la historia de la humanidad, especialmente la civilización europea moderna, la historia de la humanidad se fundamenta en algo en la cual el hombre se diferencia en lo absoluto de los animales. El hombre es la única criatura que puede descubrir un principio físico universal, que puede replicar ese descubrimiento en la mente de otra gente, que puede cooperar para aplicar esos principios para aumentar el poder del hombre sobre la naturaleza. Por este medio el hombre tiene la capacidad de aumentar la capacidad productiva del trabajo, mejorar las características demográficas de la población, de mejorar el potencial potencial para aumentar la población, aumentar el nivel de vida, y al mismo tiempo conquistar zonas que no se podían conquistar anteriormente. ¿Por qué no tomar esa lección, especialmente en la sociedad moderna, para reformar nuestras economías? Es decir, movilizar a nuestras universidades, nuestros sistemas educativos como instituciones científicas donde todos los descubrimientos se repliquen para el bienestar de los estudiantes; donde se hagan investigaciones de nuevos principios; donde se lleven a cabo investigaciones de nuevos principios científicos; en los programas de ingeniería para probar nuevos principios, para convertir esos principios en nuevas técnicas que se puedan aplicar, que puedan conectar al sector productivo de la economía con estas universidades, para crear una economía en la cual estamos aumentando el porcentaje de la fuerza laboral que se dedica a la investigación fundamental, a la ingeniería y a la creación de nuevas técnicas; aumentar el porcentaje de la población que se dedica a la industria de alta tecnología, que sean capaces estos miembros de la población de asimilar nuevas tecnologías y hacerlas reales y ponerlas en práctica.

Estas, creo yo, son las cosas que necesitamos hacer en estos momentos. Estas son las cosas que nos pueden sacar de este desastre en el cual nos encontramos. Lo que necesitamos es la voluntad política de entender que esto hay que hacerlo, de juntar a naciones y a otras fuerzas que dicen vamos a reorganizar el sistema por bancarrota, que vamos a generar grandes cantidades de crédito público a través del gobierno, y a través de la cooperación entre gobiernos para expandir el empleo, especialmente el empleo productivo a escala mundial en cada país.

Vamos a tomar otras medidas para promover la expansión del empleo en trabajos productivos. Vamos a mantener la estabilidad productiva social y el bienestar general, y vamos a ir más allá y vamos a emprendar grandes proyectos de infraestructura transcontinentales en su significado, para unir los continentes, unificar a la raza humana en la cooperación.

Tenemos que movilizar a nuestra población en torno al tema de la educación, la educación científica para elevar el significado de los Estados nacionales a Estados soberanos que están concentrados en desarrollar a sus pueblos a través de la educación. Para que se dediquen, con economías impulsadas por la ciencia, a mejorar la calidad del trabajo en la cual se emplea la gente y crear el tipo de mundo que hemos estado tratando de construir desde el siglo 15 en Europa con el gran Renacimiento que hubo allí.

Creo que tenemos que decir que hemos llegado al momento en donde la raza humana enfrenta el peor peligro que la raza humana jamás haya enfrentado, en toda la historia conocida hasta el momento. Nos encontramos en un período en donde, si no hacemos algo para corregir los problemas, podemos entrar en una nueva edad de tinieblas para toda la civilización. Nos encontramos en una situación muy vulnerable. No tenemos los recursos que teníamos antes para sobrepasar una depresión.

La mortandad que resulta de este tipo de rumbo sin solución representaría una nueva edad de tinieblas para la raza humana. Pero, el enfrentarnos al peligro de una gran guerra, una nueva edad de tinieblas, nuevas convulsiones de Estados, tal vez nos haga abrir los ojos al hecho de que no podemos seguir comportándonos como niños. Tenemos que volvernos adultos. No podemos pensar en lo que nos conviene, en nuestros intereses personales en una forma muy estrecha. Tenemos que pensar en qué es lo que estamos haciendo respecto al futuro de la humanidad, de nuestros hijos, de nuestros nietos, que se ven amenazados por esta gran crisis. Nosotros ya nos estamos haciendo viejos. En el curso del tiempo moriremos. ¿Qué vamos a dejarle como legado a los que nos siguen? ¿Vamos a dejarles una era de tinieblas? O ¿vamos a ser los grandes gigantes que crearon la oportunidad, no sólo para revivir la civilización y conservar la civilización, pero quienes en nuestra época hicimos algo de lo cual podemos enorgullecernos en términos de los ojos de nuestros ancestros? ¿Algo que nos haga orgullosos a los ojos de los que vienen en nuestra posteridad?

Debemos aprovechar esta gran crisis, y el temor que causa esta crisis, como un incentivo para hacernos adultos, para salir de la estrechez mental, para tener la imaginación de buscar soluciones, y dedicar nuestras vidas al propósito de llevar esas soluciones a la práctica, para que, cuando muramos, podamos decir que vivimos y fue bueno.

Gracias.

Sesión de preguntas y respuestas

Pregunta: Bueno, muchas gracias, señor LaRouche, por su exposición. Tengo acá una pregunta que hizo llegar al comienzo un alumno de economía, referente a unas declaraciones recientes del ministro de Economía de Perú, Pedro Pablo Kuczynski.

La pregunta dice lo siguiente: señor LaRouche, el ministro de Economía de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, acaba de reconocer que el mundo está en una crisis muy grave, en una crisis cósmica; así llamó Kuczynski a esta crisis. Sin embargo, el ministro de Economía ha dicho que las políticas de los Estados Unidos, de bajar la tasa de interés, van a favorecer a los países deudores como el nuestro. Queríamos saber su opinión al respecto.

LaRouche: Primero que nada, hay que ser realista, y creo que todo el mundo en Perú lo reconoce. Sólo hay tres culturas nacionales en este planeta que en estos momentos de crisis son capaces de pensar en soluciones globales de los problemas. Hay muchos países en los cuales hay gente importante capaz de decir si una solución global puede funcionar o no; pero no va a poder proponer que su país inicie esa solución.

Las tres naciones cuya cultura nacional les permite pensar en términos globales, en cambios globales, de instituciones globales, son los Estados Unidos, Rusia y la monarquía británica.

Todas las otras partes del mundo... Tal vez el caso de China sea diferente, pero China no piensa en términos globales; India es un país importante, pero India tampoco piensa en términos globales, aunque algunos indios y algunos chinos piensen en esos términos, pero la cultura nacional no respalda el concepto de que la nación en tanto nación defina el planeta. La cultura nacional de la mayoría de los países, como Perú, trata de definir los hechos para que su país sobreviva, y tenga la oportunidad de hacer algo con su propio destino. Pero en cuanto a definir el destino mundial, no.

Por tanto, cuando uno escucha algo de un ministro de un país que no es una de estas potencias mundiales, uno tiene que reconocer que el ministro siempre hablará tratando de ser realista, diciendo: voy a decir lo que no me va a derrocar, o lo que no vaya a causar que me pegue un tiro una superpotencia o sus agentes.

El problema es el siguiente: obtener una solución global requerirá la cooperación de varios países, con la esperanza de que los Estados Unidos y Rusia participen en esto. Estas son las únicas dos potencias, aparte de la monarquía británica, que tienen la capacidad de pensar en estos términos; de pensar, de actuar en estos términos. Es decir, son países que pueden convocar a otros países a una gran conferencia, para bregar específicamente con cosas como la desintegración del actual sistema financiero monetario global.

Por tanto, cuando el señor Kuczynski habla —y, por supuesto, él conoce muy bien a los Estados Unidos y él conoce algunos de estos banqueros estadounidenses—, no va a proponer nada que no tenga el apoyo o no sea probable que cuente con la aprobación de Nueva York. Ese es el problema. Es injusto. Estoy de acuerdo con que es injusto; no debiera ser así. Pero así son las cosas.

Por tanto, mi tarea, y el trabajo de Rusia, por ejemplo, o el trabajo de ciertas naciones poderosas de Europa; o China, que no puede actuar por su propia cuenta; Japón no puede actuar por cuenta propia; India no actuará por cuenta propia en estos asuntos... tiene que haber gente, entonces, que venga de dentro de las llamadas superpotencias que diga, o dos o tres grandes potencias que digan: queremos convocar una conferencia para discutir estos temas. En ese momento, entonces, puede usted encontrar que los alemanes, los peruanos, los franceses, los italianos y demás, pueden unirse y decir: Sí queremos tener ese debate. En ese marco, este tipo de cuestiones se puede discutir exitosamente.

Mi trabajo, saliendo de los Estados Unidos y habiendo bregado con los dirigentes de Rusia y otras partes del mundo, mi tarea, con mi conocimiento, y mi reconocimiento a nivel mundial, es introducir una propuesta, o promover una propuesta, que pueda representar una solución realista a la crisis que enfrentamos en estos momentos.

En cuanto al señor Kuczynski, está equivocado. Recortar las tasas de interés no es un acto de supremacía ni de sabiduría. Es un acto de pánico. El jefe de la Reserva Federal [de los Estados Unidos] está en un estado de pánico; tenemos al presidente de la Reserva Federal, al asesor del presidente Bush, al señor Lindsey, y al ex secretario del Tesoro, Robert Rubin, y esta gente se ha estado reuniendo en las últimas dos semanas con otra gente y varias instituciones, y no ha podido lograr un acuerdo, en cuanto a enfrentar lo que sabe que es la peor crisis financiera que nadie se haya imaginado jamás. No puede llegar a un acuerdo. Mientras tanto, Alan Greenspan, el presidente de la Reserva Federal, está histérico y la gente en su entorno está histérica. Están dispuestos a tirarse de un rascacielos, si encontraran un rascacielos que los aceptara.

Y en este estado anímico proponen recortar las tasas de interés, usando el modelo de cero interés de Japón, una política que es hiperinflacionaria, literalmente. Tenemos una situación en la cual el mundo se está cayendo, en términos de la economía física, el empleo está cayendo, la producción está cayendo en Europa, en los Estados Unidos. Es una catástrofe, es una depresión que ya es peor que la de 1932–1933, y está empeorando.

Y, mientras tanto, estos idiotas están bombeando dinero, imprimiendo dinero, inventando dinero, a tasas que jamás se han visto en la historia. Así es que una gran cantidad de dinero entra a una economía que ha perdido más de 3 billones de dólares, en lo que llamamos la nueva economía.

Esta no es una solución, entonces. Pero ¿qué va a decir el señor Kuczynski en Perú? ¿Va a decir: los Estados Unidos están locos? Yo soy estadounidense y puedo decirlo, y lo digo. La política de Nueva York es loca, y es por eso que estamos en la situación en la que nos encontramos.

Por eso digo que la solución es una respuesta práctica. La respuesta, entonces, es que esto no va a funcionar. La respuesta responsable es decir, aquellos de nosotros que estamos en una posición de poder, ya sea porque tenemos poder o porque representamos a una nación que representa poder, nosotros tenemos que asumir la responsabilidad de abrir las puertas para que gente de países que no tienen ese poder pueda sentarse en la misma mesa, y que se les escuche en cuanto a sus opiniones respecto a estos temas, para tener el tipo de discusión que se requiere para resolver estos problemas.

Pregunta: Las preguntas son bastante variadas, van desde el aspecto económico global a nivel, digamos, internacional. Algunas se refieren a la economía peruana, al momento actual. Hay preguntas sobre las políticas de seguridad nacional, sobre las Fuerzas Armadas. Hay preguntas, incluso, sobre algunos proyectos específicos de desarrollo en el continente. Y, también, hay dos preguntas sobre la cuestión cultural. Obviamente, son bastantes. No creo que se pueda resolver todo. De hecho voy a tratar de hacer una especie de síntesis de todas las preguntas aunque, indudablemente voy a tratar de que todas estén presente en la medida también del tiempo del señor LaRouche.

Me parece que podemos con una pregunta que tiene que ver con aspectos globales. Dice así: en el siglo 21, ¿qué importancia tiene el aspecto de la seguridad y de la ecología, y cómo estos aspectos influyen en la economía internacional y en la vida de los individuos, en las naciones? La está presentando un periodista alemán... de Alemania.

LaRouche: La escuela veneciana de ecología empezó, fue fundada por un tipo llamado Botero a finales del siglo 16, y continuó a través de Juan María Ortes, un veneciano, el hombre que escribió el libro que fue plagiado por Tomás Malthus. Esta escuela veneciana de ecología es fraudulenta, pero siempre ha insistido que la población tiene que ser podada, de la misma forma que uno poda el ganado. Cuando la población es excesiva, y el dueño del ganado no la desea, uno la mata. Cuando tiende a reproducirse demasiado, uno se deshace de ella. Si la vaca no produce leche, se le degolla, y asi por el estilo. Así que este tipo de ecología, este concepto maltusianismo, o neomaltusianismo siempre fue incompetente.

Sí, hay una cuestión real de ecología que es muy distinta. La mejor definición de la ecología la produjo un científico ruso, Vladimir Vernadsky, quien definió el concepto de biosfera y noosfera. Nosotros vivimos en un planeta en el cual hay ciertas condiciones creadas por organismos vivos. Es decir, cuando hablamos de los recursos, los océanos, la atmósfera, los bosques, los depósitos minerales que vienen de las rocas sedimentarias y demás, estas cosas todas fueron creadas por la vida. Por tanto, la raza humana, que entra al escenario con la cognición, depende de esta parte viva del planeta, la llamada biosfera.

Podemos mejorar la biosfera, empleando tecnología. Podemos crear zonas fértiles donde había desiertos. Podemos mejorar los bosques, crear bosques donde no los había. Podemos manejar el agua, mejorar el estado del clima, y debemos hacerlo. Por tanto, nuestro objetivo en la ecología debe ser promover esas medidas de infraestructura, del desarrollo de infraestructura y del mantenimiento de infraestructura, que son necesarias para mejorar las condiciones de la vida, la biosfera. Sí, debemos hacer eso.

También, necesitamos gastar más en los hospitales, en los sistemas de salud. Necesitamos enfrentar las enfermedades de los animales de la misma forma que enfrentamos las enfermedades de los hombres, porque se contagian; las enfermedades de la plantas. Tenemos que tener una política para manejar la biosfera en beneficio de la humanidad. Pero la idea de la ecología, ésa de decir: dejemos a la naturaleza, no toquemos a la naturaleza, no cambiemos a la naturaleza, eso es un error, es una ciencia equivocada. Esa es la vieja escuela de Venecia. La forma correcta de abordar la biosfera es que hay que mejorarla, de la misma forma que un agricultor mejora la tierra árida y la convierte en tierra productiva.

Pregunta: Bueno, acá también tenemos un grupo de preguntas referidas a un tema que ha estado muy debatido estos últimos días, aquí en el Perú. Se refiere a la carretera interoceánica. La pregunta, una de las preguntas dice: Brasil está interesada en construir, junto con el Perú, una carretera interoceánica que pase por el sur del Perú. En el marco del Nuevo Bretton Woods, ¿usted cree que es factible esta carretera? Y, ¿a cargo de quién debería de estar la construcción de esta obra, a cargo de los Estados o de la iniciativa privada?

LaRouche: Obviamente, deben hacerlo fundamentalmente los gobiernos; los gobiernos tienen que controlarlo, porque la construccion de cualquier sistema de carreteras... Y, también, creo que debería tenerse una red ferroviaria. Ambas cosas, ambas, son buenas. Por ejemplo, en esa zona del Perú tenemos un zona de montañas. ¿Cuáles son los declives de esas montañas? Uno no puede tomar un ferrocarril de fricción para subir esas montañas, ni tampoco es eficiente emplear camiones para subir y bajar carga por esas montañas. El sistema que puede hacerlo es un sistema de trenes de levitación magnética. Si se quiere llegar a ciertas zonas del Perú que están en las montañas, que están muy poco desarrolladas en términos de sus recursos, para cruzar al otro lado, al lado del Amazonas y desarrollar eso, se necesitan grandes arterias, no sólo de carreteras, sino arterias de corredores de transporte y desarrollo.

Viendo lo que hicimos en los Estados Unidos a mediados del siglo 19, desarrollamos un sistema de ferrocarriles transcontinentales, que no eran sólo sistemas de transporte, sino sistemas de desarrollo. Tomamos a una nación que tenía dos grandes fronteras oceánicas, el Pacífico y el Atlántico, y juntamos al Pacífico y al Atlántico en el centro con el desarrollo de corredores de desarrollo, que al principio eran corredores de agricultura que se fundamentaron en la red de ferrocarriles transcontinental.

Es obvio, cuando uno estudia la geografía de América del Sur, cuando uno ve los vastos recursos naturales que no están disponibles ahora para el desarrollo por falta de infraestructura, que esto es necesario. Es obvio para nosotros que vemos a la situación interna de Perú, que esto se necesita para realizar el potencial económico de Perú. Que para realizar el potencial económico del hemisferio, esto se necesita. Se necesita un camino que conecte al Pacífico y al Atlántico; sería una locura no hacerlo. La pregunta es: ¿pueden los gobiernos ponerse de acuerdo en cómo hacerlo? Creo que la dirección no es cuestión política, en cuanto a la cuestión de escoger las rutas. Las rutas siguen la geografía natural que señala cuál es la ruta correcta para estos corredores de desarrollo para conectar a uno de estos océanos con el otro.

Esto sería esencial. Acelerar la tasa de desarrollo económico de América del Sur con este tipo de proyecto, podría ser algo de la más alta prioridad.

Pregunta: Señor LaRouche, hay una pregunta relacionada con lo anterior y lo hace un individuo de la Organización Internacional de Fujimoristas. La pregunta es: ¿cómo lograr la cooperación entre los gobiernos para ejecutar proyectos de gran envergadura? ¿Cómo uniformar las políticas de Estado? ¿Los beneficios a lograr de estos proyectos, serían a largo plazo?

LaRouche: Primero que nada, van a encontrar un cambio fundamental a nivel internacional, para bien o para mal, en el futuro próximo. Si es para el bien, eso querrá decir que en Sudamérica, en particular, el papel del Estado nacional soberano será mucho mayor que en los ultimos años. Es decir, la tendencia hacia la globalización, hacia la desnacionalización, esa tendencia tendrá que dar marcha atrás. Si no, no van a ser posibles ningunas soluciones económicas. La gente que piensa en términos de libre comercio, piensa en términos del precio más bajo disponible, y que eso ocurre cuando no hay ningún subsidio o regulación, reglamentación, competencia total. Pero eso no es cierto.

La manera de lograr el crecimiento económico es a través de las inversiones de largo plazo. Acuérdense de las inversiones en las que se fundamenta una economía moderna; son inversiones de una generación, la misma generación que se requiere para criar a un niño. Uno tiene que invertir desde el nacimiento, por unos veinticinco años, para producir una criatura profesionalmente calificada para el trabajo moderno. Es decir, una inversión de veinticinco años más o menos para desarrollar cualquier tipo de infraestructura de capital. De nuevo, se requiere, aproximadamente, de una a dos generaciones.

Ahora, ¿cómo se hace eso? ¿Cómo se hacen las cosas que toman dos o tres generaciones para desarrollarse? Tiene que haber una fuente de crédito. No se puede tener crédito privado, porque se están haciendo cosas a un nivel superior de lo que permite la economía actual. Así es que pedir dinero prestado de fuentes privadas no funciona. El Estado tiene que ser soberano y tiene que usar la autoridad del Estado para crear grandes volúmenes de crédito.

Tomemos un caso concreto, el de Egipto en 1982. Egipto tenía un proyecto muy grande de mover las poblaciones de El Cairo y Alejandría, que estaban congestionadas, a nuevas ciudades que serían lugares con riego, basados en grandes obras de desarrollo. Ese proyecto iba muy bien hasta que los Estados Unidos y el FMI entraron en escena y lo prohibieron. Si no, hubiera seguido adelante muy bien. Ahora bien, en ese proyecto, los egipcios requerían que el 5% de todos los insumos proviniera del exterior. Así es que un proyecto en el Perú o en Brasil, no quiere decir que uno tiene que tener cantidades enormes de recursos del extranjero; principalmente hay que movilizar los recursos internos con base en el crédito nacional y luego pedirle a los vecinos que estén haciendo lo mismo que cooperen de la misma manera, y atraer a unos cuantos socios de fuera de América que quieran participar también, que ellos participen también, y eso se puede lograr así.

Necesitamos grandes obras, grandes proyectos, y eso requiere crédito de largo plazo y de gran envergadura, y eso solamente lo puede organizar el gobierno soberano nacional.

Cuando este sistema actual, esta tendencia de globalización de gobiernos termine, y cuando se acabe con estas tendencias de la globalización, tendremos que regresar al Estado nacional soberano. Cuando los sistemas bancarios, incluido el FMI, están en bancarrota, cuando el Banco Mundial está en quiebra, cuando los bancos privados están básicamente en quiebra, ¿cómo se mantiene en pie a una economía? Se tiene que recurrir al gobierno, y el gobierno como acto soberano crea un sistema de crédito público que mantiene las funciones esenciales de las finanzas, incluidos los bancos privados y otras instituciones. Luego, se escogen grandes proyectos que sean urgencias nacionales, se buscan grandes proyectos que sean, además, urgencias de los países vecinos, y se usa a la propia población para realizar las obras, quizás con unos cuantos especialistas que vengan de fuera. Se construyen esas obras teniendo en mente a las próximas generaciones y las que les siguen.

Y cuando uno ve a Sudamérica, uno ve la riqueza enorme que estoy seguro muchos de ustedes conocen, que simplemente no está aprovechada o utilizada en Sudamérica. Un gran potencial. Cuando se ve qué tan poca población realmente hay en Sudamérica, uno se da cuenta de que es precisamente a través de grandes obras de este tipo como se crean las circunstancias en que el potencial para el crecimiento, no solamente en cantidad sino en potencial para el crecimiento, para el mejoramiento del nivel de vida, las características demográficas de la población, el bienestar del individuo, todo eso mejora. Esa es la mejor manera en que va a funcionar.

Requiere inspiración y por supuesto inteligencia.

Pregunta: Aquí hay dos preguntas que se pueden contestar de una sola vez. Tienen que ver con la situación internacional. La primera pregunta: ¿Qué pasará en la situación mundial si se varía del unimundismo a una bipolaridad teniendo por un lado a Rusia, China y la India, frente a los Estados Unidos? La otra pregunta relacionada con esto, es respecto al papel que juega China en la actual situación financiera internacional.

LaRouche: Primero que nada, yo creo que la idea de un mundo bipolar ya no es una propuesta que pueda funcionar, porque un mundo bipolar en las condiciones de locura que amenazan al mundo, y que se ven en este incidente terrorista y lo que pasa en el Oriente Medio, va a ser un mundo en guerra. Lo que existiría a nivel planetario sería algo así como la guerra de 1618–1648, la Guerra de los Treinta Años en Europa, habría un desplome demográfico, la extinción de naciones enteras, la escisión de los Estados Unidos en varias naciones, y de otros Estados de igual manera.

Así es que la idea de un mundo bipolar en conflicto puede ser una fantasía de ciencia ficción, pero en las actuales condiciones no ocurrirá. O habrá cooperación o habrá guerra generalizada y caos. Ese es el mundo actual hoy en día. Esto se ve de la manera en que ha estallado el conflicto en el Oriente Medio combinado con los incidentes del 11 de septiembre, y en la reacción a esto. Estamos en una situación extremadamente peligrosa. El mundo puede estallar y la única manera de salir de eso es a través de la cooperación.

Lo que tenemos ahora es que hay una situación, como se habrán dado cuenta, en que ha habido discusiones recientemente entre el presidente de Rusia y el de los Estados Unidos y los círculos del presidente de los Estados Unidos. Es un diálogo muy interesante que está ocurriendo entre los Estados Unidos y Rusia. Yo, en cierto sentido, he estado caminando en ese terreno, ese territorio, y sé algo al respecto, no todo pero bastante. La única esperanza es que, de alguna manera, los Estados Unidos se den cuenta de que tienen una gran crisis financiera, y dándose cuenta de que el actual sistema financiero es un desastre sin remedio, echarán mano de la cooperación con Eurasia, porque ése es el interés vital de los Estados Unidos y también del continente eurasiático.

Ahora bien, para lograr ese tipo de desarrollo entre Europa Occidental junto con Rusia y otros países de Europa Central, hay que incluir a China, hay que incluir a Japón, y hay que incluir a la India, y también se tiene que hacer algo respecto a la paz y el desarrollo en la región del centro de Asia, y se tiene que hacer algo con el Sudeste asiático. Así es que se requiere un sistema de cooperación con el cual se pueda lanzar un gran proyecto, una gran obra de desarrollo, en que las naciones que producen bienes de tecnología avanzada, las puedan producir y vender a crédito a naciones que, como en el interior de China, requieren de este suministro de tecnología. Y ese mercado, y la oportunidad de que los Estados Unidos participe en ese mercado, es la mejor esperanza para los propios Estados Unidos.

Así es que si no cooperamos, si no podemos cooperar, en un momento en que Rusia desea cooperar, en que China está dispuesta a cooperar, y la India quiere cooperar, y Europa también quiere cooperar, si no lo hacemos ahora, estamos locos. Y, por lo tanto, si estamos locos, entonces, lo que vamos a tener es el precio de la locura: una nueva era de tinieblas. Así son las cosas cuando la humanidad no tiene cordura. Los imperios que no han tenido la sensatez para dejar de ser locos, en general se han autodestruido, como el Imperio Romano y otros anteriormente.

Estamos en el momento ahora —y yo sé que en Perú es difícil pensar en estos términos, porque Perú no tiene el poder para llegar a Washington y decirle qué es lo que debe hacer—, pero los que sí sabemos lo que es la situación, estemos dentro de Perú o en otros países, tenemos que darnos cuenta de que este planeta no puede seguir como anda, no podemos seguir con este sistema que se está desintegrando, ni tampoco podemos tener un conflicto del tipo que amenaza por lo del Oriente Medio en este momento, de la manera en que algunos están tratando de abordar esto del terrorismo. Eso no lo podemos tolerar, porque este planeta no va a sobrevivir en esas circunstancias.

Por lo tanto, yo creo que hay que abordarlo de esa manera, no hay solución salvo la solución global. Bajo estas circunstancias, China no es una nación que en tanto nación, como cultura nacional, piensa en términos globales del mundo, más bien piensa de su relación con el mundo en su totalidad; casi piensa del mundo en su totalidad como si fuera un planeta vecino, y tiene un interés planetario en China. Ahora bien, no estoy diciendo que ése es el único punto de vista en China, pero China no asume la responsabilidad cultural por el bienestar de todo el planeta. Hace buen trabajo en Africa, es mejor que cualquiera de las naciones del mundo en términos de la calidad de la honestidad de lo que hace. Pero China no piensa así. Puede haber gente en China que piense así, pero China, en tanto nación, no piensa así. China no piensa en sí misma como una cultura global; más bien se considera una nación dentro del mundo con grandes intereses y preocupaciones.

Es sólo Rusia, que en su mentalidad es una nación de Eurasia, porque Europa depende de Eurasia para la cooperación y el desarrollo. Entonces, la necesidad de cooperación entre Rusia, China, India y los Estados Unidos: ése es el tema urgente de toda la gente cuerda en este planeta hoy en día. Si esa idea queda clara, y si podemos ayudar a que quede clara esa idea en más lugares del mundo, ésa es la solución, porque, en respuesta a su pregunta, las otras alternativas son impensables, simplemente no son aceptables, no son aceptables.

Pregunta: Bueno, yo tengo acá un conjunto de preguntas que también manifiestan la preocupación de todos nosotros por la situación internacional, y las implicaciones de eso en nuestro país. Se pueden compendiar de la siguiente manera.

Dice una de las preguntas: ¿Usted cree, señor LaRouche, que ya estamos en la Tercera Guerra Mundial? En este sentido, ¿qué va a pasar con la situación de la deuda? ¿En qué situación quedan los Estados nacionales? ¿Será que vamos a pasar a una situación donde sean ciudades Estado de un orden mundial? ¿Cuál debe ser el papel de las Fuerzas Armadas nacionalistas? ¿Estamos en un proceso de desintegración ya? Bueno, y también complementando esta pregunta, en el mismo sentido ¿qué sucederá con América Latina frente a la crisis que enfrentan en estos momentos los Estados Unidos? ¿Qué cree que podemos hacer desde acá? Este es un conjunto de preguntas que te dejo a ti.

LaRouche: Muy bien. Antes que nada, hay que pensar del último siglo, y comparar la situación actual con la del siglo pasado, el siglo 20.

El mundo pasó por una guerra mundial, que fue organizada por la monarquía británica, por Eduardo VII, en particular, que organizó él una guerra mundial entre sus dos sobrinos. El rey Eduardo VII. Sus sobrinos eran el káiser Guillermo de Alemania, y el zar Nicolás de Rusia. Y él la organizó para evitar lo que Europa hacía en ese momento, a fines del siglo 19. La direccion en la que iba era hacia la cooperación en toda la región eurasiática, con base en proyectos y obras inspirados por los Estados Unidos. Por ejemplo, el ferrocarril transcontinental de los Estados Unidos; por ejemplo, el ferrocarril de Berlín a Bagdad; para romper esa cooperación económica del Atlántico al Pacífico, pasando por Eurasia.

Los británicos se movieron para lanzar una guerra en el continente de Eurasia, y ésta fue la Primera Guerra Mundíal.

Hubo una gran movilización de las economías a fines del siglo 19, especialmente después de la Guerra Civil de los Estados Unidos, inspirados más que nada por los éxitos de los Estados Unidos en la derrota de los Estados Confederados: Alemania se reconstruyó con base enl modelo americano, empezando en 1870. Francia, de igual manera, después de deshacerse de Napoleón III. Italia, también, se construyó en base a la reunificación. Rusia, de igual manera, rapidamente. Hubo un gran crecimiento.

Entonces vino el peligro de guerra, hubo una gran movilización para la guerra, y los británicos construyeron los grandes buques de guerra. Hubo grandes proyectos de desarrollo industrial y agropecuario. El mundo llegó a la Primera Guerra Mundial con muchos recursos industriales. La guerra terminó en 1917–1918. Para 1933, Hitler asumió como canciller de Alemania. Y, de nuevo, otra guerra. Y ahora estamos listos para la guerra de nuevo.

Fue un período de menos de 15 años entre las dos guerras, y a pesar de la gran depresión económica de 1929–1933, había en ese entonces todavía un gran potencial económico en Europa y en los Estados Unidos, a pesar de la crisis. También en Rusia. Así es que, cuando entramos a la Segunda Guerra Mundial y a la depresión económica, antes de esa guerra, teníamos capacidades productivas disponibles, en la agricultura y en otros lados, que se pudieron usar durante la depresión, para reactivar la economía, y también para prepararnos para la guerra.

Salimos de la Segunda Guerra Mundial como una gran potencia industrial. Los Estados Unidos más potentes que en cualquier momento anterior. Y seguimos así hasta mediados de los sesenta. Y, entonces, nos hundimos. Ahora hemos tenido treinta y cinco años de desplome de las economías de Europa Occidental, de Norteamérica, y también de Sudamérica y Centroamérica. La destrucción que existe hoy en día en estos países es monstruosa, comparado a las condiciones de la depresión económica de los treinta, en términos de capacidad productiva per cápita. Por lo tanto, si no tenemos una reactivación económica, y si tratamos más bien de pelear por los recursos que se van reduciendo cada vez más, como resultado de la desindustralización y la globalización, lo que habrá es una condición bajo la cual el desplome demográfico, a través de la innanición y de las enfermedades, va a ser peor de lo que le pasó a Europa a mediados del siglo 14, en la llamada Nueva Era de las Tinieblas. Eso es lo que tenemos enfrente.

Si no organizamos una recuperación económica global para dar marcha atrás a las políticas que han estado vigentes en los últimos 35 años, si no hacemos eso a escala global, este planeta va a una nueva era de tinieblas.

Por lo tanto, lo que les dije anteriormente se aplica a mucho de esta pregunta.

Yo siempre he pensado —y, por supuesto, he estado más activo en esto cuando teníamos un período más optimista en Iberoamérica, en el período de los ochenta, antes de la guerra de las Malvinas— yo pensaba que los Estados Unidos podría llegar a una condición de sensatez bajo Reagan, por razones muy específicas, y que podríamos reorganizar el crédito de las Américas, y reactivar las economías de las Américas. En ese entonces, objetivamente, era muy posible.

Hoy es mucho peor. Hemos perdido mucho de los recursos. Miren a México, a los otros países. ¡Miren lo que se ha perdido! ¡Miren a Argentina! Comparado con la Argentina poderosa del 82, es un desastre Argentina. Brasil ha sufrido un daño terrible. Colombia casi es inexistente por la guerra de guerrillas. Centroamérica casi destruida. México arruinado, vive a base de exportar mano de obra barata a los Estados Unidos; su potencial económico ha sido destruido.

No tenemos hoy en día el potencial dentro de los Estados Unidos, o en América en general, que teníamos hace 35 años o aún hace 20 años. Estamos en una condición de desastre. Por lo tanto, tenemos que despertar ya para salir del problema, y las lecciones del pasado nos lo demuestran.

Ahora, en este proceso por supuesto los militares cumplen un papel muy importante. Acuérdense: la ciencia militar moderna está ejemplificada por dos figuras de Francia y Alemania, respectivamente, que salieron del siglo 18. Una era Lazare Carnot, de Francia, que era un oficial, un ingeniero y probablemente el genio más grande en asuntos militares de ese siglo, seguidor de Vauban. La otra figura fue la de Scharnhorst, de Alemania, un hombre muy educado, brillante, un oficial de artillería. Hubo un cambio en la naturaleza de las Fuerzas Armadas en el siglo 19, como resultado del enfoque en la ingeniería, que fue originalmente una idea francesa. La idea de gente como Vauban y Carnot, de la Escuela Politécnica, y las ideas en Alemania de Scharnhorst y sus amigos; la idea de que las Fuerzas Armadas tienen que ser esencialmente una institución para la construcción de la nación.

En el caso de los Estados Unidos construyeron, ya sea como oficiales en retiro o activos con el Cuerpo de Ingenieros. Esto ilustraba lo que eran las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos. La ingeniería era la base también de los militares franceses bajo Carnot. Fue la base también de los militares alemanes, y así por el estilo.

Así es que una fuerza militar no es simplemente una fuerza para pelear una guerra, es más bien un instrumento del Estado, y en un Estado moderno principalmente tiene la responsabilidad de inegeniería, en el sentido amplio de esa palabra, grandes obras, cosas a gran escala, grandes esfuerzos del Estado, que el Estado en tanto Estado tiene que llevar adelante, o como parte de un paquete de intereses que logran esos proyectos. Oficiales en retiro, que tienen entrenamiento en la ingeniería, pueden entrar al mundo civil, y usar sus capacidades y destrezas de nuevo para el bien de la nación, en el sector privado y no como oficiales.

Así que este papel, obviamente, especialmente en un país que no está muy desarrollado, como es el caso del Perú, las Fuerzas Armadas buenas, con un cuerpo de ingeniería con ese tipo de antecedentes, son parte forma esencial de construir la infraestructura, porque uno echa mano de las Fuerzas Armadas, y las usa como un grupo de cuadros esenciales para la contrucción de obras para la nación, ferrocarriles, hospitales, carreteras, salud pública, ese tipo de cosas; construir nuevas comunidades, combatir las enfermedades, controlar los problemas, y ésa es la vidad diaria del militar. Esos son militares con un estado de ánimo muy alto, no los que están simplemente fumando cosas, quizás hasta marihuana, sino más bien, que se enorgullecen del bien que le hacen a la nación y pelean, si es necesario.

Ese papel probablemente es más importante aún en los países de América Central y del Sur hoy en día, que lo que fue en años pasados. ¿Por qué?

Porque hay mucha gente desempleada, familias rotas, gente destruida económicamente, gente que no tiene educación, y se necesitan instituciones para absorber, para reclutar, para entrenar a esta gente joven, no simplemente para que sean soldados, sino para que sean ciudadanos que funcionen, que formen parte de equipos que funcionen por el bien de la nación, que sientan orgullo por lo que hacen por la nación, y que pasen del entrenamiento militar, de la vida militar, a la vida privada, donde puedan seguir con esa misma actitud y esa misma moralidad.

Y en los países de Sudamérica, donde hay ejércitos enteros de desempleados, y hay un subdesarrollo terrible, los militares pueden desempeñar un papel positivo, no simplemente como un ejército de combate, sino que su fuerza como ejército de combate, fluirá, básicamente, esencialmente de su función en tanto cuerpo de ingenieros, como correa de transmisión, enfoque de organización, de las obras de importancia nacional y para las emergencias nacionales. Toma a un muchacho pobre de la calle, edúcalo, entrénalo, dale una misión, dale un sentido de orgullo de lo que es, un sentido de identidad, que haga su servicio y que luego pase a las reservas, y que entre a la vida privada y que haga lo mismo ahí. Yo creo que ese es el papel de las Fuerzas Armadas en este momento. Y, por supuesto, yo digo que en Iberoamérica esto es necesario.

También el otro punto es que la construcción, la reconstrucción de la idea del Estado nacional soberano, ésa no es una manera de competir o pelearse con otras naciones. Es como juntar a los elementos de una familia, hay que hacerlo juntos; hay que construir la nación. Eso se necesita hoy en día, en el mundo entero. En la medida que se desintegra el Estado nacional, hay poblaciones migratorias que van de una nación a otra en busca del empleo. Hay una pérdida del sentido de identidad personal, en una cantidad creciente de la población.

Quizás se me olvidaron unos puntos en lo que preguntaron, pero creo que esto abarca el tema.

Pregunta: ¿Qué piensa usted del papel de la política monetaria en la generación de la inversión pública en países Sudamericanos?

LaRouche: Yo más o menos me opongo a la política monetaria en general. Creo que la idea del monetarismo es la peor idea que hemos tenido. Veamos la realidad de la situación. ¿Cuál es la relación entre el hombre y la naturaleza? ¿El dinero define la relación del hombre con la naturaleza? O más bien, ¿no es esa relación una relación física? ¿No es la economía física lo que realmente importa? La productividad de la riqueza, el mejoramiento del medio ambiente, ¿no son estos los temas?

Lo que se necesita es una política como la que antes teníamos en los Estados Unidos. Se denominaba el Sistema Americano de economía política. Yo creo que este era el mejor modelo de economía que jamás haya funcionado para un Estado o para una nación. La de Alexander Hamilton, la de Federico Liszt, la de Henry Carey, y de Peshine Smith, y de otros. ¡Este modelo funcionó! Era un modelo proteccionista de economía: establecíamos los precios, reglamentábamos el comercio, hubo regulación, se usaron los aranceles; estos métodos eran los métodos típicos del Sistema Americano de economía.

Por ejemplo, en Sudamérica: el gran desarrollo de la economía en Sudamérica resultó principalmente de los éxitos de Abraham Lincoln en derrotar a los estados confederados, y establecer antes de su muerte la mobilización económica que hizo de los Estados Unidos la potencia económica más grande del mundo. Esto fue retomado por los admiradores de esto en América Central y del Sur y se volvió en el gran movimiento para la economía nacional en América Central y del Sur. Mucho de la construcción de la nación que ocurrió en varios países en el siglo 19, y a principios del siglo 20, se hizo con base en eso.

Así que la idea del Sistema Americano de economía, la política ejemplificada por Hamilton, por Benjamín Franklin realmente, por Federico Liszt y los Carey, ésa es la dirección en la que hay que ir. La idea de una política monetaria o monetarista se ha demostrado que no funciona.

Por ejemplo, Rusia ha tenido una experiencia muy interesante en este sentido. En la mayor parte del siglo 20 Rusia tenía el comunismo, lo que resultó un desastre. Pasaron al monetarismo, que resultó ser un desastre peor todavía. Así es que Rusia tuvo experiencia con el monetarismo, que resultó ser un desastre peor todavía que el comunismo y encontró que el uno era peor que el otro, que el monetarismo era peor.

Hemos visto el efecto del monetarismo en tanto política en los últimos 35 años, el efecto de esto sobre las condiciones de vida en los Estados Unidos, en Europa Occidental en América Central y del Sur y así por el estilo. Es una política que yo creo que hay que echarla al basurero. Y no creo que debamos —hay que tener cuidado cómo usamos la palabra monetaria o monetarista—, realmente no la debemos usar por mucho tiempo, porque esa política es la que le ha hecho más daño a la civilización en los últimos 35 años que cualquier otra cosa.

Pregunta: No se cuánto margen tenemos para más preguntas. Realmente tenemos un cúmulo de preguntas bastante grande y siguen llegando a la mesa muchas preguntas. Las preguntas siguen señalando la preocupación de la gente sobre la situación internacional, y su repercusiones, obviamente, en el país. Entre otras tenemos, por ejemplo, las siguientes preguntas, que las voy a tratar de compendiar. Dice una de ellas: Se supone que la guerra es propiciada por grandes intereses financieros. Si es así, ¿qué pasa con las naciones, con la institución del Estado nacional? ¿Qué pasa con Estados Unidos, Japón. Alemania, Francia e Inglaterra? ¿Por qué no cerramos filas para enfrentar a estos intereses económicos? ¿Qué papel podemos desempeñar países como el Perú en buscar una solución a este problema? ¿Cómo podemos contribuir? ¿De qué manera es posible cambiar la mentalidad, sobre todo de los gobernantes, porque ahí es obvio que estamos enfrentando un problema de ese tipo? El problema son los gobernantes. Bueno, son varias preguntas que más o menos abundan sobre este tema.

LaRouche: En cuanto a la primera pregunta, ¿cómo es que estos grandes intereses financieros pueden controlar a grandes poblaciones? Los grandes intereses financieros son un grupo limitado de personas. Yo le puedo dar la lista de los nombres de las casas financieras y bufetes de abogados que dominan a los Estados Unidos, de gente que está en Wall Street, en Boston, en Nueva York, en Washington, D.C. Son los que manejan a los Estados Unidos, son un puñado de gente, un grupo pequeño. ¿Cómo manejan a los Estados Unidos, con todos los cientos de millones de personas que tenemos? Bueno, ¿cómo lo hizo el Imperio Romano? ¿Los emperadores romanos cómo controlaron a Roma hasta que se vino abajo? La controlaron a través de un instrumento que se llamaba vox populi, la opinión pública, la manipulación de la opinión pública, y la gente acepta la idea de ser como niños.

La gente cuando se esclaviza y la opinión popular le dice, hay que aceptar la esclavitud, aceptar el placer o la idea del entretenimiento, en vez de la libertad y la dignidad como individuo, la gente no pedirá su libertad de la esclavitud, sino que se irá a la puerta trasera del amo a pedirle unos cuantos favores. Ese es el comportamiento que uno ve en las poblaciones de los Estados Unidos y otras partes del mundo.

Hoy día la vox populi en los Estados Unidos se manipula con los medios noticiosos. Miren a los Estados Unidos, piensen en el Imperio Romano, han cambiado los disfraces pero los métodos son iguales. Vean a los romanos estúpidos, los llamados ciudadanos de Roma, empobrecidos, viviendo del pan que le dan como limosna, y que se van a la arena a ver a los leones comerse a los cristianos, o matarse como gladiadores los unos a los otros. Vean a los Estados Unidos, vean nuestros grandes estadios que están llenos de deportes violentos, de chusmas gritando. Mire la cantidad de tiempo que la gente en la calle le dedica —en la casa en la calle—, a discutir esos deportes. Mire el entretenimiento, a nuestra industria de televisión. Mire lo que se presenta. ¿Grandes dramas? No. Casi nada de argumento, puro sexo y violencia, nuevas formas de violencia. Mire a los juegos de video que están transformando a los jóvenes en asesinos, los juegos de Pokemon, los juegos de Nintendo que están convirtiendo a los niños de los Estados Unidos en asesinos.

Eso es lo que nos controla. Se requiere una sacudida para que la gente despierte. Mi perspectiva es lo que acabo de describirles como tragedia. La tragedia nunca resulta de una falla de un dirigente de una nación. Ningún dirigente por corrupto que sea, destruye una nación, Al contrario, las naciones corruptas escogen a dirigentes que las van a destruir.

La alternativa a la tragedia se encuentra en el arte clásico, en lo sublime. El caso de Juana de Arco, que no es una tragedia ni en la historia ni en la obra de Schiller. Juana de Arco no era un personaje trágico. Ella era un personaje sublime. Ella hizo posible la creación del Estado nacional moderno.

Ella, una muchacha campesina, inspiró a un rey estúpido. Fue donde ese rey estúpido y le dijo: "Dios me mandó a enseñarte cómo ser un rey de verdad". El rey dijo: "No me interesa la idea". Ella, sin embargo, puso en marcha un proceso que, luego de su asesinato por los británicos, resultó en el establecimiento de Francia como el primer Estado nacional moderno, bajo Luis XI. El sacrificio de Juana de Arco fue fundamental para crear el Renacimiento en Italia, para revivir a la Iglesia Católica en aquella época, saliendo de los concilios de aquella época.

Así es que hay dos formas de enfrentar este problema de la corrupción: uno puede sentarse a quejarse y protestar y decir que la gente se está destruyendo, y sí es cierto, yo lo veo. Pero yo también veo que, como en el pasado, si tenemos un sentido de lo sublime, si extendemos la mano a la gente, tratamos de presentarle ideas, alternativas, le pedimos que piense, si podemos llegarle en un tiempo de crisis, y después de todo hay algo de bien en toda persona, si podemos educar esa bondad, podemos elevarlas a lo sublime.

Nuestro trabajo es llegarle a la gente que está pobre, que está mal informada, que no tiene la capacidad para enfrentar esta crisis, con una visión; presentarle una visión, una alternativa que pueda funcionar. Si no le presentamos una alternativa que funcione, si no podemos abordar a la gente de esta forma, si no la abordamos de esta forma, si tratamos de hacerle trucos y manipularla, vamos a estar condenados por nuestro propio comportamiento.

El Estado nacional es fundamental.

Si vemos la historia de la humanidad, hasta el nacimiento del Estado nacional en Europa durante el Renacimiento del siglo 15 en Europa, la condición de la raza humana sobre este planeta era fundamentalmente la de un ganado humano. Había gente que cazaba a otra gente. de la misma forma que se caza a las bestias salvajes. A algunos los mataban, a otros los esclavizaban, a otros mataban a los adultos y cultivaban a los niños, a los jóvenes, a estos jóvenes animales para que fueran esclavos. La mayoría de la sociedad humana era ganado humano, manejado por una oligarquía gobernante, y que era administrado por estos lacayos de la oligarquía.

Esta era la naturaleza de la sociedad política desde el Imperio Romano, y anteriormente a eso, en Babilonia. hasta la fundación del Estado nacional moderno.

El problema hoy día es que la gente está siendo empujada nuevamente hacia la condición de ganado humano, y la forma de llegarles es, ¿cómo? Hay que darle al pueblo a la gente esto. El Papa es una de las personas en este planeta que ha estado muy conciente de este problema. Hay que regresar al principio fundamental en el cual se fundamenta la civilización moderna: el principio de la ley natural. La autoridad moral de gobernar —a menos que el gobierno esté comprometido, de una forma eficiente, a promover el bienestar general—, es el bien común de todo el pueblo, y de su posteridad. El Estado nacional se creó —y el primer caso fue el de la Francia de Luis XI, y la Inglaterra de Enrique VII— con la idea de que el Estado tiene que defender el bienestar general de toda su población, de que la ley tiene que diseñarse para defender a la población, y a su posteridad, el bienestar general de su población. Que el Estado no tiene ninguna autoridad salvo ésa. Este es el concepto del Estado nacional moderno.

Cuando uno elimina el Estado nacional, entonces elimina el instrumento de la sociedad, la nación soberana, que es capaz de proteger de forma eficiente al pueblo, de proteger el bienestar general, de proteger a las generaciones por venir.

Sin el Estado nacional no puede haber moralidad política y, por tanto, cualquier propuesta de debilitar el Estado nacional es una acción malvada.

No hay ninguna razón de que haya guerra entre las naciones; no hay ninguna justificación de guerras entre naciones. Puede ser que haya necesidad de librar una guerra, pero no hay ninguna nación sobre este planeta que verdaderamente tiene un interés, en tanto nación, de librar guerra contra otra nación. ¿Con qué propósito?

Nuestro propósito es el bienestar general de nuestra gente, y tener una comunidad de principio para defender el bienestar general entre las naciones.

El papel del Perú es real y también es moral.

Perú ha pasado por tiempos muy difíciles, en un hemisferio muy difícil. El sentido de dignidad que existe dentro de la población peruana y sus instituciones, es un recurso esencial para todas las naciones de este hemisferio, y es este sentido en Perú que yo creo que es una fuente fundamental de fuerza y de poder de los peruanos. Este recurso es en el cual se puede fundar cualquier cosa positiva dentro del Perú. Es un recurso que nos ayudará a fortalecer la voluntad de otros países, que sí admiran lo que Perú ha hecho. A través de mantener esta fortaleza, va a fortalecer a esos países también.

Las naciones débiles de este planeta —y Perú es una de las naciones débiles de este planeta, no es una de las grandes potencias—, dependen de los que decía John Quincy Adams era el objetivo de las relaciones entre los Estados en las Américas, y que la política de los Estados Unidos debe ser que, en la medida que los Estados Unidos adquieren el poder para hacerlo, tenemos que defender a todas las naciones, a todas las repúblicas independientes de las Américas, con el propósito de establecer una comunidad de principio, ese principio siendo el bienestar general, el bien común. Y ésa es la única fortaleza que tiene Perú, realmente, de que su pueblo se aferre a ese concepto de soberanía nacional, como lo decía John Quincy Adams cuando era secretario de Estado de los Estados Unidos, cuando él previó que los Estados Unidos podría ser capaz de hacer cumplir semejante política, y que las naciones de las Américas, cada una, tendrían su propia soberanía, y se comprometerían en una comunidad de principio para defender el bienestar común y el bien común.

Pregunta: Hay una pregunta que me parece bastante de actualidad: Señor LaRouche, usted ha dicho que los atentados recientes en los Estados Unidos han sido manipulados por los intereses financieros, lo cual me parece bastante plausible. Sin embargo, ¿me podría aclarar cuáles son las ventajas que estas fuerzas internacionales obtendrían de estas últimas acciones?

LaRouche: Uno no puede pasar por alto la importancia de la locura en la política, especialmente en la estrategia. La gente que está detrás de esto, fundamentalmente viene de adentro de los Estados Unidos. Sí hay otros países involucrados, pero no países árabes, pero sí había gente que era parte de las operaciones de Irán y los contras, que movilizaron la Gran Bretaña, los Estados Unidos e Israel, y que se empleó como recurso en algunos aspectos de esta operación.

Yo no soy ningún admirador de Osama bin Laden, quien fue una creación de los israelíes, los británicos y George Bush, padre; no lo voy a defender a él, pero él es verdaderamente trivial. La operación que vimos en los Estados Unidos involucra un cierto nivel de refinamiento que no estaba a la disposición de nadie fuera de los Estados Unidos. Sólo pudieron llevarla a cabo gente experimentada en guerra especializada en el comando militar. La mente de la gente que planificó esto tenía que estar funcionando a un nivel de generales o equivalentes, en cuanto a los servicios de inteligencia. Este fue un golpe de Estado genuino que se manejó desde dentro de los Estados Unidos, probablemente empleando a ciertos agentes que le pertenecen a los británicos, a los franceses, a los Estados Unidos, especialmente sus capacidades de guerra especial, mismas que asociamos como el escándalo de Irán y los contras.

El motivo detrás de esta operación es bastante claro. Esta operación tuvo como motivación una política que se hizo bien notoria, la hizo bien notoria un ex asesor de seguridad nacional de los Estados Unidos: Zbigniew Brzezinski. Esta se conoce como la política del "choque de las civilizaciones". Brzezinski, junto con Kissinger, propuso, ha propuesto que tenemos que acabar con la posibilidad de cooperación con las naciones de Eurasia, que tenemos que regresar al Gran Juego británico del siglo 19, de intervenir en el centro de Asia, empleando guerra religiosa, guerra tribal, para acabar con la posibilidad de cooperación entre estos Estados de Eurasia. Le llamó a esto el "choque de las civilizaciones". Dijo que esto es geopolítica. Es correcto, esto es geopolítica, es lo que la monarquía británica hizo con Halford Mackinder para organizar la Primera Guerra Mundial.

El motivo de esto, es que la gente que enfrenta una gran crisis financiera teme que la naciones de Eurasia empezarán a cooperar las unas con las otras, para crear en ese continente un foco de poder, que podría prevenir que las potencias anglófonas marítimas continúen gobernando este planeta. No solamente las potencias anglófonas, sino que aquellas que siguen la tradición venenciana, la tradición de los poderes que controlan los rentistas financieros al estilo veneciano. Estas son familias que yo conozco bien de la ciudad de Nueva York, de la ciudad de Washington, los bufetes legales, las grandes firmas financieras que tienen este tipo de mentalidad.

El año pasado en Nueva York, el Consejo de Relaciones Exteriores, en junio del año 2000, realizó un ejercicio en la cual anticiparon la posibilidad de una crisis de esta magnitud, y llevaron a cabo simulacros de guerra para tratar de determinar, ¿qué hacemos en el evento de que esto suceda? Lo que surgió de estos simulacros de guerra, fue revivir este concepto de Brzezinski del choque de civilizaciones.

No sabemos quiénes fueron exactamente las personas que llevaron a cabo este golpe, alguien que sabe algo de asuntos militares sabe cómo se organiza un golpe: yo conozco al general tal y tal, al coronel tal y tal, pero él también es el señor X, pero uno no sabe eso. Así que los señores X que traslapan la inteligencia militar y la capacidad financiera, crean una situación donde solamente aquellos que necesitan saber saben; una operación muy segura organiza un golpe, y solamente este tipo de mente adiestrada puede realizar este tipo de golpe. Uno ve los detalles de qué fue lo que se hizo exactamente, qué medidas de seguridad se penetraron, qué operaciones se penetraron, cuáles fueron los factores de tiempo, los problemas para llevar a cabo esta operación, y uno ve esta operación y dice: esto fue un golpe de Estado.

¿Y qué pasó con los árabes? ¿Qué pasó con Irán y los contra? ¿Cuánta gente que luchó como parte de la resistencia afgana, fue reclutada como parte de este aparato de Irán y los contras? ¿Cuánta gente participó en el tráfico de drogas? Porque el tráfico de drogas fue el fundamento de este gran ejército, el flujo de dinero para financiar a este grupo de gente que participó en esta guerra de resistencia afgana.

Afganistán es la principal fuente del opio que llega a los Estados Unidos y Rusia hoy en día. Es una guerra del opio. ¿Creen ustedes que esta gente en Washington, que haría este tipo de cosas, no está al tanto, y que emplean a esta gente como carne de cañón con este propósito? ¿No creen que estaría dispuesta a aprovechar la coincidencia del peligro de una guerra religiosa de, digamos, si Sharon o los militares israelíes toman el otro paso de atacar el Templo del Monte, el segundo lugar más importante sagrado para los musulmanes? Esta es la situación, y ésta es la forma que tenemos que entenderla.

Puede suceder. Sucedió. Y la única forma que uno puede derrotarla es quitarle la ventaja. Si la gente se moviliza, si las naciones se movilizan y dicen: "Hay un golpe de Estado que se está fraguando, que se está llevando a cabo, no estamos seguros de los nombres exactos de quiénes están manejando este golpe, pero sabemos la naturaleza del fenómeno que está detrás de esto. Este es su objetivo". Si la gente decide que esta gente no va a llevar a cabo este golpe para lograr ese objetivo, no van a poder tomar el poder. Y ésta es mi opinión.

Pregunta: Vamos a proseguir con las dos últimas preguntas Lyn, para no agotarte más, y gracias otra vez por tu valiosísimo tiempo. Tengo aquí un cúmulo de tres preguntas que abordan el aspecto educativo y cultural. Dice una de ellas: ¿Cree usted, señor LaRouche, que el proceso de globalización afecte de manera negativa el proceso de la educación? ¿Cree usted que el Perú tiene una realidad distinta a la de otros países, en cuanto a educación se refiere? Otra pregunta que aborda el mismo tema sobre la educación, y la preocupación del que pregunta dice: Aquellos que estamos comprometidos con la difusión cultural, ¿qué podemos hacer para mejorar la calidad espiritual del pueblo?

LaRouche: Sí, la globalización es un peligro para la educación, es un peligro para los pueblos, un peligro para todo el mundo.

¿Qué es un ser humano? Un ser humano no es un animal. Ningún animal puede descubrir un principio físico universal. Ningún animal puede comunicar el descubrimiento de un principio físico universal a otra persona, ni a otro animal de su propia especie. ¡Solamente los seres humanos pueden hacerlo!

Yo empleo, con frecuencia, el ejemplo de un estudiante que, digamos, está estudiando los descubrimientos de Arquímedes, digamos, de hace 3100 años o más. Un estudiante hoy día, un joven estudiante en una buena escuela puede reescenificar, replicar los descubrimientos de principio que hizo Arquímedes. No está el estudiante aprendiendo a repetir las palabras, o las fórmulas, o las conclusiones de Arquímedes; lo que está haciendo el estudiante es reexperimentar el acto de descubrimiento, el acto de genio de Arquímedes. Y una vez que el estudiante haya podido revivir ese acto de redescubrimiento, ese acto de genio vive en la mente de ese estudiante. Ese estudiante sí es feliz, será tan feliz de tener esa experiencia, que este estudiante irá a otros estudiantes a compartir con ellos esta experiencia. Esto para mí, es el principio de la educación. Yo los referiría a ustedes a una pintura que está en el Vaticano, una pintura de Rafael Sanzio, que se llama en inglés la Escuela de Atenas, y usted ve esta pintura, este cuadro de Rafael, y en ese cuadro ve usted una gran cantidad de personas que están reunidas en este retrato sobre la Escuela de Atenas. Son gente que vivió en distintas épocas, no eran gente contemporánea, no son contemporáneos, pero son gente que participó, que estuvo involucrada con las ideas de la historia de la Grecia Clásica y lo que salió de la Grecia Clásica.

Cualquier estudiante, entonces, que haya pasado por una experiencia en la cual todas estas mentes que aparecen en la Escuela de Atenas, todas estas mentes que ha experimentado el estudiante al redescubrir lo que ellas descubrieron, al redescubrir sus argumentos, ese estudiante tendría a toda esta gente viviendo dentro de su propia memoria, no como la memoria de un cuadro, no como la memoria de unas palabras, sino como una memoria del propio acto de descubrimiento. Eso es lo que debe ser el modelo de una educación clásica humanista.

Tiene dos funciones. La primera es una función artística y científica. La funció artística y científica es que nuestros hijos puedan elevarse a un nivel donde ellos representan la acumulación de los más grandes frutos de la historia humana. Esos grandes frutos son las ideas, los descubrimientos de principio científico, artístico, que son los aportes del pasado de la humanidad a nosotros hoy día. El niño debe revivir esa heredad; no saber de ella, sino volverla a vivir.

Cuando un niño vuelve a vivir ese legado, conociendo no solamente los nombres de esos grandes científicos, sus fórmulas, sino que ha vuelto a replicar el acto de genio de descubrimiento que resultó de estos frutos, ese niño tiene una conciencia informada, ese niño descubre, y cualquiera que ha pasado por una educación científico-artística lo sabe, que la persona que uno conoce mejor es alguien que murió hace cientos de años o hace miles de años, como cualquier cristiano sabe que al experimentar, digamos, durante el domingo de Pascua Florida, la Pasión de Cristo, de San Juan, de San Mateo, la persona que entra a esa congregación, sale de esa congregación conociendo a Cristo, mejor que a la persona que conocieron en la calle ese mismo día, porque ha experimentado la Pasión de Cristo, ha experimentado el acto de genio en esa Pasión.

Cuando uno tiene ese tipo de relación con gente de las generaciones anteriores de toda la humanidad, uno tiene una idea de las cosas que aportaron, que debieron haberse hecho, realizado, que no se realizaron, o las ideas que tuvieron que no se aplicaron, uno tiene el concepto de que "yo viviendo hoy día puedo hacer algo para cambiar algo de la historia del pasado, llevando a la práctica un beneficio que esa persona descubrió que no se había realizado anteriormente".

También tenemos que ver hacia el futuro; uno se ve a sí mismo desde los ojos del futuro. Uno dice: "Yo tengo que aportar algo a la gente que viene después de mí, lo que me dieron a mí con este tipo de educación, y yo tengo que juzgarme a mí mismo y pensar en términos de mi vida y de mi conciencia, en términos de cómo me debe ver esa gente, como yo veo a esos grandes descubridores que me precedieron en mi educación". Esta es la calidad cualitativa esencial de la educación, que tiene que conservarse.

La globalización, que niega este tipo de historia, esta perspectiva histórica del desarrollo del Estado nacional, obviamente, ha destruido la educación. La globalización ha negado el derecho de los gobiernos de proporcionarle a sus hijos las condiciones de vida, las condiciones de educación, para que cada niño tenga la oportunidad de desarrollar esta calidad de genio, que se presenta de forma simbólica en el cuadro de la Escuela de Atenas de Rafael.

¿Qué tenemos que hacer? Primero que nada, tenemos que compartir, espero, la perspectiva que acabo de plantearles, tenemos que compartirla los unos con los otros, tenemos que tratar de inspirar a la gente para que vea a la raza humana en esos términos, para que vea otra gente en esos términos, que vea al Estado nacional en esos términos. Tenemos que movilizar, de cualquier forma posible, para aproximar ese tipo de proceso educativo entre los niños y otros. Tenemos que verdaderamente apreciarlo, y esperar que podamos crear instituciones que puedan hacerlo, en la cual cada persona tiene un sentido moral de sí misma. No como un animal en la selva, tratando de sobrevivir a costa de otro, o contra otra nación u otra persona, sino vernos a nosotros mismos como individuos, que al mismo tiempo somos divinos y al mismo tiempo mortales.

Somos divinos, en el sentido de que podemos compartir ideas con gente que vivió hace miles de años, mil o dos mil años, como si fuera tan sólo ayer. Tenemos que ver por delante a cientos de miles de años, de la misma forma. Así es que nos vemos a nosotros mismos, nos vemos, como dicen algunos teólogos, en la simultaneidad de la eternidad. Nos sentimos como individuos mortales que vivimos como seres mortales, en un período muy corto de tiempo, pero al mismo tiempo, viviendo como seres humanos, que hace que el pasado viva y que cree el futuro. Nos vemos a nosotros mismos como personas que llevamos a cabo una misión en nuestra vida mortal: de traer justicia al pasado y llevarle esperanza al futuro.

Si nos vemos a nosotros de esa forma, entonces, yo creo que sabremos cómo actuar. Me parece que cuando actuamos de esa forma, pensamos de esa forma, me da a mí mucha fuerza, y creo que otra gente, si empieza a pensar de esta forma, también va a darse cuenta que les da mucha fuerza. Y al darnos a nosotros, cada uno de nosotros, este tipo de fuerza, de perspectiva, creo que podemos decir que lo más importante es desarrollar a nuestros hijos, para que se conviertan en adultos que hayan logrado esto, y dejar un futuro seguro en sus manos.

Hagamos lo que podamos hacer. No tenemos el poder para definir todo, pero tenemos el poder para hacer el bien. Y si hacemos el bien, algún beneficio saldrá de eso. Es lo mejor que podemos hacer.

Pregunta: Vamos a dar paso a la última pregunta. Muchas de las preguntas se van a quedar sin contestar por razones de tiempo, obviamente. Ustedes han sido testigos de que a la mesa han llegado cerca de 35 preguntas, imposible, obviamente, contestar todas por el tiempo. La última pregunta la voy a hacer juntando cuatro preguntas que son, digamos, del tema de seguridad. La primera dice: ¿Cuál es la relación de la CIA con los movimientos del terrorismo en el Perú, Sendero Luminoso y el MRTA? La segunda pregunta es sobre la situación del terrorismo en Colombia, ¿cuál es la perspectiva que usted prevee, señor LaRouche? La tercera habla de la situación del terrorismo o la relación que hay entre el terrorismo y el narcotráfico en todo el continente, pregunta así, y ¿qué piensa al respecto? Y la última, le pide al señor LaRouche que señale a grandes señas su política de seguridad en todo el hemisferio.

LaRouche: Vamos a empezar por la última pregunta, eso es lo más fácil.

Yo creo que si en los Estados Unidos tenemos una política —que espero que podamos convencer al gobierno de los Estados Unidos que la tenga, y no creo que sea imposible— en ese caso yo creo que el hemisferio no va a tener problema de seguridad, porque si las naciones de las Américas están unidas en ciertos objetivos, nadie se atreverá a atacarlas, y esa es la parte sencilla. Así es que los Estados Unidos tiene necesariamente que desempeñar ese tipo de papel como quería John Quincy Adams. Fuera de eso no veo una solución mágica para el problema de seguridad.

Ahora, respecto a la CIA, a mi parecer no es una parte significativa de los problemas del terrorismo y las drogas en América Central y del Sur, no como tal. Sin embargo, hay otras asociaciones que a veces se les conoce como la CIA, que en realidad no son la CIA. La peculiaridad de la ley en los Estados Unidos es que cuando Allen Dulles, bajo la Ley de Seguridad Nacional, funcionaba como el director de Seguridad Nacional, también era el director de la CIA. Era simultáneamente el director general de la Inteligencia, lo que incluía funciones militares también. Entonces, él creó una facilidad especial bajo el Estado Mayor Conjunto, dentro del Departamento de Defensa, que se llegó a conocer como la División de Guerra Especializada, y con base en esta División de Guerra Especial, gente, algunos militares activos, otros militares retirados, cualquier cosa, tipo de cosas no necesariamente militares, empezaron a ser usados, y estos no eran solamente estadounidenses, sino también extranjeros de muchos países, fueron usados para llevar a cabo guerra especializada, y yo creo que algunos saben lo que quiero decir con eso: guerra especializada, guerra especial. El desarrollo de los movimientos terroristas, eso se hizo, principalmente, lo hicieron los grandes intereses financieros equivalentes a gobiernos, o gobiernos mismos. La idea de movimientos terroristas autónomos, esa idea es un absurdo. Son inexistentes tales movimientos terroristas, no sobreviven, no viven, no sobreviven por mucho tiempo. Cualquier movimiento que sobrevive, lo hace únicamente porque es un instrumento de política de algún gobierno o de varios gobiernos.

El paradigma de esto es la operación de Irán y los contras, como se llegó a conocer, que lo conocemos muy bien en las Américas. Entonces, este tipo, esta sección de guerra especial, y esta tradición donde hay una mezcla de frentes, de fondos privados y públicos —y fue el modelo israelí que se introdujo en 1981 en los Estados Unidos— es la fuente principal de todos los horrores del terrorismo en el planeta hoy en día.

Es decir, hubo un arreglo bajo el cual las capacidades de guerra especial de este tipo, de todo tipo de países, principalmente de los Estados Unidos, Inglaterra e Israel, y los controladores de eso, crearon el Jihad Islámico, crearon lo de Irán y los contras, como se vio en el caso de las FARC en Colombia, como se vio en el caso de los narcotraficantes de Colombia. Se dio exactamente el mismo fenómeno en otras partes del hemisferio, lo mismo. Los terroristas, los narcotraficantes, nunca eran fuerzas autónomas; fueron patrocinados y respaldados por gobiernos. A veces por gobiernos de fuera del hemisferio, pero conocidos por los gobiernos del hemisferio. Así es que no hay una cosa que pueda sobrevivir que sea una organización terrorista independiente. Simplemente no va a sobrevivir por mucho tiempo. Una vez que saque el hocico la van a aplastar, si no la absorben.

Así es que las organizaciones terroristas son simplemente instrumentos de gobiernos. Lo conozco de los sesenta, los setenta, los ochenta y hoy en día. Los terroristas son instrumentos de gobiernos o de combinaciones financieras parecidas.

Ahora bien, la complicación en esto ha sido que la fuente principal de financiamiento para estas capacidades independientes de guerra, no necesariamente financiadas por gobiernos pero financiadas, que pueden comprar muchas armas, ¿cuál es la fuente del financiamiento? El narcotráfico. Sin drogas, sin narcotráfico, no podría haber lo que hay hoy en día: el terrorismo internacional. Esa la manera en que se financia a los ejércitos. No podría haber una resistencia afgana como los talibanes, sin el narcotráfico.

Y así funciona la cosa, y ese es el problema. Es decisivo que se entienda esto. En Colombia es exactamente lo mismo, es una guerra del opio, guerra del narcotráfico, hay este fulano Grasso, Richard Grazzo, el presidente de la Bolsa de Valores Nueva York, de Wall Street, que le da un abrazo al tesorero de las FARC, Raúl Reyes, la mayor organización narcotraficante y terrorista de Colombia. Obviamente hay una conexión de las instituciones financieras, y así por el estilo. Así es que es esto, en cuentas resumidas, para hacer esta una respuesta breve. Yo creo que esto responde a esa pregunta.

Pregunta: Bueno Lyn, como te habrás dado cuenta no solamente hemos escuchado con mucha atención, sino que todos acá realmente estamos aquilatando los consejos y los análisis que acabas de compartir con nosotros. A nombre del Colegio de Ingenieros del Perú, del Capítulo de Ingenieros Economistas, y a nombre propio y de la EIR, te agradecemos una vez más por tus sabias palabras. Muchas gracias, y con nosotros te agradece el Perú.

Bueno señores, muy agradecido por su presencia.

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