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¡Comencemos por construir 28 plantas nucleares en Estados Unidos! En tiempos recientes varias regiones de Estados Unidos han sufrido apagones y reducciones en el suministro eléctrico debido a una generación insuficiente Si millones de empleos en manufacturas no hubieran desaparecido en los últimos 30 años, encima de los cientos de miles de trabajadores que los grandes fabricantes de automóviles —General Motors, Ford y Chrisler–Benz— y las empresas de máquinas–herramienta y refacciones relacionadas han anunciado recientemente que dejarán cesantes, la situación de EU ya hubiera descendido a los niveles de muchos países del Tercer Mundo, donde la electricidad es racionada y está disponible sólo algunas horas al día. El Congreso de EU debe adoptar medidas para darle marcha atrás a las políticas de desregulación, manipulación financiera, sabotaje “ambientista” y de no intervención del gobierno en el “libre mercado”, que llevaron a desmontar las técnicas más productivas de la nación, y a suspender la construcción de nuevas plantas de energía nuclear. Ahora hay 103 plantas de energía nuclear en funcionamiento en Estados Unidos, con una capacidad de 98.000 megavatios (MW). En el lapso de una década, desde mediados de los 1970 a mediados de 1980, se cancelaron los pedidos para un número igual de plantas nucleares que ya estaban contratadas. Estas hubieran generado otros 107.00 MW de electricidad. Así, en lugar de sólo obtener el 20% de su electricidad de la energía nuclear, como es el caso ahora, EU estuviera generando más de la mitad de su electricidad en plantas atómicas desde hace una década. De haber seguido ese curso, el país no estaría quemando carbón ni quejándose del alto costo del gas natural. La política energética del Gobierno de Dick Cheney y George Bush tiene como objetivo entregarle miles de millones de dólares de los impuestos a sus padrinos de la industria del petróleo y el gas. Sin embargo, incluye un regalito para sosegar a la industria nuclear. La idea es inducir a las empresas de servicio público para que contraten la construcción de una o dos plantas nucleares en los próximos cinco años. El Congreso ha querido añadir incentivos, tales como proponer que el gobierno proporcione, o al menos garantice préstamos para la construcción de nuevas plantas nucleares. Esas medidas no enfrentan el problema ni son su solución. Hay que volver a poner en práctica de inmediato un programa dirigido por el gobierno federal orientado a emplear hasta el máximo todas la tecnologías nucleares disponibles, y lograr tasas de crecimiento en la generación eléctrica que tripliquen lo que produce la deprimida economía actual. Este es un requisito indispensable para expandir la economía mundial. El enfoque debe ser el que adoptó el presidente Franklin Delano Roosevelt. A través de la creación de la Tennessee Valley Authority (TVA, Administración del Valle del Tennessee), la Administración de Electrificación Rural y otras iniciativas legislativas y ejecutivas en los 1930, Roosevelt hizo que el gobierno federal asumiera la responsabilidad de proveerle a los ciudadanos de EU la electricidad necesaria para elevar su nivel de vida a el de una sociedad moderna industrial. La Public Utility Holding Company Act (PUHCA, ley de Sociedades de Control de Empresas de Servicio Público) de 1935, y otras medidas disponían por ley que las compañías de luz y fuerza tenían que proporcionarle electricidad confiable y a precios razonables a todos los estadounidenses. Le prohibió a las empresas de servicios públicos usar sus haberes como fichas de casinos de juego, para hacer apuestas especulativas de acciones bursátiles en esquemas tipo pirámide, comparables con el mercado de derivados actual. Dos décadas después, cuando el presidente Dwight Eisenhower promulgó la ley de Energía Atómica en 1954, definió el fomento y el empleo de la energía nuclear para uso civil como política de EU. Nada menos que esa voluntad nacional podría remover la regulación “ambientista” y los obstáculos financieros de Wall Street a la construcción de nuevas plantas nucleares. No basta mejorar el “clima para los negocios” para inducir a una industria de servicios públicos, ahora tan desregulada y concentrada en tan pocas manos, a construir plantas nucleares. No puede dársele cuartel a los “intereses locales” anticrecimiento. EU está en medio de una emergencia económica nacional. Comenzar con la expansión de complejos existentes De las 104 plantas nucleares que fueron canceladas hace 30 años, aproximadamente un tercio eran unidades adicionales destinadas para complejos donde ya había al menos una planta nucleoeléctrica funcionando. La construcción de estas 28 plantas canceladas debe comenzar de inmediato. En estos complejos en los que ya hay al menos una planta en funcionamiento, existe una fuerza laboral capacitada, y se han hecho las obras de preparación de terreno. Ya está instalada la infraestructura general de transporte, energía y demás. En algunos casos la infraestructura para la unidad adicional estaba instalada y había comenzado la construcción del reactor. En la unidad Watts Bar 2 de la Administración del Valle del Tennessee, por ejemplo, el 80% de la planta se había completado cuando se suspendió la construcción. Fue la cancelación de más de 100 centrales nucleares lo que plantó las semillas para la destrucción del sistema eléctrico nacional de clase mundial que tenía EU. Y los efectos no se aprecian en ningún otro sitio con más claridad que en la costa oeste de Estados Unidos.
Hace cuatro años California sufrió apagones escalonados, aumentos desmedidos en el precio de la electricidad y la quiebra de su principal empresa de servicio eléctrico. Aunque fueron los piratas energéticos encabezados por Enron los que armaron la crisis, fue el hecho de que el estado de la contracultura, California, casi no había construido ni una planta eléctrica ni líneas de trasmisión en décadas, lo que hizo posible manipular el mercado desregulado. No habría escasez de electricidad en California ni en los otros estados de la costa occidental de EU, si se hubieran construido las plantas que fueron canceladas. En los 1960 Pacific Gas & Electric, que está ahora en reorganización por bancarrota, proyectaba que sería completamente nuclear en los años 80. La desalación con energía nuclear era parte del plan energético e hidráulico de California. En cambio, los agricultores en la actualidad están peleándose por el abastecimiento limitado de agua con las ciudades, que usan la electricidad generada por represas en un oeste azotado por la sequía. En 1973 la compañía de servicio público Washington Public Power Supply System (WPPSS) comenzó la construcción de su primera planta de energía nuclear, la Unidad 2, en terrenos arrendados del gobierno federal en la reservación nuclear de Hanford, en el estado de Washington. Dos años después comenzó la construcción de la Unidad 1, y tres años más tarde comenzó la construcción de las unidades 3, 4 y 5. Después que el presidente de la Reserva Federal Paul Volcker actuó para arruinar la economía de Estados Unidos en octubre de 1979, cuando subió los tipos de interés a dos dígitos, la WPPSS calculó que le costaría 23,8 mil millones de dólares terminar de construir los cinco reactores porque el interés se había disparado a 16%. Wall Street determinó que el proyecto era irrealizable en términos financieros. En 1982 se suspendió la construcción de la Unidad 1, pese a que se había completado en más del 60%. El año siguiente, habiéndosele agotado los fondos, la WPPSS paró los trabajos de la Unidad 3, que estaba completa en un 75%. La WPPSS quebró, y hoy sólo la Unidad 2 está funcionando. Las plantas nucleares Trojan en Oregón y San Onofre en California, han cerrado porque las empresas de servicio público rehusaron invertir en las mejoras, el mantenimiento y las renovaciones necesarias para poner a estas plantas más viejas en regla con las normas vigentes. Durante los años 80 la TVA, que había emprendido el proyecto de construcción nuclear más grande del mundo, canceló ¡nada menos que 11 centrales nucleares! Pero, ahora que en el sudeste de EU escasea la electricidad, la TVA ha recapacitado y está gastando 1,7 mil millones de dólares para reacondicionar y reabrir la desmantelada planta de la Unidad 1 de Brown Ferry. ¿Qué tan rápidamente podrían entrar en funcionamiento en los complejos existentes estas 28 plantas previamente canceladas? Los peritos nucleares advierten que aunque alrededor de una docena de las plantas se habían completado en más del 50% cuando fueron canceladas, han sido despojadas de cualquier equipo que pudiera usarse. Más bien, dicen que en su lugar deben construirse los diseños actuales más avanzados de reactores. La General Electric construye plantas de energía atómica normalizadas modernas, seguras y eficientes en Japón en 48 meses, y no hay razón que no se pueda hacer lo mismo en EU. Esto requiere que el Congreso reafirme la cláusula del bienestar general de la Constitución de Estados Unidos. La antigua gobernadora del estado de Washington, Dixie Lee Ray, propuso a inicio de los 80 que si las empresas de servicios privadas no podían completar las plantas nucleares de la WPPSS, éstas deberían construirse en la reserva nuclear de Hanford, de propiedad federal, fuera de las garras de Wall Street y los ambientistas. Cuando hay voluntad política, todo es posible. —Traducción de Manuel Hidalgo.
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