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Escritos y discursos de Lyndon LaRouche
Radio WLIB de Nueva York entrevista a LaRouche: El CAFTA es genocidio
Lyndon LaRouche le concedió una entrevista de media hora a Carlos Russell en su programa de radio “Thinking It Through”, que se transmitió la medianoche del 18 de agosto por WLIB en la ciudad de Nueva York. La estación de radio WLIB se convirtió en la primera de la ciudad cuyo dueño era negro, cuando Percy Sutton la compró en 1972. Tiene un auditorio de más de 300.000 personas en la zona metropolitana de Nueva York, incluyendo los condados adyacentes de Nueva Jersey y Connecticut.
Russell: “Hotep. Abadi. Jambo. Buenos días. Bonjour”: en todos los idiomas de la diáspora africana, como otra muestra de la falta de respeto por los idiomas que hablamos, somos un pueblo africano.
Como la mayoría de los estadounidenses sabe, vivimos tiempos tumultuosos: tiempos de ansiedad y miedo; tiempos en que la república estadounidense y los principios democráticos en los que se fundó parecen tambalearse empujados por los vientos contradictorios de la retórica grandilocuente, encapsulados en pronunciamientos ilusorios; y la realidad de la guerra injusta, visiones imperiales, la pérdida de las libertades civiles, un déficit creciente y otras calamidades económicas, más una pérdida del prestigio y el respeto.
Esta mañana he invitado a un extraordinario analista de la república estadounidense para que comparta unos momentos con nosotros, y para ofrecerles el beneficio de sus muchos años de analizar y pronosticar el comportamiento de la economía estadounidense y de la nación: Lyndon H. LaRouche es un reconocido defensor de la justicia y los derechos civiles, que durante todos los 1970 y los 1980 surgió para convertirse en una de las figuras políticas internacionales más polémicas de nuestro tiempo. El señor LaRouche es un economista, escritor y estadista de renombre internacional. Él es el arquitecto de un naciente nuevo orden económico en el planeta, el cual toma como modelo el sistema de Bretton Woods que desarrolló el ex presidente Franklin Roosevelt al término de la Segunda Guerra Mundial. En los últimos años ha hablado en más de veinte naciones europeas, africanas, asiáticas y del Oriente Medio sobre la necesidad de reformar el actual sistema librecambista, y de regresar a las directrices de Roosevelt. Su programa nacional para los Estados toma como modelo el Nuevo Trato de Roosevelt, y se llama el “Súper TVA”. La Tennessee Valley Authority (TVA, Administración del Valle de Tennessee) original le funcionó muy bien al estado de Alabama a mediados del siglo 20. Es autor de más de dos docenas de libros. Versado en la tradición de los derechos civiles, el señor LaRouche también ha participado en numerosas batallas en los Estados Unidos para abordar las necesidades del “hombre y la mujer olvidados”. El señor LaRouche ha contendido en ocho ocasiones por la Presidencia de los EU.
Estamos seguros de que su enfoque perspicaz y desafiante nos será de ayuda a todos, para meditar en esos asuntos que siguen afectándonos y afligiéndonos, pues nos toman el pelo y nos obsesionan. En un momento doy inicio a mi conversación con el señor Lyndon H. LaRouche.
Buenos días, señor LaRouche.
Russell: Muchas gracias por aceptar compartir sus opiniones con nosotros en “Thinking It Through”. En mi introducción, y como parte de sus antecedentes, mencioné que ha sido una figura polémica. ¿Sería tan amable de explicarle a nuestro público la esencia de la polémica y lo que significa?
LaRouche: Bueno, quizá sea que, luego de que murió Roosevelt, más bien de inmediato, Truman, que en cierto sentido era un paniaguado de Winston Churchill, dio un giro derechista y comprometió a los EU con una política de lo que da en llamarse “guerra nuclear preventiva”. Pasamos por un período terrible de terrorismo derechista, hasta que Eisenhower llegó a ser presidente, no gracias a Truman, sino por el hecho de que las cosas no le salieron así. De modo que lo convencieron de renunciar y retirarse, y Eisenhower nos salvó de lo peor, pero no resolvió todos los problemas.
Al final de su período de gobierno, Eisenhower le advirtió al pueblo estadounidense y a otros, que en los EU había un fenómeno llamado el “complejo militar industrial”, y que esta gente estaba tratando de meternos en guerras. Poco después de que Eisenhower terminó su segundo período, esto estalló con lo de la bahía de Cochinos, estalló con otras cosas, y siempre desde entonces hemos estado, de uno u otro modo, cada vez más bajo el control de una fuerza derechista, como le dicen, que en realidad tiene parecido con el viejo aparato nazi.
La gente lo conoce en las Américas, porque se trajeron nazis de Europa, a través de España, a las Américas, con el consentimiento de gente como Allen Dulles, que fue la responsable del Gobierno de Pinochet en Chile, y de la Operación Cóndor, por los escuadrones de la muerte en Centroamérica y demás. Así que, todavía estamos en eso.
Ahora estamos por enfrentar una amenaza a la civilización por parte de la misma clase de personajes derechistas que están agrupados en torno a Bush, el Presidente —el presidente Bush—, y también, con mayor razón, en torno a Cheney.
Ahí es donde estamos. Y ahora tratamos de impedir que el mundo entre en una pesadilla. No sé si podamos lograrlo, pero estoy haciendo lo posible en ese sentido, y tengo la esperanza de que ganaremos.
Russell: Bueno; déjeme decir esto, señor. Una de las cosas que tratamos de hacer es proceder a modo de conversación, en vez de una simple serie de preguntas y respuestas. La haré una pregunta y usted puede tomarla donde quiera, y seguimos. Porque creo que podemos darle más espacio a sus ideas de ese modo.
LaRouche: Sí, correcto. De acuerdo.
Russell: A usted se le reconoce como el arquitecto de un naciente nuevo orden económico. ¿Podría preguntarle, cómo es ese nuevo orden económico y en qué difiere, si es que lo hace, del viejo orden económico y del “nuevo orden económico” de quienes apoyan al presidente Bush?
LaRouche: Bueno, desde el comienzo de la civilización europea moderna ha existido una lucha entre dos tendencias: una que surgió del Renacimiento del siglo 15, que estaba a favor de una sociedad basada en el respeto del interés del individuo común, o sea, del bienestar general, del bien común de la humanidad. Del lado contrario, hemos tenido las medidas represivas que han tratado de preservar el viejo orden, una suerte de orden feudal. Y esa lucha ha continuado; hemos tenido guerras y demás.
Y hemos llegado al grado que, con las armas nucleares y otras cosas, no podemos seguir tolerando la clase de medidas represivas a las que hemos estado sujetos en los últimos años. Hemos llegado al grado que, o la naciones —que son naciones soberanas— cooperan en el interés colectivo del bien común de la humanidad, o la civilización entrará en una era de tinieblas.
Russell: Pero, entonces, ¿cómo funciona su nuevo orden, en términos pragmáticos, a diferencia del viejo? ¿Cuáles son algunos de los principios que encierra su enfoque para abordar las cuestiones que afectan a la humanidad?
LaRouche: Bueno, lo que Franklin Roosevelt pretendía hacer al final de la guerra, de no haber muerto, y lo que yo me propongo hacer, no es nada diferente. Son objetivos muy afines. Roosevelt estaba a favor de eliminar el colonialismo y de programas de desarrollo entre la naciones, usando el poder que los EU habían acumulado durante los 1930 y durante la guerra, para crear esa clase de nuevo orden mundial donde no hubiera ya más colonialismo, en el que las naciones avanzaran por influencia de los EU. En eso estoy ahora.
Los adversarios de Roosevelt han llevado al mundo en una dirección diferente. Ahora se nos está agotando la capacidad de tolerar esa tendencia. Mi enfoque particular es simplemente regresar a esa clase de enfoque que Franklin Roosevelt representaba. no es que eso limite lo que pienso, pero creo que es la plataforma desde la que puedo movilizar al pueblo estadounidense y a otros a favor de un esfuerzo de interés común por un nuevo orden económico mundial justo.
Russell: Sí, estoy de acuerdo. Pero, ¿que contendría específicamente, de modo que uno le diga a quien está escuchándolo, “éstos son los planes básicos”?
LaRouche: Bueno, tomemos el caso de lo que hice en 1982. En 1982 los británicos, con algo de apoyo de gente en los EU, libraron la guerra de las Malvinas contra Argentina. Ese mismo año se abalanzaron a aplastar a México con una operación destructiva contra el presidente saliente, López Portillo, el Presidente de México. Yo me alié con ese grupo, y sigo aliado a él hoy.
En las Américas, tenemos su ruina, en comparación con lo que fueron en el período inmediato de la posguerra, desde comienzos de 1971–72. Hoy están destruyendo a las Américas. En concreto, los EU tienen que aliarse con los intereses de los Estados soberanos de las Américas. Tenemos que reconstruir. Tenemos que reconstruir en torno a la clase de ideas que López Portillo presentó en octubre de 1982, como Presidente de México, en las Naciones Unidas. Y estoy trabajando en eso ahora. Y eso, en esencia, es típico de lo que pienso que tenemos que hacer a nivel internacional.
Russell: Señor LaRouche, una de las cosas que ayuda a nuestros radioescuchas es que, aunque usted sabe mucho, y usa referencias históricas e idiomáticas, puede que a veces algunos de nuestros radioescuchas desconozcan o no sepan qué son. Así que, me gustaría pedirle que, quizás, si dijera, por ejemplo, “¿cuáles fueron algunos de los elementos del discurso de López Portillo en la ONU?”, que usted —si pudiera— lo aclarara, de modo que el público esté en la misma sintonía que usted. ¿Soy claro?
LaRouche: Oh, claro. Absolutamente.
Bueno, en abril y mayo de 1982 yo estaba movilizado para evitar que los EU apoyaran a Gran Bretaña en un ataque contra Argentina.
Russell: Sí, las Malvinas.
LaRouche: Sí, el asunto de la guerra de la Malvinas. Entonces, en ese período fui a México, y en ese período me reuní con el Presidente de México, López Portillo, a quien yo conocía y él me conocía a mí. Y el Presidente de México me dijo en nuestra reunión en Los Pinos, que duró como una hora: “¿Qué le van a hacer a mi país?” Y le respondí: “Pretenden destruir su país para septiembre”. Y así, a partir de esa reunión, me moví con varias personas de las Américas para redactar un programa por el que me responsabilicé, el cual recibió el nombre de Operación Juárez.
Russell: ¿“Operación Juárez”?
LaRouche: Sí. Para establecer un pacto, propuesto con los EU, en la esperanza de influir al Gobierno de Reagan para que lo apoyara, a favor de una nueva perspectiva para las Américas que fuera congruente con la posición previa de Franklin Roosevelt en el Tratado de Río y demás.
Estuvimos de acuerdo en eso. La crisis llegó cuando esperaba, en agosto. El presidente López Portillo actuó como él y yo, y otros, habíamos acordado. Nos movimos. Nos aplastaron, Henry Kissinger y otros en ese momento.
Entre tanto, presenté un programa que se llamó Operación Juárez, que es un programa para reorganizar las relaciones entre los Estados de las Américas, el cual sigue siendo mi programa hoy, que es lo que necesitamos ahora. López Portillo, ya derrotado de hecho, fue a las Naciones Unidas y dio un discurso histórico y que vale la pena oír hoy —sigue estando disponible, en términos de la videograbación de ese discurso—, en el que planteó su programa. Estaba derrotado, pero el programa que planteó en ese discurso en la Naciones Unidas, y lo que yo planteé en ese documento, Operación Juárez. . .
Russell: Pero, ¿cuál era la esencia del programa, señor? Decía que presentó el programa, pero, ¿cuál era?
LaRouche: Bueno, primero que nada, identifiqué el hecho de que las deudas que habían acumulado los países de Iberoamérica desde 1971–72 eran totalmente injustas. No representaban las obligaciones reales de los Estados de las Américas.
Lo que propuse fue reorganizar la deuda y crear una unión monetaria en los Estados de las Américas, que sería un programa crecimentista para las inversiones de largo plazo en la infraestructura económica básica, y para el fomento del comercio y la cooperación. Eso es lo que hicimos en el caso de México. El presidente López Portillo aplicó medidas en agosto y septiembre para nacionalizar el sistema bancario nacional, y para generar crédito para el desarrollo del país. Eso es lo que propusimos. Sigue siendo viable hoy. Podríamos. . .
Russell: Y, ¿esos conceptos son la esencia de su nuevo orden económico? ¿Es eso lo que está diciendo?
LaRouche: Exactamente. En términos de la Américas. Ése es mi programa para las Américas.
Russell: Bien. Ahora déjeme preguntarle esto entonces, desviándonos un poco: ¿cómo ve la crisis actual en el Oriente Medio, por ejemplo, y la mentada “guerra contra el terrorismo”, y la aparente pretensión de los EU de tener un imperio estadounidense?
LaRouche: Bueno, el imperio en realidad es un imperio angloamericano, no uno estadounidense; no son los EU. Tony Blair es mucho más importante en esto —en el sentido de las ideas del imperio— que, digamos, el presidente Bush o Dick Cheney, quien en cierto sentido controla a Bush.
Estos tipos son nazis. Ése es el único término para describirlos; es el único que les queda.
Russell: ¿Cómo usa eso? ¿Dice “nazis”? De nuevo, para el público. . .
LaRouche: Quiero decir, primero que nada, al sistema nazi lo puso en el poder un grupo de banqueros, empezando en los 1920. Lo llamaron la internacional sinarquista. En México son infames, porque los sinarquistas de México son infames en términos de la historia mexicana.
Pues bien, este grupo puso a Mussolini en el poder, a Hitler, a Franco; organizaron la Segunda Guerra Mundial. A esta pandilla nunca la sacaron del poder. Roosevelt murió; Truman simpatizó con ellos, Churchill simpatizó con ellos. Así que, en el período de la posguerra, tuvimos un proceso de recolonización, que ahora ha llegado al grado que la misma gente que puso a Hitler en el poder allá en los 1930, ahora está tratando de construir un imperio, un imperio angloamericano. ¡Y estoy tratando de evitar que eso suceda! Aquí es donde la cosa se pone más bien fea.
Russell: Pero, ahora, ¿cómo embona la crisis del Oriente Medio y la supuesta “guerra contra el terrorismo” en esa trama?
LaRouche: Bueno, la crisis del Oriente Medio está organizada a modo de establecer de hecho un imperio mundial. Por ejemplo, vimos lo que pasó en Iraq. Cheney, quien estaba empecinado en ir a la guerra contra Iraq desde la época en que era secretario de Defensa con George Bush I, el [presidente] “41”, subió al poder con George Bush II. Y, desde el día que tomaron el cargo en enero de 2001, se comprometió con todo este programa de una guerra contra Iraq; un sistema general internacional de corte nazi. Y eso es lo que está pasando ahora.
Así que, tenemos una amenaza de guerras, cuyo propósito es establecer un imperio mundial angloamericano —no uno estadounidense, uno angloamericano— de lo cual el primer ministro Tony Blair es un cómplice total.
Russell: Usted ubica a Tony Blair como parte integral de quienes pugnan por el imperio angloamericano. Sin embargo, aquí vemos que los neoconservadores —Karl Rove, Rumsfeld, etc.— son los que han estado peleando, con mucho más empeño que Tony Blair, por un “nuevo siglo americano”.
LaRouche: Oh, no. Tony Blair lo procura con un empeño mucho mayor que cualquiera de éstos; la pandilla británica es mucho más significativa en esto que la estadounidense. Los EU, en tanto Estado nacional individual, son más poderosos en el mundo que el Reino Unido británico. Pero la ideas, en términos de las ideas, el Gobierno de Blair tiene un rango superior, y un rango de control, en comparación con el Gobierno de Bush.
Russell: Usted describe al Oriente Medio y la guerra contra el terrorismo como una parte integral de la pugna por crear el imperio angloamericano.
Russell: ¿Cómo puede uno abandonar esa dirección aparente hacia la destrucción?
LaRouche: Bueno, estoy movilizándome para emprender operaciones en los EU y otras partes que le quiten el poder de las manos a esos sujetos. Si no hacemos eso, tendremos el infierno en este planeta. El orbe enfrenta ahora la mayor crisis financiera de la historia. Si no hacemos ciertas cosas que es necesario hacer, estaremos en una era de tinieblas.
Russell: ¿Como qué? ¿Qué necesita hacerse?
LaRouche: Bueno, lo que necesitamos hacer es simplemente someter al mundo a una reorganización por bancarrota; convertir los mentados bancos centrales, a la banca central independiente, en sistemas de banca nacional como para el que fueron fundados los EU; reorganizar el Fondo Monetario Internacional y someterlo de nuevo a un sistema como el de Bretton Woods, que fue el que Roosevelt instaló en un principio; hacerlo como una cooperación entre naciones, más que como una operación respaldada o controlada por los EU; poner en marcha una serie de programas de desarrollo y construcción de infraestructura a nivel internacional a largo plazo, a 25 o 50 años, como cooperación internacional; crear grandes volúmenes de crédito, como hizo Roosevelt, pero para este programa de reconstrucción; y tratar de sacar a este planeta del sistema quebrado en un período de dos generaciones, o sea, en 50 años, para montarlo en uno que empiece a funcionar otra vez.
Russell: Dice usted, seguir el enfoque de Bretton Woods que Roosevelt usó. Eso fue hace 61 años o más, y no estoy seguro de que muchos de nuestros escuchas tengan claro qué enfoque era ése. ¿Sería tan amable de describir qué era?
LaRouche: Sí. El asunto es que lo que Roosevelt estableció con el poderío estadounidense, a través de los acuerdos de Bretton Woods de 1944, 45 y 46, fue un sistema de tipos de cambio fijos, con el cual el valor esencial relativo de las monedas estaba fijo a fin de fomentar un sistema de préstamos de largo plazo a bajas tasas de interés, para reconstruir la economía mundial; eso incluyó la liberación de naciones que habían sido colonias o semicolonias a una condición de verdad independiente, y ayudarlas a levantar su infraestructura y su industria en un período de una generación o dos, para que devinieran en socios cabalmente iguales en un sistema mundial libre del colonialismo y del semicolonialismo.
Ése era el plan de Roosevelt. Churchill lo detuvo. Lo detuvo Truman. Lo detuvo la derecha que ha tendido a dominar el sistema monetario internacional hoy día. En los primeros 20 años que siguieron a Roosevelt, seguimos operando con su sistema de Bretton Woods, que es ese sistema. A mediados de los 1960 empezamos a movernos en una nueva dirección y, en realidad con Nixon, Kissinger y compañía en los 1970, pasamos a un sistema de tipos de cambio flotantes, que regresó el poder sobre el sistema internacional a las manos de los banqueros privados internacionales. Y desde entonces han estado saqueando al mundo.
También hemos destruido nuestras economías en varios países, de modo que los EU, por ejemplo, ya no son una nación productora. Somos una nación consumidora. Estamos endeudados sin remedio. Los países europeos están llegando a una condición similar. Vivimos de chuparle la sangre a la mano de obra barata de países como los de América Central y del Sur, y a otros países.
Ahora estamos en el momento que todo el sistema está en quiebra y derrumbándose. Y lo que tenemos que hacer, en esencia, es regresar a la idea de Roosevelt de un sistema de paridades fijas —es decir, el valor de las monedas queda fijo a largo plazo— usando préstamos con un interés bajo a largo plazo, para inversiones de largo plazo en la infraestructura económica básica y el fomento del crecimiento en todas las naciones del mundo, en un período de 25 a 50 años.
Russell: Usted dice que uno necesita ayudar al desarrollo de los países en vías de desarrollo. Bueno, ¿cuáles serían algunos de los elementos, aparte de las bajas tasas de interés de las que habla, como parte de los países en vías de desarrollo, algunos de los otros elementos? Y, ¿cómo encaja en ese concepto el CAFTA [Tratado de Libre Comercio de Centroamérica y el Caribe], este mentado nuevo CAFTA?
LaRouche: Bueno, el CAFTA es un programa para saquear y chuparle la sangre al pueblo de Centroamérica. Y tampoco le hace ningún bien a los EU. Así que, yo diría. . . Yo eliminaría el CAFTA, y le regresaría a las naciones de esa región el derecho a los programas proteccionistas para insistir en la oportunidad de desarrollar sus economías, en vez de vender su mano de obra barata como trabajo esclavo en el mercado internacional. Porque, lo que el CAFTA representa es: “Dame a tu pueblo como mano de obra barata, y venderé sus cuerpos y su trabajo en el mercado mundial”. Hay que parar eso.
Lo que tenemos que hacer es ver primero toda la infraestructura de las Américas. Consideremos la frontera mexicana, la frontera norte de México. ¡No hay un ferrocarril de la frontera mexicana a la Ciudad de México! ¿Qué clase de país es ese? Por años, México ha tenido planes para construir un sistema costero de distribución hidráulica, que desarrollaría el PLHINO (Plan Hidráulico del Noroeste—Ndr.) en regiones similares de México. ¿Qué pasó con eso? No existe. Han destruido a la población, la industria y la soberanía de México, desde que López Portillo dejó el cargo en 1982.
Por tanto, comienzas de los EU hacia México, y dices: “Tenemos que cooperar con México para el desarrollo de su infraestructura, de modo que devenga muy pronto en lo que puede ser, o que, en una generación, pueda convertirse en una nación importante en el Hemisferio. Para Iberoamérica, México es el símbolo de lo que es la política estadounidense hacia todas las Américas. Tenemos un potencial tremendo en Argentina, tenemos un potencial tremendo en Brasil; estos dos son países importantes. Tenemos potencial en otros países.
Una coalición de países de las Américas organizada, no sólo en torno a su desarrollo industrial y agrícola, sino al de su infraestructura, puede convertirse en una fuerza poderosa en este planeta en los próximos 50 años.
Russell: Si escuché correctamente, entonces, en cierto sentido usted habla de una integración de la infraestructura de muchos de los países latinoamericanos.
LaRouche: Absolutamente. Ésa es la responsabilidad primordial.
Russell: Si eso es exacto, ¿cómo pone en perspectiva el movimiento que está surgiendo en América Latina, donde Venezuela, por ejemplo, Brasil, y creo que Uruguay, están uniéndose para abordar las cuestiones que afectan a los pobres y los marginados en esa región, pero que topan con la oposición de los EU?
LaRouche: Bueno, tan sólo toma el caso del Mercosur, porque ahora están atacando al Mercosur desde los EU, en términos del ataque contra Lula, el Presidente de Brasil.
El Mercosur no es una solución a los problemas, pero sí un ejemplo de la cooperación que constituye un paso hacia la solución. Por ejemplo, la Argentina de Kirchner es parte del Mercosur. Perú no, aunque antes quería serlo. Hay una cooperación entre Colombia, Venezuela y Brasil que es muy útil. Si estos países empiezan a cooperar entre sí, con potencias —y Brasil es una potencia latente; Argentina sigue teniendo la capacidad de ser una potencia—, puedes avanzar el Hemisferio, muy pronto podrías formular un programa de desarrollo usando incluso recursos que en gran medida existen en estos países, los cuales desarrollarían.
Pero, lo que necesitan es una independencia de cualquier interferencia exterior con esta clase de medidas de cooperación. En este sentido, lo que el Primer Ministro de España hizo al ir a negociar con Venezuela, con Colombia, con Brasil, puesto que interseca con la directriz del Mercosur, es un excelente paso adelante. No es la solución al problema, pero es un paso hacia la solución del mismo.
Russell: Como última pregunta, señor: para muchos de nosotros aquí en los EU, el racismo es sistémico en el sistema político. ¿Estaría usted de acuerdo con ese concepto? Y si lo está, ¿qué sugeriría como mecanismo o instrumento para erradicar de forma definitiva el racismo del tejido de la —entre comillas— república estadounidense?
LaRouche: Bueno, el racismo tiene dos orígenes. Ambos están —lamento decirlo— en España. Porque en 1492, el momento en que Cristóbal Colón redescubrió las Américas, hubo un esfuerzo en la dirección contraría, que venía de la Inquisición. Y la influencia de la Inquisición fue negativa. Ocurrían dos cosas: España y Portugal adoptaron una política que afirmaba que la gente de África no era humana, que sólo eran animales que servían para ser esclavos. Y, del mismo modo, en las poblaciones indígenas de las Américas, España y otros veían a la población indígena —como la gran población indígena de Perú y México— como peones, y decían que no eran de verdad humanos, que sólo eran semihumanos.
Y las medidas racistas en los EU y en las Américas son típicas de una continuación de estas medidas, de decir que la gente de origen africano e hispano —como peones, en este último caso— es inferior. Y ésa es la clase de racismo que vivimos en los EU y en todo el Hemisferio.
Si entendemos las raíces históricas de esto, y su inmoralidad esencial, cualquier programa de desarrollo que se concentre en la idea de elevar las condiciones de vida de la familia típica y sus miembros es una solución a esto. Nosotros simplemente debemos tener un compromiso moral con la idea de que el legado de lo que le hicieron a la población indígena —como en el caso de la población de México y demás, a la que trataban como peones— y a los africanos que trajeron a las Américas tiene que acabar, y tiene que establecerse la justicia y la igualdad.
Y ésa es una política económica práctica. Si aplicamos una política económica práctica, de fomentar el desarrollo de las familias, este problema desaparecerá.
Russell: ¿Cuál es su pronóstico para el futuro?
LaRouche: Mi pronóstico es luchar para ganar. Punto. Si no ganamos, la condición de la humanidad será horrible. Por tanto, tenemos que pelear para ganar, sin reservas.
Russell: Muchísimas gracias, señor LaRouche, por compartir este breve momento con nosotros. Quizás en el futuro podamos encontrar el modo de profundizar sobre algunos de los particulares de su nuevo orden económico. Creo que lo que acaba usted de sugerir esta mañana despertó el apetito de mi auditorio. Muchas gracias.
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