Escritos y discursos de Lyndon LaRouche
¿Quién azuza la Tercera Guerra Mundial? 2 de Agosto de 2006. El renombrado psicoanalista Bruno Bettelheim explicó una vez, que hay algunos esclavos que, entonces como ahora, consideraban sus cadenas y andrajos como ornamentos a portar con pretendido orgullo. Hoy la mente servil dice: “Como el sistema nunca cambiará, solo podemos influenciar a nuestro amo esclavista (los depredadores que controlan el Consejo de Liderato Demócrata u otros), al tratar de influenciar a esa bestia desde abajo y aceptar sus donativos del dinero de iniciativas religiosas cuando podamos”. Por tanto, ahora es el momento de que las figuras políticas actualmente dominantes de gran parte del mundo dejen de repetir las sofisterías absurdas de los idiotas que cuchichean a sus codos y, en cambio, enfrenten la realidad de la situación mundial actual. Considera el rompecabezas siguiente: Las políticas del actual Gobierno de Estados Unidos las están dictando quienes pretenden que haya un nuevo estallido bélico inmediato, con el objetivo de eliminar toda soberanía nacional, incluso la de EU, con los métodos de la llamada “globalización”. Esto está a cargo de las redes financieras internacionales que, como típicas de ese mismo Félix Rohatyn actual de la anterior internacional sinarquía, ya están obrando para destruir a EU desde dentro. Entonces, ¿qué debemos decir de los idiotas —entre ellos círculos dirigentes de Europa— que informan que la presente ofensiva hacia una forma de Tercera Guerra Mundial caracterizada por una guerra asimétrica global adicionada con armas nucleares es una expresión del “imperialismo estadounidense”? ¿Podría cualquier persona cuerda, en estas condiciones, creer realmente que el Gobierno estadounidense, el cual esta a punto de que lo tome una fuerza de ocupación extranjera representada por la copia moderna del Hjalmar Schacht de Goldman Sachs, el secretario del Tesoro estadounidense Henry Paulson, es el poder imperial que encubre el intento de destruirse a sí mismo? Es hora de proporcionarles los baberos pertinentes a los representantes de esa “bobosada” sesentiochera (los bobos o “bohemios burgueses” en francés) lavada del cerebro que delata su necedad al balbucear el elocuente mantra de, “No creo en teorías conspirativas”. Como cualquiera que no esté recluido o tenga retardo mental sabe, la corriente actual en la política mundial ha corrido hacia lo que se llama “globalización”, un artificio también conocido como la “Organización Mundial del Comercio”. El propósito y efecto explícito de estos ardides es reducir el ingreso per cápita de prácticamente todas partes del mundo, con excepción de los partidarios personalmente inútiles, aunque superricos, del discapacitado mental del presidente George Bush hijo y los de su ralea. Se supone que este objetivo se llevará a cabo mediante la destrucción de la inversión en las modalidades de progreso científico y tecnológico con un uso intensivo de capital en la agricultura y la industria, y el paso de la producción a regiones de virtual mano de obra esclava. Esto es exactamente lo que se ha hecho ya para arruinar a Estados Unidos de América y al ochenta por ciento de sus familias de menores ingresos, desde los cambios radicales efectuados en 1971–1981, mediante la combinación de un sistema de tipos de cambio flotantes y la desregulación salvaje que se emprendió con la Comision Trilateral. A pesar de que las pruebas pertinentes se han publicado extensamente en numerosas partes, es necesario presentar aquí los aspectos estratégicos esenciales del caso, de forma resumida, como sigue: Retrocede unas cuantas décadas, al momento cuando empezaron los ataques personales concertados del Congreso a Favor de la Libertad Cultural en mi contra. Éstas eran las mismas redes asociadas con la American Family Foundation (Fundación de la Familia Estadounidense), la version Henry “Scoop” Jackson de lo que ahora es el Comité sobre el Peligro Actual de George P. Shultz y la Sociedad Mont Pelerin. En un debate con Lyndon LaRouche en 1971, Abba Lerner dijo que Hitler no hubiera sido “necesario” si los socialdemócratas alemanes no se hubieran opuesto a las políticas de su ministro de Economía Hjalmar Schacht (a la derecha de Hitler). Eso sería como decir hoy, observa LaRouche, “que si el Partido Demócrata abrazara las políticas de Félix Rohatyn (izq.), no sería necesaria la tiranía fascista que ahora amenaza a EUA”. (Foto de Rohatyn: Dan Sturman/EIRNS). El lugar era la Universidad de Queens en Nueva York. La ocasión fue un debate muy publicitado a fines de 1971 entre el retador, Lyndon H. LaRouche, y el decano putativo de los profesores keynesianos liberales en EU, el extraordinario profesor especialmente designado de esa institución, Abba Lerner. Por otra parte, Abba Lerner era notable en aquel tiempo por su asociación clave con el profesor Sidney Hook. El tema general del debate fue mi desafío de septiembre de 1971 a los principales economistas putativos de entonces, en el que públicamente los había desafiado a todos ellos a defenderse de mi acusación de que los acontecimientos de agosto de 1971 habían desenmascarado a muchos de ellos como virtuales “académicos charlatanes”. La premisa de mi acusación contra esa porción de la comunidad académica era que ellos habían negado, o bien, rehuido el acontecimiento que yo había pronosticado: un desplome, que era probable ocurriría aproximadamente a fines de los 1960, como el que acarrearon las medidas que tomó el Presidente Nixon a mediados de agosto, en el derrumbe del sistema monetario de Bretton Woods. Los círculos académicos del caso escogieron al profesor Lerner para que se encargara de mí. En respuesta al contradesafío del profesor Lerner, mi refutación fue que sus propias políticas, como las ejemplificaba su consejo a Brasil, eran un eco de las de Hjalmar Schacht, el autor de las políticas económicas del régimen de Adolfo Hitler. El debate concluyó al momento en que Lerner casi gimoteaba su intento final por refutar mi acusación de la ocasión: “¡Pero, si la socialdemocracia alemana hubiera aceptado la orientación de Schacht, Hitler no hubiera sido necesario!” Fue como decir que si el Partido Demócrata abrazara las políticas de Félix Rohatyn, no sería necesaria la tiranía fascista que ahora amenaza a EUA. Sin duda, si observamos la función de los predecesores directos de Félix Rohatyn en el mundo de las finanzas hoy, vemos el eco actual de la cargada de las redes de entonces, que incluyen a los círculos financieros sinarquistas franceses de Lazard Frères y el Banque Worms, en apoyo de Hitler. El profesor Sidney Hook, colaborador íntimo de Lerner en la dirigencia del Congreso a Favor de la Libertad Cultural, opinó sobre el debate: “Tu hombre ha demostrado ser un defensor eficaz; por tanto, nunca se le permitirá intervenir” en formas pertinentes de debate político público “de nuevo”. Las redes más prestamente reconocidas como el propio Congreso a Favor de la Libertad Cultural de Hook, la Fundación de la Familia Estadounidense y el Comité sobre el Peligro Actual cumplieron esta amenaza, y más, de entonces a la fecha. Esto significa que el Departamento de Justicia de EU también colaboró en poner en práctica la amenaza que hizo el “Capitán” Hook. El historial muestra que la misma categoría de “familias acaudaladas” de EU, Gran Bretaña y Francia que apoyaron al Schacht de Mussolini y Hitler, cuyos herederos han usado su influencia corrupta al interior del Departamento de Justicia y el sistema de tribunales, además de los órganos de difusión controlados por influencia de esas mismas familias, ha sido la autoridad suprema detrás de cada ataque contra mí y mis colaboradores, aquí y en el mundo, desde que en 1973 la sede del FBI en Washington, como consta oficialmente, orquestó lo que pretendía que fuera mi eliminación personal mediante intervenciones violentas dirigidas con el auspicio de agentes del FBI dentro del Comité Nacional del Partido Comunista de Gus Hall. Ellos te dirán que soy un “tipo malo”, ¡pero nunca te dirán en realidad por qué!
A ningún otro blanco individual de fraude procesal, judicial y relacionado se le ha acosado con la tenacidad, alcance internacional y empleo de prácticas de corrupción pura por parte de agencias oficiales del gobierno y recursos relacionados, como se me ha atacado a mí en los treinta y cinco años desde que Hook profirió su amenaza a fines de 1971. La misma opinión expresó, hace unos años, en una audiencia pública, el ex procurador general estadounidense Ramsey Clark. Existe una razón principal por la que, en lo que llevo de vida, nunca han hecho blanco político de otras personalidades públicas individuales de esta manera, por un período tan largo de tiempo; la verdadera razón de esto la dio Hook como una amenaza implícita allá en 1971. A los demás críticos de las políticas oligárquicas vigentes no los consideraron, correctamente, una amenaza grave de largo plazo a la camarilla de familias adineradas que representaban, de forma típica, el Congreso a Favor de la Libertad Cultural, la Fundación de la Familia Estadounidense y el Comité sobre el Peligro Actual. A la vana “oposición” típica nunca se le trata con seriedad, porque se enorgullece de no hacer nada de mucha importancia. Además, como he podido saber esto muy bien, a ellos por lo general puede comprárseles muy barato: con una asustada y sonándoles un poco de dinero. No hay razón para considerar misteriosas esas conexiones. ¿Qué figura del Partido Demócrata de verdad dirigente en el ámbito nacional ha mostrado ahora la combinación de conocimiento y coraje para identificar al principal enemigo interno de EU hoy, las redes asociadas con Félix Rohatyn? Si demócratas destacados se hubieran tomado la molestia de embelesarse menos con el dinero asociado con los círculos de Rohatyn, y se hubieran preocupado más por las pruebas de que éste es clave en la destrucción interna en marcha de la república estadounidense, ellos también estarían pronto en la lista negra de Rohatyn y sus redes ahora, como yo. La señal de la corrupción en los principales círculos nacionales del Partido Demócrata hoy, es el cambio manifiesto de orientación hacia valores políticos socioeconémicos derechistas de clase media alta, y la virtual apatía por la obligación de defender el bienestar general, no con sofisterías irredentas, sino con sustancia. ¡Conoce al enemigo de nuestra nación! Remóntate a la época en que el reverendo Martin Luther King vino a Selma, Alabama. No fue la clase media pertinente de la comunidad la que le dio la bienvenida a Martin; ellos tendieron a esquivarlo. Fueron los niños y los “desposeídos” los que representaron el cimiento de la fuerza social que aglutinó a tantos en la nación alrededor del gran liderato naciente de Martin, aquí y en el extranjero. No es el veinte por ciento de la población de mayores ingresos la que luchará por nuestra nación hoy, a menos que a su buey lo tasajeen primero, como acaba de tasajearse recientemente al segmento de “clase media” de los sindicatos automotrices. Es el ochenta por ciento de las familias de menores ingresos el que representa la masa del electorado —el “hombre olvidado” de la situación actual— del que depende el honor político de nuestra república en estos tiempos de la embestida de una crisis de desintegración mundial general, como en la situación someramente comparable de la campaña presidencial de Franklin Roosevelt en 1932. En esta situación, las “causas aisladas” no son más que una gran basura política de distracción, sólo apta para el consumo de idiotas “roveros” (en alusión al asesor presidencial estadounidense Karl Rove, cuyo apellido también significa errante—Ndr.). O forzamos la adopción de los cambios legales necesarios, o nuestra república estará perdida en el futuro próximo. Como debiera recordarnos el carnaval perverso del proceso legislativo ahora, sin un gobierno del pueblo que obligue al proceso legislativo y al Ejecutivo a someterse de nuevo a la clase de directrices de recuperación que con más fidelidad encarna el Gobierno del presidente Franklin Roosevelt en los últimos tiempos, pronto no habrá una república federal de Estados Unidos, sino, a lo más, una caricatura de lo que fue en otros tiempos. El enemigo de EU hoy, es el enemigo de la civilización planetaria. A pesar de todas sus insuficiencias y reincidencias, la república estadounidense representa hoy el nivel más alto de calidad de diseño de una república verdadera, una república en gran medida, si no del todo, libre de aquellas tradiciones oligárquicas de la típica forma infinitamente inferior de gobierno europeo: un sistema parlamentario relativamente impotente que se somete a la supervisión de un llamado sistema de banca central independiente. Además, de darse una devaluación formal repentina del dólar, como algunos tontos en EUA y otras partes proponen, el resultado sería un derrumbre general como de reacción en cadena de la civilización a escala planetaria, del modo que un colapso hipotético de la economía de EU representaría una catástrofe existencial para China, entre otros. El problema principal del mundo hoy es que, en tanto que el mundo necesita una estabilización inmediata del dólar ahora —lo cual podría hacerse si EU contara con un presidente mentalmente apto en la tradición de Franklin Roosevelt—, al no dejar de lado la clase de políticas que han llevado a EUA y Europa Occidental y Central hoy a su estado de ruina tambaleante, no hay oportunidad de evitar una nueva Era de Tinieblas planetaria prolongada por una o más generaciones por venir. El enemigo no es sólo la fabulosa incompetencia característica del Gobierno actual de Bush en EU. El enemigo es un monstruo salvaje, del que no es sino típico Félix Rohatyn y sus predecesores simpatizantes de los nazis del Lazard Fréres y el Banque Worms del pasado pertinente. Este enemigo no está preparado para aceptar un rápido derrumbe general de reacción en cadena del sistema monetario mundial. Su intención y actuación ahora en curso son, como en la cuestión de la negligencia monstruosa del Congreso estadounidense en el caso de Delphi, crear una crisis de desintegración general del sistema mundial, pero, también, hacerse exclusivamente de ese sistema en ruinas mediante su proceso actual de apropiación ávida de materias primas y capacidades de producción, para crear un nuevo sistema monetario mundial con un marcado parecido con la alianza medieval entre la oligarquía financiera de Venecia y la caballería normanda de las cruzadas. Esta amenaza es el enemigo a derrotar y eliminar de la faz de la tierra contra el que tienen que unirse las naciones civilizadas. ¿Ha perdido la razón el Presidente? por Lyndon H. LaRouche 3 de agosto de 2006.
Grupos destacados de Estados Unidos están seriamente preocupados ahora por un desorden al parecer grave en el estado mental actual del presidente George W. Bush hijo. Su obsesión con la expectativa de que la guerra que al presente libra un renuente Gobierno israelí contra el Líbano pudiera proporcionarle a la planilla del Partido Republicano una muy ansiada “sorpresa de octubre” para la próxima elección general de noviembre, lo tiene con los ojos vidriosos. Algunas personalidades de las raleas tanto demócrata como republicana están más o menos igual de preocupadas por el peligro para la civilización en general, y también para EU, que ven en la mirada vidriosa del Presidente. Como subrayé en un informe publicado en enero pasado, la alternativa predilecta para una victoria del Partido Republicano en la elección intermedia venidera de noviembre dependía de la capacidad de EU para inducir a Israel a sembrar las armas de gran poder destructivo entonces en su poder (probablemente en lugares del desierto de Néguev) en la frontera con Iraq, de preferencia en territorio Üntsirio. Hasta ahora la actual invasión israelí tiene todas las señales pertinentes de una operación dirigida a conseguir precisamente ese resultado. Todas las tramas que están ahora sobre el tapete para neutralizar la propagación de la guerra asimétrica que se intensifica en territorio libanés, son fracasos estratégicos desde el comienzo. La única salida es imponer un retiro de Israel de todo territorio libanés y el paso hacia una paz general en el Oriente Medio fundada en la participación de todos los posibles socios pertinentes de la región, con el compromiso de concretar una solución general binacional equitativa para los respectivos Estados soberanos de Israel y Palestina. No hay otra solución; incluso ésta no está disponible a menos que el Gobierno estadounidense se comprometa de manera inequívoca con esta política. No es necesario exigir el acuerdo previo con todos los detalles de una conciliación. No obstante, se necesita un acuerdo para empezar la puesta en práctica inmediata de una solución pacífica imprescindible, y hacerlo de modo que no menoscabe los derechos humanos de ninguna persona de las partes respectivas. El Presidente de EU tiene que aceptar esta alternativa. Nos tambaleamos al borde, no sólo de la peor crisis económico–monetario–financiera de la historia moderna, sino de las condiciones candentes para la propagación de lo que ha de tender a convertirse en una forma de Tercera Guerra Mundial asimétrica mundial, pero también con armas nucleares. Esta vez no podemos fallar, como lo hizo el mundo en Múnich en 1938. El Presidente tiene que dejar su vítrea obsesión. La presente demencia homicida que ahora se propaga por todo el Sudoeste de Asia, es una expresión de la intención estratégica de los intereses oligárquico–financieros supranacionales de los que es típica en EU la influencia corruptora de Félix Rohatyn sobre el Congreso. El enemigo no es una nación, ni ninguna nación. El enemigo es la fuerza maligna de principalidades y poderes, para la cual la expresión típica es el caso de los banqueros que Schacht y Hitler encubrían, y sus descendientes, del modo que Rohatyn los representa hoy. “Hasta ahora no hay nada de mucho peso político dentro o fuera de EUA, o de Europa Occidental y Central, que se interponga con eficacia en el camino para evitar la actual invasión israelí del Líbano, que EU apoya, y la posibilidad de una pronta invasión de Siria y más allá. Esa situación del Sudoeste de Asia es el estallido, y el estado del mundo es la principal carga explosiva”. (Foto: Embajada del Líbano en EU).
Tanta gente en tantas naciones, grandes y pequeñas, en niveles de influencia tanto superiores como inferiores, tiene hoy una estrechez de miras aterradora. Actualmente caminamos, como los lemmings míticos, hacia lo que promete devenir, pronto, en una Tercera Guerra Mundial, pero de una extendida destrucción asimétrica especial como de moho lamoso. Hasta ahora no hay nada de mucho peso político dentro o fuera de EUA, o de Europa Occidental y Central, que se interponga con eficacia en el camino para evitar la actual invasión israelí del Líbano, que EU apoya, y la posibilidad de una pronta invasión de Siria y más allá. Esa situación del Sudoeste de Asia es el estallido, y el estado del mundo es la principal carga explosiva. Para entender esta situación, tenemos que tomar en cuenta ciertas clases de defectos morales recurrentes en la conducta del hombre y la mujer comunes, como lo ilustra el caso de la Atenas de Pericles: ¡un hundimiento en la perdición, de necedad en necedad, con nada eficaz a mano para parar la locura inútil! Tales fueron la guerra de los Siete Años, las guerras napoleónicas y las dos Guerras Mundiales, acompañadas por las guerras orquestadas en los Balcanes, entonces y más recientemente. Israel, bajo la presión putativa de EU, se ha arrojado como una ojiva en una misión explosiva en lo más amplio del Sudoeste de Asia; parece no contenerse de continuar este hundimiento demente en la destrucción autoinfligida. Sin embargo, ésta no es una guerra dirigida por EU. El Presidente de EUA es un loco de atar, y el Vicepresidente es un sociópata, ninguno de ellos muy notable en dirección de mostrar inteligencia humana. Ellos son las marionetas que actúan, no los autores intencionales. Como el propio Israel, sus controladores de los mismos círculos financieros internacionales que dirigen al DLC (Consejo de Liderato Demócrata), los tienen destinados para “usarlos” al modo de material de guerra fungible. El poder pertinente que tenemos que derrotar es la oligarquía financiera, de la que sólo es típico Félix Rohatyn, misma que fue responsable de Hitler antes y es la ganadora pretendida en un retroceso de este planeta a algo parecido a aquel sistema medieval de las cruzadas que concluyó con la Nueva Era de Tinieblas del siglo 14. Estas fuerzas han de reconocerse por su defensa de la “globalización”. Ése es el enemigo; ése es el autor de la amenaza de la pesadilla moderna de una Tercera Guerra Mundial asimétrica que embiste. Tenemos que parar a este enemigo ahora, mientras aún es posible hacerlo. Nuestra labor es animar y unir a la masa de la población, incluso a los pobres y a los no tan pobres que sean capaces o rescatables en tanto fuerza, de hacer realidad el cambio con urgencia necesario y de derrotar a las grandes fuerzas del mal representadas por el estado mental de aquellos embaucados que defienden las locuras de la globalización y la Organización Mundial del Comercio hoy día.
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