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Iberoamérica marcha contra la globalización
Los intereses financieros están entrando en pánico, al ver que el nacionalismo histórico que le ha ganado fama a Iberoamérica surge de entre las cenizas de países inmisericordemente saqueados para efectuar un cambio verdadero. El 1 de mayo el presidente boliviano Evo Morales anunció una renacionalización de la industria de los hidrocarburos de su país, efectiva de inmediato. La medida se puso en vigor con el despliegue de soldados bolivianos, principalmente los batallones de ingenieros, a los campos e instalaciones de petróleo y gas de todo el país. La cláusula inicial del decreto de nacionalización afirma el principio central que la globalización ha procurado aplastar: que el bienestar general antecede a cualquier otro interés. Los bolivianos han derramado sangre para establecer el derecho a que "nuestra riqueza hidrocarburífera vuelva a manos de la nación y sea utilizada en beneficio del país", afirma de entrada el decreto. El derecho internacional determina que "en ningún caso podrá privarse a un pueblo de sus propios medios de subsistencia", agrega. La privatización de la industria del petróleo y el gas, realizada en los 1990, violaba la Constitución de Bolivia la cual señala expresamente que los hidrocarburos son propiedad "inalienable" del Estado y, así, no fue menos que un acto de traición. Los intereses financieros que presionan a las naciones sudamericanas como Brasil y Chile para que le dé una lección a Bolivia por amenazar "de manera unilateral" la "confianza de los inversionistas extranjeros" en la región, recibieron otro golpe el 4 de mayo, cuando los Presidentes de Argentina, Brasil, Bolivia y Venezuela anunciaron al final de una reunión cumbre en la trataron lo de la nacionalización de Bolivia, que estaban unidos en su apoyo a esta decisión y la ayudarían. Un cambio de paradigma, contrario a los axiomas inhumanos de la globalización, recorre Iberoamérica. Mostró su fuerza por primera vez en noviembre de 2005, en la Cumbre de las Américas que tuvo lugar en Buenos Aires, Argentina, cuando se le puso el último clavo al ataúd de la Alianza de Libre Comercio de las Américas. Ahora los líderes de la región se atreven a afirmar, con acciones, el principio de que la soberanía eficaz quiere decir que los gobiernos tienen la responsabilidad de defender medidas económicas que proporcionen desarrollo y mejoren la vida de sus pueblos; el dinero y los jactanciosos mercados están subordinados a esos intereses. El caso boliviano demuestra vivamente cómo la coordinación entre los presidentes de la región, un "Club de Presidentes" informal, está concretando este cambio. Colombia, cuyo presidente Álvaro Uribe Vélez por lo general se considera que George Bush lo tiene en su bolsillo, y Chile, que por décadas, bajo la bota de los Chicago Boys pinochetistas, podía considerársele como el agente al servicio de los financieros en la región, se unieron a Argentina, Brasil y Venezuela en defensa del derecho de Bolivia a tomar medidas soberanas. La Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, censuró públicamente a su canciller por haber atacado la decisión boliviana el 4 de mayo. Bachelet afirmó que su gobierno no haría comentarios sobre "decisiones soberanas de otros países"; por el contrario, agregó, "haremos todos los esfuerzos por continuar avanzando en lo que ha sido una dirección que se ha fijado por nuestros gobiernos, la creación de una Comunidad Sudamericana de Naciones que nos permita enfrentar de forma unida los problemas que son unidos". LaRouche celebra la renacionalización El estadista norteamericano Lyndon LaRouche recibió la noticia de la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia con sumo agrado. Se acabó la privatización, comentó. La privatización castra a las naciones, y Bolivia le ha puesto fin a su castración. Esto tendrá implicaciones muy significativas para todo el continente, señaló LaRouche. A algunos oligarcas brasileños los tiene apopléjicos la desprivatización del sector energético boliviano, señaló LaRouche, pero, para saber qué piensa un oligarca brasileño, asómate bajo su falda escocesa, tal como lo harías con uno español. Recuerden que el Banco Santander, el gran banco sinarquista de España que tiene tentáculos por toda Iberoamérica, es un apéndice del Royal Bank de Escocia. Estos sucesos en Bolivia muestran que el mundo pasa por una crisis sistémica, y que los acontecimientos están moviendo a la gente y no al revés. Olvídense de las explicaciones de que "Fidel Castro le dijo a Hugo Chávez que le dijera a Evo", para entender lo que pasa. Lo que presenciamos es un cambio de fase general en las directrices, y la intervención de Castro está muy sobrevalorada. El presidente argentino Néstor Kirchner está desempeñando una función decisiva, señaló LaRouche. Una muestra del liderato político e intelectual que Kirchner está aportando en este cambio de paradigma emergente en Sudamérica, fueron sus declaraciones el 27 de abril al anunciar una nueva licitación para varios proyectos ferroviarios. Argentina está adelantando la fecha de la licitación para la construcción de un tren de alta velocidad entre Buenos Aires y el puerto de Rosario, dijo, "porque este país debe estar unido por la infraestructura que necesita... En cualquier lugar del mundo que uno va puede ver que los ferrocarriles son una estructura fundamental. Porque la rentabilidad de los ferrocarriles no es financiera... sino lo que significa unir al país en base a un ferrocarril moderno, rápido, es fundamental para los ciudadanos". Con la nueva ley de Bolivia, el Estado mantendrá el control de 51% de las acciones en las compañías petroleras o de gas, las cuales tendrán que pagar 82% de sus ingresos a la recién revivida empresa petrolera estatal de Bolivia, YPFB, dependiendo del resultado de una auditoría a su contabilidad. Las compañías extranjeras tienen 180 días para aceptar las nuevas condiciones o salir del país. El vicepresidente Álvaro García Linera explicó que las compañías seguirán teniendo ganancias, pero sólo las normales, no las ganancias "abusivas" de los últimos años. El propósito es pasar de las ventas de gas natural, a su uso para la industrialización de Bolivia, y producir electricidad y productos refinados del petróleo y el gas para venderlos en la región, según informó al ministro de Hidrocarburos Andrés Soliz Rada. Los bolivianos salieron a las calles para manifestar su apoyo. Como orgullosamente dijo un diplomático boliviano, nuestro pueblo había perdido el sentido de nación y ahora está encontrando la soberanía de nuevo. Aprovechando una oportunidad histórica La principal petrolera extranjera que opera en Bolivia es Petrobrás, la compañía aún oficialmente estatal de Brasil que, no obstante, ha venido funcionando como una entidad privada en los últimos años. Petrobrás explota los dos campos gasíferos más grandes y dos refinerías de Bolivia, abasteciendo casi 60% del gas natural que consume Brasil. Por la reacción de buena parte de la prensa brasileña, de los políticos de la oposición y aun de algunos diplomáticos brasileños, uno pensaría que Bolivia declaró que bombardearía Brasil. Se dijo que la nacionalización en Bolivia amenaza al corazón industrial de São Paulo, que la política de integración sudamericana del presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ha fracasado. Hubo quienes pidieron que Brasil le diera una lección a Evo Morales, empezando por el presidente de Petrobrás, José Sergio Gabrielli. Sin embargo, la política brasileña que surgió tras una reunión de gabinete de cinco horas el 2 de mayo, fue ecuánime y sensata. Se anunció que Lula trataría la situación con otros presidentes sudamericanos. Para la gran consternación de los financieros internacionales, el Gobierno brasileño emitió una declaración señalando que "Brasil reconoce la decisión del Gobierno boliviano de nacionalizar sus recursos del subsuelo y controlar su industrialización, transporte y comercialización, como algo inherente a su soberanía". En un discurso que dio en una conferencia de la Organización Internacional del Trabajo al día siguiente, Lula declaró que "no hay crisis entre Brasil y Bolivia", y explicó que "ese pueblo sufrido de Bolivia tiene el derecho de reivindicar un mayor poder sobre la mayor riqueza que tiene". Asestándole un revés a quienes pedían que Brasil actuase como si fuera un Bush en pequeño y adoptara una política imperialista contra sus vecinos, Lula prometió: "¡No vamos a descubrir armas en Bolivia para justificar una guerra!" Del intercambio entre Lula y Kirchner salió la idea de realizar una reunión cumbre. Lula, Kirchner, Chávez y Morales se reunieron en privado el 4 de mayo, sin asesores. Al final, quienes querían ver a las naciones sudamericanas peleando unas con otras recibieron una decepción. Fue "una de las mejores [reuniones] que he tenido desde que soy presidente", le dijo Kirchner a la prensa. Lula resumió el estado de ánimo que priva en la región: "Si no entendemos que lo que va a darle dimensión internacional a nuestros países es la unidad, no merecemos la confianza de nadie". El breve comunicado que emitieron los presidentes hacía hincapié en que "la integración energética es un elemento esencial en la integración regional en beneficio de su pueblo". Acordaron garantizar el abasto de gas en la región de manera que favorezca "un desarrollo equilibrado en los países productores y consumidores", y resolver el asunto de los precios en deliberaciones bilaterales, al tiempo que se fortalecerá el Mercosur y la integración sudamericana mediante el gran proyecto del Gasoducto del Sur. Asimismo, los presidentes acordaron promover inversiones conjuntas con el fin de favorecer el desarrollo pleno de Bolivia. "El comunicado final deja claro que respetamos la soberanía de Bolivia", declaró Lula. Contradiciendo las declaraciones de Gabrielli, el presidente de Petrobras, Lula sugirió la posibilidad de nuevas inversiones de Petrobrás en Bolivia: "Vamos a ver cómo podemos contribuir de modo que Bolivia mejore la calidad de vida de su pueblo". Nuewstro mensaje a los inversionistas extranjeros es que "no queremos seguir siendo un continente pobre eternamente". Lula dijo que todos son concientes de la importancia de este momento para Iberoamérica: "Ninguno de los presidentes aquí presentes va a tomar una decisión que haga más difícil la integración de Sudamérica y del Mercosur". Por su parte, Chávez advirtió que hay quienes quieren generar tensión, pero nosotros somos especialistas en apagarla. Evo Morales agradeció a los tres su apoyo, y aceptó la invitación para que Bolivia se una formalmente a la planificación del gasoducto continental. Y explicó que los otros Presidentes entendían que ésa era la única manera en que Bolivia puede hacerle frente a la pobreza.
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