Regrese a la página inicial de esta serie

 

La Unión Nacional Sinarquista de México

el papel de Japón en el eje Berlín–Madrid–Tokio

 

Esta es la tercera entrega de nuestra serie sobre el sinarquismo en México, escrita por Will Wertz.

A medida que se acercaba el ataque japonés a Pearl Harbor y Filipinas, los nazis hicieron que la Falange Española allanara el camino para que los japoneses tomaran Filipinas, y facilitara las operaciones japonesas contra los Estados Unidos desde su flanco sur, desde México. Si bien los japoneses no pudieron llevar adelante sus planes en México tras las victorias de los EU en la batalla naval de Midway del 4 al 7 de junio de 1942, los mismos incluían el establecimiento de una base naval en Baja California e invadir a los EU desde México.

Tanto Mario Gill como Alan Chase concuerdan en que, a finales de 1940 Von Faupel auspició una serie de entrevistas en Madrid entre el general Franco y el coronel Fugirito, hombre de confianza del general Tojo del Japón. El objetivo de las conversaciones era establecer las bases para la colaboración futura entre los Gobiernos de España y Japón, para emprender acciones inmediatas en Filipinas y en México.

Cuando Serrano Suñer, el cuñado de Franco, anunció la formación del Consejo de la Hispanidad el 8 de enero de 1941, y dijo que el cónsul general de España en Filipinas debería ser miembro. La persona seleccionada para el cargo de cónsul general fue José del Castaño, el jefe de Falange Exterior.

México, como era la única nación de América que reconocía a la República Española, no tenía relaciones consulares con la España de Franco. Así que Augusto Ibáñez Serrano, un comerciante español cuya tarjeta de presentación rezaba “representante oficial de Franco en México”, y quien era el cabecilla nominal de Falange en México, funcionaba desde las oficinas de la legación de Portugal.

Después de la creación del Consejo de la Hispanidad en Madrid, el semanario de la Falange en México, Hispanidad, dijo que nuestra simpatía está por completo con el Eje, y llamó por la unidad de los países de habla hispana derrocar el yugo de “imperialismo yanqui”.

España inició un esfuerzo para lograr el reconocimiento diplomático de México, donde su cónsul general también era miembro del Consejo de la Hispanidad. Este esfuerzo no prosperó. Sin embargo, cuando las embajadas de Alemania, Italia y Japón fueron cerradas después del ataque a Pearl Harbor, sus intereses, como en el caso de Filipinas, estuvieron representados por la Falange, desde la sede de la legación portuguesa.

Lo que pasó en Filipinas nos ilustra sobre la naturaleza de la cooperación entre la Falange y Japón dirigida por los nazis, un proceso que ocurrió simultáneamente en México. Desde la fundación misma del Consejo de la Hispanidad, las organizaciones de la Falange en Filipinas fueron sometidas al control directo de la organización japonesa, a su vez controlada por los nazis. El tratado secreto entre Franco y los japoneses establecía que el primero debía de ceder todos los reclamos de España sobre Filipinas a favor de los japoneses, por lo cual debía ser recompensado ampliamente. Por tanto, al menos un año antes del ataque Japonés contra Hawái y Filipinas, Franco y los japoneses tenían sus planes completamente desarrollados y en operación.

En febrero de 1941 Antonio Castillo Ornelas llegó a Filipinas, y el comandante Marcelino García Puerta a Tokio, para dirigir las actividades falangistas en Filipinas. Las operaciones se llevaron a cabo en tres niveles superpuestos: 1) la Falange fomentó el movimiento de la hispanidad; 2) alentó un movimiento ultranacionalista filipino; y 3) alentó el movimiento racista Saka de Ly para purgar a todo occidental de Asia.

El 18 de junio de 1941 los Estados Unidos le dieron hasta julio a los Gobiernos de Alemania, Italia y Japón para cerrar sus consulados en su territorio y sus posesiones, incluyendo Filipinas. El falangista Castaño asumió todos los asuntos de los tres consulados cerrados en Manila. Entonces lo designaron como el agente de enlace de todas las actividades encubiertas del Eje en el archipiélago.

Se instó a todos los falangista a infiltrarse en las filas de la Administración de la Emergencia Civil (CEA, en inglés) de Filipinas. El 7 de diciembre los socios japoneses de España bombardearon a Pearl Harbor. El 29 de diciembre la Fuerza Aérea de Japón atacó a Manila, y el 2 de enero de 1942 los japoneses entraron a la ciudad. La CEA había difundido desinformación y había funcionado como quinta columna para facilitar la invasión japonesa.

El 5 de enero de 1942 en Granada, España, Pilar Primo de Rivera, la hermana de José Antonio y jefe de la sección femenina de la Falange, aceptó a nombre de la sección filipina de Falange Española una condecoración del Gobierno imperial japonés por su colaboración en la toma de Manila.

La quinta columna de Japón en México

En aquellos momentos la Falange y los japoneses bajo dirección nazi, tenían planes similares en México con la participación de la Unión Nacional Sinarquista. El Servicio de Inteligencia Militar (SIM) de Franco había venido colaborando con los japoneses desde 1941, y sus operaciones en México las dirigía Amat, agente de Franco, desde la sede del SIM en San Francisco.

En México, que durante la Segunda Guerra Mundial tenía 20 millones de habitantes, había colonias grandes de ciudadanos de los países del Eje, muchos de los cuales eran simpatizantes y colaboradores de los objetivos de guerra del Eje. Se calcula que había 12.238 alemanes, 5.646 italianos, 6.232 japoneses y 15.000 españoles.

Los planes japoneses para México eran abarcadores, aunque en gran parte dependían del éxito de las operaciones de guerra de las fuerzas del Eje. Japón estaba muy interesado en México desde el punto de vista del petróleo y otras materias primas. Por ejemplo, el 15 de octubre de 1940 el doctor Kisso Tsuru obtuvo una concesión para explorar y explotar unas 100.000 hectáreas de territorio petrolero en Veracruz. Su Compañía Veracruzana era una fachada de la Casa Mitsui, la que abastecía de petróleo a la armada japonesa.

Japón tenía un pequeño ejército en México, la asociación varonil del servicio militar, bajo el mando directo del premier Hideki Tojo. Ésta también contaba con una división de inteligencia, que operaba bajo el nombre de Asociación Japonesa de Baja California, con oficinas en Mexicali, México, y en Caléxico, California, en los EU.

Dependiendo del progreso en la guerra, los japoneses tenían dos planes: 1) la invasión directa de los Estados Unidos a través de los estados de Sonora y Sinaloa; y 2) una rebelión de indígenas mexicanos contra los blancos. Sonora y Sinaloa eran enjambres de “agricultores” y “pescadores japoneses”, y la flota pesquera japonesa operaba en bahía Magdalena, Baja California.

En junio de 1941 el ministro sin cartera japonés Kiyoshi Yamagata llegó a México desde Tokio para coordinar las operaciones. Un mes antes de Pearl Harbor, se reunieron en secreto 300 japoneses en Mexicali. El encuentro fue organizado por el general Hideki Tojo, entonces ministro de Guerra. En esa reunión el capitán Hamanaka, agregado militar de la legación japonesa y director de las actividades subversivas de Japón en México, leyó un mensaje del ministro Tojo.

Hay bastantes pruebas que llevan a pensar que la actividad de los japoneses, la cual se coordinaba con los nazis y la Falange, con la participación de la UNS, incluía la posibilidad de un golpe de Estado contra el Gobierno mexicano.

Hideki Tojo, ex primer ministro y ministro de Guerra de Japón (1941–1944), fue condenado a morir en la horca después de la guerra. Hitler concertó una alianza entre Franco y Tojo, que incluía el despliegue militar de la Unión Nacional Sinarquista contra los Estados Unidos de América. (Foto: U.S. National Archives).

El 26 de noviembre de 1941, menos de dos semanas antes del ataque a Pearl Harbor, Eugene T. Turley, vicecónsul americano en La Paz, Baja California, México, informó de la existencia de “un grupo de mexicanos compuesto de militares, sinarquistas y otros elementos inconformes que están planeando derrocar al presidente Ávila Camacho para el primero de enero de 1942”. Turtley señaló que “el plan propuesto. . . es hacer al general Francisco Mugica presidente provisional. . .Ellos dicen tener veinte millones de pesos para financiar el golpe de Estado. Para lograr apoyo, este grupo revolucionario le ha pedido a Lombardo Toledano permanecer en México y continuar sus actividades subversivas en los sindicatos. Se dice que los sinarquistas, que también están incluidos en el grupo, están financiados y apoyados por los nazis y Japón. Es obvio que sería muy ventajoso para esas potencias, contar con un grupo a su favor en un área tan estratégica. Por esas razones, los sinarquistas están ansiosos por establecer su primera colonia en bahía Magdalena”.

Como indica este documento desclasificado, la UNS bajo la dirección de Salvador Abascal había decidido establecer una colonia en Baja California, en las inmediaciones de bahía Magdalena, en la costa del Pacífico. En México, la propaganda sinarquista decía que Japón se vengaría de todos los crímenes cometidos por los EU. Una de las justificaciones que la UNS dio para este proyecto, es que temía que los EU pudieran anexarse la Península so pretexto de que los japoneses podrían establecer una base naval en bahía Magdalena. Sin embargo, la realidad era justamente lo contrario. Como señaló Alfredo Díaz Escobar, miembro de la Cámara de Diputados, la colonización de Baja California fue cosa de los alemanes y japoneses.

El 15 de octubre de 1941 la Cámara de Diputados de México había votado por unanimidad contra el proyecto de colonización de la UNS. Sin embargo, los japoneses presionaron a Ávila Camacho para que diera el permiso para la colonización y éste aceptó. De haber tomado otro curso la guerra, esta decisión podría haber sentado las bases para una ofensiva del Eje desde México contra los EU, después de Pearl Harbor.

Un documento desclasificado con fecha del 3 de marzo de 1942, elaborado por Earl S. Piper, asistente del agregado naval en la Ciudad de México, incluye el siguiente comentario: “Portes Gil, junto con el general Abelardo L. Rodríguez, lograron el acuerdo presidencial que permitió a los sinarquistas colonizar Baja California. El 26 de enero de 1942 un general Félix Ireta, a quien le había pagado 50.000 pesos el doctor Tsuru [dirigente de los japoneses en México], visitó al presidente Camacho y lo convenció a descongelar fondos japoneses y a poner a un japonés a cargo de distribuir el dinero para el transporte de sinarquistas a Baja California. El ex ministro japonés Yoshiaki Miura, reveló que los sinarquistas serían usados por el Gobierno japonés en un movimiento armado contra algunos de los estados del sudoeste de los EU. En California y Arizona hay aproximadamente 45.000 simpatizantes y seguidores del sinarquismo. En noviembre de 1941 la legación japonesa apartó una fuerte suma para ‘gastos’ en esos dos estados. La legación japonesa ha pagado fuertes sumas de dinero a los sinarquistas en México”. Aunque este informe no fue corroborado a la sazón, es de notar que Harold Braman había identificado al ex presidente mexicano Portes Gil como un subjefe de la UNS.

La cooperación entre los nazis y los japoneses en este proyecto está señalada por otros dos informes. De acuerdo con Mario Gill, Salvador Abascal recibió ayuda para establecer la colonia de dos individuos, uno de ellos japonés y el otro un alemán nazi. El japonés era José de Jesús Sam López, hijo de padre japonés, y quien fue educado en Japón, y quien regresó a México dos meses antes de la fundación de la UNS para unirse de inmediato al movimiento. Él viajó con Abascal a la colonia en Baja California.

Abascal también tenía un secretario personal de cabellos rubios y ojos azules quien decían que era Antonio Sam López, el medio hermano de José de Jesús Sam López, hijo del mismo padre japonés y una madre alemana. En realidad, Antonio Sam López era un miembro del directorio del partido nazi en México, un tal Hans Trotter.

Adolfo Hitler (izq.) y Francisco Franco (der.) se reunen durante la Segunda Guerra Mundial.

Abascal también recibió ayuda para establecer la colonia de un ingeniero alemán de apellido Wiegman. Un documento desclasificado del Gobierno de los EU, fechado el 26 de noviembre de 1941, elaborado por el mismo vicecónsul Turley, arriba mencionado, informa lo siguiente: “El 22 de noviembre de 1941 llegó a este puerto un tal Pieter Theodore Wiegman, ingeniero agrónomo, holandés (o quizá alemán), especialista en colonización y agricultura. Este hombre llegó acompañado por Pedro Varges Covarrubias, Felipe Vásquez Galván y Prisciliano Murillo, todos mexicanos que le sirven de guías e intérpretes. Wiegman tiene una esposa americana, salió de Europa hace cuatro o cinco meses y porta una visa de visitante emitida por el consulado de los EU en Lisboa. Habla alemán, suizo, francés e inglés.

“Para obtener los datos y la cooperación necesaria de las autoridades locales, Wiegman tenía una copia fotostática de una carta del gobernador Mugica al licenciado Biarent, secretario general del Gobierno, con fecha del 6 de noviembre de 1941. . .que lo presenta y solicita que se le dé toda la ayuda necesaria. El gobernador dijo que el ingeniero le fue recomendado por el licenciado Abascal, la cabeza visible del movimiento sinarquista, para llevar a cabo una misión en Baja California. Supuestamente la misión sería estudiar y organizar la movilización de los sinarquistas al área de Santo Domingo y los Llanos de Irai, ambos al norte de bahía Magdalena. Wiegman es un perito en agricultura y análisis de suelos para el citado proyecto”.

 

Regrese a la página inicial de esta serie