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Escritos y discursos de Lyndon LaRouche
¿Acabará Cheney
como Nixon?
“Lo único que puede hacerse con este Gobierno [estadounidense]
es deshacerse de él. Ninguna otra cosa será de utilidad en lo
absoluto. Por tanto, debe formularse de inmediato una propuesta de
enjuiciamiento contra [el vicepresidente Dick] Cheney, que se redacte en la
Cámara de Representantes, para someterla al pleno del Congreso y empezar
un juicio de destitución. Y quisiera saber por qué no se hace. Mentir para meter a Estados Unidos a la guerra, y mentir del modo
que Cheney lo ha hecho, y amedrentar como Cheney lo ha hecho, son, de
hecho, fundamentos específicos para emprender un juicio político.
Debe enjuiciárseles”. Tales fueron las palabras del político
estadounidense Lyndon LaRouche el 7 de marzo, durante la videoconferencia
internacional por internet que auspició su Comité de Acción
Política Lyndon LaRouche en Washington, D.C.
A menos de una semana de estas fuertes declaraciones de LaRouche, algunos
de los principales órganos noticiosos dijeron que la condena contra el
oficial mayor del Vicepresidente, Lewis “Scooter” Libby, por filtrar
la identidad de la agente de la CIA Valerie Plame en represalia porque su
marido, el embajador Joe Wilson, no se había ceñido a la
línea belicista de la Casa Blanca, era en realidad una condena contra el
propio Cheney. En su edición del 19 de marzo, titulada “El
veredicto contra Cheney”, la revista Time señala que aunque
Libby fue condenado, el que en verdad está en el banquillo de los
acusados es el Vicepresidente.
A LaRouche le preguntaron que “cómo justifica el Gobierno de
Bush sus acciones” en la guerra contra Iraq, con la tortura, la
detención de gente inocente y los intentos de provocar una guerra contra
Irán, “ante su propia población”.
“No hay nada que pueda justificar al Gobierno de Bush y Cheney, y es
en vano tratar de hacerlo”, respondió LaRouche. “Pero el
precio es que la nación se viene abajo, una y otra vez las naciones se
vienen abajo, o prácticamente lo hacen, en medio de algún problema
terrible, a consecuencia de sencillamente rehusarse a enfrentar lo obvio:
tenemos que botar al Gobierno de Bush y Cheney. Tenemos que hacerlo con astucia,
pero tiene que darse”.
Los ‘científicos’ del
calentamiento global son lamebotas de la Cheney
Más adelante, en respuesta a preguntas que defendían la
teoría de que el CO2 es el responsable del calentamiento
global y el fraude de Al Gore sobre el “cambio
climatológico”, LaRouche fue contundente:
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“Tenemos que botar al Gobierno de Bush y Cheney. Tenemos que hacerlo
con astucia, pero tiene que darse”, afirmó Lyndon LaRouche el 7 de
marzo. (Foto: Stuart Lewis/EIRNS). |
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El Movimiento de Juventudes Larouchistas
es el músculo político más potente para botar a Cheney y
compañía del poder. Jóvenes larouchistas estudian La
armonía del mundo de Kepler. (Foto: Elizabeth Mendel/EIRNS). |
“La corrupción de la cúpula es increíble. Y
todos los que participamos en este proceso, dentro o fuera del Congreso y las
comisiones, lo sabemos. La pregunta que se hacen es: ‘¿Cómo
podemos enfrentar esto, con todo el prestigio que apoya estas
mentiras?’
“¡Sofistería! ¡Sofistería!
¡Sofistería! Y estamos aquellos de nosotros que podemos resistir
esta sofistería y decir: ‘Exigimos la verdad’. Ahora
hagámosle algunas preguntas, señor dizque científico.
Preguntémosle lo siguiente: ¿qué piensa de las muestras de
hielo? ¿Dice que las muestras de hielo son valiosas? ¿Qué clase
de farsante es usted, don Experto?’ La prueba experimental es que no son
confiables. Cualquiera que use estas cosas es un mentiroso o un inepto. El
CO2 no es un factor del calentamiento global. El agua
tenderá a afectar más el calentamiento global; el CO2 es insignificante.
“Así que, si lo ves desde la óptica de las pruebas
científicas, en vez de la sofistería de escuchar lo que la
gente. . . Fulano de tal llega, adornado con tales y cuales
credenciales. Bueno, ¿quién lo mandó? ¿El trasero de
quién está besando? Tienes que ver estas cosas con rigor. Esto es
un fraude; lo sostengo, es un fraude, ¡y si no te gusta puedes irte al
infierno!”
Así respondió LaRouche a una pregunta que vino de una oficina
demócrata del Congreso, que decía que no eran ningunos
“admiradores” de Gore, pero “si uno aparta el tema mismo de Al
Gore. . . el hecho es que. . . un científico reputado
tras otro expresa opiniones que van desde la preocupación hasta la alarma
sobre esta misma cuestión. También han proporcionado una
montaña de pruebas. ¿Y ahora nos pide que aceptemos que todos ellos
están equivocados? Éstos son científicos, no personas con
un plan político”.
LaRouche explicó que, “tuvimos oportunidad de revisar algunos
de estos argumentos de los llamados científicos. Algunos de ellos tienen
credenciales científicas, pero sus credenciales morales están en
tela de duda. . . Si ves lo que está pasando en las
universidades, por ejemplo, te das una idea de esto. Tomemos el caso de la
esposa de Cheney —o tal vez él es la esposa, quién
sabe—, con su organización, el ACTA [Consejo Estadounidense de
Fiduciarios y Ex Alumnos], que funciona como una Gestapo en las universidades. Y
si observan el fenómeno de esta Gestapo en las universidades, que dirige
Lynne Cheney, que se asentó en EU desde más o menos 1987, cuando
ha venido trabajando en este terreno, verán el grado al que los
científicos son víctimas del terror en las
universidades.
“Ahora bien, estos científicos universitarios. . .
tienden a no ser los tipos más fuertes del mundo. También sucede
que son de una generación llamada del 68. . . Y la
mayoría de los científicos que abiertamente alzan su voz contra
esto son de una generación más vieja, la mía o un poco
más joven”.
Los expertos que citan los de la ralea de Gore, “quizás
estén acreditados como esto o lo otro, pero. . . a los que se
tira por delante para decirte esto y que apoyes aquello, mienten. . .
Sus carreras, sus gratificaciones, la publicación de sus libros, sus
conferencias aquí y allá, sus puestos en las facultades, sea que
los corran o no. Y si ven el terror que está desatando en estos momentos
la organización de Lynne Cheney en las universidades, que también
es la de Joe Lieberman, lo que tenemos hoy es una operación de corte nazi
bajo la dirección de ella en esas universidades. Y afecta a los
profesores tanto como a los estudiantes; probablemente más a los
profesores, que en cierto sentido son más vulnerables. . . Y la
carrera se funda en besarle el trasero a lo que la pandilla de Lynne Cheney
exige”.
El LYM puede crear un Renacimiento
Pero la solución estriba en que la ciencia cree “un nuevo
Renacimiento, entonces podremos ser optimistas acerca de la sociedad”,
dijo LaRouche.
“Lo fundamental aquí es que nuestro sistema educativo
apesta”, dijo LaRouche, quien contrapuso esto a su “feliz
experiencia de primera mano”, en la que los jóvenes del Movimiento
de Juventudes Larouchistas (LYM) “que empezaron un ‘proyecto Kepler
I’, hicieron una labor que se convirtió en la plataforma de
lanzamiento del ‘Kepler II’. . . En un período
limitado de meses completaron un proyecto superior a la norma alcanzada hoy en
la universidad, en el mismo período de tiempo”.
El trabajo previo “es ahora la plataforma de lanzamiento de un
‘proyecto Gauss’, que se funda en ver lo que la mayoría
desconoce de Gauss, pero que puede descubrirse en lo que éste
sabía de Kepler”, abundó LaRouche, quien ha establecido los
parámetros básicos para este nuevo proyecto.
“Así que, cuando ves lo que son capaces de hacer
jóvenes entre estas edades, de este grupo en una llamada edad
idónea para la universidad, en lugar de que algún profesor les
ladre y les escupa una materia obligatoria, de hecho reviven la experiencia del
pasado, en el empeño universitario original donde los estudiantes
dirigían las universidades; no como algunos chicos fresa descocados o
algo así, sino en el sentido de que se educaban ellos mismos y
aprovechaban a la gente allí con conocimiento como un recurso, para
autoeducarse.
“Por tanto, creo que lo fundamental en lo que tenemos que pensar, es
en hacer de la sociedad entera un movimiento de juventudes de esa índole,
y en aprovechar ese enfoque para generar el mismo efecto, como el efecto del
Renacimiento que vino de Italia.
“Piensen en el Renacimiento del siglo 15. Brunelleschi tenía
la misión de terminar la cúpula de esta catedral de Florencia, y,
¿qué método usó para resolver un problema de otro modo
imposible? ¡La cadena suspendida! ¡Una catenaria! Usó el
principio de la catenaria como un principio de la física, que de otro
modo no se conoció hasta que Leibniz formuló el de la
acción mínima, para el diseño de algo. Y uno toma las otras
cosas que se desarrollaron en ese breve período en Italia, el
Renacimiento, y ve en ese y otros casos parecidos, casos únicos de la
historia, que esto puede hacerse.
“Creo que lo que hay que hacer es adoptar una visión
optimista, no como una perspectiva optimista irreal. . . de que las
cosas resultarán, sino una realista de que, si nos concentramos en formar
al ser humano a fin de que desarrolle estas facultades intelectuales para
resolver problemas, descubriremos que somos capaces de hacerlo”
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