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La lección de la debacle de Enron: debe restablecerse la regulación
por John Hoefle
Cuando la oligarquía financiera empezó a promover la desregulación energética en los Estados Unidos, en la década de los 1990, el economista Lyndon LaRouche advirtió que semejante medida sería un desastre total, y que resultaría en una combinación fatal de capacidad reducida y precios más altos. Cualquier nación que tolere semejante política, advirtió, estaría cometiendo suicidio económico y político.
El 4 de febrero de 2001, cuando arreciaba la crisis energética de California, LaRouche le dijo a un grupo reunido en Indio, California, cerca del lago Salton:
"Para entender las causas de las crisis, como las que ahora golpean a la Costa Occidental de los Estados Unidos, tenemos que reconocer que estas son el resultado predecible del desmantelamiento sistemático que emprendió el gobierno maltusiano de Carter, del sistema de regulación que se estableció a partir de 1929, inicialmente por la cooperación entre el gobierno saliente del presidente Herbert Hoover y el entrante del presidente Franklin Roosevelt. La presente crisis, como muestra el caso de California, ha resultado de derogar esas regulaciones de bancarrota y de la economía en general, de las cuales dependió la recuperación económica y la prosperidad de los EU de 1933-1965".
LaRouche se refirió a la hiperinflación que experimentaba la economía de los EU en esos momentos: "El impacto más devastador se ha sentido en el área de producción y distribución eléctrica, y ha golpeado más duro sobre lo que se ha convertido en el sector más vulnerable de toda la economía nacional de los EU: la región de la Costa Occidental, cuyo centro es California.
"Esto representa una amenaza para esta nación y para el gobierno de Bush, para los cuales, los remedios milagrosos tales como las dosis lunáticas de `cocaína de libre mercado' que recetan los brujos monetaristas, resultan ser una cura peor que la enfermedad". Las recomendaciones de reregulación inmediata que hizo LaRouche, se difundieron en un folleto que se editó en febrero de 2001, y del cual se distribuyeron cientos de miles de copias.
Los antecedentes: la `desintegración controlada'
LaRouche dijo que las campañas en pro de la desregulación y la privatización formaban parte del plan de "desintegración controlada" que ciertos intereses creados, políticos y financieros, opuestos al Estado nacional habían impulsado por décadas, como un mecanismo para sustituir el poderío industrial de los Estados Unidos por una "sociedad de información" desindustrializada, basada en la especulación financiera.
En la década de los 1970, el Consejo de Relaciones Exteriores de Nueva York (CFR, siglas en inglés), expuso abiertamente y en detalle esta perspectiva en un documento que llegó a sumar 30 volúmenes, titulado: "El proyecto de los 1980". El documento incluía la siguiente declaración: "Cierto grado de desintegración controlada de la economía mundial es un objetivo legítimo para los 1980, y podría ser el más realista para un orden económico internacional moderado".
Entre los individuos relevantes vinculados con ese proyecto, se encontraba Paul Volcker, quien, al asumir las riendas de la Reserva Federal en octubre de 1979, empezó a subir las tasas de interés, hasta que llegaron al nivel increíble de 21,5 por ciento para los préstamos preferenciales, en 1980. Estas tasas de interés eran fatales, adrede, para la industria, la agricultura y las inversiones productivas. Mientras se desplomaba la industria, la especulación de Wall Street floreció.
Está política de desintegración fue un paso atrás deliberado para eliminar a los EU como la principal potencia industrial y política del mundo, y para impedir que cualquier otra nación emulara lo mejor de los EU. En suma, era un plan para regresar al mundo a la era feudal, donde regían los imperios, y el común de los hombres no era más que ganado humano.
Los EU desregulan
El mundo entero fue testigo de lo que sucedió. La combinación de presiones políticas e incentivos financieros, llevó a un Congreso de los EU corrupto a abdicar a su responsabilidad constitucional de proteger el bienestar general del pueblo, y se fueron eliminando de manera sistématica las medidas legislativas proteccionistas que resultaron de la guerra política que libró el presidente Roosevelt contra los banqueros internacionales en los 1930. Los EU desregularon su sistema financiero, creando así la burbuja especulativa más grande de la historia, y desregularon el sistema energético para alimentar esa burbuja. En el mismo lapso, otros sectores vitales de la economía estadounidense también se desregularon, incluyendo el sistema de salud, el transporte y la agricultura, todo en nombre de la propaganda de mayor competitividad, las "fuerzas del mercado", el libre comercio, la globalización, y otras galimatías que adquirieron fuerza de ley internacional con el TLC, la OMC, etc.[FIGURE 31]
Entre las fechas y acciones decisivas en lo tocante a la política energética y las finanzas (es decir, la especulación) en los últimos 10 años, tenemos:
* 1993. En enero, la CFTC, el ente gubernamental de los EU que se supone debe regular los mercados a futuro, determinó que las transacciones de derivados efectuadas fuera de los mercados de valores, estarían exentas de toda regulación. Esto incluía futuros de cualquier tipo, entre ellos los relacionados a los energéticos. Enron presionó duro para lograr este cambio, junto con otras empresas de peso: Exxon, Mobil, British Petroleum, J.P. Morgan, Chase Manhattan y otros bancos. La presidenta de la CFTC era, a la sazón, Wendy Gramm, quien fue la que tomó la decisión. Wendy Gramm es la esposa de Phil Gramm, miembro republicano del Senado de los EU por el estado de Texas. Luego de emitir la decisión, la señora Gramm renunció de la CFTC y se incorporó a la junta directiva de Enron, donde terminó a cargo del ahora infame comité de auditorías de la empresa.
* 1996. California se convirtió en el primer estado en desregular su sistema de energía; le siguió Pensilvania un mes después, y luego muchos otros estados.
* 1998. En abril, empezó la desregulación del mercado de la electricidad en California, lo que abrió un campo nuevo para especular con derivados y manipular precios. Los mercados de gas natural ya se habían desregulado a nivel nacional.
* 1999. El Congreso aprueba la ley Gramm-Leach Bliley, con lo que deroga los últimos vestigios de la ley Glass-Steagall, promulgada por Franklin Roosevelt en 1933, y que regulaba la banca y las finanzas,
* 2000. Se aprueba la ley de Modernización de los Productos a Futuro (Commodities Futures Modernization Act), eximiendo, ahora por ley, a los derivados de las regulaciones de la CFTC.
* 2000-2001. Estalla la crisis de energía "de California", y los precios empiezan a dispararse por todo el país, a pesar de la ley Federal de Energía, y la ley de Tenedoras de Compañías de Servicio Público, ambas de 1935, mismas que los reguladores federales no hacen cumplir, mientras que los piratas energéticos manipulan los suministros y los mercados.
A resultas de este proceso, los piratas energéticos, con Enron a la cabeza, forzaron al estado de California a la bancarrota, saquearon a la población de los EU, y acabaron con buena parte del sector manufacturero del país. Desde la óptica de política social, la desregulación energética fue un desastre total. Algunos puntos:
* Los costos de la energía de California, que en 1999 eran de 7 mil millones de dólares en total, subieron a 27 mil millones en 2000, y se dispararon a 70 mil millones en 2001, por la desregulación, la especulación y la manipulación.
* California, en el transcurso del año 2001, pasó de una condición de substanciales superávits presupuestales, a un déficit de 4,2 mil millones de dólares. A principios de 2001, el estado mismo tuvo que comprar electricidad directamente en el mercado desregulado, lo que para junio sumaba un gasto de 7 mil millones de dólares. En el tercer trimestre, en la estación del verano, el estado tuvo que emitir bonos de urgencia por un valor de más de 11 mil millones de dólares.
* En el año 2000, las empresas y los ciudadanos de los EU tuvieron que gastar la enorme cantidad de 263 mil millones de dólares más en energía, que lo que gastaron en 1999, debido a los hiperinflados mercados desregulados.
La piratería financiera
El sector que sí se beneficio, o al menos así pareció ser por algún tiempo, fue el financiero, que levantó con decenas de miles de millones de dólares de los inflados precios energéticos, de las fusiones y adquisiciones, de préstamos, derivados y otras operaciones financieras relacionadas. En el primer trimestre de 2001, las siguientes empresas reportaron aumentos en sus utilidades en comparación con 2000, como sigue: Enron Oil and Gas, 448% más; Reliant, 104%; Duke Energy, 51%; British Petroleum, 52%; Mobil Exxon, 44%, etc.
Claro, resultó que gran parte de esos ingresos eran ilusorios. Enron y los otros piratas nunca ganaron las ingentes cantidades de utilidades que alegaban; Enron quedó al descubierto como una gran estafa financiera que mintió sobre sus ingresos, escondió sus pérdidas, y entonces quebró. Esto es parte de un dechado en el sector empresarial de los EU, no una excepción.
El 16 de octubre de 2001, Enron dedujo 1.200 millones de dólares en capital de sus libros, y reportó una pérdida trimestral, pérdida que ajustó hacia arriba, no una, sino dos veces, bajo el escrutinio público y de las agencias reguladoras. Las acciones de Enron se desplomaron, y en cuestión de seis semanas la empresa se declaró en bancarrota. Investigaciones posteriores han establecido que la empresa inflaba sus ingresos drásticamente, y escondía miles de millones de dólares en deuda con trucos de contabilidad. Lo que parecía ser la séptima empresa más grande de los EU, probó no ser otra cosa que un timo. La empresa bandera de la desregulación energética no era otra cosa que un castillo de naipes.
La moraleja de esta historia debía ser clara: la desregulación era un fraude que se le vendió a un público ingenuo con falsas promesas, en el afán por apuntalar un sistema financiero que había quebrado por su propio fanatismo antindustrial. La desregulación ha sido un fracaso enorme y destructivo, que nunca debió tolerarse. LaRouche estuvo absolutamente en lo correcto, y la historia ha probado que todos los que rechazaron sus advertencias estaban totalmente equivocados.
Los mismos intereses financieros que embaucaron a los EU a embarcarse en la globalización, ahora están asaltando a México, tratando de torcerle el brazo al país para que abandone su soberanía y se abra al saqueo al estilo de California.
Háganle caso a los que saben
México debe hacerle caso a las advertencias contundentes de aquellos que llegaron a reconocer las destructivas intenciones y los resultados de la "Enronnomía".
* 2001. El 8 de enero, el gobernador de California, Gray Davis, dijo en un discurso que el plan de desregulación de su estado era un "fracaso colosal y peligroso", que "resultó en precios estratosféricos, extorsión de precios, y un suministro de electricidad en el que no se puede confiar; en breve: una pesadilla energética". Añadió el gobernador Davis: "Nunca más permitiremos que acaparadores de fuera del estado tengan a californianos de rehenes".
* 2001. En junio, Bob Filner, representante démocrata de California al Congreso de los EU, describió la crisis energética así: "Esta es una emergencia que amenaza con traerse abajo la economía de California y la economía nacional". Filner también fue a México y a las Filipinas a advertirles que no desregularan.
En junio, el control del Senado de los EU pasó de manos de los republicanos a los demócratas, y la Comisión Federal de Regulación de Energía fue presionada a imponer control de precios de alguna forma, específicamente, la reregulación.
* 2001. El 11 de julio, el senador estatal de Nevada, Joe Neal, (demócrata de Las Vegas), dijo que los apagones que por primera en la historia golpeaban a su estado, al igual que a Arizona, eran prueba que "cualquier otra cosa menos que la reregulación a nivel nacional, no funcionará". Neal encabezó la lucha que culminó de manera exitosa con la aprobación, en abril de 2001, de la ley que reregulaba la electricidad en su estado, pero advirtió que las caóticas condiciones del "mercado" y del sistema de distribución en el oeste del país y en otras partes, obligaban a poner bajo consideración la reregulación nacional.
Durante todo este periodo, Lyndon LaRouche siguió reiterando sus advertencias, y sus análisis y propuestas de reregulación se presentaron como testimonio escrito ante varias audiencias que sostuvo el Congreso de los EU sobre el tema. Por ejemplo, las actas del Senado de una audiencia sobre política energética que hubo el 13 de abril, dicen:
En una entrevista con una emisora de León, Guanajuato, el 28 de mayo de 2001, Lyndon LaRouche instó a los ciudadanos de México a percatarse del marco en el que ocurrían estos obvios timos energéticos y financieros: "Lo fundamental es que no hay forma alguna que el actual sistema económico de los Estados Unidos, el actual sistema financiero y económico que impera en el mundo, pueda sobrevivir, está condenado a desaparecer. Uno puede salvar las naciones, pero a este sistema financiero no hay forma alguna de salvarlo. Todas las principales instituciones financieras de los Estados Unidos en estos momentos se encuentran total e irremediablemente en bancarrota. Es la misma situación que prevalece en Japón, en Europa continental.
"La única solución es someter al sistema financiero global a una reorganización por bancarrota, y lo que eso significa es anular, declarar borrón y cuenta nueva de toda la deuda, especialmente la deuda relacionada con los derivados financieros y afines. La mayor porción de la deuda externa de los países de Iberoamérica tendrá que ser condonada.
"Y lo que significa este nuevo Bretton Woods, es regresar a 1945, al legado de Franklin Delano Roosevelt, recrear nuevamente el sistema que teníamos de 1945 a 1958, y que, verdaderamente, se extendió hasta mediados de los 1960. Significa tipos de cambio fijos, controles de capital, controles de divisas, y controles financieros dentro de cada país y entre las naciones. Significa una política proteccionista en cuanto al comercio y los aranceles".
Esta es la cuestión que subyace todo el debate sobre la desregulación energética.