Otros artículos importantes por Barbara Boyd En el número de Resumen ejecutivo de EIR correspondiente a la 1a quincena de mayo de 2003, Lyndon LaRouche y Jeffrey Steinberg documentaron cómo el aparato neoconservador que domina al presidente George Bush, define al mundo según la filosofía de Leo Strauss. Strauss (1899–1973), quien emigró de Alemania a los Estados Unidos, fue un profesor de ciencias políticas, alrededor de cuyas ideas se creó una causisecta en círculos políticos estadounidenses y alemanes durante su docencia en la Universidad de Chicago, y a través de su estudiante, Allan Bloom, en Harvard. Strauss nunca renunció a su lealtad a los filósofos nazis Carl Schmitt, Martin Heidegger y Friedrich Nietzsche, y era partidario de un régimen totalitario encabezado por "filósofos reyes", sustentado en el engaño y los mitos propagados entre una población ignorante. Los protegidos de Strauss, Paul Wolfowitz, William Kristol, Michael Ledeen, Samuel Huntington y otros, han encabezado el empuje hacia una guerra de choque de civilizaciones contra Iraq y más allá. Al mismo tiempo, otro protegido de Strauss, de la misma Universidad de Chicago, el procurador general John Ashcroft, tiene lista una legislación de "emergencia", el mentado proyecto de ley "Patriota II", a la espera de un pretexto para su aplicación, y la transformación de los EU en un virtual Estado policíaco. En un volante que circuló en todo EU a mediados de marzo de este año, el precandidato presidencial demócrata Lyndon LaRouche dijo que los straussianos representan la amenaza inmediata de imponer un nuevo Hitler, dado el derrumbe económico en curso y la total falta de respuesta a éste, desde el presidente para abajo. En los 1930 como ahora, había un conjunto de medidas alternativas las propuestas de Franklin Roosevelt y las de LaRouche tanto en Alemania como en los EU. El rechazo a esas medidas por parte de las élites alemanas permitió el triunfo de Hitler. Schmitt, Strauss y el Tercer ReichPara quienes no están familiarizados con ellos, es de la esencia poner en sus manos un resumen de las ideas de Leo Strauss, y su maestro nazi y colaborador, Carl Schmitt. Este artículo informa sobre la adaptación moderna de la teoría fascista de Schmitt hecha por los neoconservadores, para hacerla congruente con la estructura de creencias del "fundamentalismo cristiano", un hecho especialmente ominoso a la luz del perfil que presenta el actual gobierno estadounidense. Heinrich Meier, el profesor alemán responsable de esta síntesis, dice que puede atribuírsele a la colaboración de Strauss con Schmitt en la década de los 1930, en cuanto a la teoría del Estado totalitario perfeccionado de Schmitt. Los nazis le dieron a Carl Schmitt el título de "jurista de la corona del Tercer Reich", debido a que se las ingenió con éxito para subvertir la Constitución de la República de Weimar a partir de 1919. Como profesor influyente y asesor legal de los gobiernos sucesivos de Brüning, Von Papen, y Hitler, Schmitt atacó el sistema constitucional basado en los ideales del liberalismo político y los derechos individuales, tildándolo de impotente y corrupto, incapaz de la acción decisiva que requería el profundo derrumbe económico que enfrentaba Alemania. En su lugar, propuso gobernar por decreto y establecer una dictadura comisarial presidencial temporal para "salvar" la Constitución. La campaña subversiva de Schmitt era vista como un antídoto necesario ante la "imposibilidad" de gobierno democrático bajo los regímenes alemanes de Brüning y Von Papen, los que respondieron al desplome económico con medidas brutales de austeridad contra la población y recortando los impuestos de las empresas. Schmitt era un gran admirador de Mussolini, con quien intercambiaba opiniones sobre el derecho romano, y de quien decía que había fundado un sistema perfecto basado en un Estado autoritario, la Iglesia, una economía librecambista, y una mitología dominante para incitar y atraer la voluntad popular. Cuando los nazis orquestaron el incendio del Reichstag el 27 de febrero de 1933, lo que resultó en que Hitler suspendiera las garantías e impusiera la dictadura, Schmitt aportó la teoría jurídica que sirvió de sustento para dichas acciones. El gobierno del Führer era democrático, decía Schmitt, porque el pueblo podía ratificar o derogar sus órdenes directamente en referendos o pleibicitos, en vez de que se les obstruyera con impotentes discusiones interminables y votos en el Parlamento. La colaboración de Schmitt con Göring y Hans Frank ajustó todo el derecho alemán a la teoría nazi; en colaboración con Heidegger, purgó a las universidades alemanas de judíos y otros elementos "indeseables". Cuando Hitler invadió Polonia, Schmitt afirmó la legitimidad de la guerra preventiva, arguyendo que la seguridad nacional alemana requería un Grossraum, una esfera de influencia para proteger al Reich de las hordas invasoras bolcheviques. La urdimbre jurídica fascista de Schmitt se basaba en una adaptación del derecho romano, y de los pensamientos del español Donoso Cortés, de G.W.F. Hegel, y, aún más importante, de Thomas Hobbes, quien planteaba que las verdades universales son una ilusión, y reducía toda la existencia humana a una guerra de todos contra todos. Según Schmitt y Hobbes, el hombre no es inherentemente bueno, sino que es un "perdido", y por lo tanto malo y peligroso. Es famosa la cita de Schmitt: "Si el hombre no fuere malvado, mis ideas serían malvadas". Leo Strauss, en tanto estudiante de Schmitt y luego, después de emigrar, colaboró con Schmitt en la adaptación de Hobbes a la ideología nazi. Schmitt estaba tran impresionado con Strauss, que consiguió una beca de Rockefeller para que Strauss se mudase a Gran Bretaña para estudiar a Hobbes. La correspondencia entre Strauss y Schmitt de 1932 a 1933, llevó a Schmitt a modificar de manera significativa su propia obra maestra, El concepto de lo político. Guerra religiosa y gobierno de emergenciaHeinrich Meier, un profesor ligado a la Fundación Siemens en Alemania, ha escrito dos obras sobre Schmitt y Strauss que son las interpretaciones hegemónicas de la filosofía de éstos entre los straussianos de derecha en Alemania y los EU. El propio Meier es un protegido de Armin Mohler, el estudiante de Schmitt que tuvo un papel decisivo en revivir y rehabilitar a Schmitt en Alemania y en los EU, así como en lanzar la "Revolución Conservadora" en ambos países. Según los críticos de Meier, antes de "adoptar a Schmitt como preocupación académica", Meier, "parece ser que se dedicaba al `biosocialismo' , una forma de darwinismo social racista, fundado en la tesis de la `naturalidad' de la desigualdad humana". Meier documenta que la colaboración de Strauss con Schmitt, ubicó las ideas de éste último en un marco teológico ajustado a la "revelación" cristiana y al imperialismo del choque de civilizaciones, el cual libra guerras religiosas para mantener a Dios como presencia viva en la cultura humana. En un principio, Schmitt definía la política como la esfera de la actividad humana determinada solamente por la relación entre el amigo y el enemigo. En oposición a la búsqueda de la paz y el consenso a cualquier precio que es la democracia liberal, escribió, un pueblo o un Estado sólo encuentran su identidad y vitalidad identificando a un enemigo y movilizándose contra él. El único soberano legítimo, añade Schmitt, es aquel que define la situación excepcional y al enemigo en esa situación. La República de Weimar, según Schmitt, carecía de un "liderato carismático", sin lo cual un Estado es un mero "régimen burocrático", sin dirección. De este modo, Schmitt transforma la "guerra de todos contra todos" de Hobbes, en guerras de grupos o de Estados contra otros Estados. Como lo ha hecho Henry Kissinger desde el 11 de septiembre, Schmitt afirma que el orden "westfaliano" de Europa, con sus Estados nacionales soberanos, se había roto completamente con la Primera Guerra Mundial. Ahora, insiste Schmitt, lo que determina la legitimidad del Estado es cómo actúa ante el "peligro concreto", no un propósito moral. Sin embargo, según Meier, la fuerza motriz oculta de la dicotomia amigo–enemigo de Schmitt es la fe, la obediencia del líder a la revelación de Dios al tomar la decisión concreta de quién es el enemigo en un dado momento histórico. La sugerencia de Strauss a Schmitt, de que "reconozca" abiertamente esta fuerza motriz, resultó en la creación de la ideología política sintética de Strauss. Strauss estimuló a Schmitt a que definiese lo "político", no como una de las esferas de la actividad humana, como hacen los liberales, sino como la actividad humana primaria, al tiempo que le impregnaba una poderosa herejía religiosa. En el Schmitt adaptado por Strauss, la fe en Dios proporciona un fundamento para distinguir entre el amigo y el enemigo, que conserva la supremacía de lo político sobre otros ámbitos de la sociedad. La fe enseña la oposición de Dios y el anticristo, "pero le deja al hombre libertad de acción para decidir dónde y en qué forma aparece el anticristo y como oponerse a él de manera eficaz". A través de la política liberal de la modernidad, enseñaba Strauss, el anticristo ha comenzado a establecer su dominio, convenciendo al hombre de que "ya no necesita decidirse entre Cristo y el anticristo". De este modo, el anticristo es un liberal que procura que el hombre abandone la oposición entre el amigo y el enemigo, lo cual constituye la vida y sangre de la política y las religiones. La versión straussiana de Schmitt legitimiza toda guerra religiosa. En cuanto se entienda esta definición de lo político como la identidad primaria de una sociedad, las relaciones al interior del Estado también pueden definirse mediante la noción fundamental de enemistad, el "enemigo interno" que está contra "cualquier cosa que sea Dios". La correspondencia entre Strauss y Schmitt -- >>
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